Es un libro publicado por la casa editorial Perrin. Título: Le soufre et le moisi (El azufre y el moho). Subtítulo: La derecha literaria después de 1945. Sub-subtítulo: Chardonne, Morand et les Hussards (húsares). Su autor, François Dufay, es un periodista francés, es decir, una persona que tiene como oficio explicar lo que pasa en Francia. Pero se dedica a contar lo que fue la historia de los escritores franceses de derecha como si fuese la explicación de lo que pasa o no pasa en Francia.
El tema es fascinante. Estamos a principios del siglo XXI y ¿todavía nadie entiende lo que pasó? ¿Por qué no hay más literatura en Francia? Es una pregunta que un francés puede escuchar en cualquier viaje. La respuesta, o por lo menos algunas de las respuestas, cabe en un libro que hable de moho.
Resumen para las jóvenes generaciones: después de la Segunda Guerra Mundial, el poder intelectual (debates políticos, manejo de casas editoriales, grandes posiciones tanto en la universidad como en la investigacion científica) pertenecía a la izquierda. La figura de Jean-Paul Sartre, el papel de su revista Les temps modernes, eran los puntos de referencia. La derecha tuvo que callarse por completo. Los resultados de la hegemonía han sido una producción literaria de poco relieve y lo que se llama el «post-estructuralismo» en las ciencias humanas.
Ahora vivimos el momento de balance. El libro de Dufay pertenece a esa corriente. Intenta entender lo que pasó en el otro bando: ¿Cómo se podía sobrevivir en la derecha frente a una izquierda todopoderosa?
Su tesis confirma, apoyándose en una revisión cuidadosa de las reseñas de libros en la prensa y de las correspondencias de escritores, la creación de una red de supervivientes. En el centro, cuatro personas (los húsares): Roger Nimier, Antoine Blondin, Michel Déon, Jacques Laurent. Son cuatro autores que tienen un éxito comercial y opiniones de derecha. Odian a Sartre, a De Gaulle y a las mentiras de un pueblo que finge tener un pasado de resistencia a los nazis. Toman la decisión de sacar a la luz dos figuras mayores que se esconden, pues han sido demasiado cercanos a los alemanes durante la ocupación de Francia. Jacques Chardonen y Paul Morand asumen el papel de «padres» de una «escuela del atrevimiento». En francés se habla de «désinvolture», atrevimiento traduce muy mal. Quiere decir: irresponsabilidad política y libertad total del escritor. Se puede decir de otra manera: hablar de «literatura comprometida es un oxímoron» y la historia de la literatura en Francia lo confirma.
Una última cosa: no hay que desesperar con respecto a los libros en Francia. Hoy, la casa Gallimard publica una nueva traducción de Moby Dick de Herman Melville. Es un acontecimiento mayor, no por pertenecer a la famosa colección Bibliothéque de la pleïade sino por un cambio zoológico. La mítica bestia blanca ya no es una ballena. Recupera en el nuevo texto su identidad de cachalote. Hace ochenta anos que los franceses leían sin protestar la historia de una ballena que tiene dientes. Lo que en el trópico se llama «mamadera de gallo».
