Como podrán observar en los ejercicios que esta semana hemos destinado a nuestra página pública, las descripciones requieren de nosotros un acusado sentido del equilibrio entre lo que se explica y lo que se sugiere, entre aquello que hacemos manifiestamente patente y lo que insinuamos. En rigor, ese es el quid de la cuestión, el gran reto de la ficción literaria: hacer participar activamente al lector de lo que nosotros le contamos. Ahora bien, sea cual sea el estilo de nuestra voz narrativa, los escritores debemos enfrentar el reto de un lenguaje trabajado, preciso, cuidado, alejado de los tópicos y de los facilismos: no debemos nunca confundir lenguaje sencillo con simplonería descriptiva. Sigamos pues la máxima de Michel Albalat: Escribir con precisión ayuda a pensar con precisión. En próximas consignas volveremos sobre este tema que, como ya hemos dicho, resulta complejo y difícil, pero por ello mismo apasionante para quien se acerca a la literatura. En los cuatro ejemplos que hemos colgado verán muchos aciertos y también algunos pequeños fallos que creemos que pueden corregirse atendiendo ese delicado mecanismo entre lo explícito y lo implícito, entre lo excesivo y lo austero, entre lo visual y lo abstracto. En todos ellos hemos sugerido algún cambio y creemos también que vuestros comentarios y reflexiones podrán ser de gran ayuda.
Finalmente, les recordamos a todos quienes se acercan por primera vez aquí, que lean el «aviso importante» que encontrarán en la esquina superior derecha de esta página pues cada día se incorporan nuevos participantes y nos resulta ya imposible contestar a todos, de manera que de ahora en adelante sólo contestaremos a los que se ciñan estrictamente a nuestras indicaciones: esperamos que quienes no han podido recibir nuestros comentarios esta semana sepan entender que lo realmente importante de este curso es que lean con atención las consignas, hagan los ejercicios y participen con sus comentarios en este blog. Y a propósito de esto: recuerden que más que un blog al uso, este es un CURSO, porque les pedimos que vuestros comentarios traten de limitarse a lo estrictamente literario y a los temas planteados en cada semana. Y que la navidad les traiga muchos libros. Nosotros esperamos que por lo menos las próximas navidades alguno de esos libros lleven vuestra nombre en la portada.
Saludos cordiales,
Eva y Jorge

Millonarios los hay de toda clase y tamaño, basta leer las listas de la revista Forbes. Ricos austeros que terminan eliminando el color de sus corbatas para ponérselas siempre de luto, mientras reducen el color de sus trajes al gris, o precipitándose hacia lo estrafalario, dejan de cortarse los uñas y el pelo y terminan sentados a la mesa todos los días frente a un plato de sopa Campbell, como el multimillonario Howard Hughes del que ya hablamos aquí una vez. Y los nuevos ricos, que quieren ponérselo todo al mismo tiempo, exhibir todo lo que tienen, de los que tenemos tantos especimenes en nuestras tierras.

Y no existirían los invasores terrícolas atolondrados e ignorantes cuyo fin es llevar con ellos sus maravillosas gasolineras y hamburgueserías porque son incapaces de salir de la rutina y porque más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer. A veces a alguno de estos terrícolas de Bradbury, por un ataque de ira o por pura diversión, le da por destruir alguna de las milenarias ciudades ajedrezadas y blancas que caen fulminadas en el fondo del tiempo. Porque son capaces de viajar miles de millones de kilómetros sin ánimo de aprender nada, salvo el capitán Wilder y algún otro personaje a los que Bradbury salva de la estupidez humana para poder salvarnos a todos.


La historia de la conversión del avaro Scrooge en alguien capaz de amar y proteger a aquellos que lo rodean -empezando por su empleado Bob Cratchit y su luminoso hijo Tim-, convirtió a la vez millones de corazones de hierro en mazapán. El mejor biógrafo de Dickens, Peter Ackroyd dice: "Lo que Dickens hizo fue transformar la fiesta... La llenó de fantasía y de una curiosa mezcla de misticismo religioso y superstición popular... En algún sentido, la Navidad de Dickens se parece al festival anciano que había sido celebrado durante siglos en las áreas rurales y el norte de Inglaterra... Lo logró exagerando la oscuridad que existía más allá del pequeño círculo de luz". Es decir, subrayando cuán terrible puede ser el mundo que se extiende más allá de la puerta de nuestros hogares. He ahí uno de los motivos de la perdurabilidad de la historia: el mundo habrá cambiado mucho pero la oscuridad sigue estando allí.
