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Eder. Óleo de Irene Gracia

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Cuñados

Son perfectos. En fin, casi. Hablan alto y sin descanso, les apasiona la discusión por la discusión, son muchas veces sectarios, violentos de palabras, en cualquier caso más en la forma que en el fondo. Las mujeres, que son cinco, hacen tanto ruido, si no más que los hombres, que son diez. Para ellos y para ellas ningún asunto queda alguna vez suficientemente debatido. Nunca desisten. La pronunciación granadina convierte con frecuencia en ininteligible lo que dicen. No importa. Aunque yo tenga mis dudas, afirman que se entienden unos a los otros perfectamente. Tienen un sentido del humor particular que muchas veces me sobrepasa y que con frecuencia hace que me pregunte a mí mismo donde estaba la gracia. Los novios y las novias, los esposos y las esposas, grupo en que estoy incluido, asisten estupefactos, y, como no pueden vencerlos, acaban juntándose al coro, excepto en algún raro caso que se prefiere el discreto silencio. En veinte años nunca he visto que de estas discusiones resulte una pelea, un conflicto que necesite consejo de familia y reconciliación. Por más que haya llovido y tronado antes, el cielo siempre acaba limpio de nubes. Perfectos no serán, pero buena gente, sí.       



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29 de diciembre de 2008

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Will Eisner y The Spirit

Tuve una infancia con pocos superhéroes. Por ahí estaban Superman y Batman, y a ratos aparecía la Mujer Maravilla. Ahora que los superhéroes están de moda y parecen haberse vuelto la única razón para ir al cine, la proliferación es tal que ya no es fácil saber cuál de ellos cuenta de verdad. The Hulk, The Punisher, el Hombre Araña, Hellboy, Iron Man, Daredevil...

Un crítico español, Jordi Costa, me dijo que el más importante de todos era The Spirit, pero sólo el dibujado por Will Eisner. The Spirit fue creado en 1940, pero Eisner lo dejó en 1942 para participar en la segunda guerra mundial; Eisner vuelve a hacerse cargo de la tira cómica a principios de 1946, hasta su fin en 1952. Ésos son los años gloriosos de The Spirit.

Eisner no quería un superhéroe, así que no consideró un disfraz para él; utilizó a Cary Grant como modelo para la forma en que se vestía The Spirit, con traje elegante y sombrero. A insistencias de su jefe, le dibujó un antifaz. The Spirit carece de la parafernalia de superpoderes de sus compañeros en la lucha contra el mal en Central City; al comienzo tenía un auto volador, pero cuando Batman introdujo su batimóvil, Eisner decidió dejar a su héroe sin auto. Y tiene a su Robin en Ebony White, un chiquillo que, debido a su habla ininteligible y la forma estereotipada con que sus labios y ojos eran dibujados, motivó que Eisner fuera atacado por caricaturizar a los negros. Con los años, Ebony White se va sofisticando; hay un capítulo incluso en que se despide de la serie y se va a "perfeccionar"su lenguaje.

La grandeza de Eisner no está en haber creado un personaje complejo, lleno de luces y sombras a la manera de Batman, sino en haber explotado al máximo el arte secuencial de la tira cómica para contar relatos sofisticados. En buena parte de las 645 historias publicadas de The Spirit, Eisner encuentra soluciones originales para el medio gráfico, y convierte a la serie, en palabras de Jordi Costa, "en un curso enciclopédico sobre las posibilidades del medio". Unos cuantos ejemplos bastan: en "The Killer", el relato está narrado desde la perspectiva de un asesino; en "Two Lives", la historia se bifurca en dos líneas paralelas que terminan entrecruzándose; en "Rat-Tat", Eisner nos cuenta la historia de una ametralladota de juguete; en "The End of the World", Eisner dibuja un meta-comic sobre el fin del mundo.

Otro meta-comic clásico es "Magnifying Glasses", en el que un juguete de The Spirit ayuda a capturar al criminal. Imaginemos la audacia de Eisner: ¿un muñeco de peluche de Batman capaz de dar fin con el Joker? Eisner se adelantó tanto a su tiempo que The Spirit se convirtió en un comic de culto, desempolvado en los años ochenta y listo para encontrar una nueva audiencia en esta década. El problema es que la película de Frank Miller se queda con el lado más convencional del héroe, y lo convierte en un Batman sin gracia, al estilo del de los años ochenta. Están las archivillanas sexy que también son parte de la leyenda (Sand Saref, Silken Floss), pero no el toque surreal de Eisner.

Eisner no sólo no quería un superhéroe, sino que, a medida que avanzaba la historia, en muchos relatos incluso prescindía de The Spirit; sus luchas contra el crimen eran secundarias en relación a la acción principal. "The Story of Gerhard Shnoble", mi relato favorito, es emblemático al respecto. Shnoble es despedido del banco en el que trabaja; desesperado, quiere demostrarle al mundo que puede ser famoso. Y recuerda que de niño sabía volar. Se sube a un edificio de Central City y se tira de la azotea en el momento preciso en que, en el background, The Spirit lucha contra los hombres que robaron el banco (hecho por el cual Schnoble fue despedido). Mientras The Spirit va ganando la pelea, Shnoble vuela en torno al edificio. De pronto, un disparo accidental de uno de los ladrones da fin con Shnoble. Shnoble se estrella contra el piso sin que nadie se haya enterado de su proeza.

(La Tercera, 29 de diciembre 2008)



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28 de diciembre de 2008
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Una plegaria por el cable

  Una fecha imprecisa de terminación y la interrogante de si traerá información para todos, rodean al cable submarino que enlazará a Cuba y Venezuela. A todos los que nos quejamos de la poca conectividad que encontramos en la Isla, ya existe un argumento para hacernos callar: “Hay que esperar a que esté listo el cable”. Con tanta expectación, voy a ir enumerando lo que debería traernos ese proyectado cordón umbilical: - Acceso a Internet para todos y no basado en privilegios, con la posibilidad para cualquier persona de contratar conexiones domésticas. - En las escuelas primarias, de enseñanza media y universitaria, banda ancha para los estudiantes y tiempos de acceso a la red menos limitados que los actuales. - La disminución de los costos en ciber-café y en los ordenadores con conexión de los hoteles, que hoy se llevan en una hora el tercio de un salario mensual. - La posibilidad de usar redes sociales como Faceboock, Twitter, Hi5 y otras más - Finalmente podríamos echar manos de servicios como Skype, videoconferencias, envío de grandes paquetes de información y hasta ver la televisión a través de Internet. Si el dichoso cable no va a traernos todo eso, por favor qué me expliquen cuáles son las razones para aguardar por él hasta el 2011. Espero que al menos una pequeña fibra de su contenido llegue hasta mis manos de blogger freelance, o es que los kilobytes que circularán en su interior tendrán como marca de agua: “sólo para confiables”.

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28 de diciembre de 2008
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Nueva fase del curso

Apreciados amigos:

Como habréis visto en la página de inicio, "El Boomeran" pasará desde el 1 de enero de 2009 a incorporarse en la sección de cultural del diario "El País". A partir de enero también el Curso de Escritura Creativa tendrá un nuevo formato. Como sabéis llevamos más de un año publicando clases y planteando distintas propuestas para su elaboración. También hemos corregido todos los textos que nos habéis enviado, publicando algunos de ellos y enviando el resto a vuestros correos personales.

Pues bien, a partir de enero entraremos en una nueva fase del curso que consistirá en una selección de tres o cuatro textos que comentaremos como veníamos haciendo hasta ahora. El resto será también colgado separadamente para vuestra valoración si lo consideráis oportuno, de manera que ya no enviaremos los comentarios a los correos personales. Dicho cambio se debe a que, por una parte y para nuestra satisfacción, este curso ha ido creciendo semana a semana con nuevos participantes hasta alcanzar un número que nos obliga a una reestructuración del planteamiento inicial; y por otro, porque creemos que después de un año son necesarios nuevos alicientes tanto para los participantes como para el equipo de este taller.

Antes de iniciar esta nueva etapa nos tomaremos unas breves vacaciones desde hoy hasta el viernes día 9 de enero para ir preparando el nuevo material. También queremos insistir en un punto que consideramos importante: Os pedimos que durante estos días publiquéis en el blog aquellos temas que no han sido tratados y os gustaría que abordáramos o aquellos que sí lo han sido pero os gustaría volver a tocar o ampliar. Tomaremos buena cuenta de todas las sugerencias para clases siguientes. De más está decir que este espacio queda abierto para seguir haciendo comentarios, sugerencias de lectura y todo lo que deseen, siempre relacionado con la literatura en general y nuestro curso en particular.

Un saludo cordial a todos y Felices Fiestas!!

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26 de diciembre de 2008
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Días peligrosos

La última semana no admite bromas. Adelantar los resúmenes y la selección de las noticias más destacadas es un ejercicio lleno de riesgos. La experiencia demuestra que los hados pueden apurar hasta el último día para soltar su hachazo. Las víctimas colaterales e incruentas son los comentaristas que han zanjado el signo del año prematuramente, antes de que termine la partida y luego han quedado en evidencia. Les sucede, nos sucede, como a estos aficionados que salen del estadio cinco minutos antes de que termine el encuentro para eludir los atascos y cuando encienden la radio al llegar al coche se dan cuenta de que el resultado ha dado un vuelco vertiginoso.

Así ha sucedido en tres de los cuatro últimos años. El 27 de diciembre de 2007, un coche bomba segó la vida de Benazir Bhutto en Rawalpindi, a los 70 días de su regreso del exilio y a dos semanas de unas elecciones generales que luego fueron aplazadas. El 30 de diciembre de 2006, el mundo entero pudo ver las imágenes de Sadam Husein colgado de la soga en una mazmorra de Bagdad. El 26 de diciembre de 2004, un movimiento sísmico marino, el mayor de los últimos cien años, asolaba las costas de Indonesia y de todo el sureste asiático. Cada una de estas noticias tiene una consistencia y una profundidad que las convierte en balizas de la época. Marcan un antes y un después. Definen el signo de los tiempos e iluminan el transcurrir del año con una luz distinta. Es bien claro en el caso del asesinato de Bhutto, un momento de cambio dramático para Pakistán, el país donde anida y cría la serpiente de Al Qaeda. Lo fue también el tsunami, por su extensión, el número de víctimas y el despliegue de ayuda humanitaria. Lo mismo cabe decir del dictador iraquí, ahorcado por policías chiíes, que le insultaron y vejaron antes de terminar con su vida, para que quedara claro qué tipo de justicia se estaba instalando en el nuevo Irak y cuán difícil iba a ser la convivencia entre las distintas comunidades étnicas y religiosas.

Ese 2008 que ahora termina ha dado ya una buena ración de noticias trepidantes. Hay incluso una dura competencia entre ellas para ver cuál se sitúa en cabeza como el acontecimiento del año e incluso de la época. La guerra entre Rusia y Georgia, en agosto, fue recibida por muchos comentaristas como un auténtico parteaguas, un momento crucial en que el oso ruso militarista y autoritario rompía de un zarpazo el equilibrio de la época y se declaraba presto a existir como gran potencia en el continente europeo. El conflicto estalló al día siguiente de la apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín, la puesta de largo deportiva y organizativa de la República Popular China como superpotencia emergente, que superó a EE UU en medallas de oro, saciando con ello el orgullo nacional y las ansias de reconocimiento. Ambos acontecimientos competirán en las cronologías del futuro, sobre todo porque expresan una misma corriente de fondo: son las orejitas del nuevo mundo multipolar o post-americano que asoman justo a mitad de la carrera de relevos presidencial en EE UU.

Si hay años en que todo sucede en sus últimos días, en este 2008 ha sido la segunda mitad la de mayor concentración noticiosa. De ahí que se antoje difícil otra más, de mayor alcance, que se interponga entre nosotros y el año nuevo. Pero no se puede descartar: hemos aprendido que todas las transiciones son peligrosas y que lo son especialmente las presidenciales, momento en que bullen las conspiraciones para cambiar los mapas y el paso al presidente entrante. Quedan 26 días para la de Obama y seis de transición calendaria. Entre Navidad y Fin de Año las guardias están bajas, las agendas vacías y el ala de cualquier mariposa puede levantar un huracán en el otro punto del planeta.

Será difícil superar la quiebra de Wall Street, con la fecha del 15 de septiembre como emblema, cuando desapareció Lehman Brothers, hasta entonces demasiado grande para caerse; o este 11 de diciembre con la pequeña y dolorosa réplica de la pirámide de Madoff. O el impacto del 4 de noviembre, día de una elección presidencial única en la historia de EE UU, que compite con las de Lincoln y Roosevelt. O ese 29 de noviembre de la infamia terrorista en Bombay. Podrían ocurrir, en cambio, pequeños y cada vez más insignificantes acontecimientos como fue que Irlanda rechazara el Tratado de Lisboa: la presidencia checa de la UE es uno de ellos. Y sobre todo, lo que no encontrará parangón en siete días y ni siquiera en siete años será la imagen del año: ni parteaguas, ni acontecimiento definitorio, pero sí emblema que concentra la tragedia y el potencial conflictivo de todos los otros acontecimientos. Son esos zapatos árabes lanzados contra Bush, símbolo de un rechazo y de una derrota sin remedio, resumen de 2008 y de toda la presidencia.

Pero hay que ir con cuidado con la última semana. No admite bromas. Y menos las admitirá ese año 2009 que asoma su negra cabeza.

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26 de diciembre de 2008
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Geografía del tiempo

A.G.Porta

Acantilado 

La presente es la quinta novela de A.G. Porta, un escritor que pareció crecer a raíz de la muerte de su compinche (y hoy fenómeno literario mundial) Roberto Bolaño. /upload/fotos/blogs_entradas/geografa_del_tiempo_med.jpgPero ésa fue una circunstancia no deseada y encima inútil porque de todas formas ya estaba él demostrando su valía sin necesidad de ayudas macabras.

En las ocho o diez primeras líneas de Geografía del tiempo están concentrados casi todos los elementos que van a dar sustento y sentido a la narración: hastiado y solo en su sillón del Hong Kong Café, el cazador de extraterrestres ya se ha rendido a su suerte y se siente cansado de malgastar la vida allí sentado. Piensa que el tiempo se ha rato y sueña que pertenece a otro mundo.

Quien se sienta intrigado por la propuesta de A.G. Porta y decida adentrarse en ella (leer la novela) convendrá conmigo al terminarla que todos los elementos esenciales estaban concentrados en esas pocas líneas iniciales, y que todo el resto es aleatorio. O al menos no estructural, pues ni siquiera está claro que ocurra "de verdad" y que no sean simples delirios de una mente solitaria y al final de su recorrido vital.

Eso que he llamado resto aleatorio, encima de aleatorio ni siquiera es vertiginoso. Al parecer, el cazador de extraterrestres es el único superviviente de una catástrofe que probablemente haya afectado al universo entero (o no). En cualquier caso la hecatombe le ha sorprendido en una Ciudad del Espacio situada en algún planeta impreciso. No parece estar en la Tierra y en cambio muestra semejanzas con Hong Kong, San Francisco, Nueva York y todo el resto de ciudades tipo Blade Runner.

Más por mantener su mente centrada que por tener esperanzas de ir a averiguar algo, el cazador de extraterrestres está inventariando cadáveres, prestando especial atención a las fichas de unos extraterrestres encontradas en el maletín de otro cazador llamado Desaix y que trabajaba (quizás) para un tal McGregor.

También ocupa muchos ratos su mente con la locutora de un programa de televisión pregrabado y que por alguna razón se emite una y otra vez, siempre el mismo, con las mismas palabras y gestos y los mismos contenidos día tras día. A fuerza de verla, el cazador de extraterrestres cree haberse enamorado de esa Rosita Chen, que así se llama la locutora, aunque poco a poco los rasgos de ésta se le van mezclando con los de una concertista de piano, una niña cuando la sedujo, y con la que ha mantenido una tormentosa relación que incluye un doloroso abandono. Por parte de ella.

Y asimismo juega un papel esencial una cámara fotográfica marca Kirlian que tiene la curiosa cualidad de captar ese halo intenso que emiten los extraterrestres, y gracias  al cual pueden ser identificados.

Todo va así. Hasta el final. El tema del hombre que se ha quedado solo en el mundo tras una catástrofe ha sido reiteradamente tratado. La diferencia estriba en que tanto la ciencia ficción como el cine de Hollywood  sienten un clara tendencia al horror vacui y el protagonista de tan enfadosa situación no tardará en verse atacado por malévolos extraterrestres u otras feroces criaturas de costumbres obscenas. En bastantes casos los guionistas se apiadan de él (y de sí mismos) y al cabo de un rato le proporcionan compañía, las más de las veces joven y sumamente atractiva. Con tal de no pensar más, lo que sea.

Pero no aquí. Desde el primer momento queda claro que la propuesta va tan en serio como la vida misma, y que de ninguna manera van a venir unos curiosos monstruos a entretenernos por la vía del terror.

Ya se dice bien claro al principio: está sólo, está cansado y piensa que el tiempo se ha roto. Y hasta sospecha que pertenece a otro mundo. Se trata, pues, de una conciencia entregada a sí misma. Por usar aquél espléndido símil de Beckett, el espacio en el que flota esa conciencia entregada a sí misma (y aquí entra Beckett) es lo bastante grande como para moverse por él, pero no tanto como para no saber que tiene límites. Pura metafísica del tiempo y el espacio, donde cartografiar el tiempo es una forma de ir tomándole las medidas al otro mundo al que (quizá) está empezando a pertenecer.

Tanto los críticos como el propio autor se entretienen en dar pistas falsas acerca de esos personajes que ya han aparecido en otras novelas anteriores (ese McGregor, por ejemplo) y que pueden, o no, desempeñar  funciones de importancia. Pero no hay tal. En cambio recomiendo encarecidamente al lector curioso que preste atención a la información ofrecida en la contraportada porque - a diferencia de lo que habitualmente ocurre con las contraportadas - no está dedicada a vender el producto sino que forma parte del texto, aparte de ofrecer un dato de importancia vital para la comprensión de esta novela que es espléndida y está escrita con una prosa nítida y precisa. Su único inconveniente, me atrevería a decir, es que está dirigida a lectores adultos, dotados de iniciativa y con una cierta capacidad de aportar a la lectura. Los lectores pasivos, ni hojearla.

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26 de diciembre de 2008
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Galería de espectros: Werther

Rafael Argullol: Hoy en mi galería de espectros he visto el espectro con chaleco amarillo de Werther.
Delfín Agudelo: Te refieres sin duda al gran Werther de Goethe.
R.A.: Sí, me refiero al personaje que popularizó a Goethe en toda Europa, un personaje que cuando leí por primera vez me resultó conmovedor; después tuve una sensación de rechazo frente a él muy considerable; y ahora lo contemplo a través de una suerte de claroscuro que también me sucede con Hamlet- no sé por qué en mi caso tengo muy asociados a Werther y Hamlet quizás como protagonistas de vertientes distintas de ese perfil del adolescente perpetuo frente al cual tengo considerable rechazo. Sin embargo en el caso de Werther, hay algo más perfilado. Es decir, por un lado me parece muy impactante la aventura construida por parte de Goethe: logró realmente crear un prototipo que llevó a causar furor en su época, incluso llegó a determinar modas de su época. Estas modas se dieron en el sentido superficial e incluso en el sentido más patético: tantos jóvenes comenzaron a vestirse con el chaleco y las botas de Werther; en el sentido patético ningún otro personaje ha inspirado tantos suicidios como inspiró Werther en toda Europa. Por tanto como personaje literario es contradictorio y poderoso. Lo que tengo quizá de más aprensión respecto al personaje Werther, su herencia, su recepción, es que de alguna manera Werther abre las puertas a un sentimentalismo y a un emocionalismo que teñirán la literatura europea del siglo XIX, y eso a mí a veces me parece muy negativo. De la misma manera que tanto Werther como Madame Bovary son personajes fabulosos, el wertherianismo y el bovarismo me parecen por lo general execrables.

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26 de diciembre de 2008
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La bondad de la vida

Un ser humano bello, valiente, verídico en su decir, generoso, fraterno, espontáneamente deseado,  que recurriría a nuestra solidaridad en la dificultad o la tragedia, pero que repudiaría nuestra pasiva y estéril  compasión. La imagen de tal ser   daría inmediata respuesta a cualquier interrogación sobre el lazo entre la excelencia moral y la plenitud, y en su presencia exclamaríamos: ¡oh la bondad de la vida! Pues bien:

Sea o no susceptible de ser encontrada, tal imagen de la bondad de la vida es inevitablemente repudiada  por todos aquellos que han renunciado a ella y viven literalmente de gestionar su ausencia. Pues cuando, como en nuestro mundo, llorar el muñón del otro es el camino adamantino de la salvación PROPIA, cuando se ha erigido la práctica de la compasión en suprema (¡y única!) virtud, obviamente es imprescindible tener oportunidad de practicarla. Y desde luego poca oportunidad hay para ello si ante la imagen que por fortuna se expone ante nosotros, sentimos que..."no hubo príncipe en Sevilla/ que comparársele pueda, / ni espada como su espada/ ni corazón tan de veras"; percibimos "como un río de leones /su maravillosa fuerza/ y como un torso de mármol/ su dibujada prudencia"; sentimos en fin que "aire de Roma andaluza/ le doraba la cabeza/dónde su risa era un nardo/ de sal y de inteligencia".

No puedo, al transcribir estas líneas, dejar de evocar el texto de Nietzsche que citaba hace unos días:

"Mas de vez en cuando, protectoras divinas... otorgarme una mirada que yo pueda a la vez proyectar sobre alguien absolutamente pleno, realizado, feliz, triunfante: alguien de quien pudiera tener algo que temer. Una mirada sobre un hombre que justifique al hombre, una mirada sobre un viento de felicidad, que otorgue al hombre su complemento y su salud y gracias al cual cabría conservar la fe en el hombre..."

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26 de diciembre de 2008
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II. La tiranía personal del escritor

Las novelas que se resuelven por medio de una votación democrática, como es el caso de la wovel, o "redonovela", me recuerdan a las de Charles Dickens, que se publicaban por entregas en los periódicos y en las revistas, como solía hacerse en el siglo XIX, en cuerpos especiales, de donde viene el término folletín, o folletón.

/upload/fotos/blogs_entradas/charles_dickens_1_med.jpgCuando El almacén de antigüedades se publicó semanalmente entre 1840 y 1841, en Master Humphrey´s Clock, una revista propiedad del mismo Dickens,  todo el mundo quería saber qué iba a ocurrir con la dulce y desdichada Little Nell Trent, víctima de las maldades del enano Daniel Quilp. Dickens habría de recibir entonces centenares de cartas de los lectores para que salvara a la niña, a punto de sucumbir ante la muerte. Lo meditó. Y en sus paseos solitarios junto al Támesis, decidió que debía morir. Sabía que los finales felices, son los más fáciles en la literatura, aunque contenten más al lector.

Por tanto, Dickens, despreciando la voluntad de la mayoría, ejerció su tiranía de escritor, y no por esto perdió lectores. Multitudes se agolpaban en los muelles de Nueva York para esperar el buque que llegaba de Inglaterra con los paquetes de periódicos donde venían los cuadernos con los capítulos de sus novelas, y la gente arrebataba los ejemplares, para leerlos en el mismo muelle.

A ver qué dicen ustedes: ¿Democracia, o tiranía?

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26 de diciembre de 2008
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Un Kafka en la pampa

Tuve la suerte de que Viviana Paletta me obsequiase en Madrid la edición española de El sueño del señor juez, de Carlos Gamerro. Me alegra que Gamerro sea difundido más allá de las fronteras argentinas: es de nuestros escritores más inventivos y ambiciosos -lo cual equivale a decir: de los más próximos a la perfección. Más allá de su obra ensayística, de la que hablé en una oportunidad en este mismo lugar, Gamerro es autor de la monumental Las islas, de El secreto y las voces y de La aventura de los bustos de Eva, además de la colección de cuentos El libro de los afectos raros. /upload/fotos/blogs_entradas/el_sueo_del_seor_juez_med.jpgLa ‘nouvelle' El sueño del señor juez es su segundo libro de ficción, y ya desde su título anuncia el parentezco con el Kafka de las paradojas y del humor surrealista -sólo que, en este caso, se trata de un Kafka perdido en la inmensidad de las pampas.

No creo que la trama agote en sí misma las resonancias del relato; baste decir que el juez de Malihuel, Urbano Pedernera, despierta un día después de haberse topado con un vecino dentro de su propio sueño, y procede a emplazarlo durante la vigilia como si el vecino fuese responsable de sus actos en paisaje onírico ajeno. A partir de allí -la narración está dividida en tres partes que podrían ser autosuficientes-, Gamerro se ata a la punta del ovillo y echa a correr, dispuesto a no parar hasta haber agotado todas las implicancias de su delirante premisa. La segunda parte se concentra en el fracaso del sueño que el vecino acusado, Rosendo Villalba, había alentado toda su vida: el de la libertad verdadera en territorio indio. Lo que encuentra al cruzar las líneas es una pesadilla a mitad de camino entre Max Ernst y los alucinados relatos de los primeros colonizadores de América -en especial los sacerdotes católicos que narraban desde el prisma del infierno reservado a los infieles.

La tercera parte es aquella en que el juez descubre que su propio sueño lo juzga, encontrándolo en falta en todos los frentes. Leopoldo Brizuela escribió que Gamerro había encontrado aquí ‘un modo de volver a hablar de política en la ficción sin volverse panfletario', inspirado -imagino- por la imagen ecuestre del juez con que la Historia lo honra en Malihuel, y la ceremonia anual de arrojarle basura y huevos e invertir la postura del jinete sobre el dudoso caballo que lo alza. Pero si se me permite la vuelta de tuerca, yo prefiero leer el relato en clave teológica. (A Borges le gustaba buscar rastros de judaísmo en la literatura de Kafka.) ¿O acaso no es posible interpretar la Biblia como el relato de la reacción intempestiva de Yahweh, cuando descubre que los hombres interfieren con su sueño -y lo llaman a responder a la misma clase de justicia que les dispensa? 

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26 de diciembre de 2008
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El Boomeran(g)
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