Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

El delicado arte de la injuria

La semana pasada, haciendo uso de su potestad de enviar comentarios al blog, alguien llamado polly magoo me trató de imbécil. No pretenderé que no me dolió. Fue la frutilla en la torta de una semana negra. Mientras asimilaba el golpe pensé que me habían llamado muchas cosas a lo largo de mi vida, pero nunca imbécil. De todos modos el agravio en sí no me asustó, en la medida en que asumo que en efecto, existe en mí una parte imbécil. Es una característica que comparto con la inmensa mayoría de la especie humana. Porque los hombres somos criaturas complejas, y no es común que exista alguien, por sabio o lúcido que sea en variadas ramas de la experiencia, que no se comporte una y más veces como un tonto: no existe nadie completamente inteligente. Einstein debía tener su costado imbécil, más allá de su innegable genialidad. ¿O por qué creen que se peinaba de esa forma?

Pero después releí el comentario (soy un tanto imbécil, ya quedó demostrado) y recién entonces saqué la cuenta de la cantidad de cosas que polly magoo había probado en tan sólo dos frases: “¿Cómo puede ser que este imbécil comparta blog con Feliz (sic) de Azúa? ¿Es que en Alfaguara Argentina se han vuelto tontos del todo?” En primer lugar había arrojado un insulto liso y llano a una persona con nombre y apellido, desde la protección de lo que asumo (me puedo equivocar, ¡ya se sabe cómo soy!) es un seudónimo. En segundo lugar sembraba cizaña entre los colaboradores de este blog; si yo fuese Félix, correría a revisar los textos de este imbécil para asegurarme de que polly no esté en lo cierto y me estén obligando a compartir espacio con un impresentable. (Yo me siento honrado de formar parte de este espacio, Félix, pero eso es tan obvio que hasta polly lo daba por sentado.) En tercer lugar amenazaba una fuente de trabajo, porque le estaba sugiriendo a la gente de Alfaguara Argentina (que por cierto no tiene nada que ver con mi presencia aquí: ¡ellos son inocentes!) que había hecho mal en contratarme. En cuarto lugar embarraba también a la gente de Alfaguara Argentina al sugerir que se habían “vuelto tontos del todo”, lo cual sugiere que ya lo eran en parte.

Pero lo sorprendente fue el texto que puso furibunda a polly: colgó su comentario después de mi felicitación a Roncagliolo por haber ganado el premio Alfaguara. ¿La habrá enfurecido que lo felicite? ¿La soliviantó que lo haya hecho tan informalmente, diciendo a lo argentino: aguante Roncagliolo? Porque si me hubiese dicho imbécil a causa de una idea que no compartía, y que en consecuencia rebatía con argumentos, lo habría comprendido. ¡Pero el texto tan sólo expresaba mi deseo de felicitación!

Lo único que queda claro es que polly tiene un enorme talento para la síntesis. Ya querría yo conseguir tanto (en este caso: tirar la piedra y esconder la mano, promover enemistades, sugerir despidos, ofender a inocentes…) en apenas dos frases: ¡polly habría hecho una carrera brillante en la Rusia stalinista, o en los tiempos de McCarthy!

Mi imbecilidad es un hecho que no puedo más que asumir, es parte de la tarea cotidiana del ser humano. Lo que también me preocupa a diario es el hecho de ser fiel a la mejor parte de mi naturaleza; Dios me libre de insultar a alguien, o de generar discordias sin fundamento, o de dejar a alguno sin trabajo. Y ya que estamos, que también me libre (¡pecado entre los pecados!) de la posibilidad de perder la elegancia.

Leer más
profile avatar
6 de marzo de 2006
Blogs de autor

Bush vs. América

El presidente americano ha tenido una semana agitada. Primero ha estado haciendo negocios en tecnología nuclear con India, un país que tiene armas atómicas y no ha firmado el tratado de No Proliferación, pero según Bush un país bueno. Un aliado. Gente linda. Luego se ha ido a Pakistán a hablar con Musharraf, un dictador que también tiene bombas nucleares pero es un gran compañero y, sobre todo, un tipazo. En Pakistán, Bush incluso ha jugado críquet de puro buena onda.

Es una suerte que esta gente sea confiable y sensata. El problema ahora son los americanos. Algunos, como el tribunal federal, no comprenden los esfuerzos que Bush hace por ellos, y han tenido la ocurrencia de levantar el secreto que pesaba sobre los presos de guerra de la base de Guantánamo. Entre las joyitas desclasificadas que publica la prensa de hoy aparece un oficial norteamericano explicándole amablemente a un reo que no le importa nada la ley internacional. Según los republicanos, estas cosas no se deberían airear así nomás. Dan mala imagen.

La verdad es que todo lo que se airea de este gobierno da mala imagen, incluso mal olor. Pero el tema nunca le preocupó mucho a la administración Bush porque pensaba en los beneficios: seguridad garantizada, control absoluto del petróleo, solución de los conflictos en Medio Oriente, hegemonía mundial norteamericana. Todo eso a cambio de un par de hippies gritando por la calle es sin duda un buen negocio. Y sin embargo ¿Lo han logrado? Echemos un vistazo a los logros del pragmatismo Bush:

1. El 11-S despertó una ola de solidaridad con los EE.UU. Por entonces, ese país representaba la democracia, los derechos humanos, el respeto a la ley y a la tolerancia. Cuatro años después, en Asia proliferan los estados nucleares. En América Latina proliferan los gobiernos de izquierda. Europa ha tenido sus primeros desacuerdos serios con EE.UU. desde la Guerra Mundial. La influencia económica de China crece imparable. El desarrollo de alianzas políticas y mercantiles que no dependan de Washington se ha acelerado. Algunas de esas alianzas eran impensables hace algunos años, como la de Bolivia con Irán o las reuniones de Hamas con Rusia. Básicamente, nadie quiere tener demasiado contacto con EE.UU.

2. El terrorismo se ha multiplicado. En lugares como Irak, donde no existía, ahora desafía directamente a la ocupación, matando americanos. Los gobiernos que apoyan terroristas como el de Irán se atreven a insultar a Israel y a desarrollar programas nucleares a sabiendas de que EE.UU. ya no puede costear otra invasión. En vez de contenerlo, EE.UU. se ha sumado alegremente al terrorismo: basta recordar Guantánamo o Abu Ghraib, el secuestro de un hombre en Italia, los vuelos militares ilegales sobre Europa, la negativa de EE.UU. a aceptar el Tribunal Penal Internacional o su protección al terrorista Luis Posada Carriles. Y esos son sólo los casos de los que nos hemos enterado.

3. Todo eso implica que se haya disparado el precio del petróleo, fortaleciendo precisamente a los estados enemigos de EE.UU., como Venezuela o Angola. EE.UU., primer consumidor mundial de petróleo, ha alimentado a sus enemigos directos poniendo en riesgo su propia economía.

4. En el interior del país, las cosas no están mejor. Todo el dinero dedicado a la guerra de Irak es una bofetada al déficit, y sobre todo, a los americanos que carecen de seguro médico. Ni qué decir de todos los damnificados por el huracán Katrina del que, sabemos hoy, Bush tuvo noticias personalmente y de antemano, con los resultados ya conocidos.

5. Si no en la economía, los republicanos se han mostrado muy eficientes en la represión generalizada: han implementado escuchas telefónicas –léase espionaje- contra sus propios ciudadanos, han pretendido aprobar un proyecto de ley autorizando la tortura, han montado un escándalo por la teta de Janet Jackson, incluso han pretendido bloquear una de las nominaciones al Oscar: Paradyse now. Si les dan tiempo suficiente, terminarán prohibiendo el bikini.

Está claro que buena parte del mundo se siente agredida por la superpotencia, pero a pesar de todo, tengo la impresión de que el país que más ha perdido con la actual administración es precisamente Estados Unidos.

Leer más
profile avatar
6 de marzo de 2006
Blogs de autor

Que dialoguen ellos

Los principios o ideas sobre los que se construyen las grandes culturas son muy escasos, apenas un puñadito. Occidente, por ejemplo, se fundamenta sobre la duda permanente, la desconfianza hacia las ideas recibidas, la inquietud, la sospecha. Esta incapacidad para obedecer y resignarse durante mucho tiempo, es en verdad uno de los principios más originales de la cultura occidental. Los occidentales están persuadidos de que la vida sobre el planeta es experimental.

Oriente quiere ahora ocupar mayor espacio en los informativos, pero sólo puede hacerlo mediante la fuerza bruta, como si fuera un fenómeno meteorológico. Carece de otros utensilios. Y ni siquiera puede usar la brutalidad de un modo injusto, pero comprensible, como los colonizadores de antaño, sino de un modo insensato. El suicidio es la más evidente confesión de impotencia que pueda hacer un humano.

Todo lo cual es, sin embargo, aceptable y se resume en que esa cultura carece de principios o ideas que pueda exportar. No tiene nada que ofrecer.

Lo que resulta más difícil de aceptar es que los millones de islamistas que viven en Francia, en la Gran Bretaña, en Alemania o en España, se sientan unidos a los que viven en Irak, Palestina o Afganistán. Es como si los afroamericanos de Washington sufrieran como propias las tragedias de Nigeria y de Uganda.

Entendemos perfectamente que un afroamericano no sienta ninguna afinidad con sus parientes de África. En cambio, parece como si fuera lógico que los islámicos europeos de tres generaciones se sintieran concernidos por lo que sucede en Indonesia, Pakistán, Sudán o Yemen. Sin embargo, ¿qué pueden tener en común? ¿Un dios? ¿Y cómo se comparte un dios? Quizás sólo comparten el resentimiento de su incompetencia.

La unidad mundial de los islamistas es tan incomprensible que uno adivina una enorme mentira, similar a la de la fraternidad del proletariado. Como escribía Glucksmann en su artículo del sábado pasado: ¿choque de civilizaciones? ¡Ni hablar! En todo caso, choque de filosofías. Y ambas occidentales.

Leer más
profile avatar
6 de marzo de 2006
Blogs de autor

EL GENERAL EN SU SAMBÓDROMO

La noticia del día para mí llegó de Río de Janeiro. La escuela de samba Vila Isabel, patrocinada por PDVSA, la empresa estatal de petróleo de Venezuela, fue proclamada campeona del desfile del carnaval en el sambódromo de Río de Janeiro. Había empatado con su rival, Académicos de Grande Río, pero su carroza principal, con una estatua de Simón Bolívar de 14 metros de altura, y sus bailadores dominaron en el “samba-enredo”, un requisito de los jueces, que se basa en el tema Soy loco por ti, América.

Según los sitios brasileños en Internet molestó a ciertas personas oír palabras en español en el recorrido del vencedor:

“Cumplido el sueño del Libertador

la esencia latina

es la luz de Bolívar

que brilla en un mosaico multicolor

para bailar la bamba

entrar en el samba

sonido latinoamericano

al compás de la felicidad

hará palpitar mi corazón”.

Los ochos carros de la escuela componían un homenaje a los pueblos de América Latina contando sus tragedias. Estaba el rojo del fuego de la violenta conquista, y parece que esa luz era de lo más bonita en los pechos desnudos de las chicas que se movían en la celebración histórica. Eva Perón avecinando con el Che Guevara mostraba la voluntad de complacer a todos incluyendo a los vecinos argentinos. Lo más sorprendente: Bolívar no llevaba su espalda de siempre sino, como Cristo, su corazón en una mano extendida.

En el momento en que se debate tanto el papel de la inversión en un mundo globalizado (escribo en Francia donde el gobierno hizo una trampa para rechazar a un grupo italiano en la energía pero finge ignorar la entrada de una empresa que viene de la India en el acero), en un mundo donde se hace mucho para sacar utilidades de la economía de los vecinos, hay que meditar lo que significa una inversión para promover el corazón de Bolívar.

Todos los estudiantes lo saben, cuando Bolívar viaja, va al norte, a Kingston, Jamaica, para escribir, el 6 de septiembre de 1815, la famosa carta que explica el proceso histórico de descolonización de un continente: “... no somos indios, ni europeos, sino una especie media entre los legítimos propietarios del país, y los usurpadores españoles…” Cuando Bolívar redefine su visión política, lo hace en el congreso de Angostura, en Venezuela. Y, por fin, cuando cumple con su destino, muere en la más perfecta novela de Gabriel García Márquez, huyendo de una ingratitud ineludible para descansar en una finca costeña de Colombia. Ahora, hay que decirlo con toda sinceridad, para mí relector de la novela del Gabo como de la carta del Libertador, aquella aparición en un sambódromo es un acontecimiento que me deja despistado. Creía haber leído una historia y ahora aparece un nuevo capítulo.

Leer más
profile avatar
3 de marzo de 2006
Blogs de autor

Y el ganador es…

Un sicario israelí arrepentido, un escritor, una pareja homosexual de la Norteamérica rural, un periodista amenazado por la censura del macartismo. ¿Es la lista de entrevistados de un programa cultural de izquierdas? No, son los principales candidatos al Oscar.

Por lo visto, la academia está seria. Si no, miremos la lista del año pasado: un millonario que hace películas y pilota aviones (El aviador), una boxeadora (Million dollar baby), una estrella del soul (Ray) y Peter Pan (Finding Neverland). Había más famosos. Y más acción.   

Pero ahora no. Nada de monos gigantes, ni superproducciones, ni películas históricas. De hecho, en un acto de total atrevimiento, las nominaciones a mejor guión incluyen películas de Woody Allen y David Cronenberg ¿Es que se han vuelto todos locos? ¿Con tanto productor gastando $200 millones en películas de inversión asegurada, van a desperdiciar los oscars en baratijas con contenido?

He escuchado dos teorías al respecto.

La primera es técnica: Hollywood gasta demasiado dinero en filmes con una gran promoción que todo el mundo ve el primer fin de semana y luego nunca más. La razón es que ha creado un monstruo burocrático inservible. Por ejemplo: hay tanto dinero en juego que cada productora tiene a unas 32 personas para revisar los guiones. Como cada una de ellas debe justificar su puesto, todas hacen algún tipo de corrección. Al final, el guión es un Frankenstein de lugares comunes sin un autor claro. Y hay que pagar 32 sueldos más. En consecuencia, los contables han empezado a preguntarse si es necesario todo eso, o resulta más rentable contratar guionistas con talento.

La segunda teoría es la profunda: los americanos quieren pensar. Algo raro ocurre en su país, van a guerras que no tienen sentido, gastan un montón de dinero en ellas, los americanos no tienen seguro de salud y además el gobierno les escucha las conversaciones telefónicas. Algo funciona muy mal, pensar al respecto está de moda, y las películas que digan algo sobre la realidad tienen público, más público del que ellas habrían podido imaginar, incluso la de George Clooney, que es en blanco y  negro y nadie se dispara.

Existe una tercera teoría: todo es una farsa, y del mismo modo que un año ganó el Oscar American Beauty y poco después Chicago o El señor de los anillos, este año ganará una película profunda y el próximo, alguna con efectos especiales o números de baile.      

O quizá sea una mezcla de las tres. El caso es que la ceremonia de los Oscar de este año está de lo más progre. A ver si Philip Seymour Hoffman protesta contra la cárcel de Guantánamo o Ang Lee exige que se retiren las topas de Irak, antes de volver el próximo año nominados por un musical.

Leer más
profile avatar
3 de marzo de 2006
Blogs de autor

El tracatrá del tren

Mary McCarthy, que era una pájara de cuidado, decía no haber tenido nunca experiencia más erótica que un viaje en tren. Se refería, claro está, a los trenes americanos, los cuales llevan asientos a derecha e izquierda y un pasillo central como en los modernos Talgos y Aves. Por ese pasillo avanzaban las mujeres, solas y desafiantes, como en un desfile de modas. Los caballeros bajaban el diario un instante para verlas pasar como veleros con todo el trapo desplegado.

En Inglaterra sin embargo, los trenes eran de compartimento cerrado y pasillo lateral, como en la vieja RENFE, cuando viajaban seis frente a seis y el revisor abría la puerta corredera al grito de: “¡Billetes! ¡Billetes!”. Normalmente, a las cinco de la mañana.

La diferencia hizo que los bandidos norteamericanos corrieran por el pasillo central disparando como locos, y en cambio los criminales británicos estrangularan a sus víctimas en el compartimiento sin que nadie se enterara. Sólo, por mala suerte, un viajante que pasaba en el tren paralelo y que sorprendía horrorizado el crimen. John Ford contra el primer Hitchcock.

La razón de esta diferencia es que los trenes americanos imitan a las lujosas embarcaciones fluviales movidas a palas, las del Mississippi y las del Hudson, con pasajeros a babor y estribor, en tanto que los trenes británicos imitaban a las diligencias. Todavía en los pequeños trenes comarcales de la Isla, la puerta de entrada da directamente al compartimento, como si fuera, en efecto, una diligencia.

Los que amamos el tren por encima de todas las cosas (aunque no sólo por su erotismo), nunca le perdonaremos al gobierno español no haber llenado el país de trenes de alta velocidad, como los franceses, y habernos obligado a depender de esa compañía infame, grosera, ordinaria e infestada de inútiles que es Iberia.

Leer más
profile avatar
3 de marzo de 2006
Blogs de autor

All I Want is U(2)

Los conciertos de U2 en la Argentina fueron una fiesta. Participar de la experiencia me recordó la mejor parte del hecho artístico; porque había artistas encima del escenario haciendo lo suyo, pero rodeados de un público que, lejos de asistir pasivamente, participaba del hecho de manera infatigable. La gente produjo música a la par de U2, y entregó una energía (creo que sería apropiado llamarla devocional) que sin dudas inspiró la actuación del grupo.

Hoy en día U2 es un grupo tan popular, y de una persistencia tan inhabitual en la retina de la percepción pública, que resulta fácil usarlo como blanco. El hecho de que se los vea además como políticamente correctos es un bonus para la mentalidad de ciertos críticos, que sacan patente de iconoclastas cuando la emprenden contra algo que aparece, al menos en teoría, como inmerecedor de crítica. Personalmente encontré este show del Vértigo Tour un tanto sobrecargado de mensajes políticos, pero si dijese que estoy en contra de que Bono & Co. aprovechen su lugar para crear o avivar conciencias estaría pecando por hipocresía. Soy de los que piensan que un artista que goza de estima pública no sólo puede, sino que debería hacer lo que esté a su alcance para ayudar a que este mundo se convierta en un sitio más humano. Lo cual significa, por ende, que descreo de los artistas que se escudan en la pureza de su arte para encerrarse en una torre, intocados por la mugre de la vida cotidiana. Mi respeto más profundo está con los artistas que además de su obra ponen su cuerpo. Soy consciente de que por más que intente preservarme, la vida me va a llenar la cara de golpes: ¿por qué pretenderme representante de una pureza que jamás podría llegar a obtener, ni siquiera buscándolo?

Lo que quiero, aquí, es recordar las canciones. Cualquiera que haya lidiado alguna vez con la poesía sabrá cuán difícil es comunicar algo inolvidable en tan sólo cuatro estrofas. Aquellos que trabajamos con las formas del relato que requieren un desarrollo más extenso en el tiempo (una novela, un largometraje), envidiamos el efecto emocional que una buena canción pop logra en tan sólo tres minutos; o yo lo envidio, cuanto menos. Por eso, cuando me enfrento a artistas como U2, que de manera tan consistente han ido entregándome pequeñas epifanías emocionales a lo largo de tantos años, no puedo menos que estarles agradecido. Sólo Dios sabe cuán difícil es escribir una gran canción de amor. Yo siento que mi vida sería más pobre sin canciones tan conmovedoras, y a la vez producidas por una conciencia romántica tan desgarrada, como One, With or Without You y All I Want Is You. Y daría todo lo que tengo, hasta el límite de considerar la posibilidad de un pacto fáustico, por crear alguna vez algo que produzca una emoción tan genuina, tan honda y tan bella como la que estas canciones me han inspirado tantas veces.

Leer más
profile avatar
3 de marzo de 2006
Blogs de autor

American Ellis

Los personajes de Bret Easton Ellis siempre son seres glamorosos y bellos que se convierten en algo horrible: niños ricos y diletantes que se transforman en vampiros, o yuppies millonarios transfigurados en asesinos en serie, o modelos de pasarela reconvertidas en terroristas internacionales. En el fondo, todas sus novelas parecen decir: mira qué bonito parece EE.UU. Y ahora, mira el infierno que es en realidad.

Su última novela, Lunar Park, acaba de aparecer en España, y sigue el esquema habitual con una variante esencial: esta vez el personaje es él, o al menos, alguien igual que él: un escritor ultramillonario y famoso que se llama Bret Easton Ellis y ha escrito las mismas novelas. Y lo que ocurre es que todo su pasado y todas esas novelas se convierten en los fantasmas que lo atormentan y atosigan. Como si esta vez dijese: mira qué hermosa ha sido mi vida. Y ahora, mira cuántos cadáveres escondo en el armario.

No soy un gran fan de Easton Ellis, pero disfruté mucho la primera parte de la novela, cuando este personaje narra su ascenso a la fama rodeado por unos personajes que se llaman igual que sus verdaderos viejos amigos. Easton Ellis –el de la novela-, se droga tanto que no parece que haya espacio físico en su cuerpo para que quepa tanta sustancia. Sus editores le asignan un guardaespaldas para protegerlo de sí mismo, y él intenta sobornarlo con drogas. Se pasa dos minutos clínicamente muerto en la bañera de un hotel. Está tan descuidado de sí mismo que se le afloja un diente durante una conferencia de prensa.

Lo más divertido es su parodia del trabajo del escritor: el personaje lleva un tiempo escribiendo su gran obra, una novela llamada Teenage Pussy o algo así, cuyo gran gancho es mezclar sexo con mutilaciones. Su proceso creativo se reduce a anotar varias posibilidades combinatorias de esos dos elementos hasta llegar a unas doscientas. Y eso es la estructura. Luego sólo hay que escribirla asegurando que tenga más de quinientas páginas. Lo único engorroso es la interminable gira promocional. Pero con un cheque de un millón de dólares podrá comprar suficientes drogas para sobrevivir a ella.

Durante los años noventa, para los críticos más conservadores, Bret Easton Ellis era considerado el ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer en literatura: era considerado superficial, efectista, frívolo y reaccionario. Se aseguraba que su carrera literaria no duraría más que un hit musical en la radio. Y sin embargo, siguiendo esa receta, construyó el retrato fiel de una América sin alma, entregada al show business, a la apariencia y al placer sensorial pero vacía, incluso brutal, en su interior. Y aquí sigue. Y por cierto, con una novela que ha recibido excelentes críticas.

En Lunar Park, el mismo Easton Ellis forma parte de ese paisaje que describió diez años antes, un paisaje que alimenta a cambio de que lo alimente a él. Burlándose de América, se ha convertido en un ícono de ella. Enfrentándose a los críticos, ha terminado por ganarse su aprecio. El caso de Easton Ellis me hace preguntarme si un escritor realmente puede saber qué va a ocurrir con su trabajo, o si las novelas son como botellas al mar, que pueden ser llevadas a cualquier orilla por una corriente que escapa a nuestro control.

Leer más
profile avatar
2 de marzo de 2006
Blogs de autor

Ese lenguaje indestructible

En otoño de 1968, el diario ABC publicó un artículo de Jorge Luis Borges. Pocos meses antes, el caballero de las letras argentinas había escrito en una revista de Buenos Aires lo que realmente pensaba sobre la cultura española. En aquel artículo, Jorge Luis Borges había dicho toda la verdad y nada más que la verdad. Era un artículo realmente muy bueno que debería reimprimirse.

Como es obvio, la gente del ABC desconocía el artículo y por lo tanto no podía sentirse ofendida, de modo que acogieron a Borges en sus páginas sin sombra de duda. Quienes sí habían leído el artículo argentino era la gente del diario Pueblo, órgano de los sindicatos franquistas y lugar del que saldrían muchos jefes de la prensa española actual. El diario Pueblo se rasgó las vestiduras y afeó al ABC que publicara a un enemigo de España.

“Es inadmisible que Borges pretenda inhabilitar a toda una generación española que ha dado su testimonio meritísimo en todos los géneros literarios”, bramaba el león sindical con su prosa campanuda. “No es honesto sugerir con una pirueta retórica que pensadores, filólogos y ensayistas como Zubiri, Laín Entralgo, Julián Marías, Tovar, Fueyo Álvarez y Tierno Galván, no tengan otros horizontes intelectuales que «festejar el coche de Ortega»”, se quejaba amargamente el sindicalista vertical. ¡Fueyo Álvarez! ¡Cráneo privilegiado!

“No se puede asistir a la indignidad de que un escritor de lengua española declare que piensa en inglés y que su propio idioma le oprime para la expresión literaria”. ¡Ah, la lengua! ¡A un español no se le puede tocar la lengua! ¡Sobre todo si es catalán o vasco!

Lo mejor era esto: “Sólo con indignación se puede escuchar que Madrid es «una ciudad sin otra elaboración intelectual que las greguerías»”. Expresión, creo yo, bastante acertada, pero que provocaba la santa indignación de los falangistas reciclados, de los agraviados, de los quejicas, de las plañideras identitarias y culturales, de los pigmeos mentales del franquismo y que sigue provocando la ira de sus herederos actuales.

Este idioma de hidalgo resentido que ahora predomina en las provincias independentistas, no es otra cosa que el eterno “¡viva mi dueño!” de este país de todos los demonios.

Leer más
profile avatar
2 de marzo de 2006
Blogs de autor

Una pequeña duda existencial

¿Por qué hacemos lo que hacemos? Quiero decir, aun aquellos de nosotros que tenemos una vocación definida, que nos dedicamos a lo nuestro por pasión, con consciencia de que jamás elegiríamos hacer otra cosa (y de que probablemente tampoco podríamos hacer otra cosa, por pura inutilidad para el resto de los menesteres de este mundo): ¿por qué lo hacemos? Incluso en el caso de que nuestra vocación sea cierta y nuestro corazón puro, los motivos por los cuales hacemos lo que hacemos nunca son unívocos. Lo hacemos por amor, pero también porque nos gusta la atención que concitamos al hacerlo. Lo hacemos porque tenemos talento para ello, pero también porque nos seduce la idea de una cierta fama. Lo hacemos por compulsión, porque no podemos evitarlo, pero también por dinero.

Es posible que la pregunta sea retórica, que no exista respuesta. Pero al menos hay algo que podemos respondernos. Sólo nos consta que nuestra pasión es verdadera cuando hemos mordido el polvo de la derrota más abyecta, cuando no hemos obtenido ninguna de las prebendas que viene con el cargo: ni atención, ni fama, ni dinero, y aun así nos levantamos y volvemos a intentarlo. ¿O no pintó Van Gogh hasta que su mano perdió la capacidad de moverse y su cuerpo se desbarató por entero?

Leer más
profile avatar
2 de marzo de 2006
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.