Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Para pasar el verano

Esta semana fue abrasadora en la Argentina. Así como nevó en invierno de manera inusual, este veranito convirtió al aire en algo incandescente, como aquel viento al que Heródoto atribuía el poder de prenderse fuego. En semejantes condiciones, uno de los mejores lugares para pasar el tiempo es un cine. No es que a mí me cueste mucho encontrar excusas para ir a ver una película, pero en fin, ahora que tengo una tan razonable...

Fui a ver American Gangster. A la que algún genio se le ocurrió rebautizar aquí American Gánster, imagino que en referencia a la palabra gan, que significa... uh... en fin, que nos salvamos por un pelo de que a la peli de Scorsese la llamasen Gans of New York, que de ese modo hubiese sonado a documental sobre los gansos de Manhattan.

Definitivamente, Ridley Scott no es ningún genio. El tipo es competente, y debutó con una seguidilla de películas inolvidables (Los duelistas, Alien, Blade Runner) que nos hicieron creer que estábamos en presencia de uno de los grandes. Veinticinco años después, más allá de algún acierto aislado -Thelma & Louise, por ejemplo- y de un Oscar vergonzante -hablo de Gladiator-, queda claro que en el mejor de los casos, este Scott -porque también está su hermano menor, Tony- no es más que un artesano efectivo.

American Gangster recrea la historia real de Frank Lucas, un mafioso de los años 70 que se convirtió en el mayor dealer de su tiempo, importando droga de calidad directamente desde Oriente utilizando aviones militares como transporte. Desde el comienzo está claro que Scott pretende deslizarse sobre un doble riel: el de las películas de aquella época de gloria del cine de Estados Unidos -la era de Lumet y de Friedkin, de Hal Ashby y de Bob Rafelson, de Peter Bogdanovich y del primer Scorsese-, con su humanidad descarnada que reinventaba todos los géneros, y la del paradigma de las películas de gángsters, no por casualidad también fechado en aquella época: esto es, El Padrino de Francis Ford Coppola./upload/fotos/blogs_entradas/american_gangster_denzel_washington_and_russell_crowe_med.jpg

Scott lo tiene todo: buenos actores -Denzel Washington, Russell Crowe-, presupuesto generoso, guionista premiado -Steve Zaillian-, una banda sonora maravillosa que la misma época le proporciona y una rica historia real de base. Pero se queda a las puertas de la grandeza, porque no consigue nunca que funcione el conjuro con que pretende convocar la magia del pasado. Sus personajes nunca tienen la humanidad de los grandes personajes del cine americano de los 70: están esbozados, nunca llegan a estar del todo vivos. Cuando una escena parece aproximarse a la intensidad de lo real, Scott corta a la siguiente; su origen publicitario lo traiciona, está demasiado preocupado por mantener el tren en movimiento para permitirse que algo verdadero, conmovedor ocurra.

Y eso es lo que determina que el riel del género tampoco termine de funcionar como debiera. Lo que daba grandeza a la trama policial de El Padrino era la humanidad de sus personajes. En American Gangster la trama funciona, pero no emociona nunca más allá de la piel. Ah, lo que hubiese hecho Michael Mann con el mismo guión...

Pero en fin, la película se deja ver. En especial si afuera hace calor. Y el cine tiene un buen aire acondicionado.

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Blogs de autor

Sin Ángel

No quiero que este blog parezca el Spoon River de Edgar Lee Master, siendo un apasionado del libro y del poeta. Pero tantas muertes me superan. Me extrañó que se muriera un eterno como Pepín Bello pero lo de Ángel es tremenda injusticia de distinta dimensión. Lo de Ángel me rompe muchas más cosas. Hacía tiempo que no lloraba, quiero decir algo más que una de esas furtivas lágrimas que de vez en cuándo pueden caer al leer, ver, escuchar algo que te emociona. No era eso. Eran lágrimas que no pude contener cuando en ese lugar tan extraño donde se van a convertir en cenizas personas que queremos, escuchamos a su amigo de infancias y complicidades literarias, Manuel Lombardero. Y la emoción siguió con otro de sus grandes amigos, su cómplice, de vida y generación, nuestro amigo José Manuel Caballero Bonald. Sintiendo que le han dejado sólo. El último de aquella generación de plata, de aquella generación del cincuenta que tanto bebió. La generación del alcohol. La mejor de los poetas que hemos podido conocer, querer, tratar y disfrutar.

No puede decir muchas cosas sobre Ángel que no me resulten pequeñas, banales, prescindibles. Le quisimos. Le seguimos queriendo. Hasta unas horas antes de morir con él estuvimos compartiendo cosas de vida. Cosas de leer, de beber, de fumar o de fugarnos. Penúltimo de los grandes poetas vivos de su generación. Poeta sin Premio Cervantes. Poeta con lectores.

Si acaso seguir leyendo a Ángel. No olvidaremos su cercanía. Y siempre nos acompañará su poesía.

Ahí, donde fracasan las palabras, nos acompañan sus poemas.

 

Siempre lo que quieras

 

"Cuando tengas dinero regálame un anillo,

cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,

cuando no sepas qué hacer vente conmigo

-pero luego no digas que no sabes lo que haces.

Haces haces de leña en las mañanas

y se te vuelven flores en los brazos.

Yo te sostengo asida por los pétalos

como te muevas te arrancaré el aroma.

 

Pero ya te lo dije:

cuando quieras marcharte esta es la puerta:

se llama Ángel y conduce al llanto".

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Blogs de autor

Carla Bruni se queda en casa

Aunque no debería parecernos una imputación ofensiva, lo cierto es que Sarkozy sigue los pasos de George Bush. Los dos están de gira en Oriente Medio.

En la imagen distribuida por Reuters, el presidente norteamericano sostiene en su brazo la figura regia de un halcón al que mira con una mezcla de curiosidad y respeto. Su agenda de actividades incluye estos episodios folklóricos pero lo prioritario es consolar a las tropas americanas acuarteladas en la zona de guerra, anunciar la reducción de los efectivos humanos destinados a luchar (y morir) en Iraq y pronunciar algunas arengas y estimulantes bravatas.

A sus anfitriones árabes, tratados siempre como aliados, les dedica tartamudas proposiciones diplomáticas. Ahora se trata de convencerlos para organizar un frente común contra los persas. Hace unas semanas USA reconoció que Irán no tiene el programa nuclear que tanto nos alarmó meses antes de Navidad. Ahora, Bush, el pato cojo, vuelve a la carga: Irán es el santuario del terrorismo internacional. ¿Debemos creerle? ¿Servirá de algo a partir de ahora la palabra de honor de un presidente norteamericano? No hubo armas de destrucción masiva en Iraq, no hubo programa de armamento nuclear en Irán... ¿O nos conducirá nuestra adocenada ingenuidad europea a un nuevo bochorno?

La visita de Sarkozy pertenece al protocolo de la grandeur que imagina para su Francia, aunque eso suponga compartir con los norteamericanos un antiguo propósito: postergar indefinidamente la puesta en marcha de una política exterior europea.

La visita de Sarkozy a Arabia Saudí -como consejero delegado de la coalición nacional de empresas energéticas francesas- será eficaz, aunque para ello deba dejarnos a todos en ridículo: Sarkozy, que considera a Arabia Saudí un "aliado ineludible, moderado y estable", acepta que su querida Carla Bruni se quede en casa. ¡Cuánta alegría debe sentir Benedicto XVI, el Papa preconciliar que mira con mala cara a los divorciados!

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Blogs de autor

El fracaso, según Beerbohm

Tengo mucho que decir sobre Sir Maximilian Beerbohm (1872-1956), caso singular de la literatura inglesa. Su única novela, Zuleika Dobson (traducida por la casa editorial Destino), historia de una muchacha tan bella que quitaba la respiración a los estudiantes de la universidad de Oxford, hasta tal punto que todos, menos uno, se suicidaron tirándose a un río, es la obra más ligera, más fresca más inverosímil que se puede encontrar en la literatura de pura ficción. Como todos, empecé por esta novela y descubrí poco a poco los bocetos, las parodias, los artículos. El «incomparable Max» (la fórmula es de George Bernard Shaw) no tiene una obra. No quería tenerla: a los 25 años agrupó siete ensayos suyos en un libro, el primero, titulado Obras de Max Beerbohm, y anunció su voluntad de jubilarse por estar ya fuera de moda.

Por suerte, tuvo dos vidas. Una vida de crítica de teatro, dibujante, ensayista en esta generación de  los decadentes (George Moore, Arthur Symons, Oscar Wilde) que fue una molestia para la sociedad victoriana de Londres al final del siglo XIX; y otra vida de exiliado, en Rapallo, en Italia. Nunca aprendió el italiano y se dedicó a producir una especie de síntesis de lo que fue Londres a principio del siglo XX, de lo que recordaba, de lo que decían sus visitantes. Se describía como «un vínculo interesante con el pasado». Era «el último hombre civilizado» para Rebecca West y «un genio de la categoría más alta» para Evelyn Waugh.

Para mí, era un hombre de tanto talento que me dediqué a traducir y conseguir la publicación en francés de su famoso cuento El hipócrita feliz. Es «un cuento de hadas para hombres cansados» como dice su subtítulo. Es la historia de un hombre que se pega una máscara (que llaman careta en ciertos países) en el rostro para esconder su maldad y, al final, su cara se transforma y se parece a la máscara. Es una metáfora de la «filosofía de la máscara» de Beerbohm: el arte, según él, incluye al arte de vivir, entonces corresponde a cada artista definir una apariencia ideal y asumirla.

El otro texto clave de Beerbohm es un cuento de Siete hombres. Leer Siete hombres en español es un milagro. Alfaguara hizo un convenio con New York Review of Books para traducir unos títulos de su colección de clásicos modernos. Muy buena noticia. Cada mes, me llegan paquetes de Amazon con estos clásicos que son una maravilla. En el caso de Siete hombres, hay una joya cuya lectura es imprescindible. Es el primer cuento. Su título: Enoch Soames. Soames es un escritor y se hace la peor pregunta:  ¿Existiré para la posteridad? No voy a contar la búsqueda de la respuesta, terrible, que es la columna vertebral del cuento. Pero confirma lo que afirmaba Beerbohm: «Se puede decir mucho a favor del fracaso. Es mucho más interesante que el éxito».

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Blogs de autor

Ángel González

El viernes por la noche falleció Ángel González, un poeta que leo desde 1976. No recuerdo el día y la hora pero sí el año por motivos que me guardo para mí. Sin él saberlo, en aquellos días estaba formando parte de mi particular revolución de vida, que ha desembocado en lo que hoy soy. Después, sin saberlo yo, tuvo parte en un acontecimiento que marcó mi vida literaria. Cuando se me concedió el premio de novela Alfaguara 2000 y se desveló el jurado, el corazón me dio un vuelco al ver que uno de los miembros era Ángel González. Me emocionaba tanto la idea de que hubiese leído mi novela este poeta extraordinario que no usaba las palabras para brillar sino para iluminar el mundo, que era como si me hubiesen premiado dos veces, y además me lo tomé como un presagio. Después hemos coincidido en sitios, hemos cruzado algunas impresiones y...bueno todo eso no importa, lo que de verdad importa es que existió para todos los que tuvimos y tenemos la suerte de conocer sus libros. Y el que sigue es el poema suyo que primero leí y el que me abrió la puerta a su poesía. Se llama Elegido por aclamación:

"Sí, fue un malentendido.

Gritaron: ¡a las urnas!

Y él entendió: ¡a las armas! -dijo luego.

Era pundonoroso y mató mucho.

Con pistolas, con rifles, con decretos. 

Cuando envainó la espada dijo, dice:

La democracia es lo perfecto.

El público aplaudió. Sólo callaron,

Impasibles, los muertos. 

El deseo popular será cumplido.

A partir de esta hora soy -silencio-

El jefe, si queréis. Los disconformes

Que levanten el dedo. 

Inmóvil mayoría de cadáveres

Le dio el mando total del cementerio."

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Blogs de autor

El corazón de la bondad

Veinte críos de ambos sexos atacan a una mujer indefensa. La golpean, la humillan y graban su proeza con el móvil. Mientras dura la tortura, la mujer oye que lo van a colgar en Internet, que son menores y que a ver si se atreve a pegarles. Estos salvajes son racionales: saben que son intocables. Su placer sádico es el principio narcisista que mantiene unido al grupo. Entre ellos y el resto de los humanos hay un abismo. Estos menores lo ignoran, pero están actuando como terroristas a quienes protege un poder legal. Saben que buena parte del conjunto llamado "democrático" les apadrina. Saben también que la mujer está inerme, sin posibilidad de defensa, pero que un sector respetable de la sociedad "comprende" a los terroristas y a los niños feroces.

El suceso pone de manifiesto el más viejo enigma de la humanidad. ¿Somos bestias salvajes que sólo un proceso represivo convierte en humanos, como creía Hobbes? ¿O somos humanos justamente porque tenemos una moral instintiva, innata, "natural", que nos diferencia de las bestias, como creía Kant? ¿Hay que juzgar a esos salvajes y a los terroristas como animales que han racionalizado su bestialidad, los unos con el móvil, los otros con Sabino Arana? ¿O como seres humanos que aplican la moral del narcisismo fascista, la del verdugo que se cree superior a sus víctimas?

No es un debate trivial. Algunos darwinistas, como Marc Hauser, creen en una moral "instintiva" que compartimos con algunos animales. Los relativistas multiculturales creen que la moral es una fantasía variable, producto de la utilidad social y por lo tanto sin fundamento. Otros, como Rawls, se encuentran en un punto intermedio según el cual la satisfacción "natural" de actuar rectamente tiene un fundamento social, la funcionalidad del bien común.

En todo caso, los niños salvajes y los terroristas tiene en común un rasgo que comparten con lo más inmoral del mundo político y mediático: la convicción de que no deben responder de sus actos ante la sociedad. La creencia de que sólo responden ante la tribu. Y que la tribu les protege.

Artículo publicado en El Periódico, el 12 de enero de 2008.

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Blogs de autor

La ruta del desconsuelo

Da un poco de vergüenza escribir desde el desconsuelo, pero hay días en que es preciso hacerlo. Parecería que se busca el consuelo, peor aún la compasión, cuando a veces se quiere sólo más desconsuelo: un estado poético donde los haya. La primera acepción de la palabra, de acuerdo al diccionario de la Real Academia, peca un poco de obvia: "Angustia y aflicción profunda por falta de consuelo", pero ya la segunda hace el esfuerzo de invadir territorios metafóricos: "Desfallecimiento, debilidad de estómago." Imaginemos a ese órgano lánguido y nihilista que se mira incapaz de hacer lo suyo por causa de una pena sin alivio. "No tengo hambre", alardea el desfalleciente, discretamente ufano de estar inconsolable, y en tanto indiferente a las pequeñas recompensas de la vida. "No puedo más", reconoce el estómago, incapaz de ofrecer otro consuelo que el de soltarse vomitando de pena: prueba de que se sufre de manera fehaciente.

     Me encantaría poder narrar el desconsuelo de un personaje sin adquirir el virus a mi vez, pero eso sería tanto como hacer el amor manteniendo la calma. Pobre de quien lo logre, me consuelo, siguiendo ya la senda de contagio que desemboca en esa debilidad de estómago por cuya causa cree uno que el amor es heroico. Ahora bien, mi personaje vive desconsolado pero intenta disimularlo ante el espejo, razón más que bastante para quebrarlos todos y a partir de ese día sobrevivir a espaldas de sí mismo, entre espartana y sibilinamente. Y me pasa ya por tercera vez en la semana que he salido a la calle sin haberme mirado al espejo y demasiado tarde me doy cuenta que traigo la pelambre como Sid Vicious, sólo que sin glamour.

     Nada indigna tanto a un desconsolado como que alguien le crea capaz de ser práctico, objetivo u optimista. Cuando mi personaje es visto con extrañeza porque está mal peinado y peor afeitado, lo hace con el derecho que le da el desconsuelo. Esto es, cautivo de un egocentrismo que le ahorra la más elemental reflexión en torno a la naturaleza viral de su padecimiento. De muy poco me sirve ponerle alguna de esas canciones californianas hechas precisamente para aliviar la debilidad de estómago; él insiste en oír sólo aquellas que garantizan el sano crecimiento de su desconsuelo. Como era de esperarse, acabamos metidos en una vieja canción de Peter Hammill cuya letra y espíritu hacen desfallecer al más plantado. Traduzco libremente por el puro deleite de la flagelación:

     He estado solo hace tanto que he olvidado cómo es sentir a alguien a mi lado y escucharla respirando cuando despierto a la noche. He estado solo hace tanto que he olvidado qué decir; y si me encuentro con alguien que se parece algo a ti, sonrío y miro sin ver. He estado solo hace tanto que he olvidado qué hay que hacer; como armarlo todo bien, cómo asistirla si sufre, cuándo huir, cuándo pelear, cómo hacer que no se vaya... si lo supe alguna vez.

     A diferencia de las personas, los personajes no acostumbran padecer en balde. Necesitan llorar por el bien de la historia, y saberlo es de gran ayuda cuando no entiende uno por qué hace días que se pelea con quien tiene el mal tino de ponérsele enfrente. Hay un sentido en ello, nada es porque sí; también por eso se rechaza el consuelo. Te arde porque te cura, intentaba mi madre consolarme cuando me untaba merthiolate en una herida. Cierto es que nada cura la carne viva del narrador como sumarle páginas al proyecto. Y eso debe de ser lo más desconcertante para la empleada del almacén que no sabe si debe mirarme con lástima u horror porque algo en mi sonrisa le dice que la estoy pasando en grande, aun con esa pinta de ciclotímico en abierto descenso. Qué mal pero qué bien, confiesan ambos ojos.

     Está desconsolado el personaje. Luego, hay un personaje -consuelo de consuelos, me permito opinar- y tras su mal fingida indiferencia se revuelve una bestia temperamental que en momentos padece debilidad de estómago, aunque pienso que de eso se alimenta. Cree que sólo es posible levantarse del suelo cuando al fin ha llegado hasta el subsuelo, donde los otros ya lo dan por fiambre. Con permiso, que lo vengo siguiendo.

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Blogs de autor

La vida se diversifica

Mas la vida no es unívoca, sino que se haya diversificada en pluralidad de formas, y aquí empieza la interrogación propiamente filosófica, por elemental que sea. ¿Qué hace la diferencia entre las formas de vida? Esta pregunta está emblemáticamente vinculada al nombre de Aristóteles. Es bien sabido que éste fue el primer clasificador de las formas de vida, y que con muy elementales medios consiguió distinguir un gran número de especies.

/upload/fotos/blogs_entradas/linn_med.jpgAristóteles clasificó a los seres vivos en niveles jerarquizados, con los humanos en la cumbre. La clasificación de Aristóteles se mantuvo durante siglos hasta que fue completada y superada por la de Karl von Linné (1707-1778). Linneo dividió el espectro de la vida en dos reinos: animal y vegetal. El primero está formado por cuerpos orgánicos que, además de tener capacidad sensorial, tienen capacidad de locomoción. Los segundos no poseen ni locomoción ni sensación.

El hecho de considerar que las plantas carecen de capacidad sensorial es quizás el argumento principal de los defensores de los animales con vistas a establecer una barrera entre el tratamiento que pueden recibir animales y humanos, por un lado, y plantas por otro. Discutiremos en otro momento las implicaciones éticas de esta distinción.

Animales y vegetales difieren por un variado conjunto de rasgos: los animales no están arraigados, mientras que las plantas hunden sus raíces en la superficie de la Tierra; los animales son impulsados a una acción (debido al hambre, por ejemplo) eventualmente destructiva para las otras vidas, mientras que las plantas son, en la visión algo idílica de Linneo, fuente de ilimitada iteración de la vida mediante dispersión de semillas... etc. Pero para las razones de esta reflexión conviene enfatizar el hecho de que los animales estén para Linneo motivados por afecciones que implican dolor o placer, mientras que las plantas son ajenas a estos estados.  

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Blogs de autor

IV. La piedra otra vez al fondo del abismo

A partir de aquellos escopetazos que resonaron en la soledad de las ruinas de Managua el 10 de enero de 1978, y a la vista del cadáver ensangrentado de Pedro Joaquín, el país cobró la conciencia irreductible del cambio que él proponía desde las páginas de su periódico, una propuesta que contradecía las promesas amañadas del dictador, sus elecciones fraudulentas, los pactos de repartición de curules y prebendas. Los andamios podridos de la dictadura, se habían desplomado por fin.

/upload/fotos/blogs_entradas/pedro_joaqun_chamorro11_med.jpgSu muerte pudo significar la piedra de fundación de una nueva forma de convivencia política y de conducta de gobernar, tal como él mismo quiso predecirlo, anunciando que Nicaragua volvería a ser una república. Pero no fue posible tras su asesinato, y treinta años después, tampoco lo ha sido posible hasta ahora, cuando el país parece retroceder de nuevo hacia las formas más primitivas de gobierno autoritario, la confusión entre los intereses familiares y los intereses del estado, la abolición de la independencia de los poderes del estado conculcados bajo una sola mano, la corrupción inducida del sistema judicial para favorecer intereses turbios, la lealtad convertida en servilismo, la voluntad personal como sustituto de las leyes. Y, otra vez, el fantasma de la reelección.

Otra vez la piedra rodando hasta el fondo del abismo.

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Blogs de autor

El lazo de la ausencia

Mientras la presencia acosa, la ausencia oxigena. Mientras la proximidad intoxica, la distancia orea. No cabe pensar la higiene sin holgura pero la  higiene, a su vez, es el alma de la clínica y la clínica, a su vez, la química de la misma vida.

De la vida a la química no hay ningún paso. La vida de la molécula principal se ahoga en la multitud mientras crece y se reproduce en el espacio abierto.  De este modo desprovisto de espesura viene a ser cómo nos amamos perfumada y soñadoramente. Nos amamos sin tasa en la lejanía y amamos lo justo en la vecindad. A mayor vecindad más redundancia del yo y, por el contrario, a mayor ajenidad nuestro yo se alza y arquea.  De esta tensión el yo logra una visión de sí que lo engrandece y lo lanza hacia el otro. Y gracias a esa potencia ama con mayor vehemencia. La vehemencia necesaria para salvar la distancia.

A menor distancia menor vuelo y a mayor separación un arco mayor dibuja el deseo. Nos deseamos, definitivamente, en tanto que no logramos todavía poseernos puesto que la posesión es como el mausoleo de los deseos. Exactamente, sólo nos cabe en el pecho henchido el gozo propio del vacío. Ese ámbito incomparablemente gozoso que crea la evocación y funda el irrompible y mágico lazo de la ausencia.

Leer más
profile avatar
14 de enero de 2008
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.