La traducción francesa de su último libro saldrá a la venta el 23 de enero en Francia, pero los diarios franceses (Liberation, Le Figaro) hicieron como si los Reyes hubiesen traído las reseñas: ya lo han dicho todo sobre “Kafka sur le rivage” (Ubime no Kafka en japonés fonético, Kafka en la orilla), la novela del escritor japonés Haruki Murakami. Síntomas como estos no se pueden ignorar. Cuando existe una competencia por ser el primero en hablar de un libro en la prensa francesa, se entiende que la calidad del libro ya no cuenta frente al temor de los periodistas de quedar apartado de un éxito anunciado.
Y no se trata solo de Francia. Hay una fiebre Murakami en todas partes: viajando en los últimos meses, he visto en España, Argentina, Chile, Venezuela, Reino Unido, EE UU que sus libros ocupan el mejor sitio en las librerías. Sobre todo el que se titula en Japonés “Norvegian Wood”. El título es robado a la canción de los Beatles pero la novela se llama en español, de manera extraña, “Tokio blues”. Es una hazaña de la casa editorial Tusquets que cambió un título en inglés por otro también en inglés fingiendo hacer una traducción al castellano…
Ahora bien, hablamos de Haruki Murakami. Es el autor que viene, amenazado por el disgusto que provoca el exceso de promoción. Hace años que compruebo cómo crece el espacio dedicado a sus novelas en las tiendas. Me pareció francamente espantoso el artículo que publicó The Guardian, el 26 de Mayo del 2001 diciendo que tarde o temprano el novelista tendría que conseguir el premio Nobel de literatura. Creo que fue el primero en hacer este pronóstico. Y en esta maldita fecha, ya sabía que lo de Murakami era un secreto compartido por tantos lectores que no se podría mantener más la cofradía secreta de sus seguidores. Ahora, lo dice hasta el suplemento de libros que más influencia tiene en el mundo editorial: “Kafka en la orilla” fue uno de los diez libros del año 2005 según The New York Times. Salió primero en la lista.
Todo parece listo para que un escritor reacio a la publicidad, que mantiene una triple carrera de novelista, cuentista y traductor, sea aplastado por la comunicación y el eco de su fama. Es una lástima pues Haruki Murakami más allá de este ruido que ya viene llegando, es unas de las voces que nunca se olvidan. No puedo decir nada más: viene Haruki Murakami y con tanta potencia que tendremos una dificultad muy grande para evaluar su mérito real.
