Andrés Ortega
La re-introducción, voluntaria, del rito trentino en Latín en la misa, que ha permitido Benedicto XVI sobre una base voluntaria, ha producido una auténtica desazón entre los judíos. La medida, comentada recientemente por Julio María Sanguinetti, deshace los pasos dados por Juan XXIII y el Concilio Vaticano II e incluso por Juan Pablo II en sí y en materia de diálogo con los judíos. Pues la ahora de nuevo famoso plegaria de la liturgia de de Viernes Santo que salió del Concilio de Trento (1545-1563) volvía a hablar de la "ceguera" de los judíos, pedía al dios de los cristianos que "retirara el velo de sus corazones", y apelaba a su conversión.
Pese a que poca gente entenderá ya la misa en latín, los judíos, indignados por este paso atrás de la Iglesia católica, le pidieron al Papa que retirara estas partes de la plegaria. A principios de febrero, el Vaticano aceptó una versión que, efectivamente, eliminaba estas referencias a la "ceguera" y al "velo", pero no a la conversión de los judíos.
Estos se han movilizando contra esta apelación, primero a través de la Liga Anti-difamación y posteriormente a través de otras organizaciones. El cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los cristianos, en diversas declaraciones, se ha mostrado extrañado por la reacción no entendiendo "por qué los judíos no pueden aceptar que usemos nuestra libertad para formular nuestras plegarias" añadiendo que "tienen oraciones en sus textos litúrgicos que a los católicos no nos gustan" y "hay que respetar las diferencias".
El judaísmo lo ha sido en épocas, pero hoy no es proselitista. Y en el caso de la actual iglesia católica (en competencia con otros movimientos cristianos que lo son tanto o más), en creciente competencia con otras ramas del cristianismo y de otras religiones, de proselitismo también se trata, aunque Kasper lo niegue. Parece mentira que a veces algunos, como el actual Papa, en vez de andar hacia adelante, crean que avanzar es ir hacia atrás. Claro que como comentaba recientemente Jonathan Tobin, judío, en The Jerusalem Post, "los judíos deberían dejar de preocuparse por las plegarias de otros, y continuar a trabajar para acercar las dos fes en defensa de las libertades Occidentales", que ve peligrar ante las fuerzas del islam. "Dada esa realidad", señala, "no es el momento de pelearnos por las oraciones de otros". Es una forma de ver lo júdeocristiano contra lo demás. De verlo con una lente desenfocada, pues, por ejemplo, en Europa, hay que reconciliar un nuevo pluralismo religioso que incluye ya el islam, en sí y con el secularismo.