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Escrito por

Andrés Ortega

Andrés Ortega Klein nació en Madrid en 1954. Es hijo de español (José Ortega Spottorno fundador de Alianza Editorial y de El País e hijo a su vez de José Ortega y Gasset) y francesa (Simone Ortega, autora de 1.080 recetas de cocina). Estudió bachillerato francés en Madrid, se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense y posteriormente realizó un Master en Relaciones Internacionales en la London School of Economic (LSE) con una beca de la Fundación March. En Londres inició su carrera periodística como corresponsal para El País, pasando posteriormente a Bruselas donde cubrió el final de las negociaciones de ingreso de España en la hoy Unión Europea.  Durante la primera Presidencia española del Consejo comunitario en 1989, trabajó como asesor ejecutivo para el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez. A principios de 1990, pasó al recién creado Departamento de Estudios de la Presidencia del Gobierno encabezado por Felipe González, que dirigió entre 1995 y 1996. Se incorporó entonces a la sección de Opinión de El País como editorialista y columnista. En 2004, se convirtió en el primer director de Foreign Policy Edición Española (FP), publica por la Fundación FRIDE.  Junto a su labor de análisis de la realidad internacional en El País y en FP, ha publicado en numerosos medios especializados en España y otros países y participado en los principales foros. Ha publicado cuatro libros: El purgatorio de la OTAN (1986), La razón de Europa (1994); Horizontes cercanos: Guía para un mundo en cambio (2000) y La fuerza de los pocos (primavera de 2007). En 2002 fue galardonado con el Premio Madariaga de Periodismo Europeo (prensa escrita).

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Desprecio asiático a Occidente

El nuevo hemisferio asiático (The New Asian Hemisphere, Nueva York 2008), que lleva el significativo subtítulo de "el irresistible desplazamiento del poder global hacia el Este"  es un libro del diplomático de Singapur Kishore Mahbubani que está teniendo un gran éxito pues pone dedos sobre algunas llagas del mundo actual. Empieza con una afirmación retadora: "El ascenso de Occidente transformó el mundo. El ascenso de Asia traerá consigo una transformación igual de significativa". Y es una transformación que se está dando en un plazo de tiempo muy inferior al de una vida media.

Mahbubani publicó un buen resumen de su libro en una tribuna en El País. La tesis general no es nueva, y tiene mucho de verdad. Incluso la consideración añadida de que Occidente "tendrá  grandes dificultades para ajustarse a este cambio". Puede optar por cerrarse, o por abrirse. Pero hay algunos avisos de los que conviene tomar nota y que van en la dirección apuntada en otra ocasión sobre cómo un chino no se cortaba a la hora de considerar que Occidente estaba en un cierto declive.  

La visión asiática de Mahbubani va mucho más allá. En teoría, pretende decirnos que Asia aspira a ser como Occidente. En la práctica es muy crítico con la incompetencia occidental, habla de la "deslegitimación del poder occidental" y viene a defender, en la segunda y más interesante -por más reveladora- parte del libro los famosos valores asiáticos del autoritarismo. Así, "la mayoría de los occidentales no puede distinguir entre libertad de pensamiento y libertad de expresión". Y aunque "el actual liderazgo chino es plenamente consciente de que China tendrá eventualmente que avanzar hacia la democracia", esa no la agenda de hoy, aunque los chinos hayan cambiado mucho. El caso es que "Occidente no se ve ya como el guardián de los valores más elevados de la civilización humana". En muchos aspectos políticos, desde Oriente Medio al fracaso de la no proliferación de armas nucleares, Occidente ha demostrado su incompetencia (por no hablar de la impotencia que mencioné el otro día), y Asia, su competencia.

Está por ver cómo termina la actual crisis financiera y económica cuyo epicentro está en EE UU y en qué términos afectará a los emergentes, pues los afectará. Pero, en general, se puede apreciar un cierto desprecio de los asiáticos hacia Europa y Estados Unidos porque, entre otras cosas, no sabemos crecer tanto como ellos. Y el crecimiento económico es casi la única vara de medir en estos países que han conseguido despegar, y cambiar el mundo con ello.

 

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28 de marzo de 2008
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Londres-París y París-Berlín

Sarkozy está en Londres donde quiere escenificar lo que pretende es el nuevo eje franco-británico, pese a no ser tan novedoso. Así compensaría sus malas relaciones con Angela Merkel y lo mal que va el eje franco-alemán. Es entender mal las cosas. La UE a 27 y en el siglo XXI necesita para avanzar de estos dos ejes, que en ocasiones (por ejemplo en las negociaciones con Irán o en algunos casos en Naciones Unidas). Es condición necesaria, aunque no suficiente, pues los demás en esta Unión ampliada, también cuenta.

Las relaciones entre Londres y París son necesarias para hacer avanzar esa parte de la Europa política que es la Europa de la defensa. Son las mayores potencias militares, las dos únicas nucleares en la UE. Y de ellas salió en Saint Malo en 1998, entre Blair (bastante distinto de Brown) y Chirac (algo diferente de Sarkozy), el impulso para avanzar el la política europea de seguridad y de defensa, que, discretamente, se está poniendo en marcha. Si se añade el acercamiento de Francia a la estructura militar de la OTAN, con un eventual reingreso en ella, tendremos un auténtico nuevo pilar de Europa. El pero, es que Londres -que refleja en esto las posiciones de EE UU- no quiere ni crear un polo europeo en la OTAN, ni crear fuera de ésta una auténtica estructura militar europea, ni siquiera unos cuarteles centrales europeos operativos. La UE actuaría así en los casos en lo que EE UU no quisiera involucrarse. Francia pretende durante su próxima presidencia del Consejo de la UE actualizar la doctrina estratégica de la UE. Será una evolución, no una revolución.

París-Berlín es otro tipo de eje. Es el fundacional de los entonces Seis. Y sigue siendo básico. Durante décadas, más que una conjunción de intereses, lo que ha representado es un cruce de ellos. Era como un intercambio de cromos. Ahora ambos países, por el tamaño de su economía, están en el centro de la Unión Monetaria (donde no está el Reino Unido) y del avance hacia una Europa política. En materia de energía, Sarkozy puede acercarse al Reino Unido en cuanto a ampliar las centrales nucleares, pero el país de allende La Mancha sigue siendo una isla energética, mientras Alemania, pese a su oposición a las nucleares,  es central para las exportaciones frabcesas de energía de origen nuclear.

Es decir, que esta Unión Europea es mucho más compleja que la original. Necesita, como los grandes camiones, de varios ejes de ruedas, siempre con Francia en todos ellos. ¿Y España? Ahí está el desafío. Podía en estos años pasados, y aún puede ahora, contribuir a superar los recelos entre Francia y Alemania. Sobre todo, ante esta configuración, se debe situar bien con ambos ejes y meterse en la medida en que sea posible en la triada Londres-París-Bonn, aunque Merkel no fuera al principio muy partidaria de ellos. Y apostar también por el Sur, con Italia y Portugal, y con los nuevos Estados miembros que, como país, nos resultan aún demasiado desconocidos.

 

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27 de marzo de 2008
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Hacia un FBI ruso

Vladimir Putin, antiguo coronel de la KGB (rebautizada FSB, Buró Federal de Seguridad), rescató tras llegar al poder político en Rusia (primero como primer ministro en 1999, posteriormente como presidente de la Federación) este servicio secreto como modo de volver a controlar el país, frenar el caos y presionar sobre cualquiera que se le opusiera. Colocó algunos de sus amigos y colegas de estos servicios en el Gobierno y en grandes empresas como Rosneft o Gazprom.

Pero en el camino ha generado un monstruo. Algunas de estas maneras de actuar se vieron en el asesinato en Londres del ex agente Litvinenko y otros crímenes. Ahora que estás a punto de dejar la presidencia para convertirse en primer ministro parece, según apunta un análisis de Strategic Forecasting  querer reducir el poder del FSB sin dejar de controlarlo pues es clave para la lucha de poder que está en curso en el Kremlin. Probablemente desde sus nuevas funciones seguirá moviendo todos estos hilos. El nuevo presidente electo, Vladimir Medvédev, no viene de estos servicios, y esto, para Putin, parece una garantía de que no se inmiscuirá en este terreno turbio por definición.

Pero además vuelve a agitar el proyecto de crear un FBI ruso, un Servicio Federal de Investigación (FSI) que reuniría a todos las policías judiciales y otras. Le quitaría así parte del poder de actuar como le ha venido en gana al FSB (aunque sería sorprendente que lo haya hecho sin el conocimiento de Putin). El próximo primer ministro debería seguir al control de un aparato que se ha basado de forma nada escrupulosa en los servicios secretos para gobernar el país. Como indica el citado análisis, Putin se asegura así de que seguirá siendo el más poderoso ex agente del KGB.

 

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26 de marzo de 2008
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Impotencia y agitación en el Tibet

El resto del mundo padece de impotencia ante China. No es capaz de ejercer presión alguna para impedir la fuerte represión de la revuelta en Tibet. ¿O no es lo que parece?

Por las declaraciones públicas, diversos políticos europeos reconocen que China es mucha China, y que Europa (y EE UU) necesita más a China que al revés. La situación de la economía globalizada ha puesto a China como un segundo motor de recambio ahora que renquea el primer motor, Estados Unidos. Y sin embargo, es posible que pronto veamos cómo la infección americana se contagia a China y al resto de Asia, y de ahí -y directamente desde EE UU, a Europa.

La impotencia occidental en Asia ya salió cuando se produjo la revuelta de los monjes budistas -como en parte en Tibet- en Myanmar (Birmania). ¿Pero quién se acuerda hoy de éstos? Nadie pudo hacer nada pues hay escasa presencia extranjera y los intereses económicos dominaban. Ante el Tibet, casi nadie quiere poner en peligro sus relaciones con China con un boicoteo, aunque fuera parcial (lo que no parece posible) de los Juegos Olímpicos, que, sin embargo, se han convertido en el talón de Aquiles del régimen de Pekín.

Pero en Tibet lo que está ocurriendo puede que no sea, o no sea únicamente, lo que parece. Está revuelta parecía en buena parte preparada. De hecho, algunos blogs y análisis, como el de Gary Wilson, que me manda Michel Collon, ven detrás de lo que está ocurriendo una organización muy meticulosa de los acontecimientos que estaba preparando esta revuelta desde hace tiempo. Conviene seguir la pista a John Ackerly, presidente de la campaña Internacional sobre Tibet, que, según Wilson ha trabajado con el Gobierno y el Congreso en EE UU en relación con y que anteriormente, durante la Guerra Fría, se encargó de trabajar con disidentes en Europa del Este -es un profesional en apoyar la disidencias-. Ackerly se ha convertido en una fuente de información, o desinformación, básica en EE UU sobre lo que está ocurriendo en Tibet. Wilson añade que hubo reuniones previas en India, y que algunas organizaciones en enero pasado establecieron el Movimiento Tibetano de Sublevación Popular, fijando la fecha de su acción para el 10 de marzo, y con el boicoteo a los Juegos Olímpicos como uno de los objetivos. La CIA (que ya removió esta agua en 1959) tendría un papel en esta agitación que puede constituir en parte una señal de EE UU a Pekín. Todo esto es para tomarlo con cautela, pero indicaría que las cosas no están ocurriendo sólo por casualidad ni se trata sólo de una rebelión espontçanea.

Las teorías conspiratorias a veces sobran. Naturalmente el terreno está abonado por la represión China en Tibet desde hace 49 años. Le agradezco a Jaime de Ojeda su clarificador comentario en este blog (20/03/08)  sobre el racismo y el sentido de superioridad Han en China. Sabe de lo que habla. Pues habla chino y fue embajador español en Pekín.

Y que me disculpe Ray pues ayer me comí, al pegarlo, el final de mi comentario. Ya ha quedado subsanado.

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25 de marzo de 2008
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Historia de dos presidentes

2008 es año de dos elecciones presidenciales que nos afectan: la de EE UU, y la del Consejo Europeo. Los ganadores asumirán ambos sus cargos en enero de 2009. Las primeras tienen fascinado al mundo entero y especialmente a los europeos, porque abren nuevas perspectivas después de los años de Bush y por la dura batalla en las primarias demócratas entre Hillary Clinton y Barack Obama -una mujer y un negro- y un políticamente resucitado candidato republicano, John McCain. Las europeas no están interesando, y a estas alturas ni se sabe quién puede ser candidato. Y sin embargo, la Unión Europea estaría necesitada de un auténtico presidente, y si no es auténtico, al menos con peso político.

Las elecciones americanas no son directas, sino que los ciudadanos elijen unos compromisarios que a su vez designan al nuevo presidente. Pero es un ejercicio democrático.  Para el presidente del Consejo Europeo, el colegio de electores sumamente reducido: sólo los 27 jefes de Estado y de Gobierno de la máxima institución política en la UE. El presidente de EE UU será el hombre o mujer más poderoso del mundo. El de la UE, no, pues, aunque no será un mero florero, sus poderes se limitarán a un cierto control de la agenda, y a asegurar la continuidad entre una reunión y otra, aunque la dinámica del cargo puede llevarle a más. Todo ello suponiendo que los irlandeses o los polacos no metan nuevos sustos, y la ratificación del Tratado de Lisboa (que reemplaza a la non nata Constitución Europea) se culmine a tiempo. Pero no será el suyo el teléfono único al que se pueda llamar desde la Casa Blanca para resolver embrollos o diseñar actuaciones en común con la UE.

En el caso del presidente de  EE UU, los ciudadanos votan. En el de Europa, hay sondeos, aunque no es probable que los mandatarios les hagan caso. Así, según una encuesta publicada la semana pasada por el Financial Times  en los cinco países más poblados de la UE, los ciudadanos, especialmente los de Francia, Italia y España,  preferirían una figura de peso al frente del Consejo Europeo, ya se trate de Tony Blair (aunque hay una campaña en su contra, http://stopblair.eu/),  Angela Merkel, Felipe González (el que más apoyos recibe de todos), Romano Prodi, Anders Fogh Rasmussen o Jean Claude Juncker. Incluso se habla de la posibilidad de que Durao Barroso cruce la calle y pase de presidente de la Comisión Europea, al Consejo. La tesis predominante alemana es que el presidente debe provenir de un país de la zona euro y del espacio Schengen, lo que excluiría a Blair (al que no quieren los democristianos alemanes), pero también a cualquiera de casi todos los nuevos Estados miembros. Esta elección requerirá complejos equilibrios entre grandes y pequeños, nuevos y viejos, norte y sur y este y oeste.

En todo caso, no está ni mucho menos garantizado que los 27 vayan a elegir a un político de peso de un gran país, pues lanzarían un mensaje sorprendente de que la UE quiere dotarse de una identidad política fuerte. Por eso quizás el luxemburgués Juncker tendría posibilidades: eficaz, no despierta sin embargo temores, aunque fuera de su país es un desconocido. La campaña -que sólo de una manera preliminar comenzó en la reunión del último Consejo Europeo diez días atrás en Bruselas- será entre bambalinas. La criba aún no ha empezado, pero, indican fuentes comunitarias, los 27 actuales han señalado su voluntad de que sea "uno de ellos" o al menos alguien que   conozcan bien, de los que han negociado la Constitución Europea y el Tratado de Lisboa. Así, en el caso europeo, el colegio de electores coincidiría prácticamente con el colegio de elegibles. Pese a que se trata de un grupo de demócratas, no es una elección democrática.

Aunque las presidencias nacionales rotatorias cada seis meses no desaparecen, sí perderán relevancia cuando exista el nuevo presidente del Consejo Europeo. Esto es algo que están sopesando los españoles que han empezado a preparar la próxima presidencia española en el primer semestre de 2010, pues en este sentido será diferente, menos nacional, que las otras presidencias anteriores que ha ejercido este país.

Ni la Convención que preparó la Constitución fue comparable a la de Filadelfia que redactó la Carta Magna de EE UU, ni el texto hizo honor su nombre (y luego se jibarizó en Tratado de Lisboa), ni el presidente es realmente un presidente de Europa. Claro que el ya no así llamado ministro europeo de Asuntos Exteriores, no cambia en atribuciones, sino de nombre, quedándose en alto representante. Pero a la hora de elegir presidente de Europa, ¡quién fuera americano!

Publicado en El País, 24 de marzo de 2008

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24 de marzo de 2008
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Semana santa y conversión de judíos

La re-introducción, voluntaria, del rito trentino en Latín en la misa, que ha permitido Benedicto XVI sobre una base voluntaria, ha producido una auténtica  desazón entre los judíos. La medida, comentada recientemente por Julio María Sanguinetti,  deshace los pasos dados por Juan XXIII y el Concilio Vaticano II e incluso por Juan Pablo II en sí y en materia de diálogo con los judíos. Pues la ahora de nuevo famoso plegaria de la liturgia de de Viernes Santo que salió del Concilio de Trento (1545-1563) volvía a hablar de la "ceguera" de los judíos, pedía al dios de los cristianos que "retirara el velo de sus corazones", y apelaba a su conversión.

Pese a que poca gente entenderá ya la misa en latín, los judíos, indignados por este paso atrás de la Iglesia católica, le pidieron al Papa que retirara estas partes de la plegaria. A principios de febrero, el Vaticano aceptó una versión que, efectivamente, eliminaba estas referencias a la "ceguera" y al "velo", pero no a la conversión de los judíos.

Estos se han movilizando contra esta apelación, primero a través de la Liga Anti-difamación y posteriormente a través de otras organizaciones. El cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los cristianos, en diversas declaraciones, se ha mostrado extrañado por la reacción  no entendiendo "por qué los judíos no pueden aceptar que usemos nuestra libertad para formular nuestras plegarias" añadiendo que "tienen oraciones en sus textos litúrgicos que a los católicos no nos gustan" y "hay que respetar las diferencias".

El judaísmo lo ha sido en épocas, pero hoy no es proselitista. Y en el caso de la actual iglesia católica (en competencia con otros movimientos cristianos que lo son tanto o más), en creciente competencia con otras ramas del cristianismo y de otras religiones, de proselitismo también se trata, aunque Kasper lo niegue. Parece mentira que a veces algunos, como el actual Papa, en vez de andar hacia adelante, crean que avanzar es ir hacia atrás. Claro que como comentaba recientemente Jonathan Tobin, judío, en The Jerusalem Post, "los judíos deberían dejar de preocuparse por las plegarias de otros, y continuar a trabajar para acercar las dos fes en defensa de las libertades Occidentales", que ve peligrar ante las fuerzas del islam. "Dada esa realidad", señala, "no es el momento de pelearnos por las oraciones de otros". Es una forma de ver lo júdeocristiano contra lo demás. De verlo con una lente desenfocada, pues, por ejemplo, en Europa, hay que reconciliar un nuevo pluralismo religioso que incluye ya el islam, en sí y con el secularismo.

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19 de marzo de 2008
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Riesgos ocultos de China

Los peores riesgo de China son los que no vemos, según se dijo en un debate en al Foro de Bruselas organizado por el German Marshall Fund. Se puede citar lo que en él se habló, pero sin atribuirlo a ninguno de los que intervinieron entre ellos al menos un chino. Percibimos a China como estable debido a la falta de transparencia, pero esa es una fuente de preocupación para los occidentales. Y así, de vez en cuando emergen de repente problemas o situaciones, como ahora en Lhasa, u en otros lugares. La reacción del régimen explica algo el por qué del creciente presupuesto militar chino, no dirigido sólo hacia afuera, sino a reforzar los instrumentos para sofocar por la fuerza problemas internos, según estas fuentes, como estos días está haciendo de manera salvaje en el Tibet.

China no está tan segura de sí misma como el resto del mundo cree. Los propios chinos reconocen que hay corrupción, inseguridades y debilidades. Si el comportamiento del gobierno chino es bastante predecible, el desarrollo de algunas posibles crisis no lo serían, ya sea un conflicto por Taiwan, ya sea el efecto de un desastre natural a gran escala.

China teme el contagio de la posible recesión americana. Para el país, pasar su economía de crecer del orden del 10 al 12% a un 6% sería un desastre, el equivalente de una recesión. Ya inversores de Hong Kong en el sur de China están viendo que sus fábricas de, por ejemplo, calzado deportivo, están perdiendo dinero pues ya notan que sus exportaciones hacia EE UU se están reduciendo. Y no esconden su temor a que crisis como la del Tibet -región hacia la cual, señalan, no hay una gran simpatía en la sociedad china- lleven a un boicoteo de los Juegos Olímpicos que tendría repercusiones económicas muy negativas en tiempos difíciles.

Dicho esto, puede sorprender que los chinos empiecen a hablar abiertamente de que tienen "una nueva visión del mundo" y de que "Occidente está en declive", un poco al menos. Suben países como la propia China, India, Brasil y Suráfrica, junto al interés por África y su petróleo, lo que hace que la diplomacia china ahora emplee más tiempo y esfuerzo en los países en vías de desarrollo.

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18 de marzo de 2008
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La guerra, escamoteada

Cuando va a cumplir cinco años, pese a la tragedia diaria, la guerra de Irak se va desvaneciendo. Parecía difícil que en el III Foro de Bruselas, dedicado a las relaciones transatlánticas y a un repaso de los problemas del mundo, se pudiera prácticamente pasar de puntillas sobre este conflicto. Y sin embargo, así ha sido. De la cuestión que más ha separado a los europeos y a algunos de éstos de EE UU ha dejado políticamente de existir. Así el (aún por unos días) primer ministro belga Guy Verhofstadt -y no fue el único sino que respondió a una tónica general-, pudo hablar del conflicto entre palestinos e israelíes para saltar directamente, si acaso pasando por Irán, a Afganistán, donde supuestamente se encuentra ahora el gran  caladero de terroristas yihadistas, sin pasar casi por Irak, como si no se hubieran generado vasos comunicantes entre ambos conflictos, o como si la guerra que empezó EE UU en 2003 no hubiera cambiado profundamente la ecuación de poder en toda la región.

El German Marshall Fund, que organiza el foro, ha realizado un estudio que demuestra que por la guerra de Irak EE UU perdió gran parte de su prestigio en el mundo y especialmente en Europa, sin recuperarlo. El deterioro de la imagen de Bush ha arrastrado a la del país. Si una mayoría de los europeos (64%) consideraba en 2002 deseable el liderazgo de EE UU en los asuntos mundiales (frente a 31% que lo veían como indeseable), a finales de 2007 esta visión se había invertido (36% frente a 58%). Hay, sin embargo, una gran diferencia a este respecto entre la opinión pública y la de las élites. Quizás porque los dirigentes europeos prefieren mirar para otro lado, como si Irak no existiese.

El debate se centró más en Afganistán "una guerra en la que la OTAN no está teniendo éxito", según vino a recordar en tono algo irritado (por los constantes críticas a Rusia en este foro) Konstantin Kosachev, presidente de la Comisión de Exteriores de la Duma rusa. No hay estrategia de salida. Y cabe recordar que algunos de los males que tanto daño han hecho a la imagen de EE UU, empezaron en la guerra legal (por tener apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU) de Afganistán, como los vuelos secretos de la CIA, la tortura a prisioneros, o Guantánamo. Mientras, redoblan las presiones, de EE UU y Canadá para que no haya diferencias en la contribución de los aliados de la OTAN a las actividades en Afganistán, pues algunos (como alemanes y españoles, entre otros) pretenden evitar entrar en misiones abiertas de combate.

La Administración Bush tiene interés en que se hable poco de Irak, para no dañar las posibilidades del candidato republicano John McCain a la Casa Blanca. Washington pretende estabilizar la situación militar y no meterse demasiado en la estabilización de la situación política pues llevaría a poner sobre la mesa la permanencia de las tropas de EE UU, y sacar la guerra de la agenda política. Y los demócratas tampoco tienen gran interés en agitarla, dados los progresos en Irak, al menos hasta hace poco.

Irak es la primera prioridad en materia exterior y de seguridad en una campaña electoral en curso en EE UU, ahora dominada, sin embargo, por la economía. Si los europeos no hablan con los americanos de Irak, estos sí lo hacen entre sí, como quedó claro en un debate entre asesores de Hillary Clinton y de McCain. Ambos campos pretenden salir de Irak (sin fecha clara) pero "sin perder". McCain defiende incluso una victoria para EE UU aunque necesite el tiempo que sea para lograr este fin.

No es sólo la Administración Bush la que ha suministrado una dosis de anestesia a la opinión pública de EE UU sobre la guerra. Según un estudio del Centro Pew sólo un 28% de los ciudadanos adultos son capaces de acertar que unos 4.000 estadounidenses han muerto en este conflicto, frente a 54% en agosto pasado. La mayor caída se da entre los republicanos. El estudio se apoya en el Índice de Noticias publicado por el Proyecto para la Excelencia en Periodismo de EE UU, según el cual, el porcentaje de noticias dedicadas a la guerra ha caído de 15% de media en julio pasado, a 3% en febrero de 2008. Hasta finales de ese mes, y desde mediados de octubre, no ha sido la noticia principal. La conclusión es que la conciencia sobre este conflicto entre el público estadounidense ha bajado tanto como la cobertura de los medios de comunicación.

Publicado en El País, 17 de marzo de 2008

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17 de marzo de 2008
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Derecha española ¿como la europea?

Se dice, se lee, se escucha a menudo, que la derecha española, es decir, el Partido Popular, necesita un aggiornamiento, volverse como otras derechas democráticas europeas, dejar atrás ese poso franquista que arrastra, como hace poco le recomendaba el Financial Times. ¡Ojalá!

Un problema es la falta de modelo. Pues la derecha o centro derecha europeos no son ya lo que eran. Los democristianos de Angela Merkel o los conservadores británicos (pese a su antieuropeísmo) pueden ser una excepción. Pero algunos de los demás han cambiado sobremanera. Ahí está la derecha italiana encabezada por Silvio Berlusconi, que representa la compra de la política desde la empresa. La derecha italiana ha dejado de ser democristiana, lo cual no quita para que vuelva a poner la religión, la católica tal como la dicta desde el Vaticano Benedicto XVI, en el centro. O ahí está la derecha francesa, con un Sarkozy, a la cabeza de su movimiento y de la Francia republicana, que ha hecho gestos de acercamiento hacia el Papa que ninguno de sus predecesores se hubiera atrevido a hacer. La derecha de Sarkozy no es la que representaba De Gaulle.

No hay más que mirar lo que ha cambiado el Partido Popular Europeo, que giraba antes en torno a la democracia cristiana, uno de los fundamentos políticos, junto a la socialdemocracia, de esta construcción que ahora se llama Unión Europea. Este grupo se ha alejado de sus raíces.

Pero ¿cuáles son los elementos de la nueva derecha europea, que es la que domina la política actual en el Viejo Continente?

  • Más religión. Al menos los que están en sociedades mayoritariamente no ya cristianas, sino católicas. Es decir, darle más entrada política a las recomendaciones que vienen del Vaticano, y con pasos atrás en el secularismo.
  • Más autoritarismo frente a menos permisividad.
  • Una oposición más bronca, cuando están fuera del poder.
  • Una reducción de la separación entre lo público y lo privado cuando lo ejercen.
  • Un discurso más firme y populista en el terreno identitario.
  • Lo anterior le lleva a una posición abiertamente anti-inmigración, por convicción, por temor a perder su electorado, o por temor a que éste se vaya a nuevos partidos xenófobos, como ha ocurrido en Austria, Holanda e incluso Bélgica.
  • Defensa clara de la reducción de impuestos y del papel del Estado (pero a esto lleva también la globalización)
  • Una actitud menos europeísta, si bien es verdad que la integración europea está entrando
  • Un claro deseo de recomponer casi a cualquier precio los platos rotos con Washington tras la guerra de Irak.

En estos años, más parecería que una parte de la derecha europea se ha vuelto más como la española que al revés.

Pero sí, la española está necesitada de un recentrado, que quizás Rajoy ha comprendido debe darle a su partido. Al menos, cabe esperarlo.

Esto no quita para que la socialdemocracia no esté también en crisis, como ya escribí el otro día.

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14 de marzo de 2008
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Multiplicador de amenazas

"La mejor manera de considerar el cambio climático es como un multiplicador de amenazas que extrema las tendencias, las tensiones y la inestabilidad existentes". Parece adecuado este juicio que contiene el conciso, pero excelente, documento sobre "el cambio climático y la seguridad internacional" que han preparado conjuntamente el Alto Representante para Política Exterior de la UE, Javier Solana, y la Comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero Waldner, y que debe servir de base a la discusión del Consejo Europeo que se reúne hoy y mañana en Bruselas. Pues, junto a nuevos problemas que surgen, como las reclamaciones sobre el subsuelo del Ártico cuyo valor crece con el deshielo, lo que puede hacer el cambio climático, y en particular el calentamiento global, es exasperar algunos conflictos existentes. Como entre israelíes, palestinos y otros, ante un agua dulce cada vez más escasa, o debido a la falta de ésta, en algunos lugares de África.

No se trata sólo de riesgos de carácter humanitario, sino también de "riesgos políticos y de seguridad". Es decir, que el cambio climático tiene consecuencias geopolíticas, algunos previsibles -lo que requiere una "política de seguridad preventiva" (que nada tiene que ver con la Doctrina Bush del "ataque preventivo")- y otros aún imprevisibles. Al menos ante los primeros, el mundo, y especialmente Europa, deberían ser capaces de hacer mucho más. En todo caso, muchos de los conflictos existentes, como los citados, si no se resuelven antes, se agravarán.

Una vez más, como señala el informe, los que más van a padecer el cambio climático, por ser más vulnerables, son aquellos sectores de la población que "ya sufren de malas condiciones sanitarias, desempleo o exclusión social", y los Estados "debilitados o en descomposición" pues no tendrán la capacidad para hacer frente a problemas añadidos de tal envergadura. La naturaleza es ciega. Pero en lo que al ser humano se refiere, esta ceguera agravada por la mano del hombre puede tener graves consecuencias sociales.

El documento contiene muchos avisos sobre todo por la posible subida del nivel del mar. América Latina se vería afectada (el Caribe y el Golfo de México con el añadido de más huracanes de importancia). Pero en Asia, por su población, deberían sonar más que en ninguna otra parte todas las alarmas, pues "la subida del nivel del mar puede amenazar el hábitat de millones de personas en la medida en que el 40% de la población de Asia (casi 2.000 millones) vive a 60 kilómetros de la costa". Efectivamente, China concentra en la costa casi toda su nueva riqueza. Bangladesh podría perder la mitad de su población por una subida del mar. Todo ello hace que Asia, el nuevo continente emergente, o mejor dicho, el continente de nuevo emergente, tiene un interés directo en reducir y controlar el cambio climático.

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13 de marzo de 2008
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