Vicente Verdú
Salen ahora las revistas ilustradas con especiales para la Navidad y con ellas se incluyen las estampas de adornos, terciopelos, bolsos de Prada, strass, lentejuelas, brillos de oro y sedas como si nada hubiera sobrevenido desde un año anterior. Estas Navidades son, sin embargo, lo contrario a la tendencia del barroco que caracterizó hasta hace poco la moda y se muestran como una apenada inercia de los rituales, memoria de los tiempos en que la efusión de gastar forraba la fiesta con el pecado del despilfarro y todas las parroquias tenían de antemano el discurso listo para hacer a sentir a los fieles su horrenda culpabilidad. ¿Ahora? El ahorro toma la inclinación al gasto y los párrocos son los primeros que sufren la falta de pecado, la disminución de donaciones, la flaqueza de su sentido en medio de la escasez de disolutos, secados por la penuria de la liquidez.