
Eder. Óleo de Irene Gracia
Jorge Eduardo Benavides
Esta semana, entre los comentarios dejados por quienes han pasado por aquí, rescato algunos apuntes. El primero de ellos: ¿Cómo participan en una novela las distintas voces que la nutren? Quizá la pregunta parte de la idea de que siempre hay una única voz que narra (primera, segunda o tercera persona gramatical) cuando eso, decíamos, es muy difícil. Basta que un personaje narrador ceda momentáneamente su espacio para que otro personaje hable, ya estamos multiplicando las voces. En una novela hay conversaciones -incluso cuando sólo son el recuerdo en el cabeza del narrador protagonista o testigo- y casi siempre ligeros cambios en los puntos de vista; otras veces, el narrador omnisciente es el que permite que hablen los distintos personajes, con lo que el lector va saltando de un punto de vista a otro, a menudo sin darse del todo cuenta de estos cambios de perspectiva, como quien sigue la conversación entre varias personas.
El segundo aspecto mencionado aquí se refiere a algo capital: La voz debe ser convincente. Esto quiere decir que hacer hablar a los personajes de una novela demanda por parte del novelista un buen oído, no sólo para utilizar la jerga o la germanía propia de este o aquel personaje, sino para asumir su manera de pensar y por lo tanto de expresarse. Sin embargo, el novelista nunca olvida que la forma más efectiva de ser realista pasa por adulterar esa misma realidad que quiere representar. Dicho de otro modo: si quieres conseguir una voz verosímil para un personaje no te limites a trasladarla intacta de la realidad a la ficción: tienes que maquillarla, adulterarla un poco para que suene «real» en ese otro medio que es la ficción, tan distinto y al mismo tiempo tan parecido a la realidad. Nada más fatigoso para el lector que aquellas novelas que, pretendiendo captar la realidad con exactitud, lastran sus páginas de argot y modismos que entorpecen la lectura. La novela, no lo olvidemos, es la simulación hecha arte.
Reciclar el blog:
Otro asunto: como habrán observado quienes han seguido este ya dilatado curso, los últimos posts han sido destinados a la novela. Con el próximo post acabaremos y daremos así por cerrada esta gratísima experiencia de nuestras clases, porque entendemos que ya es hora de hacerlo. De forma que en breve este blog será eso mismo: un diario, un pequeño cuaderno de bitácora -seguramente bitácora lectora- sobre infinidad de temas, de preferencia dedicados a la literatura.