Skip to main content
Category

Blogs de autor

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Fernando Iwasaki: RePublicanos

Hace algunos años, visitaba la casa de Fernando Iwasaki en Sevilla cuando descubrí que leía vorazmente a Chesterton. No las novelas, sino los ensayos. Buscaba, me dijo, un modelo de escritura para un ensayo histórico de tono literario. Al leer RePublicanos: cuando dejamos de ser realistas, reciente ganador del VI Premio Algaba de Ensayo, descubro con entusiasmo que el modelo ha servido. El libro, diseñado con elegancia --ilustraciones, mapas y un tragicómico ""árbol genealógico de los caudillos"--, está escrito de manera tal que sus capítulos se pueden leer como ensayos autónomos, pero que en ningún momento se pierde la mirada panorámica, capaz de abarcar la "larga duración". Fernando es uno de esos autores que puede ver los árboles, y también el bosque.

En la obra previa de Fernando, que incluye libros como Inquisiciones peruanas y la magistral novela Neguijón (2005), uno de los hilos conductores era el deseo de tender puentes entre España y América Latina, de mostrar, en contra del lugar común, que España y los más de veinte países de nuestro continente se parecen más de lo que se cree. RePublicanos, que recorre con mucha ironía, elegancia y soltura dos siglos de historia de encuentros y desencuentros, es una profundización de esa búsqueda. Por dar un ejemplo: Iwasaki señala de manera convincente que nuestra "polvora constitucional", el hecho de que las sociedades hispanas están "persuadidas de que la mejor Constitución es la que está por redactar", tuvo su origen en "el legalismo minucioso, tartamudo e incoherente" de las Cortes de Cádiz de 1812.

Hay cosas en las que no coincido del todo --¿en verdad le deben tanto Mariátegui y Vasconcelos a Unamuno y Ortega y Gasset?--, pero en general la lógica del argumento de Iwasaki y la solidez de sus ejemplos son irrefutables: "España y América Latina son dos lugares muy parecidos separados por el mismo idioma". Un libro admirable, que demuestra que se puede ser enciclopédico sin ser pesado, y que para escribir un ensayo de divulgación general no es necesario sacrificar la complejidad del argumento.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
17 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Antígona y el duelo

Jordi Ibáñez
Tusquets Editores

 

El 31 de octubre de 2007 se aprobó en el Congreso de los Diputados la Ley de Memoria Histórica. Como ocurre con toda legislación que toca fibra muy sensible (y pienso asimismo en la ley del aborto, o en esa otra cuestión todavía pendiente y que es la eutanasia entendida como derecho a tener una muerte digna) la Ley de Memoria Histórica quedó muy lejos de saldar y dar por zanjada una situación que era profundamente injusta y dolorosa antes de la intervención parlamentaria, y que continúa siendo injusta y dolorosa después de la misma.

                La tramitación, redacción y aprobación de dicha ley se extendió desde el año 2004 al 2006, es decir, a todo lo largo de una legislatura en la que el Partido Popular, casi siempre en solitario pero todavía bajo la influencia directa de José María Aznar y el equipo de gobierno que éste le impuso a su sucesor, Mariano Rajoy, llevó a cabo una labor de oposición intransigente, vociferante y barriobajera, todo ello con el apoyo público y explícito de la Iglesia Católica. O para decirlo con algo más de exactitud, el apoyo público y explícito de la Conferencia Episcopal.

                La idea inicial era reconocer y ampliar los derechos de quienes padecieron persecución o fueron objeto de violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura. La falta de definición clara del planteamiento, objetivos  y alcance de la ley, unido a la desproporción de la respuesta por parte de quienes se opusieron a ella desde el primer momento hizo temer que el país se dividiría de nuevo en dos bandos irreconciliables y que coincidirían más o menos con los que en su día estuvieron a uno y otro lado de las trincheras. A ellos habría que añadir un tercer bando (asimismo presente durante la contienda civil por mas que su voz se viese acallada a cañonazos) y que pedía cordura y serenidad a ambos bandos argumentado que desde el insulto y la descalificación mutua difícilmente cabía esperar un consenso mínimo.

                Curiosamente, y según pasaban los meses y se iban agriando las disputas, empezó a verse muy claro que el país ya no estaba dividido verticalmente en dos mitades enfrentadas (izquierda y derecha, nacionales y republicanos, o como quiera llamárseles)  sino que la división real era horizontal, con una capa superior integrada por quienes hicieron la guerra o quedaron profundamente marcados por la dinámica posterior (represión, persecución, cárcel, despojo de bienes y/o derechos civiles, etc.), y otra capa inferior compuesta por jóvenes que veían con creciente perplejidad, y no sin cierta alarma, cómo subían de  tono las trifulcas entre los mayores a costa de unos hechos ocurridos hacía ya sus buenos sesenta años y que a ellos les sonaban como las batallitas que contaba en casa el abuelo. El propio autor ilustra esa situación al narrar cómo, una vez que les planteó a sus propios alumnos si veían algún tipo de paralelismo entre Antígona y la situación que se estaba viviendo en España, ellos, progresivamente incómodos,  terminaron por confesar que no veían relación alguna entre la heroína trágica y los debates públicos o parlamentarios,  lo cual demuestra hasta qué punto se sentían ajenos a la problemática de los cadáveres que iban apareciendo en fosas comunes situadas al borde las carreteras españolas.

                Esa irrupción correctora de la realidad en el desarrollo de la reflexión moral que propone Jordi Ibáñez a costa de la Memoria Histórica es una de las características más determinantes de Antígona y el duelo.  La redacción del libro es contemporánea de muchos de los debates y acontecimientos que iban teniendo lugar según se iban redactando los  sucesivos artículos de la ley, y ello obliga al autor a intervenir personalmente en el desarrollo de la argumentación para matizar algún aserto, confirmar un supuesto o reorientar el discurso debido a que la realidad (por ejemplo un auto dictado por el juez Baltasar Garzón o una resolución de un tribunal superior revocando el mencionado auto del juez estrella) habían modificado sustancialmente el planteamiento vigente cuando se hizo la primera redacción.

                Otra circunstancia, directamente relacionada con lo anterior y que marca igualmente el carácter del libro, es el hecho de que gran parte de las fuentes y sucesos  citados por el autor siguen estando vigentes en internet, lo cual posibilita que, llegado el caso, el lector  acuda directamente al hecho e inicie desde ahí su propia navegación investigadora. Desde el punto de vista de las disciplinas clásicas, un planteamiento así conlleva toda clase de riesgos porque la propia inmediatez o contemporaneidad de los  hechos motivo de reflexión puede minimizar las ventajas de la perspectiva y el distanciamiento. Pero en cambio el método ofrece una ventaja impagable  porque la misma dinámica e inmediatez de los sucesos impone un sistema de autocorrección  automática que impide el dogmatismo o la excesiva rigidez en los planteamientos. O dicho en otras palabras, Antígona y el duelo es un texto vivo, vacilante, abiertamente basado en la intuición y permanentemente abierto a la rectificación. Un texto que plantea, propone, sugiere o invita a la reflexión partiendo de la transitividad y aleatoriedad de lo planteado, propuesto o sugerido. Todo ello a partir de hallazgos tan felices como la apuesta  por la memoria compartida frente a la memoria colectiva,  o del recurso a plumas tan afiladas como la de Juan Benet y su concepto de "venganza de la literatura" frente a los intentos de dogmatizar la historia, o de Rafael Sánchez Ferlosio y su polémica con el filósofo Fernando Savater a costa de la distinción entre educar o instruir. Es decir que se trata de un libro perfectamente contemporáneo y que va a suscitar tantas adhesiones y rechazos como la propia Ley de Memoria Histórica que lo motivó. Y otra cosa más: está impecablemente escrito porque, además de profesor universitario, Jordi Ibáñez es novelista y poeta, y esa doble condición es algo que se nota (y agradece) en su prosa.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
17 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La librería como encrucijada

¿Cómo eligen ustedes los libros que compran? Me quedé pensando en el asunto después de haber relatado cómo fue que me decidí por el de Coetzee... Quiero decir, supongo que todos entramos en la librería con una vaga intención: nombres que llevamos anotados en la lista mental del debería o del me gustaría, recuerdos de algún artículo que despertó nuestro interés, temas que inspiran interés o curiosidad, memoria de la lista de best-sellers, recomendaciones que nos hizo alguien de confianza... La pregunta es: ¿qué resulta más determinante? ¿El peso del deber -esa cuestión del leer lo que hay que leer y cuando hay que leerlo, a la manera del ínclito Bermejo Suárez- o la inspiración del momento?

          Cuando era más joven me entregaba a las arideces del deber. Así compré docenas de libros que me torturaron y nunca terminé, por cada uno de la lista -del Canon, diría el viejo Harold- al que sinceramente conseguí sacarle el jugo -lo cual supone, de manera inevitable, disfrutar.

          Desde entonces me dejo llevar por la intuición y la necesidad. La necesidad tiene que ver con las ficciones que escribo, que me fuerzan a leer muchos libros en busca de información. (Como ya dije alguna vez aquí mismo, a veces pienso que escribo novelas para inventarme excusas que me permitan leer libros que de otra manera nunca leería. Si así no fuese, no sé si viajaría en el metro leyendo The History of the Kings of Britain de Geoffrey of Monmouth.) La intuición, en cambio, funciona como la improvisación musical. Muchas veces entro en una librería sin la menor intención de llevarme nada. Pero me encuentro con libros -con títulos, con tapas- que proponen un tema, una sensación, o reavivan viejos fuegos, y me dejo llevar. El espíritu sabe lo que quiere, lo que busca, aun cuando nosotros no.

          Eso sí: sea el libro que sea, debe sortear la prueba de las primeras páginas. Aunque se trate de un premio Nobel, tiene que tolerar que lea de parado el comienzo de la historia. Y si en esa instancia no me produce nada, el libro regresa a su estante y si te he visto no me acuerdo.

          Las primeras páginas son la invitación que hace el escritor para que entremos a su casa (ficticia). Y si bien existen milllones de comienzos sin gracia ni interés alguno, o formulados a desgano -como si el escritor en realidad no quisiese invitar a nadie a jugar, buey que prefiere lamerse solo-, hay comienzos de novelas que son invitaciones indeclinables. ¿Recuerdan alguno que los haya marcado? La seguimos mañana...

 

 



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
17 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Todos somos Plácido

Desde hace tiempo Madrid parece una escultura de Christo, sólo que en lugar de estar cubierta por una lona, lo está por una maraña de corrupción, espionaje e intrigas políticas que asquean al ciudadano que, como Plácido (el Plácido de Berlanga), no sueña con blanquear pasta, con defraudar al fisco ni con bellos paraísos fiscales, sino con poder pagar la letra del motocarro que les da de comer a él y a su familia. En vísperas de Nochebuena le vence la letra de las narices y un tierno y acorralado Cassen tiene que luchar tanto y tanto para poder pagarla que al final, cuando lo consigue, dice algo así como que ya no le hace ni ilusión. 

El mundo se divide entre los Correa y los 'plácidos', la gran mayoría, los que sostenemos el sistema

Esta magistral película es del año 1961, un tiempo mediocre y gris, pobre y rancio como un mendrugo. Y que, sin embargo, produjo un cine, con Berlanga y el guionista Rafael Azcona a la cabeza, que no ha tenido la continuidad esperable en nuestro cine. Ellos dejaron abiertas las espitas del humor que hace que se te sonría todo el cuerpo porque te toca en lo más íntimo, en el miedo a ser un poco más paria todavía. No hay muchas películas que, como El día de la bestia, de Álex de la Iglesia, sepa hacer de la inocencia el motor de una historia ácida y cómica y que además diga mucho más del momento social en que viven y sienten los personajes que otras películas más pretendidamente sociales. El caso es que siempre he visto en el cura de El día de la bestia (en busca de una desesperada misión que cumplir precisamente en Nochebuena) otro Plácido, aunque con un objetivo más espiritual en un mundo más complejo. De todos modos, el mismo tormento sufre el Cassen que tiene que pagar la letra del motocarro, que el Álex Angulo que ha de salvar al mundo del maligno. Por cierto, El día de la bestia nos devuelve un Madrid en que lo cutre se convierte en negro y lo vulgar en misterioso, un Madrid tan imaginado como real por el que podemos caminar pisando algo más que asfalto.

Pero ¿quién no se ha sentido como Plácido alguna vez? Y más de una. Todos somos Plácido, todos tenemos que pagar una hipoteca, un alquiler, la luz, a un empleado o cualquier otra cosa. Y si no se puede hacer frente a esa letra, que ahora llamamos de otra forma, sobre nosotros caerá todo el peso de la ley. Sólo la burlarán los más listos, los más caras, los más sinvergüenzas. En la carretera se ve mucho: el que se mete en la distancia de seguridad que hay entre un vehículo y otro porque él lo vale; el que no quiere esperar la cola y adelanta a lo loco y fuerza a los demás para que le hagan hueco, porque él no es como los demás. El mundo se divide entre los Correa (demasiados para nuestros pobres bolsillos y escrúpulos) y los plácidos, la gran mayoría, los que sostenemos el sistema con nuestros impuestos y nuestra economía de hormigas, los que nos preocupamos por poner bombillas de bajo consumo y nos creemos eso del reciclaje y vamos varias calles más allá con la brazada de periódicos hasta el contenedor del papel. Los plácidos somos los ingenuos que nos creemos eso del deber cumplido, somos los pringados. Los ciudadanos somos plácidos en potencia o ya muy desarrollados (dependiendo de lo fuerte que le apriete la cuerda a cada uno), que ni siquiera sabemos quién se lleva nuestro dinero. Por eso, los plácidos según van espabilando se van pasando al otro bando y cambian el motocarro por un Mercedes. La vida son cuatro días. A nadie le gusta ser pobre ni que le tomen por tonto. Así que, como esto no se corte, cada vez habrá menos plácidos y más listos. Parece que ahora en el PP se ha concentrado la tribu de los listos. Y de los graciosos, como queda avalado por los motes que gastan tipo El Bigotes o El Albondiguilla.

El caso es que, entre la corrupción y el espionaje, Madrid está enmarañado, ¿quién lo desenmarañará? Habrá que dejar trabajar a la justicia y que esto no se convierta en una de esas novelas de intriga que empiezan con fuerza, que llegan al nudo completamente enredadas y que se debilitan tanto en el desenlace que el lector se cabrea. Los ciudadanos nos estamos cabreando, necesitamos transparencia y más control sobre los bienes públicos y privados. La falta de control e inspección es increíble como ha puesto en evidencia el caos económico. Pero quizá también los ciudadanos tengamos que organizarnos más y mejor y no dejarnos mangonear. Y pensar que, en el fondo, yo hoy quería hablar de amor.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
17 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Entre los dos muros

Hoy, a las 15 horas, logramos presentar el libro de Orlando Luís Pardo Lazo. Después de meternos por callejones del Cerro para perder a los dos “segurosos” que llevábamos detrás, terminamos por llegar al Capitolio y tomar el ómnibus que pasa el túnel de la bahía. Tensión, temor y duda, nos acompañaron en el breve viaje hacia la fortaleza de La Cabaña. Orlando pensaba en su madre, con la presión alta y atemorizada ante las amenazantes llamadas telefónicas. Mi cabeza estaba con Teo, en su escuela, ajeno al hecho de que quizás nadie estaría en casa cuando él regresara. Por suerte, fueron sólo fantasmas. El operativo policial tenía ?eso lo comprendimos a posteriori- una intención intimidatoria, pero poco pudieron hacer ante las cámaras de la prensa extranjera y de los escritores invitados. Empezamos sentados sobre la hierba, hablando para un grupo de quince personas y terminamos con un aplauso cerrado de más de cuarenta. Nos sorprendió la presencia y la solidaridad de varios jóvenes cuentistas y poetas, con libros publicados en las editoriales oficiales. También la asistencia de algunos novelistas latinoamericanos que nos apoyaron con sus palabras y abrazos. Allí estaban Gorki y Ciro del grupo Porno para Ricardo, Claudia Cadelo del blog Octavo Cerco, Lía Villares, autora de la bitácora Habanemia, Reinaldo Escobar, blogger de Desde aquí, Claudio Madam y otros que no menciono sus nombres, para no perjudicarlos. Al otro lado de la calle, el grupo de los perseguidores, filmaba con un tele foto todo lo que ocurría en la verde explanada. Varias escuelas primarias habían sido invitadas a empinar papalotes en ese mismo lugar y un estridente reggaetón comenzó justo a las tres de la tarde. Sin embargo, logramos aislarnos de todo eso y entrar por la puerta de Boring Home; elevarnos unos centímetros de la polvorosa realidad de vigilados y vigilantes. Desde donde estaba sentada, el muro de La Cabaña me pareció más deteriorado, lleno de pequeñas porosidades que se abrían en la piedra. * para descargar el libro de Orlando Luís, por favor, pinche aquí



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
17 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Murakami en Jerusalén

Haruki Murakami el domingo en Jerusalen. Fuente: The GuardianHaruki Murakami, como lo mencioné hace unas semanas, ganó el Premio Jerusalén que le fue entregado en la 24th Feria Internacional del libro de Jerusalen. Sin embargo, recibir ese importante premio internacional, el primero realmente prestigioso que recibe (que lo han ganado antes JM Coetzee, VS Naipaul, Arthur Miller, Mario Vargas Llosa y Milan Kundera), no le fue fácil dada la coyuntura política y de los grupos de apoyo Pro-Palestinos que le pedían que rechace el premio. En The Guardian reseñan lo que dijo Murakami para justificar la aceptación del premio:When I was asked to accept this award I was warned from coming here because of the fighting in Gaza. I asked myself: Is visiting Israel the proper thing to do? Will I be supporting one side?" the Jerusalem Post quoted him as saying. "I gave it some thought. And I decided to come. Like most novelists, I like to do exactly the opposite of what I'm told. It's in my nature as a novelist. Novelists can't trust anything they haven't seen with their own eyes or touched with their own hands. So I chose to see. I chose to speak here rather than say nothing." Murakami went on to compare humans to eggs. "If there is a hard, high wall and an egg that breaks against it, no matter how right the wall or how wrong the egg, I will stand on the side of the egg. Why? Because each of us is an egg, a unique soul enclosed in a fragile egg. Each of us is confronting a high wall. The high wall is the system which forces us to do the things we would not ordinarily see fit to do as individuals." We are all "human beings, individuals, fragile eggs", according to the author. "We have no hope against the wall: it's too high, too dark, too cold," he said. "To fight the wall, we must join our souls together for warmth, strength. We must not let the system control us ? create who we are. It is we who created the system." Creo que después de esto, nunca volveré a comer huevos revueltos con tocino (mis favoritos para escándalo de mi nutricionista) sin sentir un poco de compasión por el género humano.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
16 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La muerte a las puertas de casa

A la puerta de Lanzarote, a la puerta de la casa que, si la suerte ayudase, tal vez pudiera llegar a ser la nova casa. A veinte metros de la costa, en Costa Teguise, cuando seguramente ya intercambiaban unos con otros risas y palabras de alegría por haber conseguido llegar a buen puerto, el cayuco se volcó. Habían atravesado los cien kilómetros que separan la isla de la costa africana y acabaron muriendo a veinte metros de la salvación. De los más de treinta inmigrantes a quienes la necesidad extrema obligó a enfrentar los peligros del mar, en su mayoría jóvenes y adolescentes, veinticuatro murieron ahogados, entre ellos una mujer embarazada y algunos niños de pocos años. Seis se salvaron gracias al valor y la abnegación de dos surfistas que se lanzaron al agua y los libraron de una muerte que sin su intervención habría sido inevitable. Este es, con las palabras más simples y directas que he podido encontrar, el cuadro de lo que ha pasado aquí. No sé que más podría decir. Hoy me faltan las palabras y sobran las emociones. ¿Hasta cuando? Queda ahora una recomendación: vean el video del que dejo el enlace. Se trata de un corte, que alguien ha colgado en You Tube, de un magnífico programa que sobre el drama de la emigración realizó Marisa Márquez para Televisión Española. El fragmento que circula por la red corresponde a la intervención de Pilar, que se conduele con las víctimas y señala los responsables.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
16 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

HAY FESTIVAL CARTAGENA 2009 por Mordzinski

Aquí está el tan esperado Album Fotográfico de Daniel Mordzinski en el HAY Festival Cartagena 2009. Que lo disfruten.Salman Rushdi. Foto: Daniel Mordzinski Fernando Vallejo. Foto: Daniel Mordzinski Antonio García Ángel. Foto: Daniel Mordzinski Luis Sepúlveda. Foto: Daniel MordzinskiFabrizio Mejía y Carmen Boullosa. Foto: Daniel MordzinskiAdriana Lisboa y Mayra Santos Febres. Foto: Daniel MordzinskiJunot Díaz. Foto: Daniel Mordzinski



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
16 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Daniel Sada contundente

Daniel Sada canta claro. Fuente: el boomeran(g) En el suplemento Ñ de la semana pasada, entrevistaron al escritor mexicano Daniel Sada, ganador del último premio Herralde con Casi nunca. La nota curiosa de la entrevista, realizada en la Feria de Guadalajara por Guido Carelli, es que Daniel Sada confiesa sentirse tranquilo porque hasta ahora ninguno de los personajes "reales" de su novela lo ha enjuiciado, aclarando de inmediato que en la novela el 50% es inventado. "¿Nada de realidad, entonces?" le pregunta el periodista y la respuesta de Sada es radical:¡Yo no quiero reflejar la realidad, no me interesa leer la realidad! Yo la vivo y creo mi realidad personal. Este pacto lo tienen que entender los que me lean. Siento que el escritor enteramente realista es el más enriquecido, el más conservador de todos. Si uno no apuesta por algo fantástico, por los lados ocultos de la realidad, si uno no prevé que puede haber otros enigmas en la realidad, como escritor y autor está muy limitado. Argentina es el único país con tradición fantástica, estamos encerrados en el realismo. Ni siquiera la magia y el pensamiento del realismo mágico hay que inventar. La realidad mexicana a lo mejor es fantástica. No creo que un autor deba pretender a ultranza ser realista o fantástico. Siempre hay una interpretación de la realidad para plasmarla en el papel y ahí se desvirtúa todo. El que se obstina en ser realista o en ser fantástico se está autolimitando, ese es el problema...¿Qué pensará entonces Sada de que Edmundo Paz Soldán, en una reseña publicada en su blog, lo considerase que Sada ha escrito "la mejor novela costumbrista que se podía escribir hoy" ¿Puede una novela costumbrista no ser realista? Pero las preguntas que surgen a partir de esta interesante entrevista no quedan ahí. Sada, orgulloso de haber tenido como maestro de narrativa a Juan Rulfo, declara:"(Juan) Rulfo fue mi maestro. Vio mi primera novela cuando era muy joven y me hizo un comentario muy siniestro. El no era muy intelectual, era un artista y era muy intuitivo. Sobre la base de esa intuición, yo me formé. No era un teórico, no le interesaban los estilos, sólo quería que los personajes estuvieran sólidos y que la trama fuera lo suficientemente fuerte e impactante. Eso es lo más importante y ha sido una lección para mí".¡Uy! Ahora sí la chingada. ¿No era políticamente incorrecto decir en México que Rulfo no era intelectual? Cuando Tomás Segovia dijo eso, ¿no se cargaron los familiares el nombre del Premio Rulfo en la FIL Guadalajara? ¿No existe en México una bronca entre los que llaman a Rulfo "no intelectual" o "intuitivo" para enfrentarlo al "intelectual" y "libresco" Octavio Paz? ¿Tomará la familia de Rulfo, tan activa en armas enfrentamientos, alguna medida contra el buenote de Daniel y lo declarara persona non grata o algo así? Estaremos al tanto. Mientras, leamos las lúcidas declaraciones de Sada respecto al mercado y la literatura actual:Yo no puedo sustraerme del mercado. Sé que si me vuelvo muy descriptivo en mi prosa, voy a quedarme afuera y el mercado lo determinan ni más ni menos que los mismos lectores. La gente que nos lee actualmente es gente que va al cine, que ve televisión, es gente que utiliza Internet. El lector de hace algunos siglos no tenía esa referencia, se concentraba en el papel. Tampoco quieren descripciones muy detalladas, porque ya tienen la cultura de la imagen. Ahora las descripciones deben ser rápidas y precisas, no hay lugar para los hermanos Gouncourt que se tomaban quince páginas. Aunque yo tenga mis ritmos, tengo que buscar la rapidez, porque el lector actual es un poco exasperado. En las universidades norteamericanas se está analizando el problema de la concentración en la lectura y si antes un estudiante de Harvard leía tres horas diarias, ahora difícilmente lo haga más de una hora. El mundo moderno nos instala una gama de distractores por todos lados. Estamos saturados. Uno tiene que tener en cuenta el hecho de que el lector se puede escapar en cualquier momento. Todo se está contaminando, no hay purismos en nada, ya no hay totalidades, ni del lenguaje, ni de la novela, ni de nada, todo está como en piezas... Como diría Rubem Fonseca: el que ha muerto es el lector, no la novela.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
16 de febrero de 2009
Blogs de autor

36 imposibles para un libro digital

1. Imprimirle millares de huellas digitales.

2. Forrarlo de papel manila morado.

3. Sacarlo del agua y todavía leerlo.

4. Ocultar fotos viejas entre sus páginas.

5. Abrirlo en una página al azar.

6. Quitarle con lujuria la envoltura de plástico.

7. Llevárselo a una isla desierta.

8. Usar algún separador coqueto.

9. Saber a simple vista si ha sido leído.

10. Promoverlo quemando la primera edición en una plaza pública.

11. Darse el gustazo de comprarlo en pasta dura.

12. Preservar los ahorros a salvo de los ojos de los palurdos.

13. Enviarlo por correo con una carta perfumada dentro.

14. Hacer de su portada seña de identidad.

15. Apilarlo con otros: escultura fugaz.

16. Ensalivar sus hojas, hasta que se deshoje.

17. Guardarlo en una caja, ya deshojado.

18. Pagarse el lujo de reencuadernarlo.

19. Arrancarle algún prólogo infumable.

20. Fumárselo.

21. Leerlo cuasientreabierto, para no maltratarlo.

22. Imprimirle la huella de un beso en la última página.

23. Ahorrar mediante la edición de bolsillo.

24. Camuflarlo bajo la cubierta de un catecismo.

25. Toparse con un cheque sin cobrar dentro de la solapa.

26. Cambalacharlo en una librería de viejo.

27. Despatarrarlo un poco, de los puros nervios.

28. Lanzarlo en llamas a la casa del autor.

29. Envenenar sus hojas con pétalos cautivos.

30. Leerlo durante un baño de burbujas.

31. Olisquear el perfume de su última lectora.

32. Echarlo por la ventana y correr a rescatarlo.

33. Masajear las encías de un cachorro bibliófago.

34. Olvidarlo en un tren y comprarlo otra vez, sin mayor drama.

35. Aplastar a un mosquito impertinente.

36. Inspirar más incisos de esta lista de atavismos.

Leer más
profile avatar
16 de febrero de 2009
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.