El nuevo hemisferio asiático (The New Asian Hemisphere, Nueva York 2008), que lleva el significativo subtítulo de "el irresistible desplazamiento del poder global hacia el Este" es un libro del diplomático de Singapur Kishore Mahbubani que está teniendo un gran éxito pues pone dedos sobre algunas llagas del mundo actual. Empieza con una afirmación retadora: "El ascenso de Occidente transformó el mundo. El ascenso de Asia traerá consigo una transformación igual de significativa". Y es una transformación que se está dando en un plazo de tiempo muy inferior al de una vida media.
Mahbubani publicó un buen resumen de su libro en una tribuna en El País. La tesis general no es nueva, y tiene mucho de verdad. Incluso la consideración añadida de que Occidente "tendrá grandes dificultades para ajustarse a este cambio". Puede optar por cerrarse, o por abrirse. Pero hay algunos avisos de los que conviene tomar nota y que van en la dirección apuntada en otra ocasión sobre cómo un chino no se cortaba a la hora de considerar que Occidente estaba en un cierto declive.
La visión asiática de Mahbubani va mucho más allá. En teoría, pretende decirnos que Asia aspira a ser como Occidente. En la práctica es muy crítico con la incompetencia occidental, habla de la "deslegitimación del poder occidental" y viene a defender, en la segunda y más interesante -por más reveladora- parte del libro los famosos valores asiáticos del autoritarismo. Así, "la mayoría de los occidentales no puede distinguir entre libertad de pensamiento y libertad de expresión". Y aunque "el actual liderazgo chino es plenamente consciente de que China tendrá eventualmente que avanzar hacia la democracia", esa no la agenda de hoy, aunque los chinos hayan cambiado mucho. El caso es que "Occidente no se ve ya como el guardián de los valores más elevados de la civilización humana". En muchos aspectos políticos, desde Oriente Medio al fracaso de la no proliferación de armas nucleares, Occidente ha demostrado su incompetencia (por no hablar de la impotencia que mencioné el otro día), y Asia, su competencia.
Está por ver cómo termina la actual crisis financiera y económica cuyo epicentro está en EE UU y en qué términos afectará a los emergentes, pues los afectará. Pero, en general, se puede apreciar un cierto desprecio de los asiáticos hacia Europa y Estados Unidos porque, entre otras cosas, no sabemos crecer tanto como ellos. Y el crecimiento económico es casi la única vara de medir en estos países que han conseguido despegar, y cambiar el mundo con ello.
