Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

I. El sol gira alrededor de la tierra

Cuando José Arcadio Buendía llega a la sabia conclusión de que la tierra es redonda como una naranja, tiene la excusa de que se trata de los tiempos primerizos de Macondo, cuando el conocimiento asombra por su novedad. Pero tomen en cuenta que hoy mismo, en los albores del siglo XXI, y cuando despunta el nuevo milenio tecnológico, en los Estados Unidos de América uno de cada cinco adultos cree que el sol da vueltas alrededor de la tierra, según una encuesta de la Fundación Nacional de Ciencias.

Es un dato que me ha dado algún consuelo, después de conocer los resultados de las pruebas de admisión a las universidades del sistema público de Nicaragua, cuando el 95% de los postulantes, provenientes de la escuela secundaria, resultaron reprobados. Es como si la ignorancia fuera contagiosa, no importa el nivel de desarrollo económico de los países, o como si los déficit de la educación desolaran por parejo a la humanidad, para crear esos grandes abismos del conocimiento, que la trivialidad se encarga de rellenar con su alegre pala mecánica.

No es, pues,  la ignorancia, un asunto proverbial de las candidatas a reinas de belleza, que encandiladas por los focos de los escenarios donde se pasean en bikini, suelen olvidar lo poco que aprendieron en el colegio, a la hora de responder los amables cuestionarios de los jueces, sobre historia y geografía. Pero vean lo que pasó a Kellie Pickler.

Leer más
profile avatar
9 de abril de 2008
Blogs de autor

Deseo moral de morir… y afirmación de la vida

Car c'est vraiment Seigneur

le meilleur Témoignage

Que nous puissions donner

de nôtre Dignité...

Cesare Pavese evocaba estos versos de Baudelaire para situar el suicidio como el único gesto portador de esa dignidad que en ellos se menciona. Albert Camus comienza uno de sus más conocidos ensayos afirmando que el suicidio es "el único problema filosófico verdaderamente serio", y que responder a la interrogación fundamental de la filosofía equivale a "juzgar si la vida vale o no vale la pena de ser vivida".

El planteamiento de estas líneas no viene trazado por la actitud de ninguno de los dos escritores. No me interesa tanto determinar si la propia vida vale en sí la pena, como determinar si merece ser conservada a toda costa o en toda circunstancia.

Algunas de las reflexiones que preceden son suficientemente indicativas de que no me son simpáticas (por así decirlo) actitudes de pesimismo existencial. El instante del nacimiento propiamente humano equivale indiscutiblemente a irremediable pérdida de la inmediata conexión con el mundo natural. Pero tal crisis (resultante de que las cosas queden empapadas por el lenguaje y que el mero percibir sea indisociable del juicio), supone precisamente que el entorno inmediato bañe para nosotros en esa exhuberancia hecha de contrastes, hecha de imágenes pletóricas anunciadoras ya, sin embargo, de quiebra, que constituyen el fermento en el que se han fraguado todas esas construcciones del espíritu que calificamos de obra de arte.

/upload/fotos/blogs_entradas/nacer1_med.jpgNacer como hombre, es decir, actualizar plenamente la humanidad que un niño potencialmente encierra, es abrirse a la estupefacción y a la magnificencia de las cosas impregnadas por el verbo, y sólo la reminiscencia de tal nacimiento da fuerza para esa suerte de creación permanente, para ese continuamente iterado, que constituye el único anclaje de la vida.

Todo humano es por nacimiento rico y digno, pues sin esta plenitud originaria el infante no hubiera dado el paso de actualizar su humanidad. De hecho sólo por una reminiscencia, consciente o inconsciente, de tal origen los humanos reivindicamos una vida acorde a un grado de excelencia, y de ninguna manera nos sentimos conformes con el vivir pura y simplemente.

¿Y el suicidio en todo esto? Pues obviamente quizás no sea el único problema auténticamente "filosófico", pero desde luego se deriva de este último, por ejemplo dada la circunstancia de que, ante el problema filosófico la ausencia de fuerza haga imposible limar sus aristas, hurgar en sus recovecos no retornar sobre lo ya resuelto y, en definitiva, plantarle realmente cara.

Estoy simplemente sugiriendo que cabe renunciar a seguir, no por resentimiento contra la condición humana, sino precisamente por haberla sumido plenamente; cabe apuntar a la muerte propia como expresión de amor a la vida... Y no obstante, tal posición es problemática y ello en base a los presupuestos mismos a partir de los cuales se reivindica la singularidad del ser humano, la subversión que su aparición supuso en la historia evolutiva y, en suma, su irreductible dignidad. Debo abrir una reflexión sobre este asunto.

Leer más
profile avatar
9 de abril de 2008
Blogs de autor

Recesión democrática

Cuando en el curso de los debates en la reunión sobre "Gobernanza Progresista"(qué nombre más feo), el pasado fin de semana en Waltford, cerca de Londres, el sociólogo de la Tercera Vía Anthony Giddens preguntó a la presidente de Chile, Michelle Bachelet, si en América Latina había lo que ahora los politólogos llaman una "recesión democrática global", ésta recordó que por primera vez en América Latina todos los gobiernos han sido elegidos en las urnas. Reconoció que la democracia no consiste sólo en ganar elecciones, sino también en equilibrios de poderes y otros aspectos, y que un grave problema actual puede ser en "la falta de capacidad de los gobiernos para suministrar los bienes públicos que la gente demanda". Pues la democracia no debe consistir sólo en recibir el poder del demos sino también en generar estos bienes públicos desde el poder (nacional e internacional), y, cabría añadir, luchar contra los males públicos, entre los que se incluyen, por ejemplo, la pobreza y el terrorismo.

Las urnas pesan. Hemos visto cómo, aunque falten aún muchos países por pasar por ellas (como China), las elecciones se han generalizado. Y la disputa por la contabilidad de los resultados ha llevado en algunas ocasiones a impulsar la democratización del país. Ocurrió, por ejemplo, en su día en Ucrania. Puede estar ocurriendo, en Zimbabue. Pero la democratización en el mundo, tras la década de los 90, ha sufrido no sólo un parón, sino un retroceso. El crecimiento económico, cuando no va acompañado de políticas de equidad -que proporcionan esos bienes públicos de los que habla Bachelet y que van desde la educación a la sanidad pasando por la infraestructuras o cuestiones más básicas en muchos casos como el acceso al agua potable y a alimentos, o lo que la presidenta chilena llama un "ágora" (lugar de debate público)- no genera necesariamente democracia. Lo vemos por ejemplo en Guinea Ecuatorial donde la riqueza del petróleo reciente no se ha repartido entre la población.

Según el último estudio de Freedom House, ha habido efectivamente un retroceso en las libertades en el mundo. Y cabría añadir que la crisis financiera, económica y alimentaria en la que estamos entrando, aunque tenga efectos desiguales según las regiones, también ahondará esta recesión democrática.

Leer más
profile avatar
9 de abril de 2008
Blogs de autor

El arte y su longevidad

La entrevista que se publicó hace poco con el director de orquesta, Lorin Maazel, pletórico a sus 78 años, hace pensar en el efecto de la música sobre la longevidad o de la pintura sobre la resistencia de los ancianos. Sin duda, hay profesiones notablemente más propensas que otras para preservarnos la continuidad en el mundo. La profesión de escritor corresponde a las que matan con mayor premura. ¿Razones? Probablemente una importante radica en que así como la música o la pintura son actividades estrechamente relacionadas con las funciones naturales de la historia humana y sus expresiones, en uno y otro caso, proceden acaso de la misma voz o de la aplicación inmediata de la mano, la escritura constituye un quehacer enrevesado, jeroglífico y artificial. No es lo  mismo tratar con sonidos o colores que con estos garabatos. La gama cromática o la escala musical se acomodan al oído y al ojo pero la escritura a ningún órgano. Sólo la poesía y sus semejanzas en determinada prosa, apoyadas en secuencias sonoras de calculada cadencia, pueden aproximarse al gozo espontáneo de la melodía. Pero, aún así, la escritura debe desenvolverse en el jeroglífico de los signos lo que requiere de la mente decodificadora y de la mente codificadora. Requiere del esfuerzo preconcebido y de una facultad que debe reelaborarse en la mollera. Nada de potencias y efectos comunicativos que  hallan a flor de piel, incorporados a la sensualidad de la  superficie.

De este modo, mientras la música o la pintura se pasean al modo de  los órganos y los fortalecen con su ejercicio, la escritura extrae sustancia de la propia estructura para crear otras composiciones que ya difícilmente afirman la evidente identidad del cuerpo. Se silba, se manotea, se mancha, con el hacer descuidado de nuestro soma pero la escritura no es, en absoluto, de esta especie. En la música o la pintura lo somático puede plasmarse sobre el papel o el aire de manera directa, y allí suena y luce. La escritura sólo actúa improbablemente sobre un plano objetivo tras haberla reelaborado en el camino con una sofisticación que el oficio hace sentir como de dominio imposible. Un escritor, a diferencia de un pintor, nunca puede aspirar a comportarse como un niño para incrementar el interés de su obra. La escritura es complicación, sólo cosa de mayores. En los regresos a la infancia, el pintor se rejuvenece y perdura, en la búsqueda de la madurez inextricable el escritor se desgasta, se extrema y acaba.

Leer más
profile avatar
9 de abril de 2008
Blogs de autor

El cine y el silencio

Ayer, en el Festival de Málaga, recuperé una de las más raras películas del cine español: Arrebato. Es también una de las más interesantes. Recuerdo su estreno en Madrid, muy pocos fuimos a ver aquel vómito, confesión, declaración de amor y de impotencia frente al cine. Empezaban los años 80, ya hablábamos del desencanto y estábamos a punto de nombrar el tiempo de "la movida". La película de Iván Zulueta era heredera de las dos cosas, hija del desencanto, madre de la movida.

Un tiempo después se reestrenó y tuvo una importante repercusión entre "la inmensa minoría" cinéfila. Han pasado casi treinta años y la película no ha perdido su vigor, ni su extrañeza. Lo escribió una vez Ray Loriga: "Arrebato no se parecía a nada, estaba hecha de otra cosa. Le daba nombre a algo que no sabíamos que llevábamos dentro. Nuestro amor al cine, sí, pero también algo más. El miedo, el fracaso, la euforia, el tiempo, maleable pero al fin inquebrantable. La muerte. Una película en blanco y negro, si alguna vez fue en color u otras certezas inexplicables".

No pudo Zulueta hacer más cine. Devorado por su propio amor, por su propio monstruo. Se convirtió en un artista que permanecía callado. Primero se enredó en las drogas, después en su inseguridad para terminar aceptando la imposibilidad de hacer algo que tenga sentido después de aquella película. Su silencio le convirtió en figura principal del llamado cine maldito. Ahora, como un extraño de sí mismo ha venido a Málaga para recibir los honores que se otorgan a nuestros clásicos recientes.

Recordé otro de los silencios que más lamentamos del cine español. El largo silencio, quizá el silencio para siempre, del más poético de los cineastas de aquella generación de desencantos y "otras certezas inexplicables": Víctor Erice.

Es posible que ser artista sea saber callarse a tiempo. O quizá es que no tenemos tantas cosas que contar, si ya una vez supimos contarlas. Una es suficiente. Justifica una vida, una obra. Aunque los que vemos, leemos o escuchamos siempre pretendemos más de los artistas.

Leer más
profile avatar
8 de abril de 2008
Blogs de autor

Cine francés

¿Cuál es la película que más éxito ha tenido en Francia? Desde el domingo pasado, es Bienvenue chez les ch'tis con 17.405.834 espectadores. Cinco semanas después de su estreno, esta película superó los 17.270.676 espectadores de la película de Gérard Oury, La Grande Vadrouille, una evocación de la ocupación de Francia por los nazis con el cómico Louis de Funés.

Todo es improbable y hasta inverosímil en el éxito de Bienvenue chez les ch'tis. Su actor principal y guionista es Daniel Boon (a la derecha en la fotografía), un artista que se dedica sobre todo al one man show, apoyándose en un físico muy común y un hablar trastornado por unas palabras y un acento del norte de Francia. Son los dos ingredientes de su película construida en base a un choque elemental: traer un hombre del sur, que vive al lado del mar mediterráneo, en un pueblo del norte de Francia, cerca de la frontera con Bélgica.

La parte norte de Francia tiene mala fama: se le supone un tiempo terrible (frío y lluvia), unos habitantes parecidos a trogloditas y una falta de matices en cada evento de la vida diaria. Es una tierra de comida rica y de cerveza en el imaginario popular. Dany Boon, que es del norte, se dedicó a destapar todas las idiosincrasias del norte para explicar que ocultan una ternura muy real pero ubicada detrás de la timidez de los pobres (además es una parte de Francia arruinada por la pérdida de sus tres grandes actividades, minas de carbón, acero y textil. Basta ver la promoción de la película o unos extractos para entender que no se trata de una obra que va a modificar la historia de la filosofía en Occidente. Más bien es algo sencillo, limpio, cariñoso y respetuoso hacia la gente del norte.

El hombre que viene del sur es el nuevo director de una oficina de correos y sus empleados lo tratan muy bien pero con un pundonor potente en relación con su tierra. Son del norte y están orgullosos de su tierra. "Ch'tis" es un diminutivo de Chtimis, la palabra utilizada para nombrar a los habitantes de aquella parte de Francia y a su manera muy especial de hablar. Desde que salió la película, todo es ch'ti en Francia. El sitio internet de la película es ChtiNN, una parodia de CNN, tal como la canción de la película es de Ch'teve Wonder... No faltan los análisis para explicar el éxito (los franceses se buscan a sí mismos, orgullo gallego en el momento de la derrota económica frente a Asia, voluntad de encerrarse en sí mismo frente a la globalización). Quizás no hay que pensar tanto: es una cosita cómica y de una gran modestia. Un detalle: esta parte de Francia perteneció a España durante muchos años (desde Carlos Quinto hasta el principio del siglo XVIII). Algo queda.

Leer más
profile avatar
8 de abril de 2008
Blogs de autor

La interesada mentira contra la hipótesis de la muerte propia

Habría civilizaciones que preparan al individuo para morir voluntariamente, mientras que otras no harían tal cosa. Perteneciendo la nuestra al segundo grupo, parece entenderse que, en condiciones físicas y espirituales (las afectivas obviamente incluidas) de absoluta desolación, muchas personas decidan seguir viviendo. Y ante tal imagen se abre una terrible sospecha. ¿Será quizás la muerte literalmente insoportable? ¿Será cierto que siendo la muerte el reposo el pensamiento de la misma "turba todo reposo"? ¿Aparecerá la más inmunda vida como deseable a la hora de empuñar el arma o ingerir la píldora?

Es quizás la más desoladora imagen que cabe aventurar: nos pase lo que nos pase nos anclaremos a esa vida que constituye la única fuerza impulsora de las larvas. Y, sin embargo, tampoco de esta tenebrosa hipótesis hay seguridad, ya sea estadística. Es muy verosímil la conjetura ya considerada de que la muerte propia sea inimaginable, y que en nuestro fuero profundo todos estemos convencidos de nuestra inmortalidad. Pero la decisión de la muerte no consiste quizás tanto en situarse en ella como en posicionarse respecto a la vida.

Cuando de la ciudad de Olimpia salió este año la antorcha que lleva su nombre los periódicos estaban repletos de noticias referentes al Tibet, y se decía, sin asomo de crítica, que varios nacionalistas habrían preferido suicidarse ante la inminencia de su inmediato arresto por las autoridades chinas.

Siempre que en materia de suicidio se hace referencia a Extremo Oriente y sobre todo al Japón, el tono cambia. Entre otras cosas parece considerarse que el suicidio es allí más una decisión sobre los aspectos de la vida que una confrontación con la muerte. De un banquero japonés víctima de la ruina (y en consecuencia sabedor de que están amenazados los aspectos que determinan ese reconocimiento por los demás sin el cual la vida perdería gran parte de su atractivo) aceptamos casi como algo natural que tenga la entereza para dar el salto. El aspecto digamos decisivo de su acción, el hecho, por ejemplo, de hendir el arma con la acuidad y la determinación precisas parece que fuera secundario.

La mentira anida quizás también aquí, la mentira más interesada, aunque no se sepa en realidad a quien realmente interesa. Si se nos convence de que en el momento álgido careceremos de entereza, si se nos convierte de que la muerte es lo radicalmente insoportable, entonces naturalmente no sólo llevaremos con resignación el dolor, la miseria y hasta la humillación, sino que renunciaremos a una idea simplemente espléndida, a saber: la idea de la muerte como gesto que muestra nuestro apego a la vida digna de tal nombre, o quizás nuestro apego a la vida simplemente. Es este un tópico de cierta literatura filosófica, pero no por ello debemos menospreciar lo que enuncia:

Cabe aspirar a la muerte por sobreabundancia y no por carencia, cabe una explosión de afirmación vital coincidiendo con el acto de tomar la pastilla o la pócima, cabe pensar que vivir es entre otras cosas aspirar a que los demás, evocando involuntariamente nuestra imagen, deseen al instante conservar de la misma la memoria.

¿Quién, si nadie en este terreno puede hablar por propia experiencia, puede en realidad saberlo? He conocido a personas que, por una u otra razón, han sobrevivido al trance y que afirman haber experimentado -en el momento de pasar al acto- un sentimiento más bien de sereno alivio. Mas el hecho mismo de que tal sea su sentir indica que la vida era ya para ellas una carga, que la melancolía en algún registro roía el alma, que al dejar la vida estaban simplemente arrojando lastre.

Solidario siempre del derecho del melancólico a realizar su aspiración nihilista, no es sin embargo este el morir que la exigencia de libertad reclama. Pues la idea de la muerte en ausencia de decrepitud, y aun en explosión de plenitud, es quizás algo que nada podrá erradicar, de ahí precisamente que se la combata con las armas más falaces de la moralina: no habría derecho a abandonar a los suyos, no habría derecho a hacer pensar que la vida humana puede ser relativizada... Falacias que esconden quizás algo más ruin que la obediencia. Una vez más ha de ser recordada la caracterización por Hegel del alma esclava. Pues esperar pasivamente que la astenia del espíritu se instaure es quizás la forma primordial de preferir la vida a la libertad.

Leer más
profile avatar
8 de abril de 2008
Blogs de autor

Heroicos blogueros

Una noticia en The New York Times asegura que los blogueros mueren antes. Mueren del corazón y por razón de la ansiedad o el estrés que les provoca el deseo de enterarse enseguida y a cualquier hora de cotilleos, percances o novedades. El anhelo de estar al día o, más exactamente, al instante, se corresponde con el incontenible deseo de vivir o no aplazar la vida un momento más puesto que el siguiente sobreviene enseguida para presentar otra súbita dosis de experiencia fresca. El ansia por no perderse nada así conduce a la necesidad de desplegarse, disgregarse, dispersarse, terminar por desintegrarse.

En las infinitas fuentes de información de la red se plasma el mapa extremo de la actualidad y el del ciudadano comprometido con su tiempo. No hay teorías globalizadoras ni sistemas que permitan engastar cada suceso en un diorama correspondiente y procure de este modo preparar el conjunto para una síntesis de la situación. La situación no es susceptible de sintetizarse  ni tampoco cabe en el continente del receptor  una explicación bastante, sino que el mundo se comporta, exasperado de mil efectos de actualidad, como un infinito plano de  puntos infinitos agudos que son ininteligibles o inexactos sino que actúan como en la acupuntura mediante múltiples y simultáneos impactos. Para que la realidad pueda realizarse cumplidamente hoy se requiere multiplicidad y simultaneidad como consecuencia de ser tanto la multiplicidad como la simultaneidad las características maestras del actual estilo del mundo. Los blogueros que mueren para asumir esta realidad, y no perderse pues la extraordinaria orgía de vivir al día, mueren de la misma manera que los fashion victims, brillantes víctimas del fulgor de lo efímero.  Porque ¿qué muerte más heroica podría concebirse que la ofrecida con el supremo propósito de no permitir que pase en vano una sola novedad?

Leer más
profile avatar
8 de abril de 2008
Blogs de autor

Dame algo de verdad

Es una pena que Into the Wild, la última película dirigida por Sean Penn, no haya obtenido la repercusión que se merecía. A pesar de haber ganado algún Globo de Oro y alguna nominación igualmente marginal en la tómbola del Oscar, las características de su narrativa -una historia triste, desnuda de falsos consuelos- debe haber convencido a los distribuidores de sus escasos prospectos comerciales. Aquí en la Argentina ni siquiera se la estrenó, condenándonos a contemplar los paisajes del film -panoramas magníficos de los Estados Unidos, con climax en Alaska- rotos por el pixelado del televisor.

Basada en el libro de non fiction de Jon Krakauer, Into the Wild narra la historia real de Christopher McCandless, un chico que al terminar la secundaria con promedio brillante decidió apartarse del sendero más transitado -la universidad, el trabajo formal, la fundación de una nueva familia- para dedicarse a viajar por su país rumbo a Alaska, sinónimo de una tierra indómita que todavía mantenía a raya a aquello que suele llamarse civilización. McCandless rompió sus tarjetas de crédito, donó el dinero de sus estudios a Oxfam y se rebautizó a sí mismo Alexander Supertramp, decidido a convertirse en efecto en un supervagabundo -un émulo contemporáneo de Thoreau.

/upload/fotos/blogs_entradas/into_the_wild_13_med.jpg

Más allá de los paisajes, de la sentida actuación de Emile Hirsch y de las canciones de Eddie Vedder, Into the Wild es una tragedia americana con todas las de la ley. El relato de Sean Penn no tarda en revelar que el combustible que puso en marcha a McCandless fue su sed de alguna clase de verdad, en un mundo (y en un país, habría que decir) asfixiado por sus propios artificios. Después de descubrir que lo habían engañado toda la vida -su historia familiar no era la que le habían contado desde pequeño-, y de comprender que esa mentira no resultaba ajena a la violencia que imperaba en el hogar paterno, McCandless huyó hacia delante. Persuadido de que en la naturaleza encontraría esa verdad sin tapujos que su familia y su sociedad le retacearon siempre, la abrazó con el fervor de los conversos. Pero cometió el error de creer que sería tan piadosa como eminente. McCandless murió en algún momento de agosto de 1992, en el interior del ómnibus destartalado que había convertido en su hogar. Posiblemente envenenado por unas semillas que comió -a pesar de que había tomado el recaudo de llevar consigo una guía de vegetales comestibles, Tana'ina Plantlore-, terminó consumido. A la hora de su muerte no pesaba ni 40 kilos.

Aquellos que también buscamos algo de verdad en este mundo de apariencias y mentiras institucionales, haríamos bien en tener en cuenta que el idioma en que se expresa no es necesariamente el que dominamos: no existen guías ni manuales que decodifiquen la verdad. Su fulgor no debería ocultar el hecho de que suele ser cruel. Into the Wild es un pequeño pero conmovedor recordatorio de que la búsqueda de la verdad en nuestras vidas no ocurre jamás en ausencia de riesgo. 

Leer más
profile avatar
8 de abril de 2008
Blogs de autor

Europa, América

Rafael Argullol: En Europa la imaginación está marcada por una profundidad en el tiempo, lo que llamamos antigüedad, por una densidad de población que es lo que hace que sea muy difícil viajar por la Europa occidental por la noche sin ver luces que indican pueblos, ciudades o casas.
 
Delfín Agudelo: El viajero se aventura tanto en tierras como en imaginarios extraños— que bien puede tratarse del mismo viaje. El europeo también viaja acompañado de su imaginario cultural, con esos vestigios de la antigüedad, y a partir de allí entiende lo nuevo y lo viejo. Pero también se carga con el imaginario del terruño: es decir, de la familia, de lo que aconteció en un círculo más cercano, de lo que pudo haber sido y nunca fue, o de lo que fue y no debió haber sido.

Rafael Argullol:  Pongo mi propio caso: soy alguien nacido en Barcelona, cuyos familiares hasta la tercera o cuarta generación son de Barcelona, ni siquiera de Cataluña. Eso quiere decir que el conjunto de historias que puede haber recibido este linaje familiar no es más limitado que otros, pero son círculos concéntricos alrededor de un mismo centro. Ha habido poca migración; de hecho, recuerdo cuando era pequeño las fundamentales migraciones aparte de las familiares o personales, que se producían cuando nos remontábamos a las guerras: la Guerra Civil inmediata, o las guerras del siglo diecinueve, porque troncos de mi familia han sido liberales, troncos carlistas, y han estado enfrentadas. La guerra, al movilizar y desplazar a las gentes, proporcionaba una cierta migración; de lo contrario había un cierto aire de estabilidad. Por ejemplo yo tenía una abuela que nunca había salido de la provincia de Barcelona. En cambio me llamó mucho la atención en América que uno está desde el principio sometido a grandes migraciones y confluencias narrativas. Esto se advierte tanto en América del Norte como en América del Sur. En Estados Unidos se notaba mucho que, a pesar de todo, es un país de colonos recientes, aunque sea de dos o tres siglos. Los colonos llevan sus historias originales que luego se han mezclado con otros sedimentos, como pueden ser los de sucesivas migraciones, del norte, del centro de Europa, desde Irlanda, Inglaterra, Alemania, luego las migraciones negras  través del esclavismo y luego las últimas desde Latinoamérica y desde oriente. Todas estas capas provocan algo en Estados Unidos muy evidente, y es que la narración americana es a pesar de todo una narración de gente que hace poco ha colonizado esta tierra. Entonces hay esta presencia por ejemplo de las carreteras interminables en las Rocky Mountains, las novelas de carretera, los cañones de espacios tremendamente despoblados, imposibles de encontrar en Europa, y que se han marcado en la cultura norteamericana tanto literaria como cinematográfica. Me acuerdo una vez en Wyoming que paramos en un bar —en un recorrido en que ves que todas las ciudades son iguales pero el paisaje maravilloso —que no parecía de ex-colonos, sino que parecía de colonos directamente, con el ambiente propio de la colonización del siglo XIX o de principios del XX. Y eso está presente para bien y para mal en esa hospitalidad y a veces en esa falta de cosmopolitismo que te encuentras en muchos aspectos de la vida norteamericana.

Leer más
profile avatar
8 de abril de 2008
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.