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Eder. Óleo de Irene Gracia

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Encuentro con el Caballero del Verde Gabán

Vuelve el Quijote a Cataluña. Lo hizo hace siete años, con motivo del cuarto centenario de su publicación, de la mano de Carme Riera, en clave literaria. Su regreso ahora es más político, de la mano de un periodista, el delegado de La Vanguardia en Madrid, Enric Juliana, enviado especial al centro de España del diario central de Cataluña. Riera reivindicó el Quijote desde Cataluña frente a la apropiación nacionalista española del personaje y de la obra con motivo de su tercer centenario, en 1905 (El Quijote desde el nacionalismo catalán. Destino, 2005). Juliana lo reivindica desde las profundidades de la crisis económica, en una propuesta moral y política sobre las virtudes que deben ayudarnos a salirnos de esta.

Riera era consciente de que su propuesta crítica remaba en dirección contraria al oficialismo nacionalista catalán, empeñado en trazar una frontera infranqueable entre Cataluña y España, al menos en lo literario. El Quijote es el emblema de una Barcelona editora de libros en castellano y de una amistad cervantina que va más allá de la admiración por la urbe cosmopolita y marítima, es el ?libro de las Españas?. Puede que en la apuesta cervantina de Juliana, a quien pertenece la anterior expresión entre comillas, haya una intención similar; pero, en cualquier caso, el escritor evita explicitarla. Recordemos que Jordi Pujol, independentista sobrevenido desde hace unos meses, tuvo en fecha ya lejana un ligero encontronazo con el académico, cervantista y sancugatense nacido en Valladolid Francisco Rico, a propósito de la catalanidad del Quijote. Rico señaló que es el libro preferido por los catalanes desde el siglo XVII y llegó a calificarlo ?casi del libro nacional de Cataluña?. Fue en un acto oficial en el que Pujol elogió a Cervantes por elevación, al considerarlo tan próximo a los catalanes como Goethe. Juliana ha renovado la crónica política en tiempos muy necesitados para el periodismo. Su fórmula es imbatible: se sitúa en Madrid con ojo y mentalidad de corresponsal foráneo, utiliza la mejor tradición periodística catalana para tal menester (Pla y Gaziel, fundamentalmente) y se da amplia e irónica licencia literaria para expresar sus ideas y sus análisis sobre la actualidad española sin someterse a la agenda y a las pautas del día a día. El resultado es espléndido y no es extraño que se lea en Madrid con tanta curiosidad y atención como en Barcelona. Como no lo es que luego su editor convierta las crónicas en jugosos libros que se leen de un tirón, como es el caso del último, Modesta España. Paisaje después de la austeridad (RBA), en el que el periodista ha invertido sus fuentes literarias y, en vez de acudir a las plumas catalanas en Madrid, ha elegido el mejor libro castellano para hablar de España. Probablemente no es muy inocente la elección. El profesor Rico es vecino de Juliana en Sant Cugat. Y el periodista ha aprovechado la circunstancia para utilizarlo como autoridad en la materia en su intencionada lectura de la crisis política y económica desde las páginas del libro cervantino y a partir de una enigmática figura secundaria. Solo abrir el libro, como les sucede a Don Quijote y Sancho Panza en el capítulo XVI de la segunda parte, tropezamos con el Caballero del Verde Gabán, cuya presencia impregna toda la lectura. ?Cordura, contención, sobriedad, mesura, pragmatismo??, son las virtudes que adornan a Don Diego de Miranda, todo un contraste con la locura de Don Quijote y modelo erasmista del español sosegado, ?un hidalgo moderno y con la cabeza bien asentada, que preanuncia la llegada del orden burgués?. La lección cervantina circula aparentemente de Barcelona a Madrid. Es una invitación a la modestia y a la ironía frente a la arrogancia y al malhumor en el momento en que el Partido Popular ?el partido alfa, le llama Juliana? se instala al frente de un país en grave trance de naufragio. Pero está cargada de retranca catalana. Modesta España, sí. Pero también modesta Cataluña. No todos querrán entenderlo. Los nacionalistas siempre son los otros, nos recuerda Juliana. Como el infierno de Sartre. Y los nacionalismos del signo que sea, pequeños o grandes, no suelen estar para modestias. Lo suyo es la victoria o la decepción.



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3 de abril de 2012
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La pleiade

Los sentidos, que tan imprescindibles son como instrumentos en nuestra relación al entorno, son tanto más apreciados, señalaba Aristóteles, cuando son activados sin finalidad exterior, así cuando la vista se recrea en la contemplación  (inútil para la subsistencia) de la tonalidad azul o de las plegaduras en una obra pictórica.  En tal activación sin finalidad exterior de nuestras facultades animales residiría incluso nuestra singularidad.

Sabido es que ello ocurre también con la palabra. Tanto mayor es el goce de la misma cuanto menos se la instrumentaliza, hasta el punto que el hecho de recrearla en lugar de usarla es la actitud que ante la palabra caracteriza al poeta. Mas, por desgracia, ello vale también para el dinero.

Pues buscar el dinero por sí mismo es tan humano como buscar la metáfora o la fórmula por el placer de las mismas. En este sentido la lista de Forbes viene a constituir un equivalente a la Pleíade, dónde  el mexicano Slim y Bill Gates, ocupan  con toda lógica  el papel de Pierre de Ronsard y Joaquim du Bellay.

Sí, los Slim y Gates encabezan una Pléiade en la que el ser humano se olvida de sus intereses inmediatos no para que emerja la planta fértil de los grandes versos sino la solemnidad pétrea de los grandes bancos.

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3 de abril de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Los hombres creen saber muchas cosas

Clifford Still De: Poemas de Maximus Los hombres creen saber muchas

                                    [cosas,

no saben siquiera que el día                         [y la noche son uno

Un pescador trabaja sin el                                     [referente

de esa diferencia. También                             [es posible que él

por acostarse ahí cuando se                 [acuesta, con la quijada

hacia el mar, tenga otra ventaja:                                    [se dice que

?Uno corrige lo que puede             [corregirse?, y cuando el                  [corazón de un hombre

es incapaz de ver esto, la puerta             [de su inteligencia divina             [se cierra Charles Olson



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2 de abril de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Autobiografía no autorizada

Sin la menor duda, la aparición de WikiLeaks ha sido el fenómeno más importante ocurrido últimamente en un universo de la información que ya estaba (y está) experimentando unas transformaciones  tan trascendentales que nadie puede dibujar  con un mínimo de certeza  hacia dónde se dirige. Ni siquiera símbolos imperecederos de la libertad y la ponderación informativa, llámense The New York Times, The Guardian, Le Monde, El País y demás, tienen el futuro asegurado, al menos  en  su forma actual.

 

Aparte del espectacular impacto mediático de los centenares de miles de  documentos puestos en circulación por WikiLeaks, su existencia misma venía a incidir de lleno en la problemática de fondo que amenaza, y al mismo tiempo le ofrece un futuro esplendoroso, al universo de la información. Por referirme únicamente al concepto de información vinculado al periodismo, no hace tanto tiempo que la en las casas se guardaban páginas arrancadas de los periódicos e incluso suplementos enteros de los dominicales. Los periódicos se leían porque, según  cuales, transmitían la sensación de estar dando cuenta de lo que pasaba, ya fuera a nivel local, nacional o internacional. Y como muchas veces el día a día impedía leer con el detenimiento debido determinados artículos o reportajes, se guardaban con la idea de encontrar el momento adecuado para echarles una buena ojeada.

¿Quién arranca y guarda páginas de periódicos hoy en día? Y lo que es peor,  quienes lee todavía periódicos, ¿ creen estar correctamente informados de lo que pasa?

En esta Autobiografía no autorizada Julian Assange asegura ser un tipo al que no le importa meterse en líos. O por mejor decir: que éstos le estimulan y le hacen sacar lo mejor de sí mismo. Y a fe que desde su adolescencia de hacker  internacionalmente perseguido hasta su condición actual de violador contumaz, no ha parado de meterse en líos, algunos gordísimos. Después de las toneladas de basura que le han echado encima es lógico que se defienda e insista en la honradez de sus intenciones  (como propalador de noticias subversivas, me refiero). Y dedica a ello no pocas páginas y esfuerzos. Pero lo verdaderamente fascinante de su libros es que el lector no especializado tiene ocasión de ver cómo funciona (y cómo funcionará en el futuro) el fenómeno de la información. Assange no da pistas acerca de cómo se solucionará el gravísimo problema de la seriedad y la fiabilidad de las fuentes, ni de cómo se puede discernir un noticia cierta de una intoxicación. Igual que los grupos subversivos reciben documentos gráficos y escritos que causan verdadera conmoción informativa, el famoso, astuto, oscuro y siempre temible Poder tiene en sus manos los mismos medios para intoxicar a la opinión pública, generalmente por la vía del exceso de información.

Porque esa es otra: dado que la potencia de los medios de comunicación de masas es prácticamente ilimitada, también su capacidad de transmitir información lo es, y Assange da como de pasada algunas cifras asombrosas: “Nos pasaron  75.000 documentos sobre Irak”. O bien: “Para poner a buen recaudo esos 250.000 documentos que nos habían filtrado, busqué el servidor de un amigo en Indonesia…”.

Dice Assange: “ A finales de 2008 estábamos sumergidos bajo una oleada de documentos filtrados que nos enviaban desde todos los rincones del mundo”. A la vista de las cifras antes citadas, cabe preguntarse a qué se refiere cuando habla de “realizar investigaciones y editarlos para su difusión”. Si ni siquiera las redacciones conjuntas de dos monstruos como The New York Times y The Guardian eran capaces de manejar la avalancha de documentos sobre Irak y Afganistán,  qué “investigación” y qué  “edición” puede llevar a cabo una bienintencionada organización sin ánimo de lucro y que no sólo carece de redacción si no que ni siquiera está físicamente ubicada en un lugar no virtual. Deducir la veracidad de una información filtrada a partir del grado de cabreo del perjudicado es un sistema de verificación digamos que dudoso.

Y si las noticias acerca de la infancia de Assange son curiosas, toda su formación como hacker y sus andanzas por el interior de los sistemas informáticos de las principales corporaciones e instituciones internacionales es fascinante.  Un puñado de adolescentes con unos ordenadores sujetos con cinta aislante poniendo en jaque a las mentes más brillantes de la informática y la encriptación mundial. Asombroso. Y de primera mano.

 

Autobiografía no autorizada

Julian Assange

Los libros del lince  



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2 de abril de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Los cinco, juntos otra vez

Los famosos cinco son más visibles cuanto menos visibles somos los europeos. Son los inconvenientes de las crisis domésticas. Ahí están en la foto cogidos de la mano con los brazos alzados en su cuarta cumbre mundial, celebrada en Nueva Delhi. Cuando celebraron la primera en 2009, la crisis ya iba lanzada, aunque los europeos todavía no fuéramos conscientes. Pesan nuestros pecados, es evidente: el despilfarro, los liderazgos escasos, el euro desgobernado, la desunión; pero pesa más la causa profunda que esa foto de los cinco viene a recordarnos: el poder se desplaza hacia oriente y nuestra crisis no es más que la forma que adopta nuestra incapacidad para sostener el envite.

 Así es que fijémonos bien en los cinco: Dilma Rouseff, Dimitri Medvedev, Manmohan Singh, Hu Jintao y Jacob Zuma. Son muy distintos en todo, intereses, rentas o ideas políticas y económicas. Lo ha señalado quien más ha contribuido a la convocatoria, que es el inventor del acrónimo que los designa, Jim O?Neill, presidente de Goldman Sachs, hace ya más de diez años, en clara premonición de su imparable ascenso económico. Los cinco entonces eran todavía cuatro y se llamaban BRIC (Brasil, Rusia, India, China) antes de convertirse en BRICS gracias a Sudáfrica, la ineludible presencia de una potencia africana. Pero siendo tan distintos, hay algo que los une cada vez más: no son Europa, no son Estados Unidos. Esa imagen induce a muchas reflexiones sobre la dimensión y los orígenes de nuestros problemas. El grueso de la demografía que representan se halla en Asia: más de 2.500 millones de personas, una tercera parte de la humanidad. Lo mismo cabe decir del territorio: además de China e India, Rusia es un país más asiático que europeo en su geografía. Siempre hay peleas entre vecinos, pero los tres países contiguos del macrocontinente euroasiático, Rusia, China e India, acumulan un potencial geopolítico temible. Entremos por un momento en el detalle de las lenguas habladas por la humanidad que representan. Lo más próximo a nuestro mundo es el portugués de los brasileños. El inglés es solo una segunda lengua en India y Sudáfrica, dos países que aportan una lección de diversidad digna de reflexión para los europeos monolingües. El poder creciente de los BRICS tendrá una excelente oportunidad de manifestarse en la elección del nuevo presidente del Banco Mundial, cargo tradicionalmente reservado para un ciudadano de Estados Unidos. Aunque el presidente Obama se ha cuidado de buscar un candidato muy adecuado para el mundo emergente, una eminencia universitaria progresista como Jim Yong Kim, de origen coreano y dedicado a la medicina social, los BRICS tienen un nombre todavía mejor y más representativo para plantear al menos batalla: Ngozi Okonjo-Iweala, una mujer nigeriana, exministra de Exteriores y de Economía de su país.



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2 de abril de 2012
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De vicios y libertinos

Dominique Strauss-Kahn ha querido excusar su imputación el caso Carlton por proxenetismo aduciendo a su construcción cultural. Y se ha reconocido como libertino: «Un hombre que malgasta su fortuna, generalmente heredada, en vino, mujeres y diversión ideológicamente es descreído o nihilista», la definición de Wikipedia no puede ser en este caso más afín. Porque el libertino contemporáneo que representa Strauss-Kahn ha sabido combinar el cinismo y los restaurantes caros con el ejercicio del poder, un elemento clave en la destrucción del personaje, ya que a día de hoy un libertino sin poder es una rémora, una pesada excrecencia que a la sociedad le cuesta soportar. Hubo un tiempo, coincidiendo con el crecimiento de la burbuja inmobiliaria, en que el libertino alcanzó el epicentro del establishment. Los había amateurs y cutres, como aquel Roldán en un jacuzzi de aguas inciertas, o los que mostraban sus cadenas de oro en aquellos desmanes marbellíes. Fueron denominados incluso beautiful people, una etiqueta demasiado complaciente para quienes hicieron del exceso una religión. Hoy, se ven abocados al bajo perfil y, si quieren ser respetados, deben cultivar sus vicios en privado. Aunque nuestra sociedad haya alcanzado un elevado nivel de tolerancia, y casi todo el mundo haya encontrado la vía de escape para sus demonios, prevalece un juicio sesgado hacia ellos: son inmorales o amorales. Michel Onfray, en el tercer tomo de su extraordinaria Contrahistoria de la filosofía, asegura que ante todo el libertino es utilitarista: «Trata el cuerpo como cómplice, mientras que la civilización surgida de la cultura judeocristiana practica el odio paulino a los cuerpos, detesta los deseos y los placeres». Al fin y al cabo, quiere darle lo mejor a su cuerpo sin hipocresías. El cuerpo es un pozo sin fondo. No ha habido nunca otro cómplice del alma más venerado en la historia, por los narcisos griegos, los libertinos barrocos o la generación YouTube. No en vano, desde el jardín del Edén, el cuerpo ha tenido que soportar una penosa extradición moral. Aún hoy nos escandalizamos de él y de sus declinaciones viciosas, que -mientras no causen daños ajenos- deberían ser al menos tan tolerables como la autorepresión. Las imágenes de Strauss-Kahn con los calzoncillos bajados relatadas en el proceso son humillantes. Aunque mucho más lo era la forma en que él se refería a las mujeres ?tengo «material», decía de las prostitutas?. Lejos de juzgar sus costumbres libertinas, según el juez que instruye el caso, las orgías organizadas en nombre de Strauss-Kahn vulneran la ley. Su abogado orientó la defensa con una frase que muestra, con una persistencia propia del Marqués de Sade, la altura del personaje: «Le reto a usted a distinguir a una prostituta desnuda de cualquier otra mujer desnuda». Pero es que hubo un día en que todos pensábamos que el exdirector del FMI era un hombre sagaz. (La Vanguardia)

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2 de abril de 2012
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III. Un equilibrio mágico

Hay una razón esencial en todo esto, me dicen. Un fraude, de cualquier tamaño o magnitud, sería intolerable porque, en primer lugar, rompería el equilibrio del que depende el funcionamiento del sistema democrático. Este equilibrio fue conseguido a raíz de la firma de los acuerdos de paz de comienzos de la década de los noventa, que pusieron fin a la larga guerra que asoló a El Salvador, los guerrilleros del FMLN enfrentados al ejército, igual que en la misma década el Ejército Popular Sandinista se enfrentó a los guerrilleros de la contra, guerra que también terminó con unos acuerdos de paz.
Hoy en día, tanto el FMLN como ARENA son partidos sólidos y bien organizados, con estructuras de base y respaldo popular, y por dos décadas se han mantenido en sosegado equilibrio. El equilibrio vital para la democracia salvadoreña de que hablan mis amigos. ARENA ganó sucesivamente cuatro elecciones presidenciales, hasta que el FMLN logró vencer los miedos que le impedían conquistar una mayoría, presentando a un candidato potable, el periodista Mauricio Funes.
De todos modos hubo alarma. Los izquierdistas, los comunistas, los viejos guerrilleros, tomaban por primera vez el poder y se temían políticas económicas interventoras, alteración de la economía de mercado, confiscaciones. Nada de eso ocurrió, y los años de gobierno de Funes han sido de tranquilidad institucional, perturbados por el enfrentamiento contra las pandillas de los Maras, y el enfrentamiento de los Maras entre sí, hasta que ahora, por mediación de la jerarquía de la iglesia católica parece haberse iniciado un diálogo entre el gobierno y los pandilleros, que ha disminuido notablemente la violencia y ha llevado a estos últimos a anunciar el cese de esta segunda guerra irregular, tan costosa en víctimas.
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2 de abril de 2012
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El género español

Por primera vez en mi memoria de los premios Goya, que cubre, si no me equivoco, los veintiséis años trascurridos desde su inicio, las películas con el mayor número de nominaciones eran todas de calidad. Faltaban, a mi juicio, entre las candidatas dos de las propuestas más estimulantes y ambiciosas del 2011, ‘Los pasos dobles', de Isaki Lacuesta, y ‘La mitad de Oscar', de Manuel Martín Cuenca, un poco raras ambas, quizá, o recalcitrantes, para el gusto académico, aunque Lacuesta sí vio reconocido otro trabajo suyo, ‘El cuaderno de barro', entre las nominadas al mejor largometraje documental. No ganó el premio, concedido, en un acto de justicia metajudicial a ‘Escuchando al juez Garzón', la entrevista que Manuel Rivas le hace a palo seco ante la cámara al magistrado perseguido. El galardón, y las palabras combativas de la directora del film, Isabel Coixet, movieron al aplauso a la sala, mientras quedaban quietas las manos del ministro y el subsecretario de Cultura, presentes en la entrega.

Más que hablar de mi acuerdo o desacuerdo con los resultados, me gustaría hablar de tendencias, ya que las cuatro finalistas a mejor película y mejor dirección, ‘Blackthorn' de Mateo Gil, ‘La piel que habito' de Pedro Almodóvar, ‘No habrá paz para los malvados' de Enrique Urbizu, y ‘La voz dormida' de Benito Zambrano, son obras de género, cada una en su registro, como también lo es la quinta triunfadora, ‘Eva', que obtuvo tres ‘goyas', entre ellos el de mejor director novel para su joven autor Kike Maíllo. ‘Eva', a mi modo de ver la película española más redonda del año pasado, pertenece a un género poco frecuente aquí, el de la ciencia-ficción, y de ahí que resalte más el logro de Maíllo; tiene un guión muy bien escrito (en el que colabora el dramaturgo Sergi Belbel), unos actores estupendos (con un Lluís Homar sensacional haciendo de robot tocado por la ‘comedia del arte') y un conglomerado de aciertos técnicos y visuales más cercanos al aparato industrial de Hollywood de lo que entre nosotros es habitual. También tiene las ingenuidades de la fantaciencia, que no resultan nunca ñoñas, matizadas, como lo están muy efectivamente, por el humor.

La película ganadora de seis ‘goyas', incluyendo los dos principales, ‘No habrá paz para los malvados', es un competente ‘thriller' de policías problemáticos, un género pujante dentro del género del cine negro actual. Urbizu, que no elude los tópicos cuando se le presentan en su propio guión, dirige siempre con brío, rara vez con genio, que es lo que le sobra a su máximo rival del año, Almodóvar. ‘La piel que habito' (con cuatro ‘goyas', ninguno para él directamente) puede tener ciertas descompensaciones en el trazo dramático y tal vez un abuso del ‘flashback', pero es una obra deslumbrante en su relato, en su refinamiento formal, nada veleidoso, y en su propuesta de cine gótico, que transforma el motivo del ‘mad doctor' fílmico (los doctores Jekyll y Caligari, Moreau, Mabuse o Quatermass) en algo más: una profunda exploración de los mecanismos creativos y del rol del artista como gran cirujano de las formas imaginarias. Es además admirable ver al cineasta seguramente más famoso hoy en el mundo dando un salto semántico fuera de la comedia y el melodrama, donde se le reconoce la maestría, para explorar el terreno nuevo del cuento de terror.

Aunque es, de todas las candidatas, la que menos me gusta, ‘La voz dormida' (con premios a dos de sus actrices y a la canción original) es un ejercicio solvente y bien tramado del género historicista de la guerra civil, arrasador por cierto en los ‘goya' del año pasado gracias a ‘Pan negro', ya comentada en su día, con respeto y decepción, en esta misma página de la revista. La película de Zambrano, que adapta la novela de éxito de Dulce Chacón, se asemeja en su tono, en su buen acabado y en su sesgo ideológico al muy popular culebrón de izquierdas de Televisión Española, ‘Amar en tiempos revueltos'. Las razones del gran fracaso en el ‘box office' de ‘La voz dormida' las veo claras: su vibrante lectura republicana y laica de la represión en el primer franquismo está concebida para un espectador de ideas afines al que la blandura sentimental del tratamiento dramático le resulta ajena. Mientras que ese sentimentalismo, en la segunda mitad del film muy acentuado, podría haber seducido a los espectadores más convencionales y acomodaticios, que no quisieron pagar el precio de una entrada para recibir un mensaje tan inequívocamente progresista. ‘La voz dormida' tenía a su público reñido.

Lo más inesperado de los premios de este año es todo lo relacionado con ‘Blackthorn', segundo largometraje del director canario (y coguionista de Alejandro Amenábar) Mateo Gil. Tuvo muy buen crítica en su estreno a principios del verano pasado y un pobrísimo balance económico en las salas de exhibición, del todo inmerecido, pues es un ‘western' crepuscular de excelente factura, magnífico guión y un gran duelo de titanes interpretativos entre Sam Shepard y Stephen Rea, a los que Eduardo Noriega responde con aplomo y en un inglés comprensible. Película alabada por los que la vieron pero maldita, ‘Blackthorn' renació (un poco) en los cines al obtener once nominaciones, y ahora se ha ido con cuatro premios (producción, fotografía, vestuario y dirección de arte). En este caso, el gran público nacional tal vez se vio ante un dilema, y eso le retrajo en taquilla: pese a nuestro pasado almeriense como escenario del spaghetti-western, la novedad de un film del oeste de ambiente boliviano posiblemente hizo que este noble y acreditado género cinematográfico no pareciera lo suficientemente español.

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2 de abril de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Savater lee por placer

Fernando Savater. Foto: Bernardo Pérez Fernando Savater ha dicho ?Leer por placer está mal visto?. Y tiene razón, según lo que acaban de leer en este Moleskine Literario, libros por encargo y premios acusados de mercantilistas, al parecer ahora más que nunca el mundo se divide entre los libros que se dejan leer y los que no. Entre buenos y malos. Unos dicen que otros escriben bien pero no venden nada, los otros acusan a los que venden de ser limitados o mediocres. Prejuicios por todos lados. Las cosas parecen tan claras que estoy completamente confundido. Particularmente, me parece excelente la frase: ?(?) la gastrolatría es el arte propio de esta época porque admite el esnobismo y el derroche y no exige reflexión. Se centra en el valor del dinero y en tener que reservar con tres meses cuando, como dice uno de los personajes de la novela, es un arte de usar y cagar?. Aquí la entrevista de Javier Rodríguez Marcos en El País a Savater  que acaba de publicar la novela ganadora del Premio Primavera Los invitados de la princesa (Espasa):

PREGUNTA. ¿Cuánto hay en su novela de parodia y cuánto de homenaje? RESPUESTA. No, no, parodia no. Son relatos de género, de los géneros que me gustan. No quiero parodiarlos, sino contribuir a ellos. Odio los pastiches. Casi diría que ni el Quijote me gusta por eso. Eso sí, soy incapaz de escribir un artículo de 500 palabras sin humor, imagínate un libro de 300 páginas. Pero no porque diga las cosas sonriendo las digo menos en serio. Uno puede hacer un soneto humorístico sin parodiar los sonetos. Cada uno entra en un género con su personalidad. P. Tal vez no parodie los géneros, pero los temas? Por ejemplo, la cocina vasca. R. No sé si es parodia o mero reflejo de la realidad, porque todos los días los periódicos hablan en serio de esas cosas. Hay gente que dice que Ferran Adrià es un artista, como Leonardo da Vinci, y creo que lo dice en serio. Pero sí, hay cierta crítica a la inflación gastrológica y gastroidólatra. (?)P. ¿Cree que hay una segunda intención? R. Es que la gastrolatría es el arte propio de esta época porque admite el esnobismo y el derroche y no exige reflexión. Se centra en el valor del dinero y en tener que reservar con tres meses cuando, como dice uno de los personajes de la novela, es un arte de usar y cagar. P. Internet también recibe. ?Los mediocres y los indolentes siempre esperan su absolución por medio de la técnica: a veces la consiguen y lo llamamos progreso?, dice. R. Decir que gracias a Internet la erudición y las jerarquías intelectuales han desaparecido supone creer que alguien que dedica su vida a estudiar a Heródoto lo que quiere es tener en su cabeza todo lo que tiene la Wikipedia. La idea de la transformación que el saber produce en la persona y de que el saber no es una mera acumulación de noticias no se les pasa por la cabeza a los que piensan así. También la Enciclopedia Británica tenía más datos que cualquier ser humano y comprarla no nos hacía sabios. El acceso a Internet, tampoco. (?)P. ¿Por qué el humor se considera un género secundario pese a que la tradición española está llena de obras humorísticas? R. Voltaire le dijo a Madame du Châtelet que aprendiera inglés para leer a Shakespeare, que no era un autor bueno pero tenía trozos aprovechables. Luego le dijo que se pusiera con el español para leer el Quijote y ella se negó diciendo que nunca aprendería una lengua cuya obra principal es una farsa. Siempre ha habido ese desprestigio intuitivo por el humor. Cuando te dicen de un autor que es lúcido y penetrante, siempre se piensa en un autor dramático e incluso melodramático. Si dices que uno de los grandes humoristas del siglo XX es Samuel Beckett, la gente se queda desconcertada porque quiere que Beckett sea una especie de Kafka de segunda edición, y eso que Kafka tiene su humor. En el fondo, lo trágico es el humor, quejarse de lo trágico es redundante. P. ¿El placer está mal visto? R. Leer por placer, sí. La gente se compra novelas como para terminar el bachillerato: este libro te explica China; el otro, la Segunda Guerra Mundial. Me gustaría que mis novelas las leyera gente con el bachillerato ya acabado. Que se informara en otra parte y a la novela fuera para disfrutar literariamente. (?)P. Lo habitual cuando a un filósofo le interesa tanto la literatura es que se dedique a la estética más que a la ética. No ha sido su caso. R. Porque me gusta la narración. Nunca me he tomado la literatura como materia para el experimento verbal. Lo que me gusta es la historia que se cuenta. Tengo un hermano pintor y siempre me ha reprochado mi escasa pasión por la estética. Me interesan las cosas relacionadas con la ética, el derecho y las obligaciones, el bien, el mal, lo justo y lo injusto. P. ¿Más que la literatura de ideas? R. Es que las ideas que me interesan son esas. Para quien no está acostumbrado a leer filosofía o para quien solo está interesado en la filosofía, las ideas disfrazadas de literatura son estupendas. Yo también disfruto con Thomas Mann, pero no solo busco eso, porque filosofía he leído siempre a diario. No necesito que un señor me la venda en forma de novela.



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2 de abril de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Libros por encargo ¿un boom?

betsellers Desde libros por encargo hasta simples sugerencias, en estos momentos en que la industria editorial está en colapso debido a la crisis económica en España, no hay editor que resista la tentación. Esta extensa nota de Nuria Azancot en El Cultural  toca el tema bajo el título ?Un bestseller me manda hacer?? Dice la nota:

Jorge Prado, responsable de la distribuidora y red de librerías SGEL lo sabe bien: hoy lo que funciona son las novelas negras y los bestsellers. ?Y cuando a una editorial tan grande como Planeta, por ejemplo, no le cuadran las cuentas a final de temporada, como pasó en 2011, adelanta unos meses las novedades que sabe que van a funcionar (Ruiz Zafón, Pilar Urbano, Punset) y que a menudo son libros de encargo o contratados antes incluso de que los autores se hayan puesto a escribirlos. Es una estrategia que no falla jamás?. Porque de estrategias hablamos. De estrategias y de que más del 50 por ciento de las novedades de autores españoles que hoy brillan en las librerías son fruto de encargos, mientras que distribuidores y libreros aconsejan con éxito a los editores ?que un título con poco tirón duerma en sus almacenes un puñado de meses, o qué libro conviene anticipar, aprovechando el tirón del último libro de moda?, destaca Prado. Quien lo probó, lo sabe: el letraherido se encuentra cada semana en su librería con títulos casi idénticos. Los editores están en su derecho: tratan de atraer al lector con novedades sobre esos asuntos que ahora parecen interesar más. En el campo de ficción, la novela histórica vive un momento de esplendor sólo comparable al de la novela negra, y en el del ensayo, los temas científicos relacionados con el cerebro o la teoría de las cuerdas, los neutrinos, los alimentos naturales, la autoayuda, e históricos sobre la guerra civil, la II República, la II Guerra Mundial o el 15M se multiplican como clones. Mención aparte merecen los premios, que cada año apuestan menos por lo nuevo. (?) ¿La causa? Para escritoras como Ángela Vallvey, es la recesión económica y que los editores están deseando vender, aunque se corra el riesgo de que la edición ?una parte de ella, al menos, destaca, se vea sustituida por el márketing: ofrecer sólo lo que el consumidor desea, aunque sus deseos dejen mucho que desear desde el punto de vista de la ?alta cultura?. El low cost puede llegar a la edición, y acabar con su excelencia?. (?) Fernando Savater, autor de culto, perro viejo y sincero, lo reconoce sin ambages: lo del encargo es cuento viejo? su Ética para Amador, que ahora cumple veinte años, surgió de la petición de una amiga, profesora de instituto en Barcelona, y El valor de educar se lo encargó un sindicato de enseñantes latinoamericano. Galardonado con el último premio Primavera, dotado con 200.000 euros, por Los invitados de la princesa, confirma su honestidad confesando que aunque no sabe de encargos actuales?, puede repetir ?lo que decía Isaiah Berlin: ?Yo soy como los taxis, solo me pongo en funcionamiento cuando me llaman?. (?)  Sea como fuera, la mayor parte de los editores consultados (Anagrama, Lumen, Siruela, Ariel, Destino, Alianza, Maeva, Salamandra, El Aleph?) niegan la mayor, pero los encargos existen y cada vez son más comunes. Así, algunos grupos editoriales han llegado a organizar seminarios de varios días para que sus editores estudiasen las claves de éxitos comerciales como La catedral del mar, de Ildefonso Falcones. Meses después, inundaban las librerías con decenas de copias de este título, como ocurrió con El Código da Vinci de Dan Brown o con el 15 M y los indignados). La II República y sus mil revisiones, los testimonios del último homosexual o del penúltimo niño que sobrevivió o no al holocausto copan las estanterías. Y el hundimiento del Titanic, Drácula? (?) Hay quien, como Isaac Rosa, premio José Manuel Lara, confiesa que suele ?funcionar mejor cuando me piden algo (un artículo sobre un tema concreto, por ejemplo) que cuando me abandono a mi inspiración y ganas?. Porque, insiste, un encargo ?puede ser un buen estímulo, no tiene por qué coartar la libertad del autor, que siempre puede rechazarlo. Pero no sólo los editores (que de libros algo saben, reconozcámoslo) deberían encargar. ¿Qué tal si un grupo de lectores, de forma más o menos organizada, se dirigiese a un autor y le encargase que escribiese de tal o cual asunto?? En cambio Laura Gallego o José Carlos Llop no admiten encargo alguno. El escritor mallorquín, por ejemplo, asegura que siempre ha escrito ?por necesidad, gusto o riesgo de escribir y lo mismo ha ocurrido con los asuntos que tratan o su estilo, que -si Buffon no se equivoca- debo de ser yo. Por un lado siempre he trabajado con editores literarios -no comerciales- y por otro, no debo resultar muy rentable porque nunca me han hecho sugerencias de este tipo?. Por razones muy distintas, Laura Gallego, la Rowling española, asegura no conocer el tema de los encargos porque tiene la suerte de haber escrito siempre lo que ha querido. También 451 Editores puso de moda la revisión de clásicos como el Cid o Frankenstein, a partir de relatos de nueva planta escritos por autores españoles. El creador de la idea, mil veces plagiada, Fernando Marías, reconoce haber diseñado ?ya bastantes libros (Hijos de Mary Shelley es el proyecto último y más potente de todos ellos)?. Y dice más. Que ha encargado muchos relatos, dando pie a los autores para que ellos vayan luego por donde quieran. Y que ?en el volumen II de la colección, por ejemplo, que sale en mayo (Shukran. Espectros, zombis y otros enamorados) he pedido a más de veinte autores que escriban una historia de amor protagonizada por fantasmas o zombis. Pues bien, los relatos de, por ejemplo, Jon Bilbao, Irene Gracia, Vicente Molina Foix o Luisgé Martín son verdaderamente buenos. Creo que dar un pie a un autor y luego dejarlo libre genera mucha calidad (o puede hacerlo).? En un segundo nivel hay editoriales como Lumen, que se ocupan principalmente de ficción, y en la que no abundan los encargos. ?Lo que sí hacemos -explica Silvia Querini, su editora- es animar a un autor a que convierta un cuento en una novela porque vemos que el material lo permite. De todas formas, no solemos dar por bueno un proyecto encargado hasta tener una sinopsis muy detallada del texto y unas páginas que nos sirvan para apreciar en vivo y en directo el tono de escritura de un autor?. Eso sí, a veces ha sugerido ?a ciertos autores? que se ocuparan de la biografía de un novelista o de un actor ?porque intuíamos que había complicidad entre quien escribía y la persona retratada?. Y una nota inesperada: los mejores encargos -destaca Querini- ?nacen a menudo de forma casual, alrededor de una mesa de café. A veces una buena copa de rioja compartida da mejores resultados que una avalancha de emails.Otros editores, como Emili Rosales, de Destino, describen su trabajo como el de un catalizador entre los distintos autores, como en el caso de Nosotros los indignados, mientras que Ofelia Grande, de Siruela, asegura que jamás ha realizado encargo alguno, más bien al contrario, siempre ha preferido que el autor de turno, por bestesellero que sea, ?escriba a su ritmo, sin presiones ni condicionantes, y con total libertad?. Tampoco encargan nada, o muy poco, editoriales como Anagrama, aunque hayan aceptado ?propuestas a partir de una sinopsis?, como Jorge Herralde, que si reconoce haber recomendado a un autor seguir una línea determinada. Es el caso, por ejemplo, del último libro de Marta Sanz: ?Después de Black, black, black -explica Herralde- le dije que sería una pena abandonar al detective gay Arturo Zarco, pensaba que tenía mucho potencial y Marta también había pensado lo mismo: el resultado es Un buen detective no se casa jamás?.



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1 de abril de 2012
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El Boomeran(g)
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