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Impotencia y agitación en el Tibet

Por 25 de marzo de 2008 Sin comentarios

Andrés Ortega

El resto del mundo padece de impotencia ante China. No es capaz de ejercer presión alguna para impedir la fuerte represión de la revuelta en Tibet. ¿O no es lo que parece?

Por las declaraciones públicas, diversos políticos europeos reconocen que China es mucha China, y que Europa (y EE UU) necesita más a China que al revés. La situación de la economía globalizada ha puesto a China como un segundo motor de recambio ahora que renquea el primer motor, Estados Unidos. Y sin embargo, es posible que pronto veamos cómo la infección americana se contagia a China y al resto de Asia, y de ahí -y directamente desde EE UU, a Europa.

La impotencia occidental en Asia ya salió cuando se produjo la revuelta de los monjes budistas -como en parte en Tibet- en Myanmar (Birmania). ¿Pero quién se acuerda hoy de éstos? Nadie pudo hacer nada pues hay escasa presencia extranjera y los intereses económicos dominaban. Ante el Tibet, casi nadie quiere poner en peligro sus relaciones con China con un boicoteo, aunque fuera parcial (lo que no parece posible) de los Juegos Olímpicos, que, sin embargo, se han convertido en el talón de Aquiles del régimen de Pekín.

Pero en Tibet lo que está ocurriendo puede que no sea, o no sea únicamente, lo que parece. Está revuelta parecía en buena parte preparada. De hecho, algunos blogs y análisis, como el de Gary Wilson, que me manda Michel Collon, ven detrás de lo que está ocurriendo una organización muy meticulosa de los acontecimientos que estaba preparando esta revuelta desde hace tiempo. Conviene seguir la pista a John Ackerly, presidente de la campaña Internacional sobre Tibet, que, según Wilson ha trabajado con el Gobierno y el Congreso en EE UU en relación con y que anteriormente, durante la Guerra Fría, se encargó de trabajar con disidentes en Europa del Este -es un profesional en apoyar la disidencias-. Ackerly se ha convertido en una fuente de información, o desinformación, básica en EE UU sobre lo que está ocurriendo en Tibet. Wilson añade que hubo reuniones previas en India, y que algunas organizaciones en enero pasado establecieron el Movimiento Tibetano de Sublevación Popular, fijando la fecha de su acción para el 10 de marzo, y con el boicoteo a los Juegos Olímpicos como uno de los objetivos. La CIA (que ya removió esta agua en 1959) tendría un papel en esta agitación que puede constituir en parte una señal de EE UU a Pekín. Todo esto es para tomarlo con cautela, pero indicaría que las cosas no están ocurriendo sólo por casualidad ni se trata sólo de una rebelión espontçanea.

Las teorías conspiratorias a veces sobran. Naturalmente el terreno está abonado por la represión China en Tibet desde hace 49 años. Le agradezco a Jaime de Ojeda su clarificador comentario en este blog (20/03/08)  sobre el racismo y el sentido de superioridad Han en China. Sabe de lo que habla. Pues habla chino y fue embajador español en Pekín.

Y que me disculpe Ray pues ayer me comí, al pegarlo, el final de mi comentario. Ya ha quedado subsanado.

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Andrés Ortega

Andrés Ortega Klein nació en Madrid en 1954. Es hijo de español (José Ortega Spottorno fundador de Alianza Editorial y de El País e hijo a su vez de José Ortega y Gasset) y francesa (Simone Ortega, autora de 1.080 recetas de cocina). Estudió bachillerato francés en Madrid, se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense y posteriormente realizó un Master en Relaciones Internacionales en la London School of Economic (LSE) con una beca de la Fundación March. En Londres inició su carrera periodística como corresponsal para El País, pasando posteriormente a Bruselas donde cubrió el final de las negociaciones de ingreso de España en la hoy Unión Europea.  Durante la primera Presidencia española del Consejo comunitario en 1989, trabajó como asesor ejecutivo para el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez. A principios de 1990, pasó al recién creado Departamento de Estudios de la Presidencia del Gobierno encabezado por Felipe González, que dirigió entre 1995 y 1996. Se incorporó entonces a la sección de Opinión de El País como editorialista y columnista. En 2004, se convirtió en el primer director de Foreign Policy Edición Española (FP), publica por la Fundación FRIDE.  Junto a su labor de análisis de la realidad internacional en El País y en FP, ha publicado en numerosos medios especializados en España y otros países y participado en los principales foros. Ha publicado cuatro libros: El purgatorio de la OTAN (1986), La razón de Europa (1994); Horizontes cercanos: Guía para un mundo en cambio (2000) y La fuerza de los pocos (primavera de 2007). En 2002 fue galardonado con el Premio Madariaga de Periodismo Europeo (prensa escrita).

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