Vicente Verdú
No es lo mismo la basura que el ornamento, no es igual el excremento que lo superfluo, pero todos ellos comparten un aire de familia bajo el paradigma de la excrecencia. La excrecencia o la clase de desarrollo demasiado opíparo que habiendo perdido su carácter distributivo crece aumentando las desigualdades sociales, creando pobres en sus bases y feroces multimillonarios en su cima. De esa cúspide excedentaria, cargada de calientes churretes excrementicios se deduce la figura de un mundo grotesco emparentado con el infierno y sus fuegos, sus luces desbordadas o sus dolorosas volutas destinadas por exceso a tragar con avidez cuanto encuentran y a distorsionar con odio cuanto aman.