Los peores riesgo de China son los que no vemos, según se dijo en un debate en al Foro de Bruselas organizado por el German Marshall Fund. Se puede citar lo que en él se habló, pero sin atribuirlo a ninguno de los que intervinieron entre ellos al menos un chino. Percibimos a China como estable debido a la falta de transparencia, pero esa es una fuente de preocupación para los occidentales. Y así, de vez en cuando emergen de repente problemas o situaciones, como ahora en Lhasa, u en otros lugares. La reacción del régimen explica algo el por qué del creciente presupuesto militar chino, no dirigido sólo hacia afuera, sino a reforzar los instrumentos para sofocar por la fuerza problemas internos, según estas fuentes, como estos días está haciendo de manera salvaje en el Tibet.
China no está tan segura de sí misma como el resto del mundo cree. Los propios chinos reconocen que hay corrupción, inseguridades y debilidades. Si el comportamiento del gobierno chino es bastante predecible, el desarrollo de algunas posibles crisis no lo serían, ya sea un conflicto por Taiwan, ya sea el efecto de un desastre natural a gran escala.
China teme el contagio de la posible recesión americana. Para el país, pasar su economía de crecer del orden del 10 al 12% a un 6% sería un desastre, el equivalente de una recesión. Ya inversores de Hong Kong en el sur de China están viendo que sus fábricas de, por ejemplo, calzado deportivo, están perdiendo dinero pues ya notan que sus exportaciones hacia EE UU se están reduciendo. Y no esconden su temor a que crisis como la del Tibet -región hacia la cual, señalan, no hay una gran simpatía en la sociedad china- lleven a un boicoteo de los Juegos Olímpicos que tendría repercusiones económicas muy negativas en tiempos difíciles.
Dicho esto, puede sorprender que los chinos empiecen a hablar abiertamente de que tienen "una nueva visión del mundo" y de que "Occidente está en declive", un poco al menos. Suben países como la propia China, India, Brasil y Suráfrica, junto al interés por África y su petróleo, lo que hace que la diplomacia china ahora emplee más tiempo y esfuerzo en los países en vías de desarrollo.


Sigüenza es de verdad. Sus tejados rojizos destacan en un páramo con manchas de vegetación y donde en invierno se pueden alcanzar los quince grados bajo cero, lo que hace que esta ciudad sea recia, sólida, de piedra, y al mismo tiempo delicada, con su Doncel, su doña Blanca y sus dulces. De hecho la guía que nos ha tocado nos cuenta que el empedrado de la plaza Mayor y calles adyacentes no sólo estaba pensado como pavimento sino para que se masajeara la planta de los pies al andar. ¿Se puede esperar mayor refinamiento? Vamos a ver ¿a qué ayuntamiento en nuestros días se le ocurriría pensar en los pies de sus ciudadanos? A mí, que me encanta ser turista y que me cuenten cosas, ésta me deja con ganas de preguntar más detalles, pero no quiero ser la típica lista que acapara a la guía. Los viajeros del tren ya sabíamos a qué grupo pertenecíamos cada uno, y los guías nos esperaban a la salida de la estación vestidos en plan medieval, pero de un modo muy natural, con tejidos de entonces, por lo que los guías quedaban estupendamente entre los muros de piedra de las casas y sobre el empedrado, y los turistas como si nos acabasen de teletrasportar con nuestros extravagantes atuendos. 




