Hace poco descubrí este disco producido por Andy Warhol. Lo había comprado en Nueva York hacía años, como un encargo de Mauricio, un amigo que vive en Cochabamba, y ni siquiera me había llamado la atención la portada emblemática; se lo entregué a Mauricio y no le pedí que me lo copiara, como solía hacer con la música que me interesaba. Ahora que he vuelto a escuchar música como solía hacerlo en mis años de Berkeley, una recomendación de Liliana hizo que fuera a Best Buy a buscar el disco.
Sí, ya lo sé, llego tarde para alabarlo, pero lo cierto es que Velvet Underground & Nico es cada vez más relevante; su sensibilidad está muy presente en la cultura popular contemporánea, y ha influido no sólo en la música sino también en la literatura y en otras artes. El título de un libro de cuentos de Denis Johnson, Jesus' Son, sale de un verso de una de sus canciones, y el de una novela de William Gibson, All Tomorrow's Parties, está sacado del título de otra canción de este disco.
Gracias a John Cale, The Velvet Underground & Nico logró su inconfundible sonido experimental. Las letras escandalosas de Lou Reed se llevaron los elogios –en “Heroin”, asistimos a la experiencia de un adicto a la heroína— e influyeron en múltiples grupos de rock, cada vez más dispuestos a tocar temas tabú, pero las baladas lánguidas, melancólicas y celebratorias no son menos importantes: sin hacer mucho ruido, “Sunday Morning” se ha convertido hoy en una de las canciones más clásicas de un disco lleno de canciones clásicas.
