Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Los 25 de Guadalajara

Cartel de la FIL Guadalajara 2011 Como ?secretos literarios mejor guardados? considera la FIL Guadalajara a 25 autores de Latinoamérica, a quienes ha invitado para que se presenten ?en sociedad? en la Feria Internacional. Son autores de diversas nacionalidades, distintas edades, obviamente diferentes estilos y también, hay que decirlo, cada uno con su propio destino literario. Algunos de ellos, como Jacinta Escudos o Pablo Soler Frost, son muy reconocidos en su país. Otros, como Dani Umpi o Fabián Casas, lo son a nivel Latinoamericano. Hay también escritores que han sido nombrados de vez en cuando, y otros que no se conocen demasiado más allá de círculos pequeños incluso en sus países. Quizá el rasgo general es que ninguno de ellos ha logrado dar un salto a España realmente notable (aunque Fabian Casas ha sido premiado y muy elogiado en Alemania) y que sus nombres no suelen circular en la lista de autores latinoamericanos contemporáneos. Veremos qué sucede en Guadalajara. He leído a varios de ellos y creo que la selección es estupenda. Por el Perú, por ejemplo, me parece muy justo el reconocimiento a Enrique Planas, con obras bastante sólidas desde hace años.  La lista es la siguiente:

Juan Álvarez (Colombia, 1978), Luis Alberto Bravo (Ecuador, 1979), Andrés Burgos (Colombia, 1973), Fabián Casas (Argentina, 1965), Miguel Antonio Chávez (Ecuador, 1979), Carlos Cortés (Costa Rica, 1962), Francisco Díaz Klaassen (Chile, 1984), Jacinta Excudos (El Salvador, 1961), Nona Fernández (Chile, 1971), Fernanda García Lao (Argentina, 1966), Ulises Juárez Polanco (Nicaragua, 1984), Roberto Martínez Bachrich (Venezuela, 1977), Emiliano Monge (México, 1978), Javier Mosquera (Guatemala, 1961), Diego Muñoz Valenzuela (Chile, 1956), Enrique Planas (Perú, 1970), María Eugenia Ramos (Honduras, 1959), Luis Miguel Rivas (Colombia, 1969), Giovanna Rivero (Bolivia, 1972), Hernán Ronsino (Argentina, 1976), Pablo Soler Frost (México, 1965), Daniela Tarazona (México, 1975), Dani Umpli (Uruguay, 1974), Eduardo Varas (Ecuadro, 1979) y Carlos Oriel Wynter Melo (Panamá, 1971).

Leer más
profile avatar
22 de septiembre de 2011
Blogs de autor

Flotante rizo

Hay dos romanticismos en los relatos inéditos de Juan Benet que ahora se rescatan. El primero lo pone la imagen memorable del mechón de pelo de la larga melena de un librero y periodista español afincado en México, Cipriano de las Cagigas, amigo y protector de José Zorrilla en su larga estancia centroamericana. La amistad, los viajes conjuntos y la muerte, atacado por el "vómito negro", de Cagigas, ocupan una parte importante de las extraordinarias memorias de Zorrilla, ‘Recuerdos del tiempo viejo', contando el poeta cómo ese mechón de Cagigas quedó fuera por descuido al cierre del ataúd y se fue meciendo al viento en el largo trayecto hasta el cementerio, donde el autor de ‘Don Juan Tenorio' no pudo contenerse más y cortó, antes del sepelio, "aquel flotante rizo". Y añade Zorrilla: "Sobre mí lo he llevado mucho tiempo, y aún lo conservo".

    El ‘tema' del título del libro, ‘Variaciones sobre un tema romántico' (que lleva como pórtico la escena del pelo suelto y cortado de Cagigas) es la breve historia, una sola página, de una pareja de novios a la que un macabro accidente de moto impedirá casarse. Y a continuación empieza a sonar el teclado romántico de Benet, componiendo las cinco variaciones del libro, al que le falta una, encontrada entre sus papeles de un modo demasiado fragmentario como para aconsejar su inclusión. Hay que decir, sin embargo, que esa ausencia, por mucho que nos pese o intrigue, de ningún modo deja insatisfecho al lector; la última variación, ‘El legado', no sólo es, junto a la primera y única conocida de antemano, ‘Amor Vacui', la mejor, sino que cierra perfectamente, en su final asombroso y esclarecedor, el bucle narrativo de la obra. Las cinco variaciones son, en todo caso, un maravilloso ejercicio de virtuosismo, a la altura de las mejores páginas ‘benetianas' del período en que este libro se fue escribiendo y guardando en una carpeta, los años 1975-1985, es decir, entre otras, las de ‘En el estado', ‘El aire de un crimen', ‘Saúl ante Samuel', ‘Trece fábulas y media' y las dos primeras entregas de ‘Herrumbrosas lanzas'. La brevedad de los movimientos, la alegre soltura del impromptu, así como la auto-impuesta plantilla de la variación temática a partir del motivo fúnebre y capilar de Cagigas, permiten al autor el juego de un intérprete inspirado que se desmelena sin perder de ojo las notas de su aleatoria partitura.

     Es particularmente apropiado por ello que Lumen haya hecho coincidir, en elegantes volúmenes de tapa dura, las ‘Variaciones' con los ‘Ensayos de incertidumbre', una antología al cuidado y criterio de Ignacio Echevarría, quien además de haber elegido inteligentemente las piezas (todas posteriores al libro ensayístico seminal de Benet, ‘La inspiración y el estilo') la prologa y la culmina con un prontuario de opiniones y dichos ‘benetianos' sin duda útil para lectores curiosos y neófitos, aunque tal vez impertinente al espíritu del novelista madrileño. Echevarría retoma los cuatro ensayos capitales de la que a mi juicio es la obra de pensamiento artístico más radical y vigente de Benet, ‘En ciernes' (1976), donde destacan dos conferencias originalmente dictadas en Salamanca y Berlín, y que leídas ahora, en conjunción con la escritura alada, de pérfida belleza, que caracteriza estas ‘Variaciones', alumbran y sostienen vigorosamente la naturaleza del arte literario del creador de Región, su singular potencia verbal, la poética del eterno retorno de la metáfora, la comicidad entre sublime y astracanada, que alcanza un hito en las páginas 104-106 del libro al describir los preparativos y efectos, inducidos por el bicarbonato francés, de un eructo en el vestíbulo de techo neomudéjar de una sede provincial de Correos:  el Benet del rechazo a "la determinación y la funcionalidad" de la novela, y la defensa del "componente de arbitrariedad de toda creación artística".

     Esta segunda cita procede de otro texto recogido y resaltado por Echevarría en sugestiva comparación con un pronunciamiento de Gil de Biedma sobre Juan Ramón, la carta abierta de Benet a Pedro Altares, entonces director de ‘Cuadernos para el diálogo', a propósito de Galdós, una proclama de 1970 que no tiene desperdicio, en sus brillantes invectivas contra la "novela asertórica" y de "levantamiento catastral" y en sus manifiestas veleidades (Benet reconoce haber frecuentado poco la vasta obra de Don Benito), no por ello desprovistas de gracia, como al hablar de la "imaginación litográfica" del autor de ‘Fortunata y Jacinta'.

Leer más
profile avatar
22 de septiembre de 2011
Blogs de autor

Multilateral y legitimadora

La iniciativa del presidente Abbas solicitando el reconocimiento de Palestina en Naciones Unidas ha sido tachada por Benjamin Netanyahu de unilateral y deslegitimadora para el Estado de Israel. Como sucede con las consignas eficaces, fruto de un trabajo político y diplomático cuidadoso, ambos argumentos ya han hecho fortuna y hoy no faltan en ninguno de los debates sobre los acontecimientos que se producirán en los próximos días en la sede de la organización internacional. Un tercer inconveniente o tacha se deduce de los dos anteriores: su propósito es aislar a Israel.

De todos los pasos que han realizado los palestinos a lo largo de la historia para ejercer sus derechos, el movimiento diplomático elegido por el presidente Abbas es de los más pacíficos y multilaterales posibles. Se trata, de entrada, de una petición. Que se somete al juicio de la entera comunidad internacional. No de una acción irreversible que se toma al margen del multilateralismo. La Autoridad Palestina solicita de los otros países un gesto similar al que obtuvieron los judíos de Palestina en 1947 cuando se aprobó el plan de partición que les permitió crear el Estado de Israel. La petición cierra el círculo, puesto que lleva a consagrar interna y externamente dicha partición, entonces no aceptada por el conjunto de los Estados árabes; y de ahí, no cabe olvidarlo, la oposición al gesto de Abbas del campo radical ?Hamas e Irán-- que quieren meramente la desaparición de Israel. No es un gesto deslegitimador. Del reconocimiento del Estado palestino sobre las fronteras de 1967, surgiría por primera vez un Israel reconocido por sus vecinos. En el ?impasse? actual, entre los vecinos solo lo reconocen los que tienen acuerdos de paz, Egipto y Jordania, y muy pocos más en el entorno árabe y musulmán. La precariedad de las relaciones con estos y otros países hace temer, por el contrario, que el ?niet? de Israel no hará más que complicarle el futuro, convertido en esta fortaleza que no quiere integrarse en su marco geográfico natural, según descripción del rey Abdalá de Jordania. Tienen razón quienes esgrimen este argumento si centran la deslegitimación en los territorios ocupados de Cisjordania. Son los colonos, esos okupas ilegales y consentidos, quienes quedan deslegitimados. Lo único que podía justificar la defensa de las colonias, incluso retrospectivamente, era su utilización como arma negociadora, y así fueron concebidas en los años posteriores a la conquista militar de 1967 por los gobiernos laboristas. Hasta que llegaron los derechistas del Likud, con los mapas del Gran Israel bajo el brazo, el mandato bíblico sobre la entera Palestina histórica y el propósito de hacer saltar los Acuerdos de Oslo por los aires, perfectamente cumplidos. No es un gesto unilateral en la forma, como dice Netanyahu, porque rompa la negociación multilateral de una negociación rota y suspendida como la de Oslo. Tampoco lo es en su contenido: su objetivo es regresar a Oslo y a la fórmula de esos dos Estados que no quieren ni Hamas ni tampoco el socio de Netanyahu, Avigdor Liberman; el padre centenario y consejero del primer ministro e historiador de la Inquisición española, Etzion Netanyahu; y probablemente el propio Netanyahu. Sin contar con la ironía de una acusación de unilateralidad desde Israel, país surgido del multilateralismo pero asentado en el unilateralismo y en el derecho de veto de Washington en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Llegamos así a la tercera tacha, la voluntad de aislar a Israel que esgrime el partido de Netanyahu. Las pruebas son evidentes: Abbas quiere negociar de Estado a Estado y tener la oportunidad de actuar internacionalmente en condiciones más equilibradas, algo que puede conducir a emprender acciones penales internacionales contra los colonos, sus gobernantes y los militares. Pero este no es argumento respecto al Estado de Israel, sino a determinados responsables políticos. Que compromete también a los palestinos que actúen fuera de la legalidad internacional, como es el caso de Hamas. Si Israel está aislado no es por la acción diplomática de Abbas, sino por la acción aislacionista y deslegitimadora de Netanyahu, que ha roto la entera arquitectura de alianzas forjada durante los 60 años de historia de su país. El mérito de Abbas es su camino legal y pacífico, que no debe abandonar en ningún caso. ¿Cómo no quieren que la comunidad internacional aplauda a unos palestinos que ahora solo esgrimen la rama de olivo y al fin han entregado la pistola? La palabra es lo que les da su fuerza moral y política; desautoriza y anula el erróneo camino violento que algunos todavía quieren transitar; y coloca a EE UU e Israel en un brete. La derecha israelí está a punto de repetir aquel gesto de 1948 pero con las tornas cambiadas. ¿Declararán la guerra los conservadores israelíes como hicieron entonces los árabes?

Leer más
profile avatar
21 de septiembre de 2011
Blogs de autor

El cronista miseria

El cronista miseria es uno de los grandes personajes en la fauna del periodismo narrativo.

El cronista miseria consigue fondos gracias a los bajos fondos.

Para el cronista miseria las cosas son simples: Para hablar de la miseria humana, se va a una villa miseria. Para decirnos que el mundo es una basura, se va a un basural con niños abandonados. Para confirmarnos que no tenemos salida, cuenta la historia de unos pobres en la cárcel.

El cronista miseria, debilidad de ONG´s y Fundaciones bien pensantes, escribe mal y amarillo.

El cronista miseria elige sus temas con la misma lógica con que responden las candidatas a Miss Universo: "Los problemas del mundo son la pobreza, el narcotráfico y las guerras".

Ideológicamente, el cronista miseria no se hace problemas: divide a las personas entre buenos y malos.

Aunque no sea su meta, el cronista miseria suele fomentar el pánico social y el avance policial. El cronista miseria es amigo de uniformados, y es conocido por los poderosos de cada barrio bravo.

El cronista miseria habla de periodismo narrativo y de lenguaje literario, aunque sus textos solo terminan siendo una crónica roja de larga extensión.

El cronista miseria es éxito en Europa. Disfruta metiendo sus textos en medios del primer mundo, o en revistas tercermundistas dedicadas al buen vivir: Miseria chic.

El cronista miseria piensa que las dobles lecturas son lo mismo que releer.

El cronista miseria cree que una buena crónica es narrar miserias que están a la vista, cuando en realidad se trata de revelar miserias ocultas.

El cronista miseria defiende su parcela, su nicho, su quinta de miseria, como si fuera una propiedad privada.

El cronista miseria nunca escribe de los poderosos, aunque conoce a muchos.

El cronista miseria no entiende la pornomiseria.

Algunos piensan que el cronista miseria es un invento del nuevo periodismo latinoamericano.

El cronista miseria se burla de quienes, piensa él, solo escriben de frivolidades. Seguramente, su risa también sea su gran triunfo: ha logrado frivolizar todas nuestras grandes miserias.

 

 

Publicado en etiquetanegra.pe

@menesesportatil

Leer más
profile avatar
21 de septiembre de 2011
Blogs de autor

De la ciencia a la hermenéutica

El  uso  distorsionado, por ideológico,  de la teoría cuántica al que me refería en la columna anterior  no debe hacer olvidar que la Mecánica Cuántica es  una de las disciplinas científicas que mayormente ha contribuido tanto a   determinar el entorno natural   (a través  de una técnica que supone una revolución en el concepto mismo -heredado de los griegos- de   techné ) como a hacer inteligibles los mecanismos por los que se rigen las estructuras  elementales del mismo. La Mecánica Cuántica puede (como tantas otras cosas interesantísimas, el arte en primer lugar) jugar el papel de comodín para espíritus  perezosamente adictos a la esperanza, pero asimismo puede incentivar la inclinación a retomar la interrogaciones mayores del espíritu humano, aquellas que se fraguan en la transición de la in-fancia a la humanidad cabal, que los griegos archivaron y exploraron y que hoy constituyen el contenido legítimo de lo que damos en llamar Filosofía.

De ahí que el caso paradigmático de hermenéutica de nuestro tiempo sea el de las llamadas interpretaciones de la Mecánica Cuántica. Algunas de ellas se deben a los creadores mayores de la disciplina. Sin embargo ninguna  es fundamental a la hora de efectuar experimentos o avanzar protocolos que permiten innovaciones tecnológicas. Por decirlo con toda nitidez: la diferencia entre una u otra interpretación es irrelevante desde el punto de vista del progreso de la física.  ¿Quiere ello decir que es irrelevante simplemente? Todo depende de si  se considera que el hombre tiene como destino el control de la naturaleza o si lo suyo es más bien la interpretación de la misma  la cual se revela indisociable de una interpretación de su propio ser.   

Leer más
profile avatar
21 de septiembre de 2011
Blogs de autor

III. El punto de fuga

Ir más allá de las posibilidades es siempre el gran desafío. ¿Cuál es el punto de fuga de la acción? Desafiar las leyes de la gravedad, romper con lo que ella llama "la frontera neurológica". El cuerpo tiene su propia gramática, sus sintaxis y su morfología. Hay que saber leer el cuerpo. Un libro suyo, donde explica su filosofía se llama "Cómo llegar a ser un héroe de la acción extrema".

Los héroes de Elizabeth vienen del mundo pop, de las páginas de las historietas cómicas, los superhéroes que todo lo pueden, desde levantar pesos descomunales, volar por los aires, escalar las paredes de los rascacielos o descender por ellas, como lo hemos visto hacer a ella misma en un video que la muestra bajando desde una azotea hasta la acera, piso tras piso de un edificio, un paseo horizontal en un plano vertical pendiente del cable de una polea.

Por eso mismo, sus héroes son también aquellos de carne y hueso que alguna vez asombraron por sus desafíos, como Houdini, el rey de los magos, y todo los demás quienes como él hicieron del espectáculo una acción extrema, lanzarse por el torrente de las cataratas del Niágara metidos dentro de un barril, caminar sobre la cuerda floja a enorme altura entre dos rascacielos, con el vacío a los pies, el vuelo solitario de Amelia Earhart sobre el océano Atlántico. Mohamed Alí más allá de todo y de sí mismo dentro del encordado.

Leer más
profile avatar
21 de septiembre de 2011
Blogs de autor

La ciudad

Unos tipos de cabeza simple quieren acabar con las grandes ciudades. Efectivamente son mentes "naturistas" y exponen como sevicias de la gran ciudad sus aires tóxicos, la emisión de los automóviles y las calefacciones, los aires acondicionados y el humo de los que todavía fuman, aun en las terrazas o las aceras. Los detractores de la gran ciudad no le encuentran atractivos: concentración, prisas, agresividad, distancias, incomunicación, basuras.

Sin embargo una gran ciudad, desde Nueva York a Hong Kong, es una obra maestra de la historia urbana. Y de Toda la historia del arte. Una urber de estas características no se hace en una generación ni en cuatro. Esere sedimento de diversidad y misterio, de grandes construcciones y arquitecturas extraordinarias, anchas avenidas y callejones insondables, de mescolanza de razas y clases sociales, de metros atronadores cargados de promiscuidad, de ricos y delincuentes, de delincuentes y ricos, de supermercados y superalmacenes y superteatros y supermuseos, no se hace de la noche a la mañana. El máximo monumento de la modernidad es la gran ciudad. ¿Serán tan simples que desean peatonizarla, ajardinarla, des montar su modelo por un simulacro  campestre, entre  lo grotesco, estéticamente insoportable y los político, correctamente político para la más ignorante de la población?

Una gran metrópoli es una entidad se respeto. Si se quiere vivir aire puro,   prados y vacas existe el campo y sus muchas oportunidades de indudAble placer y recompensa pero ni ese placer es el mismo en el campo que en la ciudad a la que machaconamente se le opone. La ciudad es una cosa, una extraordinaria construcción de la humanidad y el campo, si se apura su idiosincrasia, una vana secreción de Dios.

La primera, se supone, también procede de Dios pero efectivamente de un Dios más culto, más complejo y mejor vestido. El campo queda como el modelo de una obra divina confundida con la perfección mientras la ciudad, de acuerdo con el desprestigio de la torre de babel, una fabricación maldita. Puesto que hoy todo lo fabricado es anatema y lo brotado de por sí una bendición.

Maldita es a, sin embargo, esta bastarda distinción. ¿Cómo puede compararse la riqueza de Londres, París o Chicago con las aldeas que las circundan? Gente rica y por lo general de mucho mundo, dicen querer regresar a la paz rural, pero la paz rural, en efecto, es como una residencia para la tercera edad, tan lastimosa de fuerzas como de perspectivas. No quiere decirse con ello que la urbe de millones de habitantes sea un reflejo del paraíso terrenal pero acaso sí es la mejor encarnación del imaginario infierno, si se tratara, en ambos casos, de perseguir similitudes míticas.

Pero ni eso. La Gran Ciudad tiende a la confusión, la aglomeración y el martirio o el crimen, paralelamente a la oferta de la diversidad, la individualidad y el goce estrambótico de su excepcional realidad.

En ningún otro lugar puede hallarse las nuevas estéticas y sus parodias, sus experimentos y sus aventuras. Es decir,  las nuevas maneras de vivir y de crear, de  morir, de amar o de apartarse. Las Grandes Urbes, condenadas oy como pozos de reptiles, equivalentes a pozos destructores  de la condición humana, asimiladas a la deshumanización y a toda clase de crímenes que hacen de la humanidad un producto depravado, incluso ahora cunado mas de la mitad del género humano es urbano.

¿No entienden nada? ¿Creen que la bendición se hallaba en la aldea y la pérduda del campanario ha "sonado" a más de media humanidad. En realidad no saben entender sino a estos pastores de ovejas que aman los riachuelos, los bosques de encinas y el gorjeo de los pájaros. Lo demás es vicio o calamidad. Son estos pensadores efectivamente, melancólicos y, a la vez reaccionarios, amantes de la vuelta atrás. Condenan los rascacielos, los aparcamientos subterráneos, el semáforo y el coche; propugnan el regreso a la cabaña, la paja  y la mula. No se puede ser más burros de vocación.

Desearían al parecer la inversión del costoso camino hacia la creación de la Mobra maestra de la gran ciudad, sea Nueva York. Marid o París cotando con la premisa de que fuera eliminado este proceso civilizatorio y todos los demás. ncluso conglomeraciones como Kuala lampur, Abdis Abeba, Lagos o Nueva Delhi, cargadas de excrementos animales, deberían ser abolidas en nombre de la vida pastoril  donde las deposiciones de los animales se reciben en un cesto para abonar alelíes.

En todas estas capitales del tercer mundo, con un tercio de visión urbana, la vida pastoril ha querido insertarse por la fuerza de la tradición en las calles y, a la fuerza, como en Nueva Delhi, se ha convertido, en una pestilente astracanadas que han conve4rtido el espacio urbano en un caos mortal.

La ciudad es una cosa y el campo es otra. No hay punto medio. El movimiento del campo a la ciudad, puesto que se gana más pidiendo limosna en la Zona R0sa, que en cultivar maíz, es un ef4ecto de lo mismo.La ciudad no ha nacido para  liberas al campo ni el campo, ahora en el capricho de los alcaldes ricos se halla para liberar de la ciudad. Tanto uno como otro se han convertido en dos polos de la evolución y en tanto no establezcan entre sí una relación de tú a tú, sin complejos ni compromisos será imposible pensar en armonía con lo real.

Muchos de los habitantes de las grandes urbes desean la paz bucólica de sus antepasados. Pero nunca serán sus antepasados sino versiones teatrales de la vida en la antigüedad.

Igualmente muchos de los pobres campesinos que se establecen en la ciudad serán, a la fuerza, un pintoresco paisaje en ella. Ninguna integración verdadera es imposible. Vivirán hacinados en pisos patera, vivirán con unos pesos o dólares que invariablemente compararán (dolorosamente) con los precios de mercado en sus aldeas verdaderas.

La fusión raramente se produce. Hay ciudades, criminales, suicidas  que esperan para matar a sus emigrantes  a quienes deseen habitarlas sin su pasión natal. Como hay campos, a la vez, preparados de antemano para ser camposantos que guarecen a la  población advenediza.¿Zonas peatonales? ¿Para quién? ¿Para los pobres campesinos  cuyos sus ancestros ideológicos paseaban por la calle mayor o para quienes tener, además de los teatros y los antros, los excitantes y los parques temáticos, una alameda con albero apisonado  en remedo de los  escenarios en los que se hicieron novios y novias en aquel tiempo que el tiempo urbano ha clausurado aquí y allá?   

Leer más
profile avatar
21 de septiembre de 2011
Blogs de autor

La burbuja soberanista

Un libro compuesto bajo el signo de la urgencia, cuando más duelen los golpes de la crisis económica, y sus consecuencias sobre el empleo, el bienestar o la cohesión social. Centrado, sin embargo, en los efectos más morales de una crisis que desborda a los actuales percances económicos y se extiende sobre la entera idea de sociedad y de ciudadanía. Y de todos los efectos morales, los que se sienten como más cálidos y pegados al corazón humano, los más dolorosos, por tanto: los que afectan a la identidad, es decir, a la lengua, la religión, la cultura, la imagen que cada uno de nosotros nos hacemos de nosotros mismos. El objeto que el autor ha escogido para armar su libro es también un antagonista: no quiere exaltar la identidad, sino combatirla; tampoco preservarla, sino fragmentarla y multiplicarla; y ni siquiera mantenerla como concepto, sino sustituirla por los de ciudadanía y pacto republicano, equilibrio de deberes y derechos entre iguales. Parte para ello de lo más próximo: las más recientes tensiones españolas a propósito y como consecuencia del Estatuto catalán y de sus avatares jurídicos; pero llega hasta lo más lejano, la fórmula de hierro que combina la impugnación de la política con un neoliberalismo extremo además de la politización de la religión y el rechazo del extranjero, tal como aparece en los populismos rampantes de Europa y Estados Unidos. Pensado desde unas referencias culturales y políticas inequívocas, las del catalanismo autonomista, este libro circula en dirección exactamente contraria a la deriva independentista adoptada por el catalanismo mayoritario pujolista y también en discordancia con el endurecimiento anticatalanista de la política española. En realidad, contra los dos nacionalismos catalán y español, que se reatroalimentan uno a otro incluso cuando se camuflan y no quieren aparecer como tales. Es también un envite valiente y contundente, desde la tolerancia y la lealtad, a favor de un nuevo entendimiento. ?La independencia no es para mí ni un somni (un sueño) ni un malsón (una pesadilla), sino un miratge (un espejismo?. Esta crisis que favorece a las identidades unívocas es también una burbuja, pero no hay que esperar pasivamente a que se deshinche sola sino que hay que pincharla. (Reseña del libro de Rafael Jorba ?La mirada del otro. Manifiesto por la alteridad?, publicada en Babelia el pasado sábado, 17 de septiembre)

Leer más
profile avatar
20 de septiembre de 2011
Blogs de autor

Ondulante socialdemocracia

Justo cuando parece culminar el declive en el sur apunta un nuevo renacimiento en el norte. Las elecciones danesas han desalojado al centroderecha del Gobierno, no tanto gracias a su ascenso como al de la izquierda en su conjunto, mientras que en Berlín, ciudad simbólica de la nueva Europa unida y puente multicultural donde los haya, su alcalde socialdemócrata Klaus Wowereit ha revalidado por tercera vez su mandato, ha engarzado la sexta derrota de la coalición de centro derecha que gobierna bajo la batuta de la Angela Merkel e incluso se ha situado en posición inmejorable para aspirar a la candidatura socialdemócrata en la contienda de 2013 para el Bundestag y la cancillería.

Todavía no ha terminado el declive de la socialdemocracia en el sur de Europa, aunque la fecha del 20 de noviembre aparece como el hito más que probable en que tocará suelo, y ya apunta en el norte y en el mismo centro con un lento pero ya evidente despertar. La derrota sufrida por los liberales alemanes, que ni siquiera han podido superar la barra del 5 por ciento para entrar en el Senado regional de Berlín, hace temer incluso por su continuidad en el gobierno de Merkel y disparan las especulaciones sobre una súbita disolución o una recuperación de la fórmula de la gran coalición con el SPD muy acorde con el rumbo alemán más europeísta que reclaman los socios del sur. En ninguno de los casos puede afirmarse que se esté produciendo un radiante renacimiento de la socialdemocracia, aunque sí una fuerte erosión de las derechas, empezando por las más populistas, sobre todo en el norte de Europa, y un reforzamiento del conjunto de la izquierda, algo que casa perfectamente con las facturas electorales que pasa la crisis a quienes gobiernan, que son abrumadoramente las derechas. Ninguna de estas noticias desmiente la tendencia a la fragmentación ni la erosión que vienen sufriendo los grandes partidos. Al contrario: la confirman el ascenso de los Verdes, en pista para ocupar el espacio de los liberales como partido bisagra, y la entrada como fuerza parlamentaria del partido Pirata. Y permiten intuir que la crisis sufrida por la socialdemocracia en los últimos años también está pegando fuerte a las derechas convencionales: vamos a ver qué sucede en Francia e Italia en los próximos meses. Las elecciones presidenciales pueden colocar a un socialista en el Elíseo y la agonía de Berlusconi puede abrir las puertas de nuevo a algo parecido a la izquierda en Montecitorio. Al inquilino de La Moncloa, solitario europeo con sus raídas banderas socialdemócratas puede sucederle otro solitario con sus propias raídas banderas conservadoras. Veremos.

Leer más
profile avatar
19 de septiembre de 2011
Blogs de autor

Los enamoramientos de Javier Marías: un diálogo platónico

 

¿Podríamos considerar los diálogos platónicos como uno de los orígenes de la novela moderna? No faltarían razones: personajes que, en más de una ocasión, no son simples pretextos para exponer un argumento; voces cruzadas; destinos que se trastocan a partir del intercambio de ideas. Si ello fuera así, podríamos considerar que Los enamoramientos, la pieza narrativa más reciente de Javier Marías, es el último eslabón de una cadena que se inicia con El banquete. En efecto, el libro del español es una dilatada y fascinante inmersión en el enamoramiento -que no en el amor mismo-, como si buscara adentrarse en los resquicios de una conversación que no concluyó, dos mil quinientos años atrás, su predecesor griego.

            Javier Marías ha escrito un emocionante diálogo entre dos personajes que se llaman, justamente, Javier y María. La coincidencia onomástica no puede ser casual, por más que a ningún crítico le haya parecido relevante. El autor intenta desdoblarse en dos voces paralelas: una femenina, encargada de contar e interpretar los hechos -y que no esconde su parentesco con otros narradores de Marías-, y otra, masculina, que sólo apreciamos a través del prisma de la primera. María está fatalmente enamorada de Javier, quien a su vez, como en cualquier triángulo sentimental clásico, se halla fascinado por una tercera que, como mero objeto de deseo, luce apenas como un espectro.

            Con voluntad de novelista, Platón fabula que en tiempos ancestrales los humanos éramos hermafroditas hasta que la ira de un dios perverso nos dividió en mitades complementarias u antagónicas, odiosamente condenadas a perseguirse desde entonces. En esta novela, Marías se arriesga a lo imposible: al cederle su voz a una mujer, aspira a recuperar esa condición dual sólo para constatar que la ansiada reconciliación entre sus dos mitades -entre Javier y María- es, en efecto, inalcanzable.

            No pretendo decir que la novela se contente con narrar el enamoramiento no correspondido entre una y otra mitad de Javier Marías, pero si somos capaces de leer Fin de partida de Beckett como el coloquio esquizofrénico entre las distintas porciones de un mismo individuo, ¿por qué no habríamos de tolerar que un autor juegue a desdoblarse y a rastrear, así, las razones de sus inclinaciones o de sus desafectos?

            La naturaleza del enamoramiento, su calidad de pasión o de tortura, los dolores y anhelos de quien lo sufre o lo padece, y los crímenes o los sacrificios que se cometen en su nombre, constituyen el verdadero sustrato del relato. La voz de María (de Marías), como la de Platón, engloba a todas las otras, y a continuación las analiza, las desmenuza, las observa a través de las inagotables digresiones a que nos tiene acostumbrados.

No quiero decir con ello que la trama sea irrelevante -aunque, como en Platón, a veces parezca casi un pretexto-, ni que a los personajes les falte densidad psicológica o una identidad lingüística clara -aunque, en efecto, todos hablen como María (como Marías)-, pues su autor conoce perfectamente la tradición de la novela moderna como para limitarse a escenificar un mero drama filosófico. Pero, incluso en sus momentos más novelísticos -la chispeante intrusión del profesor Rico o el momento en que, tras bambalinas, María descubre la cara oculta de su enamorado, una suerte de escena del pañuelo de Otelo vuelta de revés-, Los enamoramientos apunta más bien hacia conflictos íntimos: tan íntimos, acaso, como los que sólo ocurren en el interior de una mente obsesionada consigo misma.

            María observa a diario, en una cafetería madrileña, un enamoramiento ideal (en el sentido platónico): el que liga a una pareja de desconocidos que se citan a diario para el desayuno y a quienes sólo más tarde identificará con los nombres de Miguel Desvern o Deverne y su esposa, Luisa. Como si fuera una celosa estudiante de la Academia, María Dolz (es decir, Dolҫ, "dulce" en la tradición del amor cortés) no sólo los observa embelesada, sino que los estudia y analiza como si el vínculo que los une sólo pudiese ocurrir fuera de este mundo y su propia vida de correctora en una editorial madrileña no fuese, en cambio, más que una burda apariencia.

            María (Marías) alcanza a entrever ese enamoramiento y no puede sino envidiarlo. Que quede claro: no codicia el amor que Deverne o Desvern demuestra hacia su mujer, y ni siquiera parece desear nunca a aquel hombre devoto e intachable, sino el estado beatífico y sobre todo permanente que existe en esa pareja, cuando el enamoramiento -todos los sabemos- suele estar condenado al ardor breve y al pronto agotamiento. Y, en efecto, como si la mirada intrusa de María fuera la responsable de desatar la tragedia, aquella perfección se quiebra de pronto a causa de la fatalidad (o, no tardaremos en saberlo, de otra envidia equivalente): Desvern es asesinado a cuchilladas por un "gorrilla" -un milusos enloquecido que lo culpa de la prostitución de sus hijas- y el mundo ideal, al menos para María, se quiebra en pedazos.

            Pasado el tiempo, ella no pierde la ocasión de expresarle sus condolencias a la viuda cuando vuelve a encontrarla en la cafetería: ésta, conmovida, la cita en su casa, como si necesitara darle más pruebas del enamoramiento que la ató a su marido hasta el último día de su vida. Entonces hace su aparición un amigo de la familia, Javier Díaz-Velez, acompañado del excéntrico profesor Rico. No se necesita más: como si se tratase de un conjuro, o más bien del torpe reflejo en el mundo sublunar de la armonía de las esferas, María se enamora del recién llegado. Resulta irrelevante decir que no tiene razones para ello: el corazón, lo sabemos, no las necesita.

            Lo terrible -e inevitable en esta escritura heredera del mundo griego- es que Javier no puede corresponderle porque él no es, tampoco, un hombre libre. Aun siendo el mejor amigo de Desvern, o quizás por ello mismo, él se halla a su vez irremediablemente enamorado de Luisa. Javier no puede ser, pues, el complemento de María, sino su reverso especular: otro enamorado incomprendido como ella misma. Ello no impide que ambos se vean arrastrados en una relación que jamás será recíproca -él sólo la desea, ella está enamorada-, ni que a la larga la narración se desvíe en la ambigüedad entre un posible crimen o un acto de lealtad inconfesable. A la larga, María callará sus dudas y no se decantará por una justicia tan brutal como expedita -la que Athos, en Los tres mosqueteros, aplica a su esposa-, sino que preferirá convertirse en cómplice de un acto cuya verdadera naturaleza se le escapa.  

            Desaparecido el Ideal, los demás son burdas copias. Javier, un criminal o casi un santo, hará hasta lo imposible para apoderarse de la voluntad de Luisa -el enamoramiento no es otra cosa-, mientras que María deberá conformarse con una pasión tan poderosa como inútil. En El banquete, Platón le hace decir a Diótima que el amor que anima a los hombres no tiene otra fuente más que la "sed de inmortalidad". En esta novela, Javier Marías parece concluir que el enamoramiento es, en cambio, una carga o una condena pasajeras. Fuera del mundo de las ideas, lo es tanto para quien lo sufre y no es correspondido (María) como para quien al fin consigue lo que busca (Javier).

En la brillante escena final de la novela -no leer lo que sigue si se prefiere la sorpresa-, María, que parece haber perdido ya la fe en el enamoramiento y tiene un marido como tantos (Jacobo, otro de los nombres con los cuales Marías se reviste), de pronto se topa en un restaurante con Javier y Luisa, por fin reunidos. El círculo parece cerrarse: ella ha vuelto a ser la Joven Prudente -como la llamaba Luisa al principio- contemplando un enamoramiento tan conmovedor como el primero. Pero se trata, por supuesto, de un engaño: todas las páginas de la novela, meticulosamente narradas por ella, no han tenido otro objetivo más que poner en duda la perfección de ese reencuentro. Porque Los enamoramientos también es, a fin de cuentas, un tratado sobre el reverso del enamoramiento: el despecho.  

 

twitter: @jvolpi 

Leer más
profile avatar
19 de septiembre de 2011
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.