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El hombre de Herto

Por 21 de enero de 2008 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Víctor Gómez Pin

Imaginemos una pareja de primates, macho y hembra, que se relacionan entre sí mediante un código de señales. El código se utiliza en primer lugar para designar todo aquello que tiene propiedades nutritivas o carácter instrumental. Obviamente, el código es útil para avisar de una amenaza o de su desaparición. Mas el impulso singular por vincularse entre sí a través de signos les conduce a multiplicar de tal manera lo abarcado por el código, que incluyen en él signos  para referirse a pluralidad de hierbajos o guijarros carentes de todo interés, mas también para referirse a la luna, las estrellas y hasta constelaciones de las mismas.

Utilizan también signos para expresar el  estado anímico del que los enuncia, o del que los percibe, y hasta signos que no remiten ya a objeto alguno, sino que tienen como única función el servir de puente entre los anteriores.

Lo más singular, sin embargo, es que el complejo  entramado de éste cúmulo de signos en ocasiones no parece tener más objetivo que… el complejo entramado de este cúmulo de signos. El macho se dirige a la hembra (o viceversa) sin otra razón que la de obtener de ésta una respuesta, respuesta que a su vez tendrá relevo en un nuevo encadenamiento de signos por parte del macho, y así sucesivamente, no hasta el infinito, mas sin que nada parezca fijar un límite finito e infranqueable. Obviamente si el sistema de signos estuviera  determinado por meras necesidades, esta ilimitación no podría darse.

Si llamamos habla al acto individual y concreto de poner en práctica el sistema evocado (reservando la palabra lengua para el sistema mismo), entonces los evocados primates constituirían una pareja de vocacionales habladores.

De hecho, hablando pasan gran parte de su tiempo de vigilia, y cuando se hallan en soledad parecen rumiar a solas, como si no pudieran ya prescindir de esto que empezó siendo un instrumento. El soporte de tal habla, la lengua, les acompaña, en efecto, hasta tal extremo que cuando se hallan dedicados a las tareas cotidianas imprescindibles para la subsistencia y para la seguridad en el  entorno, cuando se aplican a horadar o a tallar, su percepción de los objetos a modelar y de los pasos que conducen a la persecución del fin parece empapada y perturbada por la lengua, de tal manera que no hay forma de establecer en estos seres la barrera que separa la vida inmediata y la vida empapada por los signos.

Signos del habla a los que acompaña otra serie de signos: funerarios, festivos o lúdicos. La pareja forja herramientas que no tienen función definida, por ejemplo recipientes que -por hallarse horadados- no sirven para almacenar líquidos, o escudos demasiado frágiles para servir de protección. La pareja en cuestión tiene progenitura a la que amamanta, cuida, protege, y sobretodo… inicia en el juego de intercambiar palabras, en el juego de dejarse mecer por ellas, en el juego de tomarlas como meta.

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Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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