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Escrito por

Héctor Feliciano

Héctor Feliciano es puertorriqueño y actualmente escribe desde Nueva York, para los diarios El País y Clarín y la revista de crónicas Etiqueta Negra. Ha sido corresponsal cultural en Europa para los diarios The Washington Post y Los Angeles Times. Residió en París por más de dieciocho años, en donde ejerció, además, como redactor en jefe de World Media Network, una agrupación de diarios europeos. También trabajó como consejero artístico en la Oficina de Asuntos Culturales de la Alcaldía de París. Es, además, maestro del Taller anual de reportería e investigación cultural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, fundada por Gabriel García Márquez. Con su libro, El museo desaparecido -la conspiración nazi para robar las obras maestras del arte mundial, obtuvo la beca del National Arts Journalism Fellowship Program (NAJP), otorgada por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Feliciano dedicó más de ocho años de investigación a rastrear la historia del saqueo de arte por los nazis y ubicó más de dos mil obras de arte desaparecidas desde la guerra, en museos, galerías, colecciones privadas y casas de subasta en Europa y los Estados Unidos. Desde la publicación del libro, miles de pinturas y otras obras han sido devueltas por museos y coleccionistas a sus propietarios legítimos. Feliciano ha sido miembro del Comité de expertos de la Comisión Presidencial de Bienes del Holocausto en los Estados Unidos. Es licenciado en Historia por la Universidad de Brandeis y tiene una maestría de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y un diploma a nivel doctoral en Literatura Comparada de la Universidad de París.

Foto: L.M. Palomares

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Noche victoriosa

Todos lo sabemos ya. Obama salió electo presidente.

Los debates lo ayudaron, pero, en realidad, la victoria masiva de anoche se hizo clara con el estallido de la crisis financiera.

Ganó gracias, en parte, a la disciplina electoral de los hispanos, pero no, esencialmente, gracias a ella.

En estas elecciones los hispanos no han jugado, en el plano nacional, ningún papel esencial. El tema de la inmigración, por ejemplo, no ha sido tema de campaña.

Los hispanos obedecieron la disciplina de partido, pues en su mayoría votaron por Hillary Clinton en las primarias, pero, a pesar de lo que temían muchos comentaristas, su voto se trasvasó directamente a Obama.

Los estados que decidieron la elección, como Pensilvania, Virginia, Ohio no tienen una población hispana numerosa. El voto de Florida, que ganó Obama, no fue decisivo en esta elección, pues cuando se supieron sus resultados ya la mala suerte de McCain estaba echada por los tres estados mencionados.

Con su victoria, Obama fortaleció la coalición demócrata atrayendo a las urnas más jóvenes, más negros y más hispanos, en ese orden.

El apoyo hispano a McCain fluctuó alrededor del 30%, mientras que Bush, en las elecciones de 2004, obtuvo más de 40%. Ese 10% de votos hispanos hubiera sido esencial para que ganara McCain.

Han demostrado los hispanos que, en su gran mayoría, votan por los demócratas, aunque no tanto como los negros, más de 80%, o los judíos, por encima del 75% -y ambos grupos de forma consistente-, pero sí lo suficiente como para ser considerados uno de los pilares importantes de la renovada coalición demócrata.

Obama triunfó en los estados de Colorado, Nevada y Nuevo México, en donde los hispanos jugaron, en su victoria, un papel esencial. Son estados con apenas unos 20 votos de colegio electoral y su importancia yace en que con sus nuevos legisladores se han transformado en estados demócratas y que sus votantes hispanos podrían garantizarle una larga vida al Partido Demócrata en el oeste.

Muchos hispanos repiten, desde hace semanas, que la elección de Obama es el ejemplo de que es posible que, algún día, un hispano sea presidente del país y de que su elección se ponga a formar parte del mito inmigrante de que todo es posible, incluyendo la Casa Blanca, si se trabaja y se tiene talento.

Del lado republicano, lo interesante ha sido que el maremoto demócrata aplanó a los senadores y diputados republicanos moderados. Ese maremoto había ya comenzado en las legislativas de 2006. Legisladores republicanos, a la hora tardía en que escribo, sobrevive uno sólo en los seis estados de Nueva Inglaterra. En el partido quedan mayormente conservadores y la extrema derecha del partido.

Lo que podría ser el gran trastorno de esta elección, a parte de la sacudida nacional e internacional que significa la elección de un presidente negro, sería la existencia de una altísima tasa de participación del electorado. A esta hora no conocemos las cifras.

Tradicionalmente, en las elecciones nacionales estadounidenses, vota alrededor del 50% de los votantes.

La tasa más alta en la época moderna ha sido la de 64% en las elecciones de 1960 que vieron a Kennedy enfrentarse a Nixon.

Muchos votantes y comentaristas comparan a Obama con Kennedy, por su juventud y por su carisma.

Si Obama ha logrado igualar o superar ese porcentaje, entonces, su tarea será aún más ardua para integrar y mantener activos a esos numerosos votantes. ¿Intentará hacerlo? Y si la respuesta es sí, entonces, ¿cómo lo hará?

Ya veremos, pues.

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5 de noviembre de 2008
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Una mexicana con McCain II

Teresa explica por qué no votaría por Obama.

Vengo de un país en donde todo es retórica, dice, escuchar a Obama es como escuchar a Fox. Se me hace que no tiene algo real que ofrecer. Es sólo retórica.

Una vez, se ilusionó mucho con lo que Fox podía representar para México.

Yo fui de las que animó a mi familia de que necesitábamos un cambio.

Pero, la decepción fue grande y, ahora, se desconfía.

Tenemos miedo de las promesas vacías, insiste.

Aunque admite que, entre el superávit tan grande que existe y las dos guerras, será difícil, tanto para McCain como para Obama, realizar sus programas.

No está ninguno de los dos en la realidad, afirma.

/upload/fotos/blogs_entradas/sarah_palin_22_med.jpgAdmira a Sarah Palin, la candidata republicana a la vicepresidencia.

Me recuerda mucho al presidente municipal de los pueblos de mi país, que conoce a todos, que era padrino de los niños en el pueblo.

Se me hace muy parecida en esos términos, pero rebelde.

Mi hermana tiene un hijo con el síndrome de Downs, y se identifica mucho con ella.

Estuvo deprimida un mes, pero, luego, tuvo que poner la depresión a un lado.

Se sorprende de los ataques de la prensa contra Palin.

¿Cómo la pueden criticar tanto si, de por sí, una madre tiene que trabajar tanto?

La veo a ella y refleja parte de aquello con lo que mi hermana se identifica.

Palin es una persona real, que siente y, por lo menos, sabe lo que es luchar, explica, Creo que es una self-made woman (una mujer que se hizo por sí sola NHF). Es una persona de pueblo.

Teresa concluye, no sé nada de política, pero es como relaciono esta situación con mi vida y con mi experiencia.

Es curioso, como decíamos, que Teresa favorezca a McCain.

Forma parte de una minoría dentro de la minoría hispana, pues apenas una tercera parte de estos votará por los republicanos en esta elección. Según las encuestas.

Ya, el martes 4, por la noche, sabremos si las encuestas nacionales eran tan precisas como se dice.

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3 de noviembre de 2008
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Una mexicana con McCain I

Teresa García es mexicana. Vive en los Estados Unidos desde 1989, cuando, muy joven, salió de su ciudad (Cuautitlán Izcalli), cerca de la capital.

Llegó como turista a Nueva York, se quedó, consiguió trabajo y posee ahora la codiciada Tarjeta Verde, el permiso de trabajo. Vive con su hermana casada; su hermano se encuentra en California y sus padres están en México.

Teresa se encuentra ahora en los trámites finales para obtener la nacionalidad estadounidense.

Del año 2000 hasta la pasada semana fue empleada de la Asociación Tepeyac que provee ayuda y servicios a los inmigrantes hispanos recientes que viven en la región, mayoritariamente mexicanos.

Por lo pronto, estudia y en 2009 espera obtener el certificado de corredora bursátil.

Si yo pudiera votar, votaría por McCain. Aunque él tuviera sólo 20% de probabilidades de ganar, dice con mucho énfasis.

¿Por qué?, le pregunto, pues extraña encontrar una hispana de Nueva York, ciudad demócrata por excelencia, que, además, haya trabajado con inmigrantes pobres y que favorezca a McCain.

Lo que conozco de política es lo que yo vi, responde.

Y cuenta que junto a la Asociación Tepeyac estuvo muy activa con el tema de la legalización de los inmigrantes y promovía una amnistía general.

Nos tocó tocar las puertas. En política, unas veces les ayudas a los políticos y otras, a veces, te ayudan. Fuimos a Washington a ver senadores, diputados, dice.

Recuerda que como no existen cabilderos para los inmigrantes, la presión política la realizan directamente los grupos de base y dependen de las acciones que lleven a cabo los activistas.

Ibamos en autobúses que nosotros mismos fletábamos hasta Washington, a que nos recibieran.

Viajaban a la ciudad hasta tres veces al año.

Viniendo de un país tan clasista como México, agrega, no esperábamos que nos recibiera un senador. Sólo un 30% de los políticos lo hacían.

McCain nos recibió y nos explicó que no era posible una amnistía, pero nos convenció de que si los inmigrantes ilegales habían pagado impuestos y no tenían expediente criminal entonces se les podía legalizar.

Siempre fue muy bueno. Nunca pensé que tuviera ganas de correr para presidente.

Explica, además, que, desde 1999, McCain ha tratado de pasar diferentes propuestas.

Y aclara que su voto a favor de McCain sería: no porque me cae bien, sino porque creo que ha sido consistente.

Cuenta que su experiencia con los políticos demócratas no ha sido alentadora. Por ejemplo, les tomó varios años convencer al diputado puertorriqueño José Serrano, del distrito del Bronx en Nueva York.

En 1999, nos dijo que mientras hubiera pobres en el Bronx, no estaría a favor de ninguna legalización. En 2003, lo convencimos.

Me sorprendió muchísimo que fueran más los republicanos los que favorecían la legalización. Quizá porque están con los intereses que quieren contratar, concluye.

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31 de octubre de 2008
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Colegio electoral

Siento que es importante hacer otro desvío por el paisaje electoral estadounidense. Hoy, sugiero un recorrido por el sistema del colegio electoral que rige las elecciones presidenciales.
 
Seguramente, este año no pasará lo ocurrido en las elecciones del año 2000, en las que el demócrata Gore obtuvo más votos que el republicano Bush y, sin embargo, este último salió electo presidente del país. 
 
/upload/fotos/blogs_entradas/bush_vota_por_correo_a_mccain_med.jpgEn ese entonces, Bush obtuvo el 47,9 % del voto popular pero sumó 271 votos del colegio electoral, mientras que Gore con el 48,4% del voto popular sólo obtuvo 266 electores.
 
Lo ocurrido se debió, como sabemos, al sistema de voto indirecto que se aplica en los Estados Unidos. Un sistema muy diferente al popular y directo que se estila en gran parte de Europa y de América Latina.
 
Cada uno de los 50 estados de la unión, más el distrito de la ciudad de Washington, tiene un colegio electoral conformado por electores o votos de acuerdo a su población.
 
Así, California tiene 55 votos del colegio electoral, Nueva York 31. Illinois 21 y Arizona 10.
 
El total suma 538 votos del colegio electoral nacional. El vencedor es el candidato que obtenga un mínimo de 270 de esos votos.
 
El sistema fue establecido para colocar a los 50 estados en una posición de semiigualdad y para proteger a los estados con poca población.
 
Cada estado funciona, pues, como una esclusa, como un sistema estanco que llevará a cabo su propia elección presidencial el día 4 de noviembre y cuyos votos del colegio electoral se sumarán a los de los otros estados para llevar a uno de los dos candidatos a la Casa Blanca. 
 
Es profundamente injusto, pues 48 de los estados otorgan todos sus votos de colegio electoral al ganador, sin preocuparse por ninguna proporcionalidad.
 
El resultado es poco representativo y tiende a apoyar casi exclusivamente un sistema bipartidista y no otro.
 
A parte del ejemplo citado de la elección Bush y Gore, en 1996, Clinton obtuvo 379 votos del colegio electoral -el 70% del total- con sólo el 49% del voto popular, mientras que su adversario político, el republicano Bob Dole, consiguió el 30% de los votos del colegio electoral con el 41% del voto popular.
 
Por otra parte, el candidato independiente, Ross Perot, obtuvo 8% del voto popular sin un solo voto de colegio electoral pues no ganó ningún estado.
 
Ese sistema de esclusas lleva a los candidatos a tener que jugar una suerte de desaforado partido de ajedrez, como el que observamos en estos últimos días de campaña, intentando buscar, de estado en estado, los votos del colegio electoral necesarios para ganar la presidencia.
 
No incentiva a los candidatos a concentrarse, por ejemplo, en una ciudad como Nueva York, mayoritariamente demócrata, pues ya la tienen gana de antemano. 
 
Se ven obligados, entonces, a buscar una combinación de estados que le proporcionen la victoria.
 
Debido a esa misma búsqueda de estados al estilo ajedrez, las minorías empedernidas, como los ultras religiosos, pueden adquirir un enorme poder en el ámbito político, muy por encima de su peso y voto real.
 
El mayor inconveniente del sistema es que no se puede acumular el voto popular de estado a estado.
 
Lo que lleva a los dos partidos a interesarse poco en gastar recursos y tiempo en movilizar el voto en ciertos estados que ya tienen ganados o que los consideran perdidos. Y, por lo tanto, se deja de movilizar a muchos de los votantes posibles.
 
Y, a ello se debe, en parte, el que solamente un 50% de los que tienen edad para votar ejerzan su voto en las elecciones estadounidenses.
 
Si lo vemos de ese modo, el sistema del colegio electoral fomenta la elección del presidente de la única superpotencia mundial por un 25 a 26 % de los votantes del país.

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29 de octubre de 2008
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McCain dice que gana

Por un momento, hagamos un paréntesis en el tema de los hispanos y de su voto.

Echémosle un vistazo a las probabilidades de ganar del senador McCain. Probabilidades que, por supuesto, no integran como factor al voto hispano, pues su lealtad con Obama parece no estar en juego.

/upload/fotos/blogs_entradas/john_mccain_durante_un_mitin_en_ohio_med.jpgSegún encuesta tras encuesta, el candidato republicano perderá las elecciones. A pesar de que Obama no saca una delantera clara, casi todas las encuestas dan su victoria como un hecho inapelable.

Sin embargo, el equipo de McCain promete que el 4 de noviembre su candidato saldrá elegido presidente de Estados Unidos.

¿Por qué insisten así?

Primeramente, los asesores de McCain están convencidos de que si bien el voto popular puede favorecer a Obama, éste no acumula aún, estado por estado, los 270 colegios electorales necesarios para ganar la presidencia.

Saben que, en estas elecciones, los encuestadores se quejan de la dificultad de trazar tendencias claras de un cuerpo electoral más grande que nunca y del que no se sabe quién irá a votar o no. Además, son conscientes de que la raza de Obama puede jugar un papel desfavorable entre los electores blancos.

Creen que si McCain gana, o pierde por poco, en un estado con un importante voto obrero blanco como Pensilvania -21 colegios electorales-, seguramente saldrá victorioso en otros similares, como Ohio -20 colegios electorales- y Florida -27 colegios electorales.

Segundo, el equipo de McCain cree que, en última instancia, los electores moderados votarán por el senador de Arizona. Está convencido de que son sensibles a la idea de que Obama aumentará los impuestos. Por mencionar el alza de los impuestos Obama se está viendo acusado de ser socialistoide o de querer instaurar el socialismo, que aquí es el equivalente del comunismo. Y, además, McCain cree que la falta de experiencia de Obama dirigirá a los moderados hacia él.

Por último, McCain y los suyos saben que si bien las encuestas dicen que Obama posee una gran ventaja entre los que irán a votar por primera vez en su vida,  no tiene garantía absoluta de que éstos vayan a votar el cuatro de noviembre.

Una cosa es inscribir a un elector, visitándolo en su casa, encontrándolo en la calle, camino o a las puertas de su trabajo, y otra, muy diferente, el día de la elección, hacerlo llegar hasta la urna a que deposite su voto.

Ya pronto, el 4 de noviembre, sabremos si todo, o parte de lo anterior, era cierto. 

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27 de octubre de 2008
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Nuevo México y Nevada

Esbozaré un corto cuadro recapitulativo de los estados de Nuevo México y Nevada -indecisos aún- y donde el 4 de noviembre la población hispana jugará un papel importante. Nos ayudará a comprender las elecciones ese día.

Como hemos repetido, este año, en el electorado general y entre los hispanos, el tema de la inmigración ha cobrado muy poca importancia. Los temas que cuentan son la economía, la educación y los gastos médicos. Además, la plataforma del Partido Republicano, dura con la inmigración, se encargó de alejar a cualquier hispano que simpatizara con sus posiciones.

Nuevo México y Nevada tienen sólo cinco colegios electorales cada uno. Es cierto que 10 colegios electorales aparentan no ser gran cosa, pero, probablemente, terminarán por ser decisivos, pues cada candidato acumula los colegios de cada estado como puede, sumando, hasta que el vencedor obtenga los 270 necesarios para ganar.

En Nuevo México, el 38% de los votantes es hispano y el estado ha votado, a veces, demócrata y, otras, republicano. En 2006, por ejemplo, Gore ganó por 366 votos; pero en 2004, Bush obtuvo la victoria por 6.000.

En las elecciones de 2004 los temas favorecían a los republicanos, pues se concentraban en la seguridad nacional y en lo que aquí se le llama temas sociales conservadores, como la prohibición del matrimonio gay y del aborto. Los hispanos católicos del estado tuvieron mucho que ver con esa victoria de Bush.

En Nevada, el 12% de los votantes es hispano y Bush ganó con relativa facilidad las elecciones en 2000 y en 2004.

Pero, los estrategas demócratas ven un elemento nuevo que podría hacer girar la dirección del viento.

Nevada ha visto un gran crecimiento poblacional en los últimos diez años. Se debe, en gran parte, al éxito renovado de la ciudad de Las Vegas, que ha atraído a muchos nuevos trabajadores a la región. Se cree que esos nuevos residentes votarán, en su mayoría, demócrata. 

Eso, sumado a la campaña general de inscripción, motor de la campaña de Obama, ha hecho que, desde las elecciones de 2004, el número de votantes hispanos inscritos de Nevada se haya duplicado, a 120,000. Ya veremos si tiene el resultado esperado.

Pero, más allá de todo lo escrito anteriormente, la pregunta que me hago es la siguiente, ¿Por qué, con una situación nacional e internacional favorable, añadida a las grandes sumas de dinero de las que dispone y a éstas cifras alentadoras entre los hispanos, los sondeos no dan todavía a Obama una mayoría abrumadora o por qué no logra, en éstos, una ventaja clara?

Creo que la respuesta indica que muchos electores del país no quieren votar por un negro.

Hoy, una encuesta de The New York Times afirma que un treinta por ciento de los electores dice que conoce a alguien que no votará por Obama debido a su raza. ¿Hablan de sí mismo?, ¿cómo se traducirá esa cifra en votos? Es una incógnita que sólo se revelará el cuatro de noviembre. 

 

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24 de octubre de 2008
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Un tejano con Obama II

Ocaña habla de su estado de Tejas. Recuerda que, a pesar de que sus 3,6 millones de latinos conforman el 25% de los votantes del estado, no podrán ponerlo en juego en estas presidenciales.
 
Tejas es el estado de Bush y allí ganó las presidenciales en 2004 con el 61% de los votos, que incluía el de muchos hispanos. Sus votantes no han elegido a un presidente demócrata desde que votaron mayoritariamente por Johnson en los años 60 y Carter en 1976.
 
Desde hace años, los republicanos dominan la gobernación y la legislatura del estado. 
 
Pero, cuenta Ocaña que el paisaje político ha comenzado a transformarse y que se distinguen cambios graduales.
 
Las encuestas enseñan las tendencias a través del tiempo y las tendencias demuestran que nuestra ventaja se expande, afirma. 
Son dos las razones, continúa, aumentan la población hispana y el voto afroamericano, con inscripción de nuevos votantes y una mayor movilización. Esto último se debe, en parte, a la influencia de Obama entre el electorado negro. 
 
Así, dice, en estas elecciones, podría cambiar el control republicano de la legislatura del estado. 
 
Podríamos capturar la legislatura, pues necesitamos sólo cinco escaños más.
 
Además, uno de los dos senadores nacionales de Tejas podría ser derrotado. Se trata del ultraconservador republicano John Cornyn, aliado sistemático de Bush. Ocaña lo describe como un traje vacío. 
 
/upload/fotos/blogs_entradas/la_guerra_entre_los_candidatos_en_internet_med.jpgCornyn se disputa el escaño con Rick Noriega, un hispano de origen mexicano, diputado estatal y teniente coronel veterano de la guerra en Afganistán. Noriega se encuentra, ahora, a una distancia de cinco a siete puntos de Cornyn.
 
La campaña de Noriega ha imitado el plan de internet de Obama, explica Ocaña. Y ha recaudado una cantidad de fondos impensable hace unos meses. Los electores se movilizan.
 
El cuatro de noviembre veremos lo que ocurrirá en el estado de Tejas.

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22 de octubre de 2008
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Un tejano con Obama I

Gilbert Ocaña nació, se crió y vive en Tejas, pero se encuentra temporeramente en Colorado. Allí permanecerá trabajando de voluntario por las próximas tres semanas, hasta las elecciones del 4 de noviembre.
 
Es dueño de una imprenta en Austin y asesor de un bufete de abogados de Nueva York.
 
En las primarias demócratas, apoyó a Bill Richardson, el gobernador de Nuevo México. Richardson pasó al bando de Obama y Ocaña hizo lo mismo.
 
Cuando le pregunto si es tejano, contesta efusivamente, Sí, si hasta tengo las botas de vaquero puestas ahora mismo. Tejano llaman a los que vivían en Tejas antes de que éste formase parte de los Estados Unidos.
 
Como una gran parte de los hispanos de este país, Ocaña no habla el castellano y se siente tan estadounidense como el que más.
 
El inglés lo habla perfectamente bien con la suerte de acento líquido de los hispanos de la región, casi impulsado por una lejana reminiscencia sonora del español de México que alarga algunas primeras sílabas, del mismo modo que el castellano de Buenos Aires o de Montevideo recuerdan la cadencia del italiano.
 
Ocaña ha sido importante para la campaña de Obama, ha recaudado 50.000 dólares y es miembro del selecto Consejo Nacional de Liderazgo (National Leadership Council), los recaudadores del candidato demócrata.
 
Le pregunto, ¿por qué escogió Colorado, un estado tradicionalmente conservador? Porque es un estado más difícil, responde. Pernocta en casa de amigos, se paga los gastos mientras trabaja con los hispanos del estado, que componen el 12% de los votantes, para que ahora gane Obama.
 
Como él, otros 100 voluntarios tejanos vendrán a convencer a indecisos, a tocar puertas y conversar, a movilizar y animar a convencidos, a recaudar fondos.
 
En 2004, Bush ganó en Colorado por solamente unos puntos. Este fin de semana, las encuestas en este estado del oeste, dan la victoria a Obama por siete puntos. Y, en parte, dependerá de la movilización.
 
He trabajado en cinco campañas presidenciales. Es la campaña más interesante que he presenciado en mi vida, dice con el entusiasmo necesario de alguien que convence a otros. Tenemos la mejor organización de base que he visto, agrega.
 
Sin contar a los cientos de voluntarios como Ocaña, Obama dispone de 40 funcionarios asalariados a lo largo de todo el estado, mientras que McCain, que se fió de la tradición del voto estatal y que dispone de menos dinero, no tiene más que ocho.
 
Ocaña acaba de regresar de un almuerzo para recaudar fondos para Obama en donde la invitada era Linda Sánchez, diputada por California, que se encuentra, también, en Colorado como voluntaria. 
 
Nunca antes una campaña había estado tan abierta a los votantes. No existen los mediadores del partido, aclara,. Si quieres establecer una organización o celebrar una reunión o movilizar a otros votantes, lo informas por internet y lo haces. Si existe un secreto en esta campaña, es que no es necesario estar conectado a la maquinaria del partido.
 
No olvida que los republicanos están muy bien organizados y que ganaron las últimas dos elecciones, aunque está convencido de que los votantes independientes y hasta algunos republicanos se están decidiendo por Obama.
 
Muchos, que eran obreros sin dinero, votaban con los republicanos por estar con el ganador, explica, Pero, con la crisis, van a votar por su interés propio. En realidad, no están cambiando de ser republicano a ser demócrata. Se preguntan ahora, ¿si los republicanos me favorecían tanto, por qué me metieron en este lío?
 
Le pido me explique, ¿por qué la elección de Obama será buena para los hispanos?
 
Es cierto que los hispanos no hemos tenido mucho contacto con los afroamericanos. Pero, la biografía de Obama podría ser la de los latinos en los Estados Unidos. Una persona de medios humildes, hijo de un inmigrante, puede llegar a ser presidente. Es muy evocador. No sólo abre las puertas para los afroamericanos, sino para los latinos y los inmigrantes. 

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20 de octubre de 2008
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Cifras hispanas

Revisemos un poco algunas cifras de los últimos años. Serán útiles para comprender el verdadero impacto de las elecciones, el 4 de noviembre.

Desde la década del 70, más del 63% de los 9 a 10 millones de votantes hispanos habían dado consecuentemente su voto a los demócratas, identificado siempre como el partido de los inmigrantes, de la izquierda y del centroizquierda.

Sin embargo, con la turbulencia política y el realineamiento de fuerzas creado por los incidentes del 11 de septiembre, su voto, como el de muchos otros votantes en el país, ha ido transformándose.

Así, en las elecciones presidenciales de 2004, las primeras celebradas después del 11-S, Bush obtuvo hasta el 44% del voto hispano. Un cambio de sólo un 7%, pero que significaba el mayor voto latino obtenido jamás por un candidato republicano.

Los temas que dominaban las campañas entonces eran, en ese orden, el de la seguridad nacional y el de los llamados valores morales, como el del matrimonio gay y el aborto.

Los hispanos que votaron por Bush entonces estaban convencidos de que el Partido Republicano manejaba mejor los problemas militares y de seguridad nacional. Y, además, siendo en su gran mayoría católicos o machistas, no favorecían ni el aborto ni el matrimonio gay.

Aún con ese pequeño avance de pocos puntos, Karl Rove y otros estrategas republicanos se sentían lo suficientemente optimistas como para hablar públicamente de consolidar y conservar el voto hispano de forma permanente y, de ese modo, transformar la mayoría legislativa del país hacia la derecha.

Ese cambio en el voto se advirtió más claramente en el sureste y en el oeste, entre los hispanos de origen mexicano o cubano. Sin embargo, en el noreste, en los estados de Nueva York, Nueva Jersey, Connecticutt y Massachussets, los hispanos -de origen, allí, mayormente caribeño, como los puertorriqueños y los dominicanos- seguían votando, como siempre, masivamente a los demócrata.

Los hispanos dieron la victoria a Bush en cuatro estados en los que ganó por cinco puntos o menos. Se trataba de Nuevo México, en el que forman el 37% del electorado, de Florida, el 14% y de Nevada y Colorado, el 12%.

Pero, hoy, en esos mismos cuatro estados, las encuestas dan la victoria a Obama por cuatro puntos o más.

El regreso a los demócratas parece haberse operado y los votantes hispanos que favorecieron al Partido Republicano en el 2004 y en las legislativas de 2006 han ido trasvasándose de vuelta.

Las razones aparentes son las siguientes.

- Los temas que fueron considerados de urgencia y de salvación nacional y moral y que surgieron después del 11-S han desaparecido hoy del debate nacional.

- Ya mencionamos en otro post que el modo en que el ala conservadora republicana había manejado el tema de la inmigración alejó en masa a los hispanos. Además, la inmigración no ha sido tema nacional de debate en estas elecciones.

- Los temas que se discuten a lo largo de la campaña son, la economía, naturalmente, el seguro de salud, la educación y, en menor medida, las guerras de Irak y de Afganistán. En esos temas, según las encuestas, los hispanos prefieren las posiciones de los demócratas.

Sin embargo, a pesar de que se siente como si ya los dados hubieran sido lanzados y que caerán a favor de Obama, estas cifras también recuerdan que, para los demócratas, nada es seguro; acaso ya no en estas elecciones, sino en las que están por venir.

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17 de octubre de 2008
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Florida

 

Si los 27 colegios electorales de Florida -de los 270 que deberá obtener a través del país el candidato ganador- van a ser, de nuevo, importantes en estas elecciones, entonces serán los hispanos del estado los que lo decidirán, en parte. En parte digo, porque Obama cuenta, además, con la inscripción y movilización extraordinaria de la población negra de Florida que votará masivamente por un candidato de su misma raza.
 
Pero, sigamos hablando de los hispanos.
 
En el sur, en la región de Miami, el voto hispano que domina desde los años 60 es el cubano, que ha favorecido abrumadoramente a los republicanos.
 
Sin embargo, en la parte central del estado, a lo largo de la ruta automovilística conocida como la I-4, la Interestatal 4, que cubre 212 kilómetros que van desde Tampa en el golfo de México, pasa por Orlando y concluye en Daytona Beach, en la costa del Atlántico, se han asentado centenares de miles de hispanos de inmigración reciente. La mayoría viene de Puerto Rico y, entre ellos, hay casi 200 mil votantes.
 
Pero, esa cifra sólo representa el 30% de los votantes puertorriqueños posibles. Y, los dos partidos se han empeñado en aumentar esa baja participación electoral.
 
Los funcionarios de los partidos creen que bastaría con sólo aumentarla de un 10% para que la balanza en Florida se incline hacia uno u otro candidato.
 
Cada partido encuentra razones para alentarse en su objetivo. Los demócratas porque, a pesar de que Bush dominó la región y el estado en las elecciones presidenciales de 2004, Kerry obtuvo la mayoría del voto hispano en la I-4. Y, los republicanos porque, en las elecciones a la gobernación del estado, han atraído la mayoría de ese mismo voto.
 
Las dos campañas se disputan hoy el voto hispano por medio de numerosos anuncios en español por televisión, radio y prensa, de reuniones por todos los vecindarios y de equipos de funcionarios de cada partido que movilizarán a los votantes el día de la elección.
 
Los demócratas comenzaron con la actriz puertorriqueña Rosie Pérez que pasó este fin de semana por la región pidiendo que votasen por Obama.
 
En pocos días, el 20 de octubre, los votantes de Florida podrán dar su voto por adelantado; y el 4 de noviembre conoceremos los resultados definitivos. 

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15 de octubre de 2008
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