A los que se preguntan si América Latina va o no va hacia la izquierda me gustaría dar una respuesta sencilla. Creo que América Latina va hacia la izquierda y el reggaetón. No sé lo que dice el “diccionario de las dudas” sobre cómo se debe escribir aquella última palabra. Y tampoco soy capaz de entregar una definición del reggaetón que pueda complacer a todos. Pero los que desconocen la palabra pueden visitar el sitio que pretende decirlo todo sobre esta música: Mundo Reggaetón.
Hace rato que, tal como los que viajan por el mundo latino, no puedo escapar del diálogo musical de un rapero con un coro de chicas. “A ella le gusta la gasolina” salmodia el cantante. “Dame más gasolina!” le contestan las chicas sin perder nada de este ritmo que no consigue elegir entre salsa y música de Jamaica. “Gasolina”, la canción del puertorriqueño Daddy Yankee, está en todas partes. El éxito de “Rompe”, su segunda mayor creación, no opaca a “gasolina” que se convierte en una obsesión.
La mezcla de culturas que provocó, en el terreno del idioma, el nacimiento del “spanglish”, sigue siendo un fenómeno que abarca todas las disciplinas: literatura, música, cine, etc. Pero lo que me extraña con las canciones de Daddy Yankee, Ivy Queen o Wisin & Yandel es el largo recorrido de unas influencias que parecen no tener límite. El reggae sale de Jamaica, entra a EE. UU., pasa por los latinos, que al principio lo despreciaban antes de oírlo por fin en sus emisoras, vuelve a un territorio yankee, Puerto Rico, donde los jóvenes lo utilizan como variable del rap que sale de la comunidad negra de EE.UU. Así nace el reggateón.
¿Y ahora qué? Ahora, el reggaetón es una música que se oye en toda América Latina. Partidos y candidatos la utilizan en la campaña electoral en Perú. Hasta en las reuniones en zonas con población indígena. Es lo que hay que entender de la tremenda confusión de nuestros tiempos: por una parte en los Andes, gana Evo Morales, que tiene cara de revancha centenaria en contra de la colonización; por otra parte, entra Daddy Yankee. Él habla también de gasolina, pero no sobre los hidrocarburos que se intenta quitar a Repsol. El mundo es ancho y rapero.
