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PIAZZOLA

Por 13 de marzo de 2006 Sin comentarios

Jean-François Fogel

Estoy en Buenos Aires. Amigos de Clarín me regalan una serie de doce CDs con tantos libritos como su diario hizo bajo el título Tango de colección. No falta nadie entre los maestros de la época reciente: Osvaldo Pugliese, Susana Rinaldi, Aníbal Troilo … pero voy directo al número once de la serie: Astor Piazzolla.

A Piazzolla nunca le pasé la cuenta. En París, yo tenía un estudio en el piso cinco de un edificio donde él ocupaba un dúplex en los pisos dos y tres. No tengo nada en contra del bandoneón pero tener a un bandenoista como vecino es otra historia. Siempre dudaba, a pesar de la etiqueta «Piazzolla» en la puerta, que fuese el famoso músico el que me negaba el sueño, pues nunca nos habíamos cruzado en la escalera. La cronología al final del librito me saca de dudas: claro que sí, era Piazzolla el que mandaba a través del edificio el soplo melancólico de su instrumento. Es la misma melancolía que invade poco a poco a poco mi habitación en el hotel donde estoy escuchando veinte temas suyos. Por la ventana veo la fenomenal metrópolis bajo el sol. La verdad es que no puede hacer nada para detener la tristeza de la música de Piazzolla. Edmundo Rivero canta Jacinto Chiclana (letras de Borges) y ya estoy destrozado.

Un intento de escape por Internet no da ningún resultado. Encuentro sitios que se llaman terapiatanguera.com.ar o tangauta.ar; ni siquiera este último, al ser una buena combinación de Tango e internauta, trae alegría.

Cuando el CD toca el tema El gordo triste, homenaje al músico Aníbal Troilo (Pichuco), cantado por Amelita Baltar, Buenos Aires es la ciudad más oscura del mundo. Las letras son del poeta Horacio Ferrer y parten el alma de cualquier ser humano:

«Por gracia de morir todas las noches,
jamás le viene justa muerte alguna.
Jamás le quedan flojas las estrellas.
Pichuco de la misa en los mercados.

De qué Shakespeare lunfardo se ha escapado este hombre
que en un fósforo ha visto la tormenta crecida;
que camina derecho por atriles torcidos,
que organiza glorietas para perros sin luna?»

El tema musical que viene después no puede ponerme más bajo. Su título no me sorprende. Es, lo juro, Buenos Aires hora cero.

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Jean-François Fogel

Jean-François Fogel Periodista y ensayista francés, trabajó para la Agencia France-Presse, el diario Libération, el semanal Le Point y el mensual Le Magazine Littéraire. Ha vivido una parte de su vida en España donde empezó una segunda carrera como asesor para empresas de prensa. Fue asesor del director del diario Le Monde, desde 1994 a 2002, y sigue trabajando en la concepción y la remodelación continua del sitio Internet creado por el vespertino. Es maestro y presidente del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha publicado varios libros sobre literatura francesa y sobre América Latina, entre los que destaca  un ensayo sobre el periodismo digital, Una prensa sin Gutenberg (Punto de Lectura, 2007).

En 2010 se dedicó a renovar los seis sitios de los diarios del grupo francés SudOuest, donde continua siendo asesor de la estrategia digital. En los últimos años, se encargó de la creación de una plataforma de información digital para el grupo France Televisions, una de las tres más importantes de Francia. Asesora a varios medios en Europa y América Latina tanto en la concepción de sitios, como en la organización de la producción digital. Es director del Executive Master of Media Management, del Instituto de Estudios Políticos de Paris (Sciences Po).

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