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Eder. Óleo de Irene Gracia

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Cantarles las cuarenta

Click here to view the embedded video. Soy un poco ilusa. Hasta el minuto antes que comenzara la ceremonia del María Moors Cabot ?celebrada ayer? pensé que el gobierno cubano iba a cambiar su decisión y dejarme salir. De ahí que guardé la grabación que hice en la Oficina de Inmigración y Extranjería el lunes 12 de Octubre. Hoy, al comprobar que sigo en el mismo sitio, me he decidido a publicarla, pensando especialmente en todos aquellos que están pasando por situaciones similares. La emoción, el tener tanto que decir, me hicieron hablar a una velocidad difícil para subtitular, pero siento el alivio de haber dicho ante esos uniformes militares todo lo que pienso de ellos y de sus restricciones absurdas.

Disculpen las deficiencias del video, pero se trata de una grabación totalmente aficionada, como todo en este blog.



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15 de octubre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Andy Wylie anuncia nuevo Bolaño

Roberto Bolaño póstumo, otra vez. Fuente: elmundo Cuando parecía que la Feria de Fráncfort iba a oscilar entre la polémica participación de China, y la polémica de los libros digitales, el "chacal" Andy Wylie soltó un bombazo: ¡Hay un nuevo inédito de Roberto Bolaño! ¿Uno más? Parece que la carpeta que dejó con manuscritos es un sombrero de mago. Nunca dejan de aparecer conejos de la chistera. Y todos aparecen en la Feria de Fráncfort además. En fin. Dice "El País":El chileno Roberto Bolaño dejó tras su muerte una habitación bastante cargada de carpetas con originales que nunca se cansaba de pulir. Así, el año pasado, la agencia de Andy Wylie, que estrenaba su representación, sacó en plena Feria del Libro de Francfort, y gracias a la colaboración de la viuda del escritor, Carolina López, la novela póstuma El tercer Reich (que publicará Anagrama en 2010). Exactamente los mismos protagonistas dieron ayer de nuevo la enésima sorpresa. Ahora, el tan temible como odiado agente anuncia Los sinsabores del verdadero policía. "No sabía nada hasta el pasado viernes, cuando la agencia me pasó un resumen; mañana [por hoy] tengo un encuentro con Wylie para saber cómo está el tema, porque cada vez pide más dinero", aseguraba ayer Jorge Herralde, que ha editado en Anagrama casi toda la obra de Bolaño. Poco se sabe de la nueva novela, sólo que está inconclusa. Según López, se trataría de la que durante 13 años Bolaño fue perfilando entre la escritura de dos de sus grandes títulos: Los detectives salvajes y 2666. Al parecer, el obsesivo y puntilloso escritor habría organizado sus papeles dispersos en carpetas, en algunos casos puliendo y uniendo los fragmentos con miras a una narración como un todo. Por eso, en una especie de giro de calidoscopio, aparecen de nuevo muchos de los personajes e historias presentados ya en 2666. Así, en la futura obra, se sabrá el origen de la saga de las Expósito, las mujeres adivinadoras, que empezó cuando la primera, María, fue violada por el soldado que también violó a Rimbaud. O que Amalfitano (protagonista de la segunda parte de las cinco de 2666) se vio obligado a dejar Barcelona para evitar un escándalo sexual. Y, claro, un protagonista escritor que no puede acabar su gran obra. O sea, sexo, poesía y simbología en el más puro, al parecer, estilo Bolaño.



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15 de octubre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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A través del espejo (6)

Podría detenerme en cada uno de los ensayos de El arte de la distorsión, porque representan pasos sucesivos a través de la niebla, siempre en busca de la luz. Apología de las tortugas habla del “discreto momento de verdad”, (palabras de Nadine Gordimer) que sólo puede revelar un cuento. El tiro en el concierto: política y novela en Colombia reafirma el derecho de la narrativa a meterse con lo real, siempre y cuando el relato no pierda la ambiguedad que es esencial al género en su versión post-conradiana. La reseña en conflicto sostiene que, como lo demuestran Frank Kermode y escritores como John Updike, la crítica debería ser en sí misma “una pequeña obra de arte”; requiriendo del crítico algo parecido al altruísmo (un sentimiento cada vez menos frecuentado en el mundo, y en particular en el mundo de las letras) en tanto presupone la capacidad de concentrarse en una obra, y sobre todo en una persona, distinta de sí mismo.

         Quizás el texto más singular sea Diario de un diario. Para aquellos que como yo lo ignoran todo sobre Julio Ramón Ribeyro, el texto que refiere la lectura que Juan Gabriel Vásquez hizo del diario del narrador peruano puede ser leído también como un relato de ficción: una suerte de cuento borgiano, recreando la figura de un escritor tan misterioso como poco apreciado que fue víctima de una característica trágica, la de ser consecuentemente anacrónico durante toda su vida. “Comprendo ahora con mayor claridad –dice Ribeyro según Vásquez- que lo que le resta audiencia y repercusión a mi obra literaria es su carácter antiépico, cuando el grueso de los lectores de narrativa anhelan la epopeya”. Siento mucho, querido Ribeyro, que te hayas equivocado de tiempo: hoy en día los lectores huyen de la epopeya, porque les recuerda cuán pequeñas y miserables se han vuelto sus vidas. “Para un sudamericano –dice Ribeyro según Vásquez- es más fácil hacer una revolución que escribir una novela”. Siento mucho, querido Ribeyro, que hayas ido a dar al mundo errado: hoy en día todo el mundo escribe novelas y nadie hace revoluciones.

         La frutilla del postre –y la medida de hasta qué punto Vásquez sabe lo que hace- es un texto llamado Hiroshima y la mentira atómica. ¿Por qué un escritor prestigioso elige, a modo de cierre de su primer libro de ensayos sobre narrativa, un texto sobre una investigación periodística: Hiroshima de John Hersey, publicada originalmente en la revista New Yorker? Vásquez se toma el trabajo de contar las (escasas) veces que Hersey recurre a adjetivos y adverbios que suelen hacer las delicias de los escritores de ficción. “Palabras duras, secas y cortas; frases cuadradas, declarativas, terminadas en ángulo recto como un ladrillo… un libro distante y frío”, lo define.

         Y sin embargo, detenerse en Hiroshima de John Hersey es más que adecuado en un libro sobre narrativa porque ese texto, a pesar de no reunir ninguna de las características formales de la ficción, hace precisamente lo que la narrativa debería hacer (y que cada vez hace menos, cediéndole esta vocación a carreteras aledañas –como la no ficción): hablar de lo que nadie más habla, y describir lo que se considera indescriptible. Cuando Hersey menciona las siluetas que habrían quedado estampadas sobre las paredes luego del estallido (el pintor con la brocha en alto, el hombre azotando a su caballo), ¿no está haciendo suyas las estrategias de lo ficcional –aquello que Vásquez define, ya desde el título, como el arte de la distorsión?

         Al igual que las buenas novelas, El arte de la distorsión no impone respuestas. Hace lo esencial, que es determinar la importancia de las preguntas que plantea. En estos días he intentado aproximarme a mis propias razones. Leo (y escribo, en esto coincido con Roth: las razones no pueden sino ser las mismas) porque no conozco mejor manera de sintonizar con la música de nuestros universos (la ciencia, se habrán dado cuenta, es algo que tan sólo toco de oído); y para descubrir lo que hasta entonces no había sido dicho; y para intentar lo imposible, porque la literatura es muchas cosas (un deporte de contacto, entre ellas) pero ante todo es una utopía: el lugar en el cual, mediante la imaginación, puedo descubrir –y entender- la verdad. El sitio en que fantasía y verdad coexisten a la manera cuántica: un switch que está encendido y apagado al mismo tiempo.

         El físico David Deutsch (catedrático de Oxford y autor de The Fabric of Reality, libro que de algún modo moldea mi próxima novela, El rey de los espinos) es uno de los principales defensores de la teoría de los Universos Múltiples. La analogía que utiliza para explicarlos es la siguiente: que el Multiverso se parece a una biblioteca infinita llena de libros que comienzan todos igual, pero que divergen en sus caminos cada vez más con cada nueva página. (Algunos pueden incluso coincidir al final, al que han arribado por diferentes rutas.) O sea que Borges no estaba tan errado. Leyendo sobre física cuántica, a veces pierdo la noción y empiezo a creer que estoy leyendo teoría literaria…

         Perdón por haberlos fatigado estos días. Pero ante todo gracias a Juan Gabriel por el placer que me produjo su libro: porque me dio ganas de leer más y mejor, de escribir mejor, porque me impulsó a pensar. El arte de la distorsión es un libro-batería: leerlo implica recargarse.

         No se lo pierdan.



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15 de octubre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Saramago contra Berlusconi

Jose Saramago, más flaco que de costumbre, en Italia. Foto: Gonzalo Hernández Baptista/ El País Saramago, próximo a publicar este jueves su última novela Caín y a cumplir 87 años, está convencido de que no regresará a Italia. Hace unos días estuvo por allá y no dejó de hablar mal de Silvio Berlusconi, personaje bufonesco cada vez más tristemente cómico de la política internacional. Dice la nota:No tengo la menor duda de que Berlusconi quiere reimplantar el fascismo en Italia", afirma José Saramago. "No es un fascismo como el de los años treinta, hecho de gestos ridículos como levantar el brazo. Pero tiene otros gestos igualmente ridículos. No será un fascismo de camisas negras, sino de corbatas de Armani". Está delgado y frágil, habla con un hilo de voz, pero ha sacado fuerzas de no se sabe dónde y aquí está, de gira por Italia para presentar su libro El cuaderno, que ha editado la editorial Bollati Boringhieri. Saramago llegó este miércoles a Roma desde Milán, y antes estuvo en Alba (Piamonte). El público se emociona y rompe a aplaudir cuando canta las verdades del barquero y lanza improperios y acusaciones. "Berlusconi corrompe todo lo que toca". "Berlusconi es patético, ridículo y vulgar". Y más: "Berlusconi dice que es ofensivo que una prostituta vaya a la televisión. ¿Y que vaya a la cama del primer ministro no lo es?". Saramago cumple 87 años el mes que viene. Sabe que este viaje será el último que haga a Italia, y está contento de ver que su espíritu irreverente y sus verdades incómodas han seducido a un público entregado. "La gente tiene ganas de oír esas cosas. No es verdad que Berlusconi sea lo mismo que Italia", cuenta, sentado ante un desayuno que no toca, en su habitación del hotel Locarno, de Roma. "Ya le gustaría a él. Lo que no quiere decir que yo tenga esperanza de que nada cambie. Veo pocas conciencias despiertas. Menos mal que hay algunas, porque si no estaría todo perdido".



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15 de octubre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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El placer de aprender

¿Qué quiere decir que una biblioteca pública se desprenda de sus modos clásicos o rancios y se ponga al día?

Obsérvense los museos. El Metropolitan Museum de Nueva York consiguió en 1994 convertirse más allá de la pinacoteca más respetada de la ciudad en el lugar más chic para celebrar bodas o para tomarse una copa al final del día. En el balcony, la balconada que rodea al patio central se podía disfrutar de algunas sesiones de música de cámara sentados en mesitas para tomar conktails con la pareja. Fue todo un éxito de público y de publicidad para la institución. Poco a poco las cocinas que instalaron en el interior del mismo edificio permitían celebrar fiestas a los más acaudalados y las escalinatas que bajaban hasta la Quinta Avenida se convirtieron en privilegiadas pasarelas para la contemplación de las personalidades invitadas. En definitiva, lo que era un Metropolitan Mausoleo pasó a tomar el carácter de un Pasapoga o un Teatro Kodak divertido. ¿Toda una frivolidad?  En Estados Unidos se distingue menos entre la cultura seria y el entretenimiento sonriente. En el cine, los grandes directores norteamericanos no buscaron hacer obras profundas sino entretenidas. Contra el desprestigio de la superficialidad la frase de Paul Valéry. "Nada hay más profundo en el ser humano que la piel".

Uno tras otro los grandes museos norteamericanos -siempre necesitados de patrocinios privados- han dividido la dirección en dos cabezas. el especialista en arte y el especialista en captar recursos y hacer negocios con sus fondos. Una cosa es la alta calidad artística de los cuadros y esculturas y otra, inseparable, la comunicación, promoción y disfrute público de esa calidad.

Igualmente las grandes bibliotecas nacionales que tanto han impresionado al público corriente como si se tratara de Panteones Ilustres deberían mostrarse más llanas, atractivas y populares.  No para engañar a las gentes que acudan, sino para ganarlas. No para trivializar la cultura sino para desacralizarla. Esto significa limpiar, simplificar y amenizar.

La música por ejemplo. ¿Varias bibliotecas han sabido combinar la atracción por la música de la gente joven con la información sobre los grupos a través de los libros. Festivales de música junto a selección de libros, asesoramiento sobre libros que amplían el conocimiento de los ídolos y links que comunican con la historia de la música y los músicos en persona que hablan y estimulan a los asistentes.

Festivales de autor o autores, festivales de vídeos y sus creadores, festivales de comics y sus dibujantes, fiestas patrocinadas por las bibliotecas cuya publicidad llena la ciudad de banderolas y carteles, conciertos de grupos musicales en directo o recitales de poemas o debates en directo  con autores que los bestseller han promocionado y divulgado hasta crear una curiosidad que multiplican sus películas o sus excentricidades. La biblioteca se abre como un centro de animación cultural y abre sus puertas no sólo físicamente sino a través de una nueva personalidad más amable y sensible a los intereses de la gente joven. Sin atender estos intereses de los jóvenes no mostrarán interés por las  bibliotecas de la misma manera que la incomunicación entre profesor y alumno en las aulas -agresiones incluidas- es el  efecto de cultivar aficiones e intereses incompatibles entre unos y otros. Así, la biblioteca permanecerá aislada del mundo joven en la medida en que no incluya el gusto juvenil en sus actividades y, en consecuencia, aparte sus libros de sus intereses y diversiones. ¿Diversión en el conocimiento? ¿Diversión en la formación intelectual? Efectivamente. Ni el buen aprendizaje es igual a un alto esfuerzo ni la ética del esfuerzo es igual a la ética de las llamadas "disciplinas". Más bien la ecuación  es la contraria: lo que se aprende con  placer fructifica y permanece, lo que se aprende con dolor se aborrece y olvida. 



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15 de octubre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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ZP, en Penn Avenue

Está a medio camino de la Casa Blanca y el Capitolio, en el 555 de Pennsylvania Avenue, la calle del poder americano y mundial, esos 1.900 metros por donde desfilan los presidentes en la Inauguration, la toma de posesión, y además recorrido obligado para los mandatarios extranjeros que, como Zapatero, cumplen con el ritual de entrevistarse el mismo día con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el presidente de los Estados Unidos. En Penn está la Blair House, hotel oficial para visitantes ilustres y lugar de grandes reuniones y acuerdos, donde se hospedó Zapatero en la noche del lunes al martes. También en Penn están los departamentos del Tesoro y de Justicia y la sede del FBI. Y finalmente en 555 Penn está el edificio en cuestión, un museo, el más moderno, inaugurado en abril de 2008.

Durante la jornada de ayer, sus numerosos visitantes tuvieron la oportunidad de contemplar, entre las numerosas imágenes que se exponen, algunas fotografías tomadas el martes en el Salón Oval de la Casa Blanca en las que aparecen, sentados y charlando frente a la chimenea, los presidentes norteamericano y español. Es una foto estandarizada. Hay otras del mismo tipo y en el mismo escenario de González con Bush padre (1989) y de Aznar con Clinton (1997) y Bush hijo (2001). Pero nunca se pudieron ver en este peculiar museo, que todavía no había abierto sus puertas, y donde ayer se exhibían las fotos de Zapatero. Esas imágenes se renuevan a diario, de forma que hoy mismo aparecerán otras y no quedará ni rastro de nuestro presidente del Gobierno, al menos a la vista de los visitantes; todo un símbolo de la efímera traza que dejan la vida internacional y el paso de mandatarios extranjeros por Washington. Aclaremos un poco las cosas. Éste es un museo extraño, cuyo nombre denota una profunda y moderna contradicción. Se trata del Newseum, el Museo de las Noticias. Nada hay más incompatible con el coleccionismo, la antología y la museización que las noticias, las novedades del día. Por fortuna, el Newseum es bastante más que un museo, de forma que la contradicción se resuelve gracias al dinamismo periodístico que anima su organización, del que se puede captar un atisbo en su portal digital (www.newseum.org). Una de las cosas que destaca entre sus salas de exposiciones, estudios de radio y televisión e instalaciones es la galería de las primeras páginas, donde cada día se despliegan, a eso de las 8.30 de la mañana (las 14.30 hora española), más de 700 portadas de periódicos de todo el mundo, la mitad de ellos norteamericanos y sólo siete españoles. Gracias a estas pocas cabeceras podemos ver las fotos de Obama y Zapatero que sobrevivieron a pesar de la mascletà en que se convirtió el caso Gürtel en las mismas horas. Consultar la galería de portadas es un buen ejercicio sobre los titulares y las fotos del día. Permite corroborar cómo funciona el Salón Oval a efectos de la producción noticiosa mundial. Y adquirir conciencia de la posición periférica de nuestra actualidad política. La noticia del martes es, sin duda, la aprobación por la Comisión de Finanzas del Senado del proyecto de reforma del sistema de salud que Obama ha pedido a ambas cámaras. Después de esta votación, queda algo más despejado el camino para el proyecto más difícil y definitorio de esta presidencia en política interior. Hay tres borradores aprobados por otras tantas comisiones del Congreso y dos en el Senado, que deberán terminar refundidos en uno solo. Sólo entonces podrá darse Obama por satisfecho y tendrá asegurado ya un peldaño tangible en su hasta ahora retórica presidencia. No hay duda, pues, del calibre que tiene la visita de dos horas de Zapatero. El Washington Post, el mejor y más importante periódico capitalino, dedica una noticia breve firmada a la única cuestión que llamó la atención del encuentro, como fue la oferta de traslado de dos o tres presos de Guantánamo a España. Si ZP puede hacer pocas exhibiciones de poder en Penn Avenue, lo mismo sucede con los medios y la prensa europeos en el Newseum. De una a otra punta de la avenida se juega una partida en la que el Congreso le gana la mano con mucha frecuencia al presidente. Zapatero es noticia, minúscula, pero noticia, porque le está echando un cable a Obama en su difícil partida con el Congreso. Los congresistas no quieren saber nada del traslado de los detenidos de Guantánamo a cárceles radicadas en sus circunscripciones electorales. Prefieren que se vengan a Europa. Pero el Newseum, símbolo del Cuarto Poder, tiene también algo de panteón, al menos de la prensa escrita. Si allí están sus portadas es porque se hallan ya museizadas, mientras las noticias circulan por otra parte. Para saber el peso de las noticias -ZP en Penn Avenue- hay que dirigirse a otra avenida, esta virtual y más accesible. Google, sin ir más lejos.



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15 de octubre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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China en Fráncfort (2)

Montaña de libros. Fuente: revista ñ El Pabellón de China en la Feria de Fráncfort ya se ganó un triunfo al presentar una asombrosa instalación, fiel al lema con que se presenta ese país en la Feria: Tradición e innovación. Se trata de "Montaña de libros" del artista Li Jewei. Así lo explica el suplemento Ñ:De lejos se ve una playa, oscura, con un lago en el medio. Un paso más, dos pasos más y se ve que la tierra que bordea el lago está formada por tacos de madera. Tacos con ideogramas: un antiguo sistema de tipos para imprimir. El pabellón de China, país invitado de honor 2009, es una obra conceptual -titulada Montaña de Libros-, la obra del artista Li Jiwei. Nada de farolitos chinos, nada de preconceptos. Li Jiwei ha venido a mostrar una idea, tal vez la del lema de China: Tradición e innovación. Al inicio, las primeras formas de libros, libros de bambú, que se enrollan. Después ciertos tipos de papel, ya con ideogramas: en una esquina, un artista mostraba a los visitantes, pintando, cómo se hacían esos ideogramas. La línea de tiempo sigue en forma de caracol.Del centro hacia afuera: el centro es el lago con los tipos de madera, luego todo el pabellón está recorrido por olas de libros, 10.000 volúmenes. Y por fuera de ellos, un recorrido por la innovación china desde siempre. Acá, una herramienta de composición tipográfica de 1298. Del otro lado, un túnel formado por libros electrónicos y computadoras portátiles. Y miles de detalles, por todas partes. Hace falta una paciencia china para verlo detalladamente. Por ahí, el artista ha explicado que quería mostrar "el desarrollo del sector editorial chino desde las antiguas inscripciones sobre caparazones de tortuga y huesos hasta la época de la digitalización e Internet".En una pared, la literatura contemporánea: escritores.Ojo, Argentina, a eso de "nada de farolitos, nada de preconceptos". A ver cómo superan eso el próximo año. Ojalá que no se les ocurra nomás reproducir un barrio del Boca y llenarlo de tangueros.



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14 de octubre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Lecciones de biología

Máquinas de bypass que se apagan, llantos de bebé que resuenan. Cuños que caen sobre las hojas para negar y censurar; kilobytes que llevan mi voz por Internet sin necesidad de moverme. Alguien que me mira ceñudo mientras habla por el walkie-talkie del control. Un pájaro llamado Twitter me alza entre sus patas. Oficinas con gente uniformada que confirman ?usted no puede viajar por el momento?, si bien ya estoy a miles de kilómetros de aquí, en ese mundo virtual que ellos no pueden comprender ni cercar.



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14 de octubre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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ENTRAR POR EL TITULO

 

 

 

 

En algunas, muchas, obras literarias se entra por el título. Hay títulos que se marcan en nuestra vida lectora. Hacer ahora una lista de mis títulos requiere un tiempo que ahora no tengo. Pero desde que hace años me tropecé con esta hermosa, poderosa y emocionante novela, quedé atrapado por la belleza de su título. Un título con una melancolía que se parece a las estaciones de trenes. A las despedidas, a las soledades, a las incertidumbres de todo viaje. También las estaciones son el lugar para soñar viajes, para imaginar vidas, para inventar historias. De vez en cuando son la parada de un camino incierto. Son refugio y promesa de fuga. Un buen lugar para la alegría de recibir. Un lugar adecuado para llorar.

"En Grand Central Station me senté y lloré », escrita por Elizabeth Smart en estado de enamoramiento, es uno de los títulos más hermosos de la literatura del siglo XX. Es una pequeña joya casi olvidada, mal conocida y felizmente rescatada, con traducción de Laura Freixas, en nuestra querida editorial Periférica. Además esta novela de pasiones con lágrimas estrena nueva colección. Novela corta de una autora que vivió intensamente, que amó antes al poeta que al hombre- George Baker- y que después le escribiría ésta hermosa confesión enamorada.

Nos cuenta el editor, también novelista, Julián Rodríguez, que los textos de Smart sirvieron de inspiración a Paul Morrisey, el leader de los Smiths. Uno de los grupos más melancólicos del pop. Yo recordaba la dulzona voz de Bing Crosby, un cantante de aquella época, pero me gusta mucho más la "banda sonora" de Morrisey. Una razón más para acercarse a ésta novela perfecta para viajeros enamorados. O para estables enamoradizos.

Otro día, querida Silvie, hablaremos del suicidio. Hoy con unas lágrimas será suficiente.



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14 de octubre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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El olor de la biblioteca

A diferencia de casi todos los grandes museos del mundo, las grandes bibliotecas públicas permanecen aún instaladas en los procedimientos y  estilos de hace dos siglos. Prácticamente todas ellas han introducido ordenadores en sus salas de consulta y, aunque siempre en menor número del necesario, se han mostrado sensibles -aún a regañadientes- a las patentes ventajas de los buscadores y los links de información que facilita la red. Lo que se echa de menos en ellas, sin embargo, es que su estructura y su atmósfera reproduce demasiado los modos de tiempos pretéritos, los modos caducos de una cultura escrita cuando la cultura escrita representaba toda la cultura o se tenía por la cultura superior.

 Las cosas no son actualmente así. No lo son puesto que no todo el saber está en los libros e incluso puede afirmarse  que cada día decrece la proporción relativa de ese saber. La admiración por la escritura  y su buen uso ha decaído entre la población más joven y toda ella, en fin, aprende más de las pantallas y de la oferta audiovisual en general, sea en proyecciones, en iPods o en viajes, que a través de las páginas escuetas y mudas.

La web y no la página representa el significativo lugar de nuestro tiempo en cuya plataforma se conjuga la imagen, el sonido, la letra, el comic, el graffiti y la voz. De esta evidencia, ya tan rotunda, tienen experiencia los  centenares de visitantes y usuarios de las webs sociales. Y de todo este gran fenómeno paredaño,  no se ha hecho todavía perfecto cargo la biblioteca. Se ha hecho mayor cargo el museo puesto que su carácter visual le acerca más a la tendencia contemporánea pero también ha logrado además mayor audiencia y colas de blockbuster transformando el carácter grave y severo de sus diferentes exposiciones en acontecimientos sociales,  imaginativos y sensacionalistas, entre la información y el entretenimiento.

¿Una biblioteca entretenida? Puede que la idea escandalice a los clásicos ratones de biblioteca pero es fácil de predecir que alegrará a todo bicho viviente que no ame la oscuridad. Una biblioteca requiere silencio para la lectura pero el silencio no es factor indispensable para el aprendizaje. Pudo serlo en el tiempo en que la concentración ante las hojas de un libro fuera precisa para descifrar el código que le escritura conlleva. Silencio y atención para desencriptar los garabatos propios de la escritura y para entender además el sentido que transportan que será a la fuerza  de carácter más abstracto, intangible y casi imaginario. Así, frente a la cálida inmediatez de la imagen la helada barrera del alfabeto. Así, tras la emotividad pujante de la música, la emotividad de segundo grado que se obtiene de la lectura.

Que las grandes bibliotecas públicas hayan reaccionado tardíamente a los cambios de la comunicación general y la renovada demanda del público encuentra su primera  causa en la propia naturaleza de la institución pero además ¿quién puede negar que al frente de ellas, para su cuidado institucional, para su preservación gloriosa, para su futuro de dignidad, se haya elegido a los directores más conservadores y tradicionales de todos los personajes posibles? ¿A los más antiguos valientes de los gladiadores? 



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14 de octubre de 2009
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