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La guerra, escamoteada

Por 17 de marzo de 2008 Sin comentarios

Andrés Ortega

Cuando va a cumplir cinco años, pese a la tragedia diaria, la guerra de Irak se va desvaneciendo. Parecía difícil que en el III Foro de Bruselas, dedicado a las relaciones transatlánticas y a un repaso de los problemas del mundo, se pudiera prácticamente pasar de puntillas sobre este conflicto. Y sin embargo, así ha sido. De la cuestión que más ha separado a los europeos y a algunos de éstos de EE UU ha dejado políticamente de existir. Así el (aún por unos días) primer ministro belga Guy Verhofstadt -y no fue el único sino que respondió a una tónica general-, pudo hablar del conflicto entre palestinos e israelíes para saltar directamente, si acaso pasando por Irán, a Afganistán, donde supuestamente se encuentra ahora el gran  caladero de terroristas yihadistas, sin pasar casi por Irak, como si no se hubieran generado vasos comunicantes entre ambos conflictos, o como si la guerra que empezó EE UU en 2003 no hubiera cambiado profundamente la ecuación de poder en toda la región.

El German Marshall Fund, que organiza el foro, ha realizado un estudio que demuestra que por la guerra de Irak EE UU perdió gran parte de su prestigio en el mundo y especialmente en Europa, sin recuperarlo. El deterioro de la imagen de Bush ha arrastrado a la del país. Si una mayoría de los europeos (64%) consideraba en 2002 deseable el liderazgo de EE UU en los asuntos mundiales (frente a 31% que lo veían como indeseable), a finales de 2007 esta visión se había invertido (36% frente a 58%). Hay, sin embargo, una gran diferencia a este respecto entre la opinión pública y la de las élites. Quizás porque los dirigentes europeos prefieren mirar para otro lado, como si Irak no existiese.

El debate se centró más en Afganistán "una guerra en la que la OTAN no está teniendo éxito", según vino a recordar en tono algo irritado (por los constantes críticas a Rusia en este foro) Konstantin Kosachev, presidente de la Comisión de Exteriores de la Duma rusa. No hay estrategia de salida. Y cabe recordar que algunos de los males que tanto daño han hecho a la imagen de EE UU, empezaron en la guerra legal (por tener apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU) de Afganistán, como los vuelos secretos de la CIA, la tortura a prisioneros, o Guantánamo. Mientras, redoblan las presiones, de EE UU y Canadá para que no haya diferencias en la contribución de los aliados de la OTAN a las actividades en Afganistán, pues algunos (como alemanes y españoles, entre otros) pretenden evitar entrar en misiones abiertas de combate.

La Administración Bush tiene interés en que se hable poco de Irak, para no dañar las posibilidades del candidato republicano John McCain a la Casa Blanca. Washington pretende estabilizar la situación militar y no meterse demasiado en la estabilización de la situación política pues llevaría a poner sobre la mesa la permanencia de las tropas de EE UU, y sacar la guerra de la agenda política. Y los demócratas tampoco tienen gran interés en agitarla, dados los progresos en Irak, al menos hasta hace poco.

Irak es la primera prioridad en materia exterior y de seguridad en una campaña electoral en curso en EE UU, ahora dominada, sin embargo, por la economía. Si los europeos no hablan con los americanos de Irak, estos sí lo hacen entre sí, como quedó claro en un debate entre asesores de Hillary Clinton y de McCain. Ambos campos pretenden salir de Irak (sin fecha clara) pero "sin perder". McCain defiende incluso una victoria para EE UU aunque necesite el tiempo que sea para lograr este fin.

No es sólo la Administración Bush la que ha suministrado una dosis de anestesia a la opinión pública de EE UU sobre la guerra. Según un estudio del Centro Pew sólo un 28% de los ciudadanos adultos son capaces de acertar que unos 4.000 estadounidenses han muerto en este conflicto, frente a 54% en agosto pasado. La mayor caída se da entre los republicanos. El estudio se apoya en el Índice de Noticias publicado por el Proyecto para la Excelencia en Periodismo de EE UU, según el cual, el porcentaje de noticias dedicadas a la guerra ha caído de 15% de media en julio pasado, a 3% en febrero de 2008. Hasta finales de ese mes, y desde mediados de octubre, no ha sido la noticia principal. La conclusión es que la conciencia sobre este conflicto entre el público estadounidense ha bajado tanto como la cobertura de los medios de comunicación.

Publicado en El País, 17 de marzo de 2008

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Andrés Ortega

Andrés Ortega Klein nació en Madrid en 1954. Es hijo de español (José Ortega Spottorno fundador de Alianza Editorial y de El País e hijo a su vez de José Ortega y Gasset) y francesa (Simone Ortega, autora de 1.080 recetas de cocina). Estudió bachillerato francés en Madrid, se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense y posteriormente realizó un Master en Relaciones Internacionales en la London School of Economic (LSE) con una beca de la Fundación March. En Londres inició su carrera periodística como corresponsal para El País, pasando posteriormente a Bruselas donde cubrió el final de las negociaciones de ingreso de España en la hoy Unión Europea.  Durante la primera Presidencia española del Consejo comunitario en 1989, trabajó como asesor ejecutivo para el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez. A principios de 1990, pasó al recién creado Departamento de Estudios de la Presidencia del Gobierno encabezado por Felipe González, que dirigió entre 1995 y 1996. Se incorporó entonces a la sección de Opinión de El País como editorialista y columnista. En 2004, se convirtió en el primer director de Foreign Policy Edición Española (FP), publica por la Fundación FRIDE.  Junto a su labor de análisis de la realidad internacional en El País y en FP, ha publicado en numerosos medios especializados en España y otros países y participado en los principales foros. Ha publicado cuatro libros: El purgatorio de la OTAN (1986), La razón de Europa (1994); Horizontes cercanos: Guía para un mundo en cambio (2000) y La fuerza de los pocos (primavera de 2007). En 2002 fue galardonado con el Premio Madariaga de Periodismo Europeo (prensa escrita).

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