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Ángeles y demonios

Gustave Courbet, Retrato de Baudelaire. 1847Rafael Argullol: La literatura moderna ha llegado a hacer explícito ese proceso de representación múltiple.

Delfín Agudelo: La creación literaria es la representación de los yoes del autor —“Madame Bovary c’est moi”. Pero también es representación que a su vez será un posible reflejo del lector—caso pertinaz es Baudelaire llamando a se refiere a Poe como “un espíritu hermano del suyo”.

R. A.: Por eso intrínsecamente la literatura no puede ser moralista porque el moralismo, incluso aquél de altísimo nivel, como puede ser el de Platón, exige que tú decidas entre tus papeles. Exige que haya un protagonista que anule a los demás, como lo es casi siempre el bien, la verdad, la bondad, lo que quieras. La literatura nunca puede ser moralista porque tienes que dejar que afloren todos los personajes. Tiene que aflorar Dr. Jekyll y Mr. Hyde: los contrarios. Siempre ha fracasado este tipo de literatura, no solo la literatura ideológica en el siglo XX—como por ejemplo el realismo social—,porque lo que llamamos literatura no puede cobrar una restricción moral o moralística de los personajes que encierran la condición humana. Tiene que explorarlos. Incluso uno puede explicitar la simpatía que tienen el uno por otro, pero tiene que ponerlos a todos en el escenario. Cuando las estéticas dirigistas, políticas o no políticas, han intentando decir “Sólo eso”, han condenado al arte y a la literatura a la autodestrucción. Por eso al escritor no se le tiene que pedir un compromiso moral en cuanto a escritor, pero sí en cuanto a ciudadano. Pero en cuanto a escritor hay que dejarle plena libertado para que saque a todos los ángeles y a todos los demonios: no se le puede pedir sólo lo angelical. Al moralista sí, al igual que al santo o al filósofo, al sabio; pero al artista no: se le tiene que aceptar que puede con todos los círculos, los angelicales y los demoniacos.

 

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11 de enero de 2008
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III. Los colmillos del vampiro

Cerca del diario La Prensa en la carretera Norte se hallaba la compañía Plasmaféresis de Nicaragua S.A, parte del imperio económico y comercial del dictador Anastasio Somoza. La singular empresa compraba la sangre a la gente más miserable, que hacía cola cada mañana frente a sus puertas, procesaba la sangre y la exportaba a Estados Unidos y otros mercados en forma de plasma. La familia Somoza tenía negocios de mataderos de reses, curtiembres, destaces de cerdos, fábricas de embutidos, de zapatos, de tejidos, de cemento, de materiales de construcción, fincas de café y ganado, pesquerías. Uno podía ir de la a la Z, por orden alfabético, y siempre encontraría una empresa de los Somoza. (La X quedaba reservada para los negocios ocultos).

Pero ninguno negocio era odiado tanto como Plasmaféresis, por su carácter vampiresco. Además, se corría ya el rumor de que el socio de Somoza en aquella empresa, el cubano Pedro Ramos, se hallaba comprometido en la conspiración.

De modo que aquella noche en que Pedro Joaquín Chamorro era velado, la multitud rodeó las instalaciones de la empresa, y le prendió fuego, con lo que empezó un motín a lo largo de toda la carretera Norte, y decenas de otras empresas, no pocas de ellas ajenas a la familia Somoza, fueron saqueadas y destruidas. Allí empezaba la insurrección que ya no pararía hasta el 19 de julio de 1979.

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11 de enero de 2008
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El reciclaje del ayuntamiento (2)

Los libros, tras manosearlos y subrayarlos las distintas generaciones, se vendían. Eso sí, se procuraba subrayarlos en lápiz y no doblar las hojas para venderlos a mejor precio. Las botellas de cerveza, vino y gaseosa (llamados cascos de cristal) jamás se tiraban, se cambiaban por los nuevos o en último caso se vendían porque el continente tenía su propio precio separado del contenido. Desde luego era un latazo acarrear todos aquellos cascos hasta la tienda, pero nunca acumulabas botellas.

Los periódicos leídos tampoco se tiraban, se cambiaban por dinero en el quiosco, así que hice mis musculillos acarreando buenos montones, y el dinero que me sacaba lo gastaba en cambiar tebeos. Con unos cuantos nuevos que se comprasen podía uno meterse en una rueda de cambio bastante respetable. Los consumidores compulsivos de tebeos vivíamos inmersos en un furor de idas y venidas al quiosco, donde coincidíamos con los consumidores de novelas del Oeste, novelas rosa y de ciencia ficción. Por cierto, ¡gracias Ibáñez!, por alegrarme la niñez en unos tiempos de los que lo único que añoro es que un tebeo ya no ha vuelto a ser lo mismo. Pero hay que reconocer que se tenía un sentido del ahorro que procedía de la escasez de la posguerra. A los pocos que derrochaban se les llamaba derrochones. A la mayoría le dolía ver la luz del pasillo encendida si no se estaba pasando por él en ese momento. Frente a derrochar existía la palabra escatimar, que significa todo lo contrario, no soportar que el grifo estuviese abierto sin ton ni son.

/upload/fotos/blogs_entradas/contenedor_papel_med.jpgY, de pronto, todo cambió: se inventaron los envases de cristal no retornables, nos inundaron de pañales desechables, servilletas de papel, vasos de plástico y la ropa se abarató tanto que ya no merecía la pena que tu madre te hiciera un jersey, y desaparecieron las tiendas que cogían los puntos a las medias porque en un abrir y cerrar de ojos habíamos aterrizado en el planeta de usar y tirar a lo loco. La basura comenzó a ser un problema y también un negocio. Había que organizarse, no para consumir, que ahí se tiene barra libre, sino para tirar. Había que concienzar a la población, apelar a su sentimiento ecológico y cívico para tirar la basura con orden y así facilitar el reciclaje de papel, productos orgánicos, plásticos, vidrio y etc. Lo que me pregunto (de verdad que no lo sé) es si el reciclaje genera negocio y cuando voy cargada como una burra con todos los periódicos a un contenedor que queda algo lejos de mi casa, sin recibir nada a cambio salvo la tranquilidad de mi conciencia ciudadana, a qué estoy contribuyendo además de a mantener limpio el planeta.

En esto pienso mientras contemplo unas fotografías que han aparecido pegadas en el corcho de la mancomunidad de mi portal. Son fotos de las bolsas de basura del vecindario hechas por el Ayuntamiento de Madrid, señalándonos los graves errores cometidos en la distribución de los desperdicios y de paso sacándonos los colores, porque no hay nada más íntimo que la basura de uno. Los vecinos que contemplamos este espléndido reportaje pedimos internamente que no se vea ningún sobre con nuestro nombre en la bolsa más chapuza.

Publicado en El País el 23-12-2007

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11 de enero de 2008
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Un perdón a medio camino

El pedido de perdón que Ratzinger formuló por tantos casos de abuso de menores en el seno de la Iglesia obtuvo eco en los medios de todo el mundo. Se lo consideró un gesto positivo, por lo menos en nuestros países hispanoparlantes, donde los hechos de la Iglesia jerárquica sólo suelen producir titulares por su empecinamiento en seguir determinando las vidas de todos los ciudadanos, creyentes o no. Basta con ver los diarios españoles de las últimas semanas, o los argentinos de los últimos dos años.

Todo pedido de perdón sincero es un gesto valioso. Aquí en la Argentina todavía estamos esperando que los militares de los 70 pidan perdón por sus crímenes, en lugar de seguir pretendiendo que fueron héroes secuestrando gente o envenenando a otra para cubrirse las espaldas al más puro estilo de la mafia. Y tampoco estaría de más un pedido de perdón de la Iglesia argentina. Muchos de los jerarcas de aquellos años fueron cómplices de los crímenes, por acción y también por omisión. Así que lo del pedido de perdón de Ratzinger vale, pero valdría más si estuviese acompañado por dos acciones que, de producirse, demostrarían que el mea culpa es honesto. En primer lugar, acompañar el pedido de perdón con una política que sea implacable en caso de denuncia de abusos. Durante las décadas más recientes, la política general de la jerarquía eclesial fue la de esconder el crimen y, en el peor de los casos, trasladar al acusado a otra diócesis -donde por supuesto, abundaban las nuevas víctimas potenciales.

La segunda decisión vital sería la de revisar la obligación del celibato en el clero. Es evidente que un estilo de vida tan antinatural como compulsivo tiene mucho que ver con las prácticas sexuales non sanctas a las que Ratzinger pretende hacer frente. Dirán los católicos ortodoxos: el celibato no puede revisarse, en tanto forma parte del dogma. A lo que respondemos: formalmente sí, aunque se trate de uno de los aspectos más endebles, por indefendibles, del dogma. En todo caso se trata del dogma que la Iglesia se dictó a sí misma -por lo cual es humano, y por ende falible, como tantas otros modos y creencias de la Iglesia que debieron ser revisados con el transcurso de los siglos-, y no de un dogma establecido como tal por Cristo mismo. En los Evangelios, Jesús presenta la opción de dejarlo todo para seguirlo, pero nunca dice que los únicos que pueden ser considerados sus representantes serán aquellos que así lo hagan.

La única forma de demostrar la sinceridad de un pedido de perdón es la adopción de medidas para que lo que ocurrió no vuelva a repetirse.

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11 de enero de 2008
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Los mejores think tanks

El Instituto de Investigación en Política Exterior (FPRI) de Filadelfia acaba de publicar un extenso estudio sobre los 5.080 think tanks y programas de la sociedad civil que ha contado en el mundo en el mundo, y elegido (tras la valoración de expertos) a los 10 mejores (excluidos los de EE UU, pues en muchos casos sería como comparar el Pentágiono con cualquier Ministerio de Defensa normal). El informe no es sólo interesante por la lista, sino porque refleja la evolución de estos centros  de "investigación en política pública, análisis e instituciones de compromiso que generan investigación orientada a las decisiones", según una de sus definiciones. Su mayor crecimiento se dio entre 1991 y 2000, respondiendo al interés por el cambio del mundo que supuso el fin de la guerra fría. En los últimos siete años, su crecimiento se ha frenado, por debajo incluso del de la década de los 70. Pero a la vez, tienden a globalizarse y a tener una creciente definición transnacional. Uno de los triunfadores, el International Crisis Group, prefiere considerarse como "organización global de prevención y resolución de conflictos", más action tank que think tank.

La razón del crecimiento de los 90 está, según el estudio, en la revolución de la información que ha incrementado el volumen de ideas, el fin del monopolio de los gobiernos sobre la información, y la creciente complejidad y naturaleza técnica de los problemas políticos que dificultan la toma de decisiones. En cuando a su declive, hay que encontrarlo sobre todo en un cambio de prioridades en la financiación que ahora se dirige más a proyectos concretos y a corto plazo que a crear instituciones.

Un 37,8% de estos centros están en Norteamerica (1.176 en EE UU); un 23,8% en Europa Occidental. Sólo un 8,03% en América del Sur, esencialmente en Argentina, Chile, Brasil y Colombia.

De los países con más think tanks, España llega el puesto 20, con 49. De los 228 (incluidos de EE UU)  nominados para la lista final de los 10 top, sólo hay cinco españoles: el CIDOB; la fundación FAES del PP; FRIDE; el Institut Europeo de la Mediterrània (IEMed) y el Real Instituto Elcano

Los diez ganadores (hay que insistir, excluyendo a los de EE UU), son los siguientes:

- Centro de Estudios de Política  Europea (CEPS), Bruselas

- Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), París

- Instituto Alemán de Política y Seguridad Internacionales (SWP), Berlín

- Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales (IMEMO), Moscú

- Internacional Crisis Group (ICG), Bruselas

- Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), Londres

- Centro Jaffa de Estudios Estratégicos, Tel Aviv

- Instituto Japonés de Asuntos Internacionales (JIIA), Tokio

- Real Instituto de Asuntos Internacionales (Chatham House) de Londres

- Instituto de Shanghai de Asuntos Internacionales (SIIS)

 

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11 de enero de 2008
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Queridos heterónimos

Muchas veces me gustan tanto o más los heterónimos que los verdaderos
autores. Es posible que los verdaderos sean los inventados. Y me gustan
muchos escritores que usaron, y algunos que siguen usando, un heterónimo
porque, entre otras cosas, les permite ser otros. Y muchas veces mejores,
más divertidos, más sarcásticos, menos severos -o más moralistas, que de
todo hay- que sus creadores.

Conocía algún libro del venezolano Eugenio Montejo. Lo conocía como poeta
aunque sabía de otros libros suyos. Ahora llega un delicioso, inteligente y
mixto libro de Montejo, y de su heterónimo llamado Blas Coll. El libro,
publicado en Pre-Textos, se llama El cuaderno de Blas Coll y dos colígrafos
de Puerto Malo.

/upload/fotos/blogs_entradas/elcuadernodeblascoll_med.jpgEn los cuadernos de Blas Coll se encuentran muchas reflexiones metafísicas,
lingüísticas y poéticas. Y siempre se encuentra la razón irónica. Por
ejemplo:
 "Seguir llamando «caballero» a alguien que nunca ha montado un caballo,
constituye un exabrupto de flagrante inexactitud. Por esa razón nunca entro
en los baños públicos cuya puerta señala tal letrero, aun cuando de tiempo
sienta necesidad de visitar los retretes".

No sólo de las reflexiones de Coll se alimenta el libro. También hay poemas.
Y una especie de homenaje ramoniano, de greguerías de nuevo cuño:

"Un pájaro que tomase conciencia, en medio de su canto, de lo que
verdaderamente hace, ya no sería un pájaro sino un Mozart"

¿Supo Mozart que era Mozart?...Pudo intuirlo, pero ni ser Mozart en su
tiempo aseguraba que te pudieran escuchar, representar, aplaudir o pagar
tanto como al exitoso, el valenciano europeo, Martín i Soler. Envidiado
entonces por Mozart. Después olvidado por todos, por casi todos. Y rescatado
felizmente hace pocos años gracias a que Mozart recogió un tema de Martín i
Soler en "Don Giovanni".

¿Sabe Montejo que es Montejo? Quizá lo sepa y espero que le guste. No es, no
será, el vendedor llamado Ken Follet, pero no estaría mal que algunos, al
menos unos miles se enteren de que existe. Otro día hablamos de Follet.

Hoy seguimos, y terminamos, con Montejo:

"Cuando muevo un peón en el tablero, a quien estoy defendiendo es a mi Rey".
Me voy, que estoy de dieta...no quiero dejar al Municipio, ni al Estado, el
coste de una estatua tan voluminosa..yahoo.com.mx/

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10 de enero de 2008
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Naturaleza viva

Retomamos de nuevo temas vinculados a la filosofía de la naturaleza, aunque esta vez no se trate ya de la naturaleza inmediata, es decir, aquella que meramente responde a los caracteres de tener posición y cantidad de movimiento (téngase en cuenta no obstante el tema clave, tan sólo esbozado, de la incompatibilidad entre ambas determinaciones introducido por la Mecánica Quántica).

El ser humano muy pronto se experimenta a sí mismo como algo muy diferente de la mayoría de cosas de su contexto. Me estoy refiriendo al ser ya cabalmente humano, es decir, al ser ya dotado de palabra. Siente que tiene en común con una parte de su entorno algo que obviamente aún no puede definir, pero que experimenta como lo que posteriormente llamará "vida": el perro o el gato de la casa no son igual que la mesa o la silla. Esta diferencia produce con certeza algún tipo de estupor. Recuerdo un niño que, contemplando en un escaparate un toro o buey disecado, se preguntaba por qué no se movía. De alguna manera, tenía una intuición mecanicista: si el conjunto de elementos que constituían al animal estaban no sólo presentes, sino yuxtapuestos, y en la misma ordenación que él tantas veces los había contemplado, ¿por qué aquello no respondía como un toro o un buey?

Muchas son las mediaciones necesarias para poder dar respuesta a esta pregunta infantil. No basta la presencia de los elementos constituyentes para que haya vida. Para ese niño, esta visión de un toro disecado en un escaparte se completaba con la que suponía algún animal que había tenido la ocasión de observar ya muerto. Oía la palabra "muerte", y barruntaba que en este caso se trataba no de algo previo a la vida, sino de la brutal ruptura de ésta. Pero, ¿qué o quién hacía que aquél pájaro o aquél conejo estuvieran no vivos, sino muertos? La vida es un misterio no sólo para los niños. Durante siglos los pensadores más emblemáticos seguían considerando que la explicación de la vida era imposible.

/upload/fotos/blogs_entradas/erwin_schrodinger_med.jpgEn relación al problema del grado de singularidad de la vida, el premio Nóbel Erwin Schrödinger usaba la siguiente analogía: imaginemos un hombre altamente especializado en máquinas de vapor, pero que no sabe nada de motores eléctricos. Un día sitúan frente a él uno de estos motores. Reconoce que el artefacto está construido con los mismos materiales que a él le son conocidos, incluso ciertas estructuras son análogas... pero se pondrá de relieve una diferencia fundamental: poniendo el dedo en lo que parece simplemente un botón, el aparato se pone en movimiento. Nuestro hombre se queda sorprendido pero, como irónicamente dice Schrödinger, no concluirá que algún fantasma es lo que pone la máquina en acción.  

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10 de enero de 2008
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El reciclaje del ayuntamiento (1)

Los que fueron niños allá por los años sesenta creo que me entenderán: vivíamos inmersos en un continuo reciclaje. Los hermanos pequeños aprovechaban lo que dejábamos los mayores, desde la ropa hasta los libros del colegio, de modo que a los primogénitos nos tocó estrenarlo todo, pero también cuidar más de la cuenta de los hermanitos, que los padres traían al mundo para fastidiarnos a los que ya estábamos en él con la excusa de que era para que no nos sintiéramos solos y pudiésemos jugar con alguien. Pero no sólo se trataba de heredar la ropa, con el tiempo un abrigo se convertía en un chaquetón y un vestido en una falda, y cuando ya no se podía más, se hacían unas bayetas para el suelo, el traje de la comunión pasaba por infinitas fases hasta que su tela iba desapareciendo en sus sucesivos usos. Era muy raro que se tirase algo por el simple hecho de que se hubiese pasado de moda. La ropita de los bebés iba de mano en mano, en perfectas condiciones, hasta que se dejaron de tener hijos. Por eso estrenar algo suponía un acontecimiento, y de ahí sale la famosa frase, "pareces un niño con zapatos nuevos", cuando uno estrenaba algo se sentía renovado, especial, con el ego por las nubes. ¿Y los muebles?  Duraban varias vidas. En mi casa siempre olía a pintura porque cuando nos hartábamos de verlos de un color se lijaban y pintaban de otro, y cuando en un rapto de locura se tiraban unas estanterías o una mesa siempre pasaba alguien junto al contenedor que les veía posibilidades.

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10 de enero de 2008
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II. Los disparos de «Cara de Piedra»

Una foto de Pedro Joaquín Chamorro caminando por la vieja Managua perdida. Extraño paseo a pie entre ruinas de un hombre que viviendo bajo el peso de una dictadura dinástica, buscaba entretener en el recuerdo los escenarios de una ciudad amada y perdida para siempre, como sin anduviera entre tumbas;  y más extraño aún porque pocos años después,  el matarife a sueldo que enviaron a asesinarlo, apodado "Cara de Piedra", dispararía su escopeta contra él en esas mismas ruinas, en el corazón de lo que había sido la capital, la esquina de la avenida Bolívar con la calle del Trébol.

/upload/fotos/blogs_entradas/chamorro2_med.jpgY está entonces la otra foto terrible, el cuerpo de Pedro Joaquín tendido sobre una camilla del hospital, adonde fue levado ya sin vida, desnudo de la cintura hacia arriba, acribillado a perdigones. Uno puede contar a simple vista más de veinte impactos.

Y luego están las fotos de su entierro apoteósico, seguido por miles hasta el Cementerio General. Un entierro que era, al mismo tiempo, el de la dictadura, que sería derrocada al año siguiente por una insurrección popular.

Pero antes, está la noche en que fue velado en las instalaciones del diario La Prensa en la carretera Norte, ese mismo 10 de enero. Fue cuando la gente salió por primera vez a las calles, sin miedo.

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10 de enero de 2008
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Una confesión

La verdad es que fui a ver Soy leyenda al IMAX porque era el único sitio donde se proyectaban esos seis minutos de la próxima película de Batman, The Dark Knight. Lo confieso, sí. ¡A pesar de mi edad, Batman sigue entusiasmándome como si todavía fuese un chico!

Nunca he pensado demasiado sobre las razones de esta fascinación. Imagino que pasa por el cariz melodramático del personaje, que coincide con el mío. Me conmueve la tragedia original, la oscuridad en que se mueve (Batman no puede no ser nocturno, para mí aquel de la vieja serie no es Batman sino el Superagente 86 con capa), el carácter torturado del personaje: ya no el Superagente sino más bien Hamlet con capa, como lo he dicho aquí alguna vez. Es un hombre que está constantemente al borde, sino pasado de raya; alguien que se cuestiona todo el tiempo lo que está haciendo, cómo y por qué; que no está del todo seguro de no pertenecer a ese asilo de lunáticos llamado Arkham, cuya sombra lo persigue dondequiera que va, más que al mundo de los presuntamente cuerdos.

/upload/fotos/blogs_entradas/darkknight_med.jpgSupongo que sigo enganchado al personaje porque creció conmigo. Por supuesto que cuando era pequeño me gustaba el Batman de la serie, al que me tomaba muy en serio a pesar de su -hoy evidente- vis cómica. Y consumía cada nueva edición de la historieta impresa en México, tan colorida y pop como la serie. El quiebre llegó para mí en los años 80 con The Dark Knight, no la película que aun no se ha estrenado sino la historieta de Frank Miller, hoy famoso gracias a Sin City y 300. El Batman de Miller era prácticamente un psicópata, bestial y violento. La transformación del personaje siguió adelante con la posterior edición de Batman: Año Cero, que cuenta los primeros pasos del personaje con seductor realismo: es un Batman que se equivoca, al que le salen mal las cosas, que lastima a gente ajena sin poder evitarlo. (Un Batman al que Christopher Nolan le robó mucho para Batman Begins, la primera película de esa nueva saga protagonizada por Christian Bale.) Y en lo que a mí respecta la transformación terminó de cuajar con The Killing Joke, obra del genio del siempre aquí reverenciado Alan Moore. No es casual que el protagonista de The Killing Joke sea más bien el Joker: allí queda claro de forma meridiana que Batman y el Joker son dos caras de la misma moneda -y que sus locuras se complementan.

Me gusta este Batman porque es digno de una tragedia isabelina. Quizás más propio de Marlowe que de Shakespeare: brutal y sangriento, lleno de sonido y de furia. (Se me ocurre que estamos viviendo una suerte de nueva versión de aquellos tiempos imperiales y feroces, y que todavía no llegamos a la iluminación del Hamlet; todavía vivimos en tiempos de Tamerlán, Hamlet sigue siendo para nosotros un personaje que sólo entenderemos en el futuro -en caso de que tengamos futuro.)

Faltan seis meses para el estreno de la película The Dark Knight.

Seis. Interminables. Meses.

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10 de enero de 2008
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