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Un tejano con Obama I

Por 20 de octubre de 2008 Sin comentarios

Héctor Feliciano

Gilbert Ocaña nació, se crió y vive en Tejas, pero se encuentra temporeramente en Colorado. Allí permanecerá trabajando de voluntario por las próximas tres semanas, hasta las elecciones del 4 de noviembre.
 
Es dueño de una imprenta en Austin y asesor de un bufete de abogados de Nueva York.
 
En las primarias demócratas, apoyó a Bill Richardson, el gobernador de Nuevo México. Richardson pasó al bando de Obama y Ocaña hizo lo mismo.
 
Cuando le pregunto si es tejano, contesta efusivamente, Sí, si hasta tengo las botas de vaquero puestas ahora mismo. Tejano llaman a los que vivían en Tejas antes de que éste formase parte de los Estados Unidos.
 
Como una gran parte de los hispanos de este país, Ocaña no habla el castellano y se siente tan estadounidense como el que más.
 
El inglés lo habla perfectamente bien con la suerte de acento líquido de los hispanos de la región, casi impulsado por una lejana reminiscencia sonora del español de México que alarga algunas primeras sílabas, del mismo modo que el castellano de Buenos Aires o de Montevideo recuerdan la cadencia del italiano.
 
Ocaña ha sido importante para la campaña de Obama, ha recaudado 50.000 dólares y es miembro del selecto Consejo Nacional de Liderazgo (National Leadership Council), los recaudadores del candidato demócrata.
 
Le pregunto, ¿por qué escogió Colorado, un estado tradicionalmente conservador? Porque es un estado más difícil, responde. Pernocta en casa de amigos, se paga los gastos mientras trabaja con los hispanos del estado, que componen el 12% de los votantes, para que ahora gane Obama.
 
Como él, otros 100 voluntarios tejanos vendrán a convencer a indecisos, a tocar puertas y conversar, a movilizar y animar a convencidos, a recaudar fondos.
 
En 2004, Bush ganó en Colorado por solamente unos puntos. Este fin de semana, las encuestas en este estado del oeste, dan la victoria a Obama por siete puntos. Y, en parte, dependerá de la movilización.
 
He trabajado en cinco campañas presidenciales. Es la campaña más interesante que he presenciado en mi vida, dice con el entusiasmo necesario de alguien que convence a otros. Tenemos la mejor organización de base que he visto, agrega.
 
Sin contar a los cientos de voluntarios como Ocaña, Obama dispone de 40 funcionarios asalariados a lo largo de todo el estado, mientras que McCain, que se fió de la tradición del voto estatal y que dispone de menos dinero, no tiene más que ocho.
 
Ocaña acaba de regresar de un almuerzo para recaudar fondos para Obama en donde la invitada era Linda Sánchez, diputada por California, que se encuentra, también, en Colorado como voluntaria. 
 
Nunca antes una campaña había estado tan abierta a los votantes. No existen los mediadores del partido, aclara,. Si quieres establecer una organización o celebrar una reunión o movilizar a otros votantes, lo informas por internet y lo haces. Si existe un secreto en esta campaña, es que no es necesario estar conectado a la maquinaria del partido.
 
No olvida que los republicanos están muy bien organizados y que ganaron las últimas dos elecciones, aunque está convencido de que los votantes independientes y hasta algunos republicanos se están decidiendo por Obama.
 
Muchos, que eran obreros sin dinero, votaban con los republicanos por estar con el ganador, explica, Pero, con la crisis, van a votar por su interés propio. En realidad, no están cambiando de ser republicano a ser demócrata. Se preguntan ahora, ¿si los republicanos me favorecían tanto, por qué me metieron en este lío?
 
Le pido me explique, ¿por qué la elección de Obama será buena para los hispanos?
 
Es cierto que los hispanos no hemos tenido mucho contacto con los afroamericanos. Pero, la biografía de Obama podría ser la de los latinos en los Estados Unidos. Una persona de medios humildes, hijo de un inmigrante, puede llegar a ser presidente. Es muy evocador. No sólo abre las puertas para los afroamericanos, sino para los latinos y los inmigrantes. 

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Héctor Feliciano

Héctor Feliciano es puertorriqueño y actualmente escribe desde Nueva York, para los diarios El País y Clarín y la revista de crónicas Etiqueta Negra. Ha sido corresponsal cultural en Europa para los diarios The Washington Post y Los Angeles Times. Residió en París por más de dieciocho años, en donde ejerció, además, como redactor en jefe de World Media Network, una agrupación de diarios europeos. También trabajó como consejero artístico en la Oficina de Asuntos Culturales de la Alcaldía de París. Es, además, maestro del Taller anual de reportería e investigación cultural de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, fundada por Gabriel García Márquez. Con su libro, El museo desaparecido -la conspiración nazi para robar las obras maestras del arte mundial, obtuvo la beca del National Arts Journalism Fellowship Program (NAJP), otorgada por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. Feliciano dedicó más de ocho años de investigación a rastrear la historia del saqueo de arte por los nazis y ubicó más de dos mil obras de arte desaparecidas desde la guerra, en museos, galerías, colecciones privadas y casas de subasta en Europa y los Estados Unidos. Desde la publicación del libro, miles de pinturas y otras obras han sido devueltas por museos y coleccionistas a sus propietarios legítimos. Feliciano ha sido miembro del Comité de expertos de la Comisión Presidencial de Bienes del Holocausto en los Estados Unidos. Es licenciado en Historia por la Universidad de Brandeis y tiene una maestría de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia y un diploma a nivel doctoral en Literatura Comparada de la Universidad de París.

Foto: L.M. Palomares

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