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De penas y olvidos

Una de mis ciudades es Buenos Aires, tan lejos, tan cerca. Tiene lo peor y lo mejor de las ciudades. Tiene mezcla, confusión, caos, imprevisión y gente que se cruza. Incluso gente que se encuentra. Cada vez que vuelvo, y lo hago hace ya veinte años, siempre tengo el corazón contento, como una canción cursi. Me gustan muchas canciones cursis. Incluso algunas pretenciosas y cursis, como muchas de Leonardo Favio. Conocí algunas de sus canciones antes de conocer Buenos Aires. Después conocí su cine. Y conocí su imperdonable manera de ser una especie de peronista/ progresista. No me gustan los peronistas de ningún signo.

También cada vez que vengo -y lo siento por los mitómanos tan encantadores como me parece Valentina- me llevo algunas penas. Y soporto algunos olvidos. El último es un lugar común a las ciudades -y pueblos- de todo el mundo. Buscaba los lugares de una mujer, y una artista, singular. Los rastros bonaerenses de Maruja Mallo. Ella, muchos lo recordarán, había pintado los murales de un mítico cine del la ciudad. El cine  "Los Ángeles", nada menos que en Corrientes con Callao. Con ilusión los quise visitar, fue su trabajo público más importante. Una joya de su peculiar arte. Además una muestra de lo popular de cierta pintura. Lo mural en espacios públicos. Un arte abierto a todos. Pues, nada, pena y olvidos. El cine parece que está protegido como lugar histórico. Es irreconocible. Una parte pequeña sigue siendo cine. Con vulgares murales que reproducen algunas de las estrellas del universo Disney. La mayor parte del antiguo cine es una famosa multinacional de la hamburguesa. Los murales de la mejor de las artistas heterodoxas españolas del siglo XX han desaparecido en alguna demolición. Un lugar común en la historia del arte popular de nuestras ciudades. No quiero ser nostálgico. Pero, coño, cuando se preserva un espacio se debe hacer con el sentido y el mérito que tuvo. No con una fachada, una placa y una mierda, con perdón.

Pues sí, amiga Valentina, ese lugar de Buenos Aires que Sabina cantaba. Esa luna tan poética. Esa pena y olvido. No es un Banco Hispano Americano. Es otra cagada parecida o empeorada.

Y sin embargo, la quiero.

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6 de mayo de 2008
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Éxito y fracaso

Qué infantilmente nos referimos al éxito o al fracaso de la vida personal o profesional de la gente. ¿Éxito en comparación con quién? ¿Fracaso en comparación con quién? Para empezar, como decía Epicuro (creo que fue él), "cada uno es tan desgraciado como cree serlo". Uno no fracasa ni triunfa de un día para otro sino que será un balance que debería hacerse al final de la vida, y ni siquiera entonces porque todo lo que sucede en la biografía de una persona es lo que le ha tocado en suerte, es de su única propiedad, y por tanto la vida en sí misma siempre es un éxito. /upload/fotos/blogs_entradas/andrs_pajares_med.jpgY además todo es relativo y todo cambia y ya hemos visto a triunfadores como el banquero Mario Conde pasar al otro extremo, donde a lo mejor esté triunfando más desde el punto de vista humano. Nada es tan simple. No nos deberíamos dejar manipular por las "operaciones triunfo".

Los que nos encontramos envueltos en tareas que necesitan el reconocimiento de los demás pensamos de vez en cuando en estos asuntos, a veces más de la cuenta, pero ha sido el caso del actor Andrés Pajares el que ha puesto estos sobre el tapete el mal rollo del éxito y el fracaso. El buen actor que un día ganó un merecido Goya por la película ¡Ay, Carmela! (dirigida por Carlos Saura) hoy se hunde ante nuestra vista, y en parte lo achacamos a que no ha superado bien un reciente "fracaso" de taquilla, pero sobre todo es su propio desconcierto y pavor ante la indiferencia de los parroquianos el verdadero precio que está pagando.

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6 de mayo de 2008
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Elizabeth Fritzl / Argentina

Entonces: ¿qué ocurrió en mi país mientras yo estaba de viaje, y también después, durante mi -demasiado larga, ya lo sé- estadía en Piglialandia? (Dicho sea de paso, esperaba un eco mayor. Más allá del feedback de Rolando Gabrielli, de los comentarios alentadores -Alba, Morajú, Unamuno, Xtian, Roxie Deluxe- y de la promesa de Serpiente Suya de tomárselo en serio próximamente, imaginé que alguien más recogería el guante. ¿Seré el único a quien lo desvela que nuestros narradores no nos narren, ni nos produzcan alucinación alguna mediante su enfermiza imaginación?)

Volví a Argentina en medio de un mar de humo, que convertía a Buenos Aires y aledaños en una remake de un film de John Carpenter. Mi mujer, con casi seis meses de embarazo, sufría broncoespasmos. De repente, todo el mundo a mi alrededor padecía algún tipo de enfermedad. Mi padre operándose de cataratas. La mujer de mi padre yendo al quirófano a cuenta de un bulto en el pecho. Uno de los mejores amigos de la familia, el Turco Silva, perdiendo parte de un riñón a causa de un tumor. Me pregunté insistentemente qué estaba ocurriendo, si no había regresado a mi país sino a una pesadilla organizada como caja china.

/upload/fotos/blogs_entradas/un_hombre_reposta_gasolina_med.jpgUn día se acabó la nafta. (Que es como le decimos aquí a la gasolina, sabrá Dios por qué.) Los surtidores estaban vacíos, o vendían de a módicos cupos: veinte pesos por auto privado, que equivalen a poco más de dos horas de viaje. Busqué con ansias una explicación racional, pero no la encontré por ninguna parte. Tan sólo hallé excusas, y la terrible sensación de que alguien está dificultando el suministro -como antes el de la carne, la leche, las verduras- para impulsar un aumento de los precios. (Que una vez concretado, por cierto, impulsará a su vez otro aumento en carnes, en leche, en verduras...) La situación daba lugar a escenas que me produjeron la inquietud del deja vu -largas filas de conductores atiborrando sus autos de nafta para no sufrir carencia inmediata, y contribuyendo con su ansiedad a acelerar el desabastecimento-, pero también a pequeños diálogos surrealistas, del siguiente tenor.

PADRE: ‘¿Me podrás llevar el lunes al oftalmólogo?'

YO: ‘Encantado. Siempre y cuando pueda cargar el tanque del auto'.

Mientras tanto los medios alientan la sensación de espada de Damocles en espera de que hoy, martes 6, las cuatro agrupaciones que dicen representar al campo -cada vez más parecidas a los Cuatro del Apocalipsis- digan si aceptan las propuestas del Gobierno o si patean el tablero y vuelven a cortar rutas. Y a desabastecer de carne, de leche y de verduras al pueblo del que aseguran formar parte.

Lo que ocurre es simple. El colapso de las políticas neoliberales en toda Latinoamérica produjo cambios que en algún sitio fueron relativamente incruentos (Chile, Brasil) y que en otros -por ejemplo Argentina, con su corralito, con los muertos con los que se despidió De la Rúa, con su crisis institucional de seis Presidentes en pocos días- fueron muy traumáticos. Tan grave fue el asunto aquí, que los chacales de siempre sintieron que no tenían otra salida que moderar su rapiña durante algún tiempo.
Ese tiempo acabó. Hoy los chacales han vuelto a la carga, con su hambre de años acumulada, con los modales destemplados de quien ha debido contenerse hasta casi estallar. Lo quieren todo -porque a eso estaban habituados: a tenerlo todo sin dar cuenta ni explicaciones-, y lo quieren ya.

La Argentina de hoy se parece mucho a Elizabeth Fritzl, la pobre chica a quien su padre encerró y de la que abusó durante 24 años. Hoy, mientras todo el mundo se rasga las vestiduras ante el horror, sus vecinos juran que nunca advirtieron nada. ¡Todos inocentes: sordos, ciegos, mudos! Durante algún tiempo, seguramente breve, la tratarán con piedad, a ella y a sus hijos-hermanos de sangre condenada. Pero apenas puedan intentarán devorársela: primero los medios que acosarán en busca del detalle morboso, después la sociedad que empezará a cuestionarse la responsabilidad de Elizabeth en el asunto. Dirán: algo habrá hecho para permanecer en ese hueco sin haber fugado nunca. Y aunque se pretenda distinta del monstruo que torturó a Elizabeth, la sociedad terminará haciendo con ella lo mismo que su padre, que es lo mismo que los poderosos y parte de la clase media hacen hoy con la Argentina: usarla para satisfacer sus necesidades más bajas, con la más perfecta desaprensión respecto de su destino último.

Y mientras tanto, buena parte de los escritores de mi país sólo acude a los diarios para saber cuándo firmará ejemplares en la Feria del Libro.

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6 de mayo de 2008
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X. Palabras en la megápolis. Literatura y megápolis

Imágen aérea del DF, www.imagenesaereasdemexico.comRafael Argullol: Pero hay un peligro de esa clonación de la imaginación.
Delfín Agudelo: Pensemos directamente en la megápolis latinoamericana. ¿Cómo crees que funciona esta clonación de la imaginación en una ciudad que ha rebasado todos los límites de lo que es una metrópolis?
R.A.: Habría que meditar sobre los cambios del lenguaje y sobre los cambios del relato en la ciudad que es protagonista de principios del siglo XXI, que sin duda no es ya la metrópolis sino la megápolis. Habría que reflexionar porque nosotros tradicionalmente hemos vinculado “civilización” a “ciudad”. Incluso en nuestras raíces históricas, civitas y civilización provienen de la misma raíz, y en el momento en que hemos intentado sintetizar el paisaje de la modernidad se ha aludido repetidamente a la metrópolis como el gran laboratorio de la modernidad. Así, por ejemplo, si consideramos el asentamiento de las grandes metrópolis en el siglo XIX vemos que el relato del universo burgués, pero también los relatos alternativos, o relatos subversivos, tienen lugar de una manera preferente en esa nueva metrópolis que origina la revolución industrial. Ahí es fácil ver cómo la literatura europea se organiza alrededor de ciudades como París, Londres, Berlín y Viena, y la literatura americana se organiza alrededor de ciudades como Nueva York, México, Buenos Aires, Bogotá o Río de Janeiro. Esto es todavía el panorama del siglo XX. El cambio radical se produce en éste último tercio, cuando nuevos desplazamiento migratorios, nuevas revoluciones demográficas transformarán por completo el tejido urbano, de manera paralela a como se produce todo el sistema de globalización de la comunicación en el que tanto insistimos en los últimos decenios. Y eso da lugar a ese organismo que es especial no solamente desde el punto de vista del hábitat sino desde el punto de vista de la narración: la megápolis.
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6 de mayo de 2008
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Referendo autonómico en Santa Cruz: algunos apuntes

• Los resultados del referendo no tienen validez legal pero sí legitiman, de manera arrolladora, la voluntad autonomista del pueblo cruceño. Y dan pie a que los otros departamentos de la "media luna"-Tarija, Beni y Pando-, con referendos autonómicos por celebrar en el próximo mes y medio, consoliden esta victoria. Cochabamba y Sucre están dispuestos a sumarse; así, seis de los nueve departamentos del país estarían diciendo que es hora de acabar con el centralismo (y, a la vez, se opondrían al deseo de Evo de "refundar" del país). Aunque los analistas extranjeros siguen viendo a Santa Cruz como la excepción en Bolivia, pronto aprenderán a ver a este departamento como la regla. Y La Paz, la capital centralista, tendrá que asumir que es furgón de cola en este proceso.
 
• Si Evo fuera capaz de reconocer su derrota y hacer suyo el proyecto autonómico, podría volver a tomar las riendas de un momento histórico que se le escapa de las manos. Pero Evo, en su discurso del domingo por la noche, habló más bien del fracaso del referendo (el 85% votó a favor del sí)... Los últimos dos años nos han enseñado a no subestimar la capacidad de Evo para tornar grandes triunfos en amargas derrotas.
 
• "Empate catastrófico", dijo alguna vez el vicepresidente García Linera. "Empate estratégico", ha escrito el analista Michael Reid. En todo caso, empate. El proyecto de país de Evo y el autonómico no son irreconciliables. Las dos partes deben sentarse a dialogar, a concertar. Deben volver a confiar en el otro. La exacerbada polarización política de los últimos dos años ha hecho que se desperdicie un buen momento para la economía nacional. Ojalá que el gobierno de Evo no continúe con, como dice un editorial del periódico La Razón, su "incapacidad para ver lo evidente". Ojalá que deje de demonizar al movimiento autonomista como "separatista", y deje de entender el sentir de una región como el de "unas cuantas familias"(si El Alto se levanta, es "el pueblo", pero si Santa Cruz protesta, es "la oligarquía"). ¿Es mucho pedir? Quizás.
 
• Hacia fines del siglo XIX, La Paz se había convertido en el motor de la economía boliviana; una de las razones por las que se embarcó en una guerra civil contra Sucre fue el objetivo de lograr el poder político. Como resultado de esa guerra, La Paz se convirtió en la capital del país. Más de un siglo después, el motor de la economía nacional se ha desplazado a Santa Cruz. Las luchas de estos días exceden a las personas (Evo contra el prefecto cruceño Rubén Costas) y nos están demostrando que la política en Bolivia es siempre regional. Así, Santa Cruz hoy estaría haciendo con La Paz lo que algún día esta ciudad hizo con Sucre.
 
• "Bolivia es un país en el que pasa de todo y no pasa nada", dijo alguna vez Víctor Paz Estenssoro. Llevamos esta frase tan en la piel que nos hemos acostumbrado a bailar al borde del precipicio. Confiamos en que, a la corta o a la larga, todo se resolverá. No encontraremos la solución, pero si la salida capaz de postergar durante algunos meses o años el lidiar con el problema. Pero, ¿y si esta vez no se resuelven las cosas? ¿Tenemos líderes a la altura de la situación?

 

 

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6 de mayo de 2008
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Intelectuales

/upload/fotos/blogs_entradas/fp_med.jpgLo que me gusta de la revista Foreign Policy es su manera innovadora de acercarse a los temas de política internacional. Por ejemplo, construir una clasificación de los peores estados en el mundo o plantear preguntas inverosímiles: ¿Qué echaríamos de menos si desapareciese el Islam? ¿Es bueno el nacionalismo? ¿Quién es el culpable de la guerra de Irak: Bush o el pueblo americano? -el culpable es este último. Existe varias versiones de la revista como la de España que ofrece la lista en castellano de los próximos dictadores en caer. Expresarse de esta manera es una postura atrevida, una audacia poco común en estudios de política internacional, y es lo que hace de Foreign Policy un medio aparte.

Su último proyecto consiste en establecer la lista de los 20 intelectuales que más influencia tienen en la vida pública. Se puede votar en línea, claro, utilizando una lista de 100 apellidos. Está la posibilidad de proponer a otras personas pero supongo que más o menos los 20 "coronados" saldrán de esta primera opción con 100 apellidos. Una lista apasionante, pues Foreign Policy, que  publica un index de los países según su nivel de globalización (es decir, incorporación al mundo), quiere hacer una lista "global", mundial con las voces que existen más allá de las fronteras de un país. Vale la pena meditar lo que se ofrece en la lista inicial. Treinta personas de Europa y 36 de América del Norte; cuatro, no más, de América Latina, es decir, tanto como de África, desde el sur de Sahara, hasta Ciudad del Cabo.

Puedo imaginar la ineludible sospecha que provoca  una revista cuya sede se encuentra en Washington. Pero su director, Moisés Naim, fue ministro en Venezuela y no se le puede acusar de menospreciar a América Latina o al mundo hispanohablante. Al final entre los 100 apellidos sólo se consigue una cosecha de cinco personas del mundo iberoamericano: el filosofo Fernando Savater (España),  la periodista Alma Guillermo Prieto (México), el historiador y escritor Enrique Krauze (México), el escritor Mario Vargas Llosa (Perú) y el sociólogo y político Fernando Henrique Cardoso (Brasil). ¿Es poco? No sabría decirlo pero me parece definitivamente poco incluir meramente a ocho artistas/novelistas: Daniel Barenboim, J.M. Coetzee, Umberto Eco, Vaclav Havel, Amos Oz, Orhan Pamuk, Wole Soyinka, Mario Vargas Llosa. Si quitamos al músico israelí, no hay más que siete personas que se apoyan o se apoyaron en el poder de la ficción para entregar ideas sobre el mundo. Es donde veo el error: la ficción es la herramienta más potente para decir todo fingiendo hablar de otra cosa. "Una idea, escribe Lawrence Durrell, es como un pájaro rapo que no se puede ver. Lo que uno ve es el temblor de la rama que acaba de abandonar."

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5 de mayo de 2008
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Episodio fabril: El Shangai y el Sevillano

En el año  en el que La terra trema se rueda, el Mezzogiorno  se hallaba sumergido en una profunda postración que se prolongó en la década siguiente, incrementando el abismo respecto al Norte fabril hacia el que los meridionales se veían obligados a desplazarse. Exilio que  el propio Visconti describiría en términos punzantes en esa tragedia urbana que era Rocco y sus hermanos.

Ese exilio  constituía  espejo verídico y punzante para esos hijos de la España rural que, en los años negros del franquismo, abandonaron  sus pueblos para poblar las colonias textiles de Cataluña o la margen izquierda de la ría de Bilbao. Cuando las tornas cambiaban, por ejemplo en la crisis provocada por el llamado "plan de estabilización", los recién llegados se veían abocados a competir brutalmente con los oriundos para hacerse con un puesto de trabajo. Si la tensión era excesiva, los hombres de maleta de cartón que llegaban a la estación de Francia en el Shangai (Barcelona, Venta de Baños, Zamora...) o el Sevillano (Barcelona Valencia, Alcazar de San Juan...) eran acogidos por...la Guardia Civil, que les proporcionaba un billete de vuelta para retornar a su lugar de origen sin salir de la estación. Esto que hoy es tan frecuente tratándose de viajeros procedentes de países no comunitarios (y de algunos que sí lo son) ocurría en el cenit de la retórica sobre la España unida; unida geográfica, política, económica y lingüísticamente.

Dado que tal unida lingüística consistía tan sólo en repudio y voluntad de exterminio de las lenguas vasca y catalana, los desarraigados inmigrantes de la España rural (utilizados vilmente por el régimen para hacer inviable el uso social cotidiano de esas lenguas) sufrían la más desgarradora contradicción moral que inmigrante alguno haya podido soportar: pues sujetos a la desconfianza y el menosprecio que las sociedades "desarrolladas" (entonces meramente fabriles) incuban para los desarraigados que en ellas buscan cobijo, eran a la vez considerados vehículo de desnaturalización de la propia cultura, el propio sistema de vida y sobre todo la propia lengua.

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5 de mayo de 2008
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Bingo, Ringo

"I always followed my heart, and I never missed a beat."

Ringo Starr, Liverpool 8

 

No podría traducir el epígrafe aquí presente sin echar a perder la deliciosa ambigüedad de su contenido. Más que un epígrafe, parece el epitafio a la medida exacta de su autor. Hay que haber sido el baterista de los Beatles para estar a la altura de una lápida así, pero al cabo ninguno tenemos prisa por ver llegar la hora de efectuar esos trámites. Cuando quería ser estrella de rock, me imaginaba con la guitarra colgando hasta los muslos, no protegido tras la batería; ignoraba que no es tanto en las cuerdas como entre los tambores y platillos que late el corazón de la banda.

     Quienes hemos deseado ser músicos, aunque no con la determinación indispensable para conseguirlo, difícilmente renunciamos del todo a esa meta difusa y envidiable que permite seguirle el ritmo a la vida sin preocuparse demasiado por ella. Narrarla y que te narre, al mismo tiempo. Obedecer al ritmo y al color de las palabras, más todavía que a su significado estricto. Dejarse ir con el tam-tam interno, que tan bajo prestigio tiene entre los miedosos. Expresarse en latidos, suscribirse a la precisión cardíaca y creer que sin instrumentos puede uno replicar a golpe de palabra el efecto de varios redobles concatenados.

     Los bateristas tienen fama de gaznápiros. Se dice, por ejemplo, que quien se expresa a golpes difícilmente puede articular ideas. O que para saber si la tarima del escenario está derecha basta con observar que el de la batería babea por ambas comisuras labiales. Dudo, no obstante, que mi sistema operativo sirva para diferenciar y reproducir los múltiples latidos de toda una canción sin que nervios y huesos procedan a enredarse. ¿Que la mano derecha cuente una historia mientras la izquierda se entretiene en otra y los pies a su vez narran las suyas? Ni hablar, seguro que me trabo.

     Corría noviembre del 2004 cuando hubo aquella clínica de batería, a cargo del ilustre Billy Cobham. Era la tarde de un domingo helado en París, iba con ella abordo de una scooter, sus brazos enganchados en mi cintura, nuestros ritmos cardíacos saltando juntos con la misma canción. Tras cincuenta minutos de Billy Cobham, estar de nuevo sobre esas dos ruedas era como estrenar corazones, o de menos sacarlos del taller. Billy Cobham no ayuda a pensar, ni pensar hace bien al escucharlo. Hay, en cambio, un pensar sin pensar, a fuerza de latidos y ciertas intuiciones sordomudas, a cuyos lomos suele galoparse lejos.

     No siempre se es consciente del trabajo del baterista. Es ardid conocido del corazón hacer lo suyo más allá del celo vigilante del cerebro, que en este y otros casos suele ser arrogante y paranoico. Luego de ver un par de días atrás, entre la carcajada y el entrañable asombro, una regocijante entrevista de Dave Stewart con Ringo Starr en HBO, entiende uno que hasta el mismo Lennon citara a Ringo como el corazón de la banda. El más sabio, al final; el menos maltratado y el más disoluto. El que jamás se hizo la fama de juicioso, ni paró de seguir al corazón, ni se atrevió a perder un solo beat. La prueba última de que en este cochino mundo puede vivirse bien con el hígado tenso y el cerebro torcido, pero nunca sin un corazón alegre. De entonces hasta hoy, tocar la batería es un poco jugar a ser Ringo. Y escribir ojalá que también.

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5 de mayo de 2008
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Mercè Rodoreda en Madrid

Aún estamos a tiempo de ver en el Teatro Valle Inclán la adaptación teatral de la novela de La plaça del Diamant, hecha por Josep Maria Benet i Jornet, con montaje del Teatre Nacional de Catalunya. Hoy es el último día. El 23 de abril muchos de los escritores que vivimos en Madrid cogíamos el AVE para celebrar Sant Jordi en Barcelona, y poco después Mercè Rodoreda nos ha devuelto la visita para celebrar los 100 años de su nacimiento, lamentablemente no en persona (murió en 1983), pero sí con su enorme talento rescatado para las tablas también, aparte de la citada representación, por una brillante Ana Belén en el teatro Español, bajo la dirección de Joan Ollé. Así que en medio de todos los espectáculos, conferencias, exposiciones y fastos del Dos de Mayo, ha logrado abrirse paso esta mujer de cabello rubio claro y aspecto entre mundano y reservado con uno de los personajes más tiernos y fuertes de la literatura del siglo XX, Colometa. Claro que un personaje así, una novela así, no sale por casualidad, aunque no deje de ser un milagro. Sólo hay que leer el prólogo a otra de sus novelas, la espléndida e inteligente Espejo roto para comprobar que sus reflexiones sobre literatura, sobre la composición narrativa, los personajes, la inspiración y el deseado y misterioso estilo son de una frescura y modernidad apabullantes.

Sabía de lo que hablaba, lo que decía salía de la experiencia, de su conocimiento, de no dejarse embaucar, de su amplitud de lecturas que abarcaban de lo más clásico a lo más novedoso. Y por eso seguramente sabe expresar de una manera tan natural ideas de gran calado, del tipo de: "Escribir bien es difícil. Por escribir bien entiendo decir con la máxima simplicidad las cosas esenciales. No siempre se consigue. Dar relieve a las palabras; las más anodinas pueden brillar cegadoras si las colgamos en el lugar adecuado". Nos avisaba de que el salto de una página correcta o normal a una buena es mortal. Se adelantó al minimalismo, se adelantó a su época, dejó atrás el realismo social sin caer en los experimentalismos. No era una escritora ingenua en absoluto, sino que ponía su sabiduría al servicio de conservar el don de una cierta inocencia que le permitía ver, y hacérnoslo ver a nosotros, lo cotidiano, lo visto y manoseado ya mil veces, como si fuera la primera vez.

Rodoreda resplandece en medio de una ambición creativa al rojo vivo, que seguramente la ayudó a seguir adelante con grandes parones en que según sus palabras se dedicó a sobrevivir. De hecho, tuvo que esperar a los 50 años para que le llegase la inspiración de La plaça del Diamant, mientras tanto le habían ocurrido muchas cosas: un matrimonio fracasado, un hijo que tuvo que dejar atrás, un exilio, amores apasionados, decepciones y aun así encontró el coraje de responsabilizarse, en unos tiempos tan difíciles, de sus deseos, su imaginación y su capacidad y no dejarse languidecer por la resignación. Los imponderables de la vida. Cuántos premios literarios merecidos que no le dieron, a pesar de que le dieran otros, cuánta lucha por encontrar su estilo y por ganarse la vida, cuánta incertidumbre emocional.

/upload/fotos/blogs_entradas/sala_dedicada_a_la_plaa_del_diamant_en_la_exposicin_sobre_la_obra_de_merc_rodoreda_med.jpg

Todo esto contrasta con su última imagen de dama apacible y serena, de cabellos blancos, que parece que no ha roto un plato en su vida. Tal vez de "aire distraído", como escribe Gabriel García Márquez en un hermoso artículo que le dedicó en EL PAÍS poco después de su muerte. Por mi parte, alcancé a verla en una de las legendarias entrevistas que realizó para TVE Joaquín Soler Serrano. Ya la admiraba profundamente. Su Plaça del Diamant, lo único que había leído de ella por entonces, me había arrebatado, me había calado como una de esas mañanas de otoño entre alegres y tristes que no se parecen a ninguna otra. Los escritores seducen por lo que escriben, son lo que escriben. Recuerdo muy vagamente aquella entrevista hablando de su jardín y de que nunca cerraba las puertas de la casa ni de día ni de noche. Seguramente dijo cosas de las que tendría que haber tomado nota, pero lo que al cabo de los años he retenido fue el rostro enigmático de quien había imaginado un ser conmovedor llamado Colometa, lo indescifrable de su expresión que parecía decir: hay algo intransferible en mí, algo desconocido tras una puerta que sólo se entreabre cuando escribo.

Es fascinante la personalidad de Mercè Rodoreda. La encuentro inseparable de esos personajes suyos, que en lugar de suavizarnos la vida a los lectores prefieren hacernos sentir el duro contorno de la verdad y la mentira y el paso del tiempo en que hay que sobrevivir y ser feliz. Con apariencia tranquila, con naturalidad y normalidad, rodea a las personas y objetos de sus historias con una luz transparente y cruda, cortante igual que un cristal roto.

Artículo publicado en: El País, 4 de mayo de 2008.

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5 de mayo de 2008
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Río Fugitivo en El Boomeran(g)

Desde hace cuatro meses que mi blog está enlazado a El Boomeran(g). Ha sido un placer llegar a los lectores de ese sitio tan importante para la literatura en español, en el que se encuentran algunos de los blogs que más admiro. A partir de este lunes 5, comienza una nueva etapa: este blog será parte intrínseca de El Boomeran(g). No cambiará de nombre, tampoco de estilo, pero sí de formato, y también de frecuencia (mi intención es escribir más seguido). Cuando comencé este blog, hace dos años y medio, hacía trampa y lo utilizaba para divulgar los artículos que escribía en periódicos (sobre todo La Tercera, de Chile) y revistas. Con el tiempo, me di cuenta de que un nuevo medio necesitaba de otro lenguaje, y me puse a mezclar textos escritos para otros medios con posts escritos directamente con el blog. La idea, ahora, es que no desaparezcan los artículos, pero que predominen los posts. Que Río Fugitivo madure. No será fácil, pero bueno, eso es lo interesante de este desafío.

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5 de mayo de 2008
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