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El sabor de Saki

Por 6 de febrero de 2006 Sin comentarios

Jean-François Fogel

El 14 de noviembre de 1916, cerca de Beaumont-Hamel, en Francia, el soldado británico Hector Hugh Munro se enfadó por un cigarrillo. “Put that damned cigarette out” (apagad ese cigarrillo) han sido las ultimas palabras del autor de cuentos, conocido bajo el seudónimo de Saki. Unos instantes después, la caída de un obús puso fin a la vida de un artista cuya obra se reedita de manera regular. Esta vez, la editorial Alpha Decay de Barcelona lo hace en grande, con la publicación de sus Cuentos completos, es decir la traducción al español del volumen que la colección Penguin propone en inglés con un diablo, a la vez macho cabrío y hombre, en su portada.

Saki sirve para todos y vale la pena estudiarle a fondo. Técnicamente se compara a Somerset Maugham: la estructura de sus cuentos es de primera. Por la procedencia de su extraña identidad se parece a Rudyard Kipling, como él, nació en el imperio y trabajó allá (en su caso, en la policía de Birmania). Sus cuentos tienen un sabor específico, con un olor que está entre el del sillón Chesterfield donde se lee el Times y el de la presencia de animales en el vecindario de una casa de campo. No llegó a dar a sus animales la posibilidad de ser conscientes pero, por lo menos, les entrega un protagonismo fuera de lo normal. La madre de Saki murió en un accidente estúpido, y su recuerdo se nota en muchos cuentos cuyo fundamento es único: no hay que creer en la existencia de seres inofensivos.

En realidad, Saki es el único autor que corresponde a la figura pública del actor norteamericano WC Fields: odia a los niños y tampoco le gustan los animales. Para él, puercos, bueyes, perros domésticos son enemigos que merecen ser tratados como tal. Y cuando se trata de los niños, no duda en un retrato estable de la mala raza: son mentirosos, dedicados al chantaje, corruptos, disimulados, rencorosos. No voy a decir nada de las mujeres, pues para Saki son peores que los animales y los niños.

Saki es una humanista que no soporta nada, ni el más mínimo cigarrillo. Le encanta poner a Reginald y Clovis, los héroes más frecuentes en sus cuentos, en una posición difícil o humillante. ¿No respeta nada? Por lo menos le gustaba la poesía de Omar Khayam: robó su seudónimo en el Rubayat. Saki es proveedor de bebidas exquisitas, tal como HH Munro, hoy, es un proveedor insuperable de cuentos irónicos. Por primera vez entra con todos sus cuentos en el universo castellanohablante. Es una gran noticia. Bienvenido Sr. Saki, sabremos reconocer en sus desprecios la gran carga del humorista en contra de la vida que tenemos, entre niños, mujeres y animales.

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Jean-François Fogel

Jean-François Fogel Periodista y ensayista francés, trabajó para la Agencia France-Presse, el diario Libération, el semanal Le Point y el mensual Le Magazine Littéraire. Ha vivido una parte de su vida en España donde empezó una segunda carrera como asesor para empresas de prensa. Fue asesor del director del diario Le Monde, desde 1994 a 2002, y sigue trabajando en la concepción y la remodelación continua del sitio Internet creado por el vespertino. Es maestro y presidente del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha publicado varios libros sobre literatura francesa y sobre América Latina, entre los que destaca  un ensayo sobre el periodismo digital, Una prensa sin Gutenberg (Punto de Lectura, 2007).

En 2010 se dedicó a renovar los seis sitios de los diarios del grupo francés SudOuest, donde continua siendo asesor de la estrategia digital. En los últimos años, se encargó de la creación de una plataforma de información digital para el grupo France Televisions, una de las tres más importantes de Francia. Asesora a varios medios en Europa y América Latina tanto en la concepción de sitios, como en la organización de la producción digital. Es director del Executive Master of Media Management, del Instituto de Estudios Políticos de Paris (Sciences Po).

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