Jean-François Fogel
Me gusta la primera frase del lead (término técnico de periodismo que se refiere al primer párrafo de la noticia) que utilizó el sitio web de El País para anunciar el resultado de las eleciones en Brasil. Dice: "El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha quedado a las puertas de ser reelegido hoy para un segundo mandato y deberá disputar una segunda vuelta el próximo 29 de octubre con el conservador Geraldo Alckmin". Brasil es así: siempre se queda a las puertas del destino que merece sin jamás conseguirlo.
El fallo de Lula (no ganó en la primera vuelta, pero casi) se parece a Brasil, este niño que tanto crece sin llegar a asumirse como adulto. El semanal The Economist no dice otra cosa al denunciar la “ingenuidad” del presidente brasileño en su política exterior. Aunque manda en la cuarta democracia del mundo Lula no consigue superar la voz del presidente venezolano Hugo Chávez Frías. Se parece a su país: la eterna promesa de América Latina.
Claro que cuando miramos al continente de manera fría, tal como lo hace Andrés Oppenheimer en su última columna, vemos que un lento pero real progreso social en varios países incluye a Brasil. Lula ha sacado de la pobreza absoluta a poco más de un millón de personas durante cada uno de los años de su mandato. Adicionalmente, en términos reales, el salario mínimo subió el 26% durante este mandato. Ese salario permitía comprar 1,3 «cestas básicas» (la comida para cuatro personas) en el momento de su llegada al poder; hoy, permite comprar 2,3 cestas.
Hablamos de un progreso de verdad, pero me parece que, al momento de hacer un balance, nos equivocamos al ubicar a Brasil en América Latina. Brasil es mucho más parte del BRIC, la promesa inventada en 2003 por la casa de inversión Goldman Sachs cuando un grupo de economistas demostró que Brasil, Rusia, India y China, apoyándose en el sistema capitalista, tenían los recursos y las poblaciones para dominar el mundo en 2050. Ya en 2041 los cuatro países tendrían que superar al pelotón de las «viejas» economías, las que mandan por ahora: EE.UU., Japón, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia.
Por el momento, el BRIC se mantiene como promesa realista para tres de los socios. Pero Brasil es ya el patito feo del cuarteto. Con 1,2% de crecimiento el año pasado, no cumple con la ilusión de Goldman Sachs. Y ahora pasa lo mismo con su presidente. Lo explica Josias de Souza en un excelente blog político (que se puede leer pues cualquier hispanohablante entiende el portuñol) del sitio de Folha de Sao Paulo: después de creer en la victoria, Lula ya ve posible su derrota. Puede ganar, debe ganar, los especialistas ya lo dicen ganador, pero…