Clara Sánchez
El ninguneado tendrá que hacer frente a la situación y no esconderse, pasearse por la vida con la cabeza bien alta, sonrisa optimista y andares más desenvueltos que nunca dejando claro que él no es ese y que el daño se lo han hecho a un fantasma producto de retorcidas fantasías. Será éste un recurso de supervivencia para evitar mayores daños y sufrimientos porque no hay nada que active más la crueldad que la debilidad de la víctima. Todo el mundo sabe que pase lo que pase hay que mostrarse fuerte y dueño de la situación y no permitir que el enemigo conozca el grado de flaqueza o debilidad de uno. Así que hay que reconocer que Alberto Ruiz Gallardón le echó un par de narices cuando en la presentación de un libro de Fraga permitió que se le saltaran las lágrimas. Algunos asistimos atónitos por televisión al descubrimiento del mundo emocional de nuestro alcalde, que se completó con la tirada de toalla anunciada tiempo después por el asunto de su exclusión de las listas del PP al Congreso. El caso es que a partir de este momento sus sentimientos nos importan tanto o más que los de los participantes de Fama o de Gran Hermano. A mí particularmente lo que le está ocurriendo me lo ha hecho más creíble que cuando bailaba con Shakira, y el que no sea una roca impenetrable ni una máquina de generar mil palabras por segundo, más cercano a ese ciudadano, que en cuanto sufra alguna injusticia a lo mejor le reconforta acordarse de él.