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Into the Wild

Por 18 de diciembre de 2008 Sin comentarios

Rafael Argullol

Rafael Argullol: La pornografía no deja de formar parte de nuestro sistema visual de la posesión de todo, o una devolución inmediata de todo, y eso en la medida en que se puede nos exige en algunos casos una auténtica reeducación, como el ojo que busca de nuevo volver a sentir el placer de ver un gol en directo y no el gol a través de la repetición varias veces; y que si no le repiten el gol es incapaz ya de captarlo.
Delfín Agudelo: Es un poco a lo que Breton se refería como "el estado salvaje del ojo", que es regresar a la nula dependencia de cualquier medio que te permita tener determinada percepción. Para eso, volviendo sobre el ejemplo que ponías del viaje, hay una película que es fabulosa que es la última de Sean Penn, titulado Into the Wild; es la historia de un joven que se gradúa del instituto, está todo montado par un futuro brillante, y él decide irse sin decir absolutamente nada porque su gran sueño es vivir en Alaska. Se va solo y es un desprendimiento absoluto de todo; a veces envía un par de postales a su hermana, termina trabajando en campos de trigo en Ohio, atraviesa Méjico en un kayak, termina viviendo en Alaska y allí alcanza a vivir unos dos meses, hasta que le pasa lo que le pasa. La impresión que tuve de la película era no violento, pero es una postura tan radical que precisamente ahí radica toda la valentía de. Es algo que todo el mundo dice -qué delicia ser capaz de-, pero es de pocos.
R.A.: Esto también me recuerda una película que lamentablemente se pasa muy poco de Antonioni, llamada Professione: reporter, en la cual se produce ese cambio de identidad al que antes nos referíamos. Un hombre cambia de identidad por completo, deja su identidad atrás a través del cambio de la documentación, que tiene que estar en un cadáver, en un hombre muerto; cambia y deja el mundo atrás, y rompe con eso. De nuevo aquí nos pasa lo mismo con Orwell. Si Antonioni en el momento de hacer la película hubiera estado en condiciones de ver las sofisticaciones tecnológicas, ese hombre no hubiera podido cambiar sólo cambiando de identidad; tenía que desasirse por completo de todo el talismán tecnológico al cual estaba asido, que era su gran referencia. En un mundo como el nuestro, cambiarse de identidad, llamarse tú como yo y yo como tú, en realidad no cambia nada; en realidad lo que cambia es desasirse del sistema de conexiones en el que uno o está amparado o está atrapado, o está alternativamente amparado y atrapado.
D.A.: Cuando la gente pierde el teléfono móvil, lo que le pesa es perder los números.
R.A.: Sí, fíjate que el soporte del teléfono móvil es muy barato. El continente es muy barato. Porque los grandes multinacionales saben que lo que importa realmente es aquél mundo que está concentrado allá dentro, y el que pierde su teléfono móvil correrá a intentar desasirse de ese mundo. El continente puede ser barato porque como estamos tan convencidos del valor enorme que tiene le contenido, ya les da lo mismo que el continente sea barato.

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Rafael Argullol

Rafael Argullol Murgadas (Barcelona, 1949), narrador, poeta y ensayista, es catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra. Es autor de treinta libros en distintos ámbitos literarios. Entre ellos: poesía (Disturbios del conocimiento, Duelo en el Valle de la Muerte, El afilador de cuchillos), novela (Lampedusa, El asalto del cielo, Desciende, río invisible, La razón del mal, Transeuropa, Davalú o el dolor) y ensayo (La atracción del abismo, El Héroe y el Único, El fin del mundo como obra de arte, Aventura: Una filosofía nómada, Manifiesto contra la servidumbre). Como escritura transversal más allá de los géneros literarios ha publicado: Cazador de instantes, El puente del fuego, Enciclopedia del crepúsculo, Breviario de la aurora, Visión desde el fondo del mar. Recientemente, ha publicado Moisès Broggi, cirurgià, l'any 104 de la seva vida (2013) y Maldita perfección. Escritos sobre el sacrificio y la celebración de la belleza (2013). Ha estudiado Filosofía, Economía y Ciencias de la Información en la Universidad de Barcelona. Estudió también en la Universidad de Roma, en el Warburg Institute de Londres y en la Universidad Libre de Berlín, doctorándose en Filosofía (1979) en su ciudad natal. Fue profesor visitante en la Universidad de Berkeley. Ha impartido docencia en universidades europeas y americanas y ha dado conferencias en ciudades de Europa, América y Asia. Colaborador habitual de diarios y revistas, ha vinculado con frecuencia su faceta de viajero y su estética literaria. Ha intervenido en diversos proyectos teatrales y cinematográficos. Ha ganado el Premio Nadal con su novela La razón del mal (1993), el Premio Ensayo de Fondo de Cultura Económica con Una educación sensorial (2002), y los premios Cálamo (2010), Ciudad de Barcelona (2010) con Visión desde el fondo del mar y el Observatorio Achtall de Ensayo en 2015. Acantilado ha emprendido la publicación de toda su obra.

 

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