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Annie Hall (1)

Nos identificamos con ella. Diane Keaton dejaba de ser la imagen vaga y cómica de El dormilón, Sueños de un seductor y La última noche de Boris Grushenko, para pasar a ser una de nosotras. Ropa holgada, aunque más audaz que la nueva y, sobre todo, puesta en ella, que la movía como el viento las hojas. Tuvo el talento de sacar la sofisticación de las tiendas de la Quinta Avenida y llevarla a la calle, darle normalidad, y que de este modo, la forma de vestirse fuese tan inseparable de la persona como la voz o la mirada. Su corbata, chaleco y sombrero danzaban alrededor de los ojos-triángulo más soñadores y estrellados que se hayan visto en una pantalla.

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16 de diciembre de 2008
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Lo último de Proust

Como ha ocurrido en muchas oportunidades, descubro en el blog de Pierre Assouline que este martes se vende en la casa de subasta Sotheby's en París varios objetos, cartas, libros que tienen que ver con la literatura y sobre todo Marcel Proust.
 
El lote 83 es algo emocionante: las últimas palabras escritas por el autor, el mismo día de su muerte, el 18 de noviembre de 1922. "Cleste Odilon peut partir dans 10 minutes, et rentrer vers 6h1/2, 7h du matin. Approchez de moi la chaise". (Cleste Odilon puede irse dentro de diez minutos, y volver como a las seis y media, siete. Acercaros a la silla.) Las manchas de café en el papel corresponden, según Cleste que cuidaba su casa, al intento de beber una taza para complacer a su hermano y a ella.

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15 de diciembre de 2008
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El último revolucionario analógico

La verdad es que vi la primera parte de la película de Steven Soderbergh sobre el Che... y me encantó. Ya sé, ya sé: no es precisamente la peli sobre Guevara que la mayoría de los latinoamericanos imaginamos. (En nuestras cabezas funciona como una mezcla entre Lawrence de Arabia y La batalla de Argelia.) Pero esa es una de las razones por las que Che Part 1 -como dicen los títulos al final; o El argentino, como se la ha llamado en alguna otra parte- funciona tan bien: porque Soderbergh no practica el recurso trillado de la mayoría de las películas épicas, esto es, intentar meterse en la piel del héroe en su camino a la gloria, sino que más bien procura mantenerse a una módica distancia, como si las imágenes hubiesen sido registradas por uno de los tantos revolucionarios -y no precisamente uno de los más entusiastas- que acompañaron al Che hasta su entrada triunfal en La Habana. La narrativa de Che Part 1 construye con deliberación el verosímil de la objetividad: aunque esto es imposible por definición -cada plano y cada encuadre encubren un juicio de valor, consciente o no-, lo que Soderbergh comunica es su necesidad de mostrar las cosas tal como (imagina que) deben haber sido, para que cada espectador construya su propia lectura del personaje.

/upload/fotos/blogs_entradas/che_guevara_llegando_al_boho_de_fidel_castro_med.jpgEn una entrevista que concedió a www.aintitcool.com, Soderbergh (que por cierto, dista mucho de ser uno de mis cineastas favoritos) marcó algunas cosas que sustentan esta impresión. En primer lugar, la voluntad de narrar el proceso revolucionario cubano a través de la figura del Che. Estudioso confeso de procesos más que de resultados, Soderbergh dice que aquella fue ‘la última revolución analógica', subrayando la lenta tarea desarrollada por Fidel y compañía desde su desembarco en la isla, ganando terreno al tiempo que reclutaban y formaban voluntarios hasta los avances finales que determinaron la huida de Fulgencio Batista. Hoy, dice Soderbergh, en un mundo con tecnologías militares tan avanzadas, una campaña similar sería imposible. Consciente de lo anacrónico de la gesta, logró a mi juicio transmitir la experiencia de lo que debe haber sido ese proceso. Bajándole los decibeles a los discursos ideológicos, que nunca suenan a proclama sino a cosa obvia repetida con naturalidad; y concentrándose en las pequeñas epifanías cotidianas, aun en el medio de la circunstancia excepcional. Ningún relato de los que he visto o leido -a excepción del cuento Reunión, de Julio Cortázar- logró hacerme sentir que yo también estaba allí, con Camilo y el Che en plena Sierra Maestra, hasta la llegada de la película de Soderbergh. 

                                                              (Continuará.)

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15 de diciembre de 2008
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Secretos pintados, murales perdidos

Pocas mujeres americanas tan inquietantes, tan hermosas e incomprensibles como Blanca Luz Brum. Hace años, en Montevideo, en la librería del judío Moses, compré un libro sobre la vida de una inquietante y hermosa uruguaya, unas falsas memorias escritas por Hugo Achugar. Las devoré fascinado y desde entonces llevo años persiguiendo al fantasma real de una mujer que parece una leyenda. Atrapado por su vida, por sus excesos -no soy el único, me acompañan Andrés Trapiello y Juan Manuel Bonet-, el otro día me volví a encontrar con su realidad, su mito, en un artículo de Soledad Gallego-Díaz. Hablaba de un mural del "coronelazo" y pintor David Alfaro Siqueiros. Los desnudos de la mujer rubia de esa obra perdida, y rescatada en Buenos Aires, son los de Blanca Luz, su mujer durante algunos años al principio de los treinta del pasado siglo.

/upload/fotos/blogs_entradas/blanca_luz_brum_med.jpgSeductora, muy joven, Blanca Luz Brum se escapó de su colegio de monjas y se dejó raptar por un poeta enfermizo.

Tuvo muchos amores, muchos hombres, muchas ciudades y varias vidas. Coqueta, mentirosa, seductora, desde que muy joven se escapó de su colegio de monjas, se dejó raptar en una motocicleta por el poeta enfermizo, moderno, amante de Lenin, del fútbol y niño bien limeño Parra del Riego. Ella había nacido hermosa y con ganas de escapar. Tuvieron un niño y el poeta murió. Y Blanca Luz siguió su vida enamorando a poetas, políticos, pintores, revolucionarios y ricos. Y abandonándolos. Fue una "reina comunista", una cortesana de tiempos revolucionarios. Exaltada escritora, poeta mediocre, que desde su belleza, su impertinente juventud y su osada libertad se metía con "las poetisas gordas, invertidas, sucias; con los poetas serios, muñecotes rellenos de piedras, melenudos, momificados, egipciados...".

Tiempos de amor con el estalinista, bebedor de tequila y gran pintor que ya había gritado "abajo la pintura de caballete", Siqueiros. Una vida llena de emociones, cárceles, confinamientos, asesinatos políticos, aventuras revolucionarias y amigos que se llamaban Frida Kahlo, Diego Rivera, Tina Modotti, Eisenstein, Álvares Bravo, Sandino o Pablo Neruda, con él conoce alguna noche de amor. Mientras su marido la pinta desnuda para el mural del rico mecenas Natalio Botana, ella ya está enredada con el "emperador, el ciudadano Kane" de la prensa argentina. No le dura mucho Botana. Cambia de amante, de país, y se casa por la Iglesia -sin haber renunciado a la fe comunista- con un ingeniero chileno. Después vendrían los amores peronistas, incluido Juan Domingo, antecedentes de aventuras entre la progresía y la burguesía de Chile. Cada vez más rubia y más conservadora. Quiere luchar contra "los rojos", huir de Allende, refugiarse en la España de Franco. Termina sus días protegida y admirada por Pinochet, en la isla de Robinson Crusoe. Olvidada de sus viejos compañeros de viaje, vive su última huida hacia delante.

Artículo publicado en: El País, 14 de diciembre de 2008.

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15 de diciembre de 2008
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Lo que sí es de nuestra incumbencia

Intentaba estos días pasados decir que la diferencia entre el Narrador de La Recherche proustiana y el niño que aprende a hablar reside fundamentalmente en que el segundo ha desbrozado aun muy poco terreno, mientras que el primero puede ser identificado al despliegue hasta entonces efectuado de su lengua, en este caso la francesa, incluido naturalmente el prodigioso desarrollo de la misma que supone la poesía por él evocada de Gerard de Nerval, Beaudelaire o Leautreamont.

/upload/fotos/blogs_entradas/einstein_med.jpgLa emoción, el vértigo a veces, es en ambos casos (niño y Narrador) la misma, al igual que ocurre con Einstein forjando las fórmulas de la Relatividad Restringida y el que por primera vez las aprehende en todas sus tremendas implicaciones respecto al mundo sustentado en nuestras intuiciones elementales (la intuición de tiempo y espacio absolutos en primer lugar). Y al respecto quisiera hoy hacer una puntualización:

El arte no tiene prioridad alguna tratándose de vivificar el alma. El criterio reside en impedir que ésta se apague, que la indolencia triunfe, que se deje de estar confrontado, que el ser humano encuentre refugio en la pantufla. Hace unos días evocaba de nuevo el consejo que solía dar a estudiantes de filosofía (luego convencionalmente "de letras") a los que circunstancias, de hecho buscadas, llevaban a confrontarse a la teoría einsteniana; consejo relativo a no desmayar respecto a las ecuaciones que se temía iban muy rápidamente a ser borradas de la memoria consciente, a aprender hoy la ecuación que se olvidará mañana. Acabo con la misma cita de Eliot que ayer: "Pero tal vez no haya ni pérdida ni ganancia. Para nosotros no hay sino el intento. Lo restante no es de nuestra incumbencia."

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15 de diciembre de 2008
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La América de Obama, 3

GENERACIÓN OBAMA

Vista la distribución territorial del voto, veamos ahora como se distribuye en las distintas franjas y grupos de población, según los principales parámetros de edad, raza, nivel económico o habitat. McCain venció entre los votantes de más de 65 años (53% frente a 45% para Obama), los blancos (55% a 43%), los ciudadanos de rentas medias (entre 50.000 y 200.000 dólares) y los habitantes de zonas rurales (53% a 45%). En todos los otros grupos étnicos, edad y habitat venció Obama. En las zonas rurales y entre los mayores de 65 años McCain amplió incluso la última victoria de Bush, que en el caso de estos últimos le dieron un margen más estrecho de 52% a 47%. Fácilmente se puede identificar a McCain con la América del siglo xx y a Obama con la del xxi, ya no tan sólo por su edad y personalidad, sino también por las características de sus electores e incluso por su implantación en regiones económicamente en declive o emergentes.

Si es relevante el comportamiento de los mayores de 65 años a favor de Mc- Cain más lo es todavía el de los menores de 30 a favor de Obama, que le han votado en una proporción del 66 por ciento. El Pew Research Center venía detectando desde las presidenciales de 2004 un cambio de actitud generacional, que se confirmó en las elecciones de mitad de mandato de 2006 y se ha consolidado de forma muy decisiva en estas elecciones. La propia afiliación de los jóvenes a los dos grandes partidos ha evolucionado en el mismo sentido, desde la práctica paridad en 2000 (36 % demócrata, 35% republicano) hasta una diferencia de 19 puntos porcentuales en 2006: 45% están inscritos como demócratas y el 26% lo están como republicanos.

Un análisis más detallado permite observar que la decantación generacional a favor de Obama es muy grande entre los jóvenes negros (95%) y muy importante entre los hispanos (76%), pero sigue siendo relevante entre los jóvenes blancos (54%, diez puntos por encima del voto a McCain). Entre estos últimos se revela decisivo el nivel educativo. Quienes tienen nivel universitario se decantan en una proporción del 55%, frente al 42% por McCain, mientras que quienes no la poseen llegan casi a la paridad (50% a 48%)

EL VOTO DE DIOS

El magnetismo de Obama se ha percibido incluso entre los jóvenes votantes pertenecientes a familias de la derecha cristiana. Los votantes protestantes en general votaron por Obama en un 45%, cinco puntos más que a Kerry. Entre los cristianos renacidos y evangélicos o baptistas, sólo un 24% votó a Obama, tres puntos más que a Kerry, pero en el caso de los menores de 30 años el porcentaje llega al 32%, duplicando a Kerry (16%), algo que también sucede con la siguiente franja de edad, menos de 45 años y mayores de 30, que votan a Obama en un 23%, mientras que a Kerry sólo lo hicieron en un 12%. Hay todos los elementos para identificar una Generación Obama que, según el Pew Research Center, es más diversa en cuanto a identidad racial y étnica y más secular en cuanto a orientación religiosa que las anteriores generaciones políticamente identificadas.

Respecto al reparto del voto según la identificación religiosa, Obama venció entre los votantes católicos (54% frente a 45% McCain), siempre según las encuestas a pie de urna del Pew Research Center, mejorando el resultado de Kerry en siete puntos. Bush venció en 2004 entre estos votantes con un 52%. Destripando el voto católico se comprueba que si se trata de católicos blancos ganó McCain (con 52% frente a 47% para Obama), aunque el demócrata ganó ampliamente entre los católicos hispanos (72%). Obama obtuvo el 94% del voto protestante negro y el 67% de los hispanos protestantes y pertenecientes a otras confesiones cristianas. Y sólo obtuvo, en cambio, el 24% de los blancos evangélicos (frente al 74% para Mccain).

Obama también ha mejorado el comportamiento de los demócratas entre otras minorías religiosas, como los judíos americanos. Entre estos últimos, tradicionalmente demócratas, ha mejorado en relación a Kerry en tres puntos, de 74% a 77%, aunque ha bajado en relación a Al Gore, que obtuvo el 79% en 2000, según el diario israelí Haaretz. Los expertos consideran que las modificaciones del comportamiento electoral según adscripción religiosa no corresponden a un cambio substancial. Lo revelan las cifras más generales sobre comportamiento religioso. Entre quienes asisten semanalmente a los servicios religiosos McCain ha ganado por un 55% frente a 43% para Obama, algo por debajo de Bush, que obtuvo un 61% en 2004 frente al 39% de Kerry. Entre los ciudadanos que no se identifican por su adscripción religiosa Obama ha vencido ampliamente (75% a 23%) y ha aumentado ocho puntos respecto a Kerry en 2004.

VOTO MULTIÉTNICO

Respecto a la identidad étnica, lo relevante de la victoria de Obama es que se debe al voto masivo de la minoría afroamericana y a su fuerte penetración en todas las otras minorías, especialmente la hispana, de peso creciente en el conjunto de Estados Unidos, pero especialmente en algunos Estados. El análisis del voto blanco merece una consideración específica, pues Obama vence sólo entre los menores de 30 años (54% a 44%), los poseedores de título de postgrado (54% a 44%), los habitantes de los Estados del Este (52% a 47%) y los habitantes de las ciudades (51% a 47%), pero pierde en cifras globales (41% a 57%). La identificación de McCain con la América wasp (white, anglosaxon and protestant) tiene un traslado casi directo en el comportamiento electoral y tuvo ya un correlato previo en la muy escasa representación de las minorías en la Convención republicana.

El voto negro no ofrece muchas dudas. Obama obtuvo el 95% de los votos, 3'3 millones más que John Kerry, de los que 2'9 millones era jóvenes negros que no quisieron votar a este último en 2004. Una cuarta parte del incremento de voto negro viene de votantes republicanos de 2004. La disciplina electoral afroamericana ha sido relevante en algunos Estados del antiguo sur segregacionista, como Carolina del Norte y Virginia, donde el alto nivel de inscripción electoral y de participación ha permitido arrebatárselos a los republicanos.

La alta participación electoral y el comportamiento en las urnas de los hispanos han sido factores cruciales, quizás el segundo argumento explicativo para la victoria después del voto joven. Obama obtuvo el 67% de sus votos, 23 puntos más que Bush, vencedor entre esta franja de población en 2004. McCain sólo ha obtenido el 32%, un 12% menos que Bush en 2004. Obama llevó a las urnas a 2'5 millones hispanos más que Kerry, un tercio de los cuales votaron a Bush en 2004.

Esta caída del voto republicano entre los hispanos es especialmente amarga para la coalición conservadora, que había considerado a este sector de población COMO muy próximo a los valores de la derecha religiosa republicana, y es además muy preocupante para el futuro por el auge demográfico que está experimentando esta minoría. Obama obtuvo la victoria en Estados del interior, donde Bush venció en 2004 gracias entre otras cosas al factor hispano. Este es el caso de Nevada, Colorado, Nuevo México y Florida. En la victoria de Obama en Estados como Virginia, Carolina del Norte e Indiana, donde no pudo ganar Kerry en 2004, cuenta también el factor hispano. Incluso en Arizona y Texas el incremento es tan importante que permite pronosticar una victoria demócrata en 2012 si no hay cambios sustanciales de tendencia.

Bush había manejado muy bien el voto hispano en sus elecciones gracias principalmente a su posición de apertura ante la inmigración. Aunque McCain apoyó a Bush en su intento de aprobar una ley de inmigración más permisiva, los republicanos se han convertido en el partido de los enemigos de inmigración, por lo que no son de extrañar los resultados adversos obtenidos. La sobrerepresentación de los hispanos en las fuerzas armadas es un segundo factor explicativo respecto a los recelos que suscita el republicanismo entre este segmento de población: es la más afectada por las muertes y los heridos de la guerra de Irak.

El comportamiento del voto hispano desmiente que fuera un voto cautivo de los Clinton y la supuesta dificultad de los hispanos para votar a un candidato afroamericano. Permite aventurar que su futuro comportamiento será un factor clave en la consolidación de la hegemonía demócrata, aunque dependerá sobre todo de la salida de la crisis económica y de las políticas sobre inmigración que realice el futuro gobierno.

También es muy significativa la fragmentación del voto por rentas, que da la victoria de Obama entre las más bajas (menos de 50.000 dólares al año) por un amplio 60% y las más altas (más de 200.000 dólares) que le votan en un 52% de casos frente al 46% a McCain. Se corresponde con el cuadro general de esta votación, en la que la América rural, de la tercera edad, cristiana renacida y conservadora pierde centralidad y da el relevo a una nueva América económicamente emergente, urbana, multiracial, nada fanática en sus expresiones religiosas y sobre todo joven y tecnológica.

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15 de diciembre de 2008
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Relatos después de la batalla (1808-1823)

Antonio Alcalá Galiano

Ramón de Mesonero Romanos

Gaspar de Jovellanos

Antonio de Capmany

Mariano José de Larra

Fundación Dos de Mayo, Nación y Libertad

Los sucesos del Dos de Mayo en Madrid y la subsiguiente Guerra de Independencia, la proclamación de la Constitución liberal en un Cádiz cercado por las tropas napoleónicas o el posterior regreso de Fernando VII y la sañuda destrucción de cuanto se había logrado durante su prolongado eclipse público fueron sucesos fundamentales y que no sólo marcaron decisivamente el devenir del siglo XIX en España sino que sus consecuencias se dejarían notar hasta bien entrado el siglo XX.

/upload/fotos/blogs_entradas/relatos_despus_de_la_batalla_18081823_1_med.jpgLa idea de recurrir al testimonio de grandes escritores que a la vez fueron testigos e incluso protagonistas de algunos de esos hechos era en principio una magnífica idea. En cambio resulta algo más discutible la elección de los autores. De Jovellanos, probablemente uno de los pensadores españoles más honestos y comprometidos, nada se puede objetar salvo que su intervención, titulada "Memoria en que se rebaten las calumnias divulgadas contra los individuos de la Junta Central...", difícilmente puede ser considerada un relato. Es, en todo caso, un alegato jurídico y moral en favor del derecho que asistía a la Junta Central para asumir el mando supremo sobre los destinos de una nación profundamente perturbada por la presencia de Napoleón al frente de 300.000 soldados. Y en otro orden de cosas lo mismo cabe decir de la intervención de Antonio de Capmany y Montpalau, cuyo título, "Centinela contra franceses", ya dice bien a las claras de qué va el contenido. Es evidente que Napoleón no era precisamente un caballero y que su actuación en España merecía de sobras un juicio severo y muy negativo. Pero incluir como relato un panfleto patriotero y repleto de improperios, insultos y descalificaciones ("vanísimo y soberbio", "malvado", "infame", "usurpador", etc.) resulta de una notable monotonía. Aparte de que tampoco es un relato.

Lo cual no es en absoluto el caso de Alcalá Galiano y Mesonero Romanos, cuyos escritos constituyen el grueso del volumen. Aparte de testigos directos de los sucesos que narran, ambos eran antes que nada periodistas. Y aunque muy conscientes de la trascendencia del momento, con sus escritos no trataban de emular al historiador ni pretendían aportar datos que sirvieran en el futuro a los científicos. Ambos eran conocidos cronistas de la actualidad y lo que les preocupaba era el retrato social, la vida cotidiana, la vestimenta y las costumbres, los periódicos que se leían: en suma, el reportaje de aquello que estaban viviendo. Uno, Alcalá Galiano, era gaditano y participó activamente en la creación de su propio tiempo. Son espléndidos los capítulos dedicados al desastre de Trafalgar (tocándole dar cuenta de la muerte de su propio padre en el mar) y las descripciones del Cádiz cercado por los franceses con las fiestas, la vida cotidiana y la galería de tipos curiosos locales o recién llegados a la ciudad; o los capítulos posteriores, ya en Madrid (1808), y de nuevo en Cádiz durante la proclamación de la constitución luego conocida como "la Pepa".

Y lo mismo con respecto a Mesonero Romanos, otro cronista de la Corte que era un niño cuando el alzamiento del Dos de Mayo pero que escribe sus memorias muchos años después y va mezclando recuerdos personales con hechos más generales y que conocería ya de mayor. Es impagable su relato de las revueltas populares previas al Dos de Mayo y durante las cuales el pueblo asaltó y destruyó primero el palacio de Manuel Godoy, después las viviendas de sus familiares y por último las de sus allegados, entre los cuales don Leandro Fernández de Moratín, que debió huir por el tejado para salvar la vida (que no los muebles) huyendo de un populacho exacerbado por las arengas de una cabrera tuerta, vecina y vieja enemiga de Moratín.

Y una sorpresa: acostumbrados a ver denigrada hasta el paroxismo la figura y la obra de Manuel Godoy (y los improperios que le dedica Capmany en su intervención son similares a los que le propinan los historiadores posteriores, desde el conde de Toreno hasta hoy) sorprende el respeto que le muestran tanto Alcalá como Mesonero. Ambos parecen coincidir en que le perdió la vanidad y que tratar de manipular a Napoleón en su propio beneficio fue un gesto insensato dictado por la soberbia. Pero ni rechazan de plano su obra de gobierno ni reducen a escombros su trayectoria humana. De lo cual cabe deducir que el autoproclamado Príncipe de la Paz era un hombre más complejo e interesante de lo que la propaganda contra los afrancesados ha dejado entrever. Y que merecería un buen biógrafo.

La intervención final de Larra, siendo simpática y dotada de la agudeza crítica que le caracteriza, vuelve a sembrar la duda en el lector normal, que cierra el libro preguntándose si de verdad en la España del XIX no hubo otros auténticos cronistas capaces de hacer buenos relatos de las batallas. La verdad es que cuesta creer que sea necesario recurrir a textos jurídicos, panfletos antibélicos o artículos ingeniosos como material de relleno.

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15 de diciembre de 2008
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El rostro del silencio

El paciente se desnuda, se cubre luego con una bata atada a la espalda a modo de sudario, se acuesta sobre una bandeja y con un deslizamiento suave le introducen en una cápsula similar a las que trasladan por el espacio a los héroes del cine de fantasía. En ese ataúd electrónico, bajo una luz cenital y un desconcertante espejillo en el que puede verse los ojos mirando a sus ojos, comienza la exploración. El paciente sabe que va a morir y también sabe que esta máquina blanca, impoluta, que emana una luz fluorescente, ha sido construida para proporcionar un simulacro de perduración a su vida.

El paciente habla consigo mismo. "Trataré de pensar algo entretenido, pero ¿cómo es posible que piense en lo que voy a pensar?". Y así sucesivamente. Si el paciente hubiera nacido cien años antes es probable que en lugar de monologar a solas hubiera rezado, pero hace ya más de cien años que nuestro monólogo no puede dirigirse a nadie fuera de nosotros mismos. Esa voz interna, tan enigmática, ha recibido muchos nombres: espíritu, hálito vital, alma, psique, conciencia, subjetividad... Ninguno de los nombres ha permanecido porque esa voz interior tiene su propio tiempo y, pasmosamente, cambia. Hace siglos, la voz interior se identificaba, en los sueños, con la voz de algunos animales y los humanos entonces tenían cabeza de caballo, o con las estrellas y adoptaban forma saturnal. La voz ha hablado con infinidad de extraños, con Osiris, con Gilgamesh, con Afrodita, con Yahve, con el Crucificado, y sucesivamente el humano ha tomado la forma del firmamento solar, de un guerrero divino, del éxtasis sexual, del Verbo, del resurrecto. El paciente actual no comunica con nada. Su voz sale y regresa de y al mismo lugar. Sólo se parece a sí mismo.

El paciente se sobresalta cuando comienza a oír unos ruidos furiosos. Es la máquina, se dice. Los ruidos son violentos, estridentes. Ahora comprende por qué le han impuesto dos tapones en los oídos antes de meterle allí dentro. Al poco, ya sosegado, distingue dos ruidos distintos, unos son parecidos a los que producen las hélices o las centrifugadoras de lavado y dan una impresión de torbellino. Otros, más dolorosos, son martillazos, perforadoras de pico que quieren horadar su cráneo. El paciente se dice que en esa soledad el estruendo es simplemente lo que le llega del mundo y que el mundo le habla en espiral o con percusiones. Mientras monologa, se percata de que tiene una segunda voz interior, una especie de sombra de la anterior, que simultáneamente le va diciendo: "¿Tú entiendes esta soledad?" Ambas voces, la que trata de ordenar el caos violento que le agrede y la que se pregunta melancólicamente por la desolación, son inseparables y suyas. También se dice que si la segunda voz habla de la soledad es porque previamente debe de haber concebido la compañía que ahora le falta. Dentro de la prisión íntima, en la desolación, va imponiéndose un orden que mitiga la angustia y el espanto. No obstante, ese orden es, a su vez, inexplicable. ¿Cómo puede el humano allí desamparado e inerme poner orden en algo? ¿De quién ha heredado esa capacidad de orden? Sin embargo, al orden se agarra como un naufrago al madero que aparece ante sus ojos flotando en el océano.

Ahora el paciente ya está preparado para ser un artista del siglo XX. Su tarea y su ambición será dar forma a esas voces interiores en lucha contra el ruido exterior, el caos que le devora. Las formas ya no puede tomarlas del mundo, los signos mundanos son puro ruido. A veces un fragmento de signo puede ayudar, una mano simplificada y grotesca, órganos sexuales dibujados con carboncillo sobre el muro de un retrete, la calavera... pero el artista de la modernidad tratará por todos los medios de que nada de cuanto produce se parezca al mundo exterior porque en ese mundo exterior predomina el ruido, la técnica, el dominio, y justamente lo que a él le abruma es el caos que se corresponde con ese mundo dominado, técnico y ruidoso. El artista del siglo XX sabe que el mundo exterior ha dejado de ser aquel lugar habitable en el que los caballos o las reales decapitaciones enriquecían la vida. Ahora el mundo exterior es tan sólo el escenario de una carnicería y esa carnicería es la de todos los humanos. Simbólicamente lo supo cuando los ciudadanos más avanzados del universo decidieron extirpar del globo a otros ciudadanos a quienes acusaban de tener una sangre sucia. Luego comprendió que aquella matanza técnica y ruidosa había sido un disimulo para ocultar la matanza verdadera que es la de todos los humanos, los cuales, ahora, carecen de refugio donde descansar tras la muerte. Son reses camino de la aniquilación.

El artista sabe que la suya es una tarea imposible, pero se empeña en ella. Va a dar forma y lanzar al mundo (ese cementerio divertido) los signos de la interioridad, del orden íntimo. Nacen así torbellinos y percusiones artísticos. Si usa palabras, a eso lo llamará "monólogo interior" y dará lugar a paisajes en los que Dublín es un torbellino del lenguaje. Si lo hace con sonidos construirá una gramática que quiere introducir la percusión de la matemática en el mundo del ruido mediante series que en sí mismas sólo muestran lo azaroso de la razón. Puede también querer dar forma visible a su monólogo. Entonces pinta.

/upload/fotos/blogs_entradas/kandinskyfull_med.jpgEn 1913 escribió Kandinsky una historia del arte. Decía así: "Primer periodo. Origen: deseo práctico de fijar el elemento corporal efímero. Segundo periodo. Desarrollo: la pintura se libra progresivamente de ese fin práctico y el elemento espiritual domina progresivamente. Tercer periodo. Meta: la pintura alcanza el estadio más elevado del arte puro, los vestigios del deseo práctico han sido por completo eliminados. Ahora habla de espíritu a espíritu en un lenguaje artístico. Es el ámbito de los seres pictórico-espirituales (los sujetos)". Los subrayados son suyos. En la revista donde se publicaba el artículo de Kandinsky (Der Sturm) venía de seguido otro de Blaise Cendrars con esta famosa frase: "Cada pintura es un estado de ánimo único". Aquí lo importante es la palabra "único".

El paciente encerrado en el tubo hospitalario atraviesa oleadas de emoción, reflexión, resignación, cólera, devoción. La prueba dura mucho y es muy breve. Cada uno de sus estados de ánimo (únicos) ha de ser arrancado de la clínica, de los ojos que ven sus ojos, del olor a formol, de las voces de unas enfermeras que conversan sobre el último fin de semana en Lloret, hasta convertirlo en un signo abstracto que dé perennidad a ese estadio pasajero, casi inexistente, del ánimo único. Espirales, percusiones, también manchas, grumos, trazos, rectas, telas rajadas o monocromas.

Dándose facilidades, sin embargo, otros artistas del siglo XX llevarán a cabo una operación indecente y que muestra la vileza del orden artístico. Estos inventarán "el arte primitivo". Atacarán y matarán de raíz los últimos vestigios que quedaban del antiguo diálogo entre humanos y divinos y coleccionará (¡coleccionará!) máscaras congoleñas, tótems de esquimales, estatuillas votivas precolombinas, para mostrar no sólo su desprecio por las anteriores encarnaciones humanas, sino la arrogancia del asesino civilizado. Los más audaces exhibirán su "estado de ánimo único" bajo la forma de un primitivismo de señorito y así como sus abuelos diseñaron toda la parafernalia que precisaban sus naciones (bailes típicos, vestidos regionales, rituales folklóricos) para matar de raíz la vida verdadera de los pueblos insumisos al funcionariado, ahora ellos fijan para la eternidad unas rameras de la calle Avinyo disfrazadas de venerables dioses africanos. La puta del arte suplantaba a la celebración de la tierra y Stravinsky podía convertir la consagración chamánica de la primavera en un refinado ballet.

En la cueva de Chauvet pudo oírse un relincho muy similar a una risa sardónica.

Artículo publicado en: El País, 13 de diciembre de 2008.

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15 de diciembre de 2008
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Hace 30 años

Era el año 1978, y todas queríamos ser Diane Keaton.

En la nueva España democrática, en que la mayoría acabábamos de votar por primera vez, las chicas llevábamos faldas largas, botas altas y jerséis anchos. Ocultábamos las formas o simplemente no las mostrábamos, no les dábamos importancia, de modo que el cuerpo desaparecía debajo de esta ropa todavía un poco ad lib, liberado del sujetador, del maquillaje y de cualquier perifollo. Por supuesto los zapatos de tacón de aguja estaban proscritos y también las uñas largas y las joyas auténticas, no digamos las pieles. Aquellas chicas nos forjamos en la sencillez más absoluta. Incluso los anuncios de Coca-cola alababan a una chica morena, de impresionante naturalidad. Pero ¿éramos así o algo más contradictorias? ¿cuáles eran nuestros deseos y sueños y angustias? Éramos una novedad, nadie nos conocía.

Y en eso... llegó Annie Hall. 

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15 de diciembre de 2008
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La cohesión

De la misma manera que el Dada y Duchamp acabaron con la seguridad del sistema del arte, la Gran Depresión de 1929 acabó con la seguridad del sistema económico. Más o menos desde entonces fue avanzando el tiempo de la inseguridad en todos los órdenes del valor, desde la muerte de Dios a la muerte de la novela, desde las persecuciones nazis hasta los pogroms, desde la amenaza policial a la amenaza terrorista. La pérdida de la seguridad dio paso a las alucinaciones, los miedos, proliferación de los espectros, las amenazas de las apariencias, los corros de simulaciones, la inestabilidad de la creencia, la disipación de la utopía, la proliferación de los sujetos, la pérdida de cohesión.

Esta suerte de desintegración de la fe, del sexo, de la cultura o de las leyes económicas, se correspondió con la desintegración de la física a nivel macro mediante el big bang y a nivel micro mediante la bomba de fisión. La desintegración del núcleo desencadena la energía nuclear, la desintegración nuclear de lo social lleva a la pérdida de la colectividad.

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15 de diciembre de 2008
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