Lluís Bassets
La otra cara del ?demasiado grande para caer? nos explica la crueldad de los recortes sociales: porque afectan ante todo a los que son ?demasiado pequeños para aguantar?.
Ahora adquiere visos de heroicidad quitarle el mendrugo de pan al pobre. Así es como el gobernante sacrifica su más íntimo y elemental sentido moral en el altar de un bien común al que llama equilibrio presupuestario o exigencias europeas.
Cuando llega la necesidad y se extiende la pobreza, hay que cerrar el grifo: no da para tanta gente. No era solidaridad. Eran las sobras.