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El pogromo

Por 8 de diciembre de 2008 Sin comentarios

Lluís Bassets

Esta palabra, de uso universal pero de origen ruso, pertenece al vocabulario de la violencia antisemita. La destrucción, el pillaje y el asesinato de judíos en los guetos de Europa oriental a lo largo del siglo XIX fueron el anuncio del exterminio en masa que se produciría ya bien entrado el siglo XX. El primer ministro israelí, Ehud Olmert, utilizó ayer mismo esta expresión para referirse a la acción violenta de los colonos judíos de Hebrón, que han disparado a civiles palestinos, atacado sus propiedades y profanado sus cementerios como protesta por el desalojo, por una orden judicial emanada hace tres semanas del Tribunal Supremo, de una vivienda ocupada ilegalmente en el centro de la ciudad palestina de Hebrón, a la que han bautizado como la Casa de la Controversia. La acción de los colonos extremistas, seguida sobre todo por jóvenes y niños, ha desbordado todos los límites y se ha convertido en un ataque generalizado contra la población árabe, que a su vez también se defiende de los ataques. Haaretz asegura que los enfrentamientos se hallan fuera de control de las autoridades y de los líderes de ambas comunidades.

Estas noticias que llegan de la Palestina ocupada no constituyen un incidente menor. Los colonos han sido hasta ahora la fuerza de tracción de la expansión de Israel en los territorios ocupados, una actividad abiertamente ilegal que no ha cesado en ningún momento, con gobiernos del Likud o con gobiernos laboristas, con el proceso de paz funcionando o con las intifadas en marcha. Los colonos han sido la vanguardia del Gran Israel soñado por la derecha extrema israelí y han jugado por tanto un papel similar al de los kibutz en el Israel socialista de Ben Gurion y Golda Meier.

Pero unos y otros, como vanguardia política, pertenecen a otra época y el precio a pagar para que alguien siga jugando un papel similar es demasiado alto para el propio Israel. Los graves incidentes de Hebrón, alrededor de una ocupación ilegal, se han convertido en un momento simbólico, en el que el propio Gobierno ha decidido que no puede seguir tolerando la violación de la ley israelí por los colonos ni el permanente doble rasero que les da impunidad al lado de una población palestina desposeída y marginada.

Israel se prepara para unas elecciones trascendentales el 10 de febrero de 2009, en las que se verán las caras Banjamin Netanyahu por el Likud y Tzipi Livni por Kadima, el partido del halcón Ariel Sharon y del realista Olmert. Las encuestas sitúan largamente en cabeza a Netanyahu, después de un inicial empate en el momento de la convocatoria electoral. El laborismo estará bajo mínimos, sin posibilidades de convertirse en alternativa.

Véase lo que dice Gidéon Levy, un prestigioso analista de Haaretz en su edición de ayer: "(El laborismo) no puede hablar de derechos humanos, desde que se convirtió en socio de pleno derecho del proyecto de ocupación y no puede hablar de los derechos de los trabajadores desde que se convirtió en socio del sistema de doble rasero instalado aquí, uno para los trabajadores judíos y otro para los extranjeros. Incluso su último papel de ‘protector del imperio de la ley’ no es más que un ardid a la luz de los hechos: también para la ley hay dos sistemas de valores, uno para Judíos y otro para los Árabes".

Estas elecciones se celebrarán justo veinte días después de la Inauguración de Barack Obama como presidente. Su resultado constituirá un dato trascendental para la reanudación del proceso de paz que tiene en la agenda el nuevo presidente y que tendrá en Hillary Clinton a su principal promoto

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Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

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