Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Caída y unión

Rafael Argullol: Pero en cambio Dios, en cuanto a ser autosuficiente, es incapaz de amar: para que haya amor tiene que haber caída, y tiene que haber castigo.

Delfín Agudelo: En este sentido, quien ama busca librarse así sea momentáneamente del castigo, pero lo hace sabiendo que el acto que depura puede traer consigo mismo otro castigo monstruoso: el del desamor.

Rafael Argullol: Eso me recuerda una maravillosa frase al final de la película de Bergman El ojo del diablo— cuyo título en realidad debería ser El orzuelo del diablo— que es una versión magnifica del mito de Don Juan. Se inicia con un lema o proverbio irlandés: “Toda doncella casta es un orzuelo en el ojo del diablo.” Esto es lo que da el título a la película. En ésta, don Juan está en el infierno, y Satanás, que tiene un orzuelo en el ojo porque han descubierto una chica casta— la última que queda en la faz de la tierra— ,envía a Don Juan a seducirla. Cuando va a seducirla, se produce una gran catástrofe, y es que la chica finalmente se deja seducir por don Juan pero no porque éste la cautive, sino por compasión, que es la patada más grande que puede recibir un amante. Hacia el final de la película, cuando Don Juan se le queja a Satanás—al cual, por cierto, ya le ha desaparecido el orzuelo— de que ha hecho su misión y sin embargo tiene que volver a la tristeza del infierno, y que además en cierto modo ha sufrido ese máximo castigo de seducirla no por sus encantos sino por compasión de la chica , Satanás le dice una frase genial: “Nunca hay castigo suficiente para quien ama.” Por tanto, el amor, que evidentemente siempre está vinculado al castigo, no deja de ser el fruto de un castigo inicial. Sin ese castigo, sin esa caída, en la vida de sonámbulo del andrógino, o en esa especie de blancura sideral del mundo de las ideas platónico, ahí no hay posibilidad de amor. El amor místico mismo, que casi siempre es un amor—en la tradición cristiana— que pasa por un cuerpo que se ha sentido escindido del dios padre como vía unitiva, como unión, es así precisamente porque es la más alta conciencia de separación y de nostalgia.

 

Leer más
profile avatar
19 de marzo de 2008
Blogs de autor

La visita de las anacondas

La ciudad de Belém en Brasil, capital del estado de Pará, tiene millón y medio de habitantes y se halla situada en la desembocadura del río Amazonas en el océano Atlántico. Los bosques tropicales de las cercanías de Belém siguen siendo destruidos sin misericordia por los hacendados ganaderos que buscan extender sus pastos, y por tanto son estorbados por los árboles, y en esta tarea reciben pronta y eficaz ayuda de los madereros, que sacan enormes beneficios de la depredación.

/upload/fotos/blogs_entradas/belm._brasil_med.jpgEs lo que pasa en toda América Latina. Si uno compara cada año las fotografías tomadas por los satélites, verá como el verde de los bosques va desapareciendo para ser repuesto por las inhóspitas manchas ocres de la tierra arrasada.

Pero la novedad en Belém es que las víboras andan por las calles. Las han sacado de su habitat natural al esfumarse los bosques, y buscan refugio en las alcantarillas, en los baldíos, en los parques, y aún dentro de los edificios, las iglesias, los colegios, y los domicilios privados.

Hasta ahora han sido capturados unas dos docenas de reptiles, entre ellos una anaconda de tres metros de largo que se hallaba metida dentro de una cañería,  una de esas anacondas que sólo viven en las partes más hondas de la selva amazónica.

La próxima vez que vea caer un árbol, piensa en que una víbora huirá en busca de calor hacia la ciudad donde usted vive, y a lo mejor escoge su casa. Espere por ella. 

Leer más
profile avatar
19 de marzo de 2008
Blogs de autor

Semana santa y conversión de judíos

La re-introducción, voluntaria, del rito trentino en Latín en la misa, que ha permitido Benedicto XVI sobre una base voluntaria, ha producido una auténtica  desazón entre los judíos. La medida, comentada recientemente por Julio María Sanguinetti,  deshace los pasos dados por Juan XXIII y el Concilio Vaticano II e incluso por Juan Pablo II en sí y en materia de diálogo con los judíos. Pues la ahora de nuevo famoso plegaria de la liturgia de de Viernes Santo que salió del Concilio de Trento (1545-1563) volvía a hablar de la "ceguera" de los judíos, pedía al dios de los cristianos que "retirara el velo de sus corazones", y apelaba a su conversión.

Pese a que poca gente entenderá ya la misa en latín, los judíos, indignados por este paso atrás de la Iglesia católica, le pidieron al Papa que retirara estas partes de la plegaria. A principios de febrero, el Vaticano aceptó una versión que, efectivamente, eliminaba estas referencias a la "ceguera" y al "velo", pero no a la conversión de los judíos.

Estos se han movilizando contra esta apelación, primero a través de la Liga Anti-difamación y posteriormente a través de otras organizaciones. El cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los cristianos, en diversas declaraciones, se ha mostrado extrañado por la reacción  no entendiendo "por qué los judíos no pueden aceptar que usemos nuestra libertad para formular nuestras plegarias" añadiendo que "tienen oraciones en sus textos litúrgicos que a los católicos no nos gustan" y "hay que respetar las diferencias".

El judaísmo lo ha sido en épocas, pero hoy no es proselitista. Y en el caso de la actual iglesia católica (en competencia con otros movimientos cristianos que lo son tanto o más), en creciente competencia con otras ramas del cristianismo y de otras religiones, de proselitismo también se trata, aunque Kasper lo niegue. Parece mentira que a veces algunos, como el actual Papa, en vez de andar hacia adelante, crean que avanzar es ir hacia atrás. Claro que como comentaba recientemente Jonathan Tobin, judío, en The Jerusalem Post, "los judíos deberían dejar de preocuparse por las plegarias de otros, y continuar a trabajar para acercar las dos fes en defensa de las libertades Occidentales", que ve peligrar ante las fuerzas del islam. "Dada esa realidad", señala, "no es el momento de pelearnos por las oraciones de otros". Es una forma de ver lo júdeocristiano contra lo demás. De verlo con una lente desenfocada, pues, por ejemplo, en Europa, hay que reconciliar un nuevo pluralismo religioso que incluye ya el islam, en sí y con el secularismo.

Leer más
profile avatar
19 de marzo de 2008
Blogs de autor

Madrid – Sigüenza (2)

La ciudad es magnífica y está impecable y tiene de todo y a lo grande: catedral, universidad del siglo XV (San Antonio de Porta Coeli), castillo, muralla, las puertas de la muralla como la Puerta del Sol llamada así porque por allí entran los primeros rayos de la mañana, y también la Posada del sol (s. XVI ), iglesias, conventos, la cantidad de monumentos es abrumadora. Domina la piedra con tonalidades rojas sobre el fondo ocre del resto de la pared, que le da una gran belleza. Fuera de la ciudad todavía quedan restos celtibéricos y dentro, a la Sigüenza medieval hay que sumarle otra Renacentista, introducida por el Cardenal Mendoza, a cuyos hijos los llamaba la reina "los bellos pecados del Cardenal" (otro detalle delicado); y aún se puede encontrar otra Sigüenza barroca y neoclásica.

/upload/fotos/blogs_entradas/catedral_de_siguenza_med.jpgPrecisamente en la misma fachada de la catedral se reúnen varios estilos. Pero preferimos pasar dentro porque es allí donde está el sepulcro del siglo XV de don Martín Vázquez de Arce (El Doncel), cuyo encanto ha traspasado los siglos con gracia y levedad. Su posición es semiyacente y tiene un libro en las manos, con expresión de estar sintiendo muy profundamente lo que lee. Y éste es el enigma que nos lleva a mirarle una y otra vez: ¿qué estará leyendo?, ¿qué le atrapa así? Y en realidad es esta escultura la que le ha hecho famoso porque parece ser que no hubo nada de gran relieve en su vida, a pesar de morir guerreando en Granada a los veinticinco años. Por entonces ni siquiera se llamaba Doncel. Fue a finales del XIX cuando se le llamó así como definición de su juventud y hermosura. Inmediatamente dan ganas de saber más sobre él y es entonces cuando se impone visitar la casa de su familia.

Y después, por una calle muy empinada, subimos al castillo, utilizado hoy como Parador de Turismo, donde nuestra guía nos cuenta la leyenda de Blanca de Borbón, casada con Pedro I el Cruel, que la repudió y la confinó durante cuatro años entre estos muros. Murió muy joven y su fantasma vaga por el castillo. Pobre Blanca.

Publicado en El País el 16/3/2008

Leer más
profile avatar
19 de marzo de 2008
Blogs de autor

El patín del diablo (y otras estrategias monstruicidas)

De los diablos sabemos que no toleran escuchar su nombre. De los monstruos, que no son tan abstractos para no alborotarse con la luna llena. Los unos son cobardes, los otros animales (y esto último lo certifico en los míos, que son unos cabrones bien hechos). Debe de haber cientos de formas de arrinconarlos, e incluso de meterlos en cintura. Cualquier cosa con tal de no tener que pelear contra unos y otros al mismo tiempo, corriendo incluso el riesgo de que se amafien.

     Pastorear a los monstruos es quizás el trabajo más ingrato en el oficio de la escritura. Ha dicho José Emilio Pacheco que el bloqueo no consiste en no poder escribir, sino en no poder sentarse a escribir. Es decir que los monstruos no se están quietos, finalmente cualquier animalito se harta de que lo traigan dándole vueltas a la noria de la nada. No es socialmente higiénico sacarlos a pasear, pero tampoco es mentalmente sano pasar el día entero jugando al gladiador con ellos. Y aquí es donde interviene el patín del diablo.

     Me gustaría que fuera menos ruidoso, pero al diablo no siempre le gusta ser discreto, menos aún si sale a patinar impulsado por un motor de podadora. Es, visto de muy cerca, la clase de aparato que tendría que avergonzar a quien lo conduce, pero lo cierto es que genera tantas simpatías como extrañezas. Los automovilistas tardan en reponerse de la visión de un cuerpo firme y vertical acercándose por el retrovisor. Nunca muy rápido, con trabajos cuarenta kilómetros por hora. Pero quienes tuvimos un patín del diablo y gastamos decenas de suelas impulsándolo, sabemos lo que vale la idea de volar con él a una velocidad impensable para cualquier juguete doméstico.

     No he olvidado la tarde en que se me ocurrió amarrar a mi chucho -un afgano veloz e impetuoso- al tubo del manubrio del patín del diablo. Pasearía como un rey, sería la envidia de muchos otros niños... Funcionó media cuadra, hasta que el perro vio a una hembra al otro lado de la calle y se soltó corriendo como un caballo flaco. Luego se paró en seco, no bien el patín del diablo y su dueño se estrellaron de frente contra un árbol. Tampoco olvido, aunque esto sucedió hará pocos años, que en mi primera tarde con un patín del diablo motorizado me di de frente contra una reja, de lo cual aún conservo un hueso de la mano ligeramente chueco y salido.

     Recuerdo ambas anécdotas con un cierto deleite, toda vez que una y otra le confieren a mi patín motorizado algo del sex appeal propio de los vehículos autodestructivos. No mucho, pues. Puede que sea el .04 %, pero al menos hasta hoy ha arrasado con varias especies de monstruos. Algo tiene el patín, que revientan después de un rato de ir tras él. Vuelvo entonces a casa libre de alimañas, me atrevería a decir que los he visto desprenderse de mí, no bien sintieron la vibración del manubrio. Estaciono el patín con una excitación similar a la de un día de feria. Recorrer, finalmente, la ciudad de México abordo de un patín motorizado, vale por tres montañas rusas en hilera.

     Aliarse con los diablos para mejor pelear contra los monstruos parece una estrategia comprometida. No sabe uno los cobros que vendrán después, los muchachos del trinche conocen infinitas artimañas, pero a ver quién prefiere vivir montando a pelo al monstruerío en pleno jaripeo de esperpentos. Al fin al mando de la situación, levanto la libreta, tomo la pluma y sin pensarlo más se la clavo en el pecho al demonio que me trajo hasta acá. Perdona la molestia, me disculpo, pero es que tengo que ponerme a trabajar. Digo entonces su nombre y el diablo moribundo se arrastra con premura hacia el infierno que lo parió. Tengo que comenzar de una vez con el párrafo.

Leer más
profile avatar
18 de marzo de 2008
Blogs de autor

Autenticidad y veracidad

El public editor de The New York Times es lo que se llama "defensor del lector" en la prensa hispana, un hombre que interviene cuando los lectores no reciben de su diario lo que esperan en el momento de la compra. Clark Hoyt, que es el public editor del diario neoyorkino, opina que los lectores en el momento de leer la reseña de una autobiografía tienen derecho a saber si se trata de un relato fidedigno de hechos reales.

Se escandaliza al descubrir que una historia de malos tratos y abusos de una chica, Love and consequences de Margaret B. Jones, es una obra de ficción. Lastima, como lo hizo Michiko Kakutani, que es la crítica más famosa del diario, aunque destacó la calidad del libro.

La autocrítica violenta del diario viene después de un artículo que recopila casos recientes de abusos de lectores a través de cuentos falsificados. Y se trata de algo muy preocupante, pues el defensor del lector indica de manera muy clara que corresponde a los críticos comprobar la autenticidad de los hechos en los libros autobiográficos. Ya lo escribí en este blog, esto es una visión equivocada de la literatura. Escribo esto teniendo al lado un librito: Le cahier rouge (El cuaderno rojo, Editorial Periférica en España) de Benjamin Constant. Empieza por un "Nací el 25 de octubre de 1767..." que lo ubica de manera definitiva en el género de la autobiografía. Su narrador va con una velocidad tremenda de Lausana a Edimburgo, bebe, ama y vive sin reposo. Italo Calvino lo describe así: "uno de los libros de memorias más divertidos que he leído, la novela que, cuando fui joven, y si hubiera sido ciudadano de otro siglo, me habría gustado vivir y escribir".

¿Es cierto lo que cuenta Constant? Parece que falta por completo a la veracidad, aunque su autorretrato es de lo más auténtico. Es decir: es literatura, y de la más grande. Le cahier rouge siempre se clasifica con "Adolphe", que es una novela, aunque cuenta la relación de Constant con Mme de Stael. ¿Dónde está la verdad cuanto tenemos a un buen escritor? Hay tantas pruebas de la necesidad de superar los hechos y hasta la Historia con el soplo de la literatura. Un ejemplo: el 11 de diciembre de 1969 André Malraux visita por última vez al general De Gaulle. De esta entrevista de unas horas sale un libro, no un artículo, un libro: Les chênes qu'on abat (Aquellos robles que derribamos). Un "magnífico libro detestable", dice Mario Vargas Llosa. "No hay nada como un gran escritor para hacernos pasar gato por liebre".

El retrato de De Gaulle es magnífico y el manejo de los hechos es detestable. ¿Pero qué dice Malraux al empezar su monumento a la gloria de De Gaulle?: ce livre est une interview comme la Condition humaine était un reportage, c'est à dire pas du tout: (este libro no es de ninguna manera una entrevista tal como la Condición Humana -novela, premio Goncourt de1933- fue un reportaje). En un libro la autenticidad prescinde de la veracidad.

Leer más
profile avatar
18 de marzo de 2008
Blogs de autor

No ficción, sí ficción

/upload/fotos/blogs_entradas/juan_villoro1_med.jpgEl domingo leí una entrevista que el suplemento adn del diario La Nación le hizo a Juan Villoro. Allí el periodista Leonardo Tarifeño le preguntaba al mexicano por el poderío actual de los relatos de no ficción, en contraposición a una ficción hispanoamericana que no puede comparársele en términos de resonancia. Villoro respondió de manera brillante: "La vigencia de la no ficción no deriva de un decaimiento de los mecanismos de la ficción, sino de la necesidad de crear sentido en la sociedad de la información". Viviendo en un mundo que chorrea ‘noticias' a toda hora y por todos sus orificios -creo que lo más sensato es cuestionar el carácter verdaderamente noticioso de los factoides con que se nos bombardea-, el hombre y mujer comunes ‘saben' más cosas que nunca, que nadie -y a la vez entienden poco y nada.

Villoro menciona como ejemplo de dato inútil el hecho de enterarse que Pamela Anderson desea ponerse nuevos implantes en los pechos. No quería enterarse de esa intención (¿para qué? ¿a quién puede interesarle, más allá de los miembros de un presunto club de fans o futuros cortejantes?), pero no pudo evitarlo. Por más que no salgamos de casa, resulta imposible que una morralla de datos de esta naturaleza venga en nuestra busca. ¿De cuántas estupideces se han enterado ya en lo que va del día? Yo puedo contar docenas, empezando por el punto final al divorcio McCartney-Mills. Este caleidoscopio de datos variopintos constituye, asegura Villoro, un discurso delirante. "¿Cómo curarnos de la inconexa información?", se pregunta, para de inmediato responder: "Con narración".

La entrevista se mueve entonces en otras direcciones. Pero yo me quedé con las ganas de que Villoro siguiese desarrollando el hilo de lo que venía diciendo, de que cerrase su argumento con el corolario que, de esta manera, quedó tan sólo implícito. Lo que para mí faltó verbalizar sería algo así: que la no ficción funciona porque está asumiendo más y mejor que nunca su función narrativa -quiero decir, la de contar una historia (real, en este caso) que comienza, se desarrolla y termina creando sentido a lo largo del proceso-, mientras que buena parte de la ficción ya no se atreve a narrar de esa manera. En lugar de contribuir a la creación de sentidos que disipen al menos en parte la tiniebla de la vida contemporánea, muchos escritores contribuyen al ‘discurso delirante' que es característica de los medios: fragmentan sus relatos, generan ruido, se evaden de la lógica como de la peste, imitan la experiencia del zapping. En su intento de estar a la moda, muchos autores de ficción se limitan a imitar los procedimientos de los medios electrónicos. Y aunque existen críticos que los celebran, los lectores suelen huir de estas imposturas. Y en su necesidad de encontrar un relato que les devuelva la sensación de unidad y de sentido, recurren a la no ficción, o a la ficción histórica, o a las series de TV que se fundan en el recurso del continuará.

Yo no creo que imponerle a alguien una historia ‘inventada' resulte cada vez más arbitrario, como dice Tarifeño que dice Juan Forn. Creo, por el contrario, que la gente hace suyas las historias que triunfan a la hora de seducirla, de convencerla, de involucrarla, sin separar de modo artificial las aguas entre ficción y no ficción. Si así no fuese, la gente viviría comprando noticias y libros de no ficción sobre historias estúpidas y chatas, y esto no ocurre. Los libros de crónica que se vuelven best-sellers triunfan simplemente porque cuentan historias más apasionantes -lo de reales o inventadas es aquí secundario- que los libros de ficción. Aceptémoslo: la vida es hoy más interesante que la mayor parte de los escritores. La culpa de que la gente busque lo que quiere en otra parte no es de la gente misma, sino de los escritores que la juegan de vanguardistas y al hacerlo le entregan la potencia de la literatura a los periodistas, a los cronistas y a la TV.

Leer más
profile avatar
18 de marzo de 2008
Blogs de autor

Estoy bastante messiaen

En Cuenca, con perdón y porque sí. Un  buen lugar para empezar una semana cómo ésta. Un  buen lugar para otras semanas, otras pasiones, otras religiones o ningunas. Desde hace muchas primaveras me sorprendo al comprobar cómo  una música compuesta para la trascendencia, las lágrimas, los finales, las muertes y el más allá, tiene la capacidad de emocionar a un terrenal como yo. ¿Qué tienen de conmovedor, de vigente y misterioso, unos preludios, unas fugas o un "memento mori" compuestos hace siglos para seguir siendo tan cercanos en nuestras emociones?  Secretos del arte. Secreto profundo y universal de la música.

Hace 47 años en esa levítica ciudad se organizó una Semana de Música Religiosa. Así la llaman, y así se seguirá llamando, al margen de tantos descreídos que nos colamos en sus espacios, en sus iglesias, en sus capillas. Que nos mezclamos entre sus ritos y sus mitos. Y así, desde nuestra falta de fe, recibimos esa iluminación tan extraordinaria que tienen algunas de las músicas llamadas religiosas.

/upload/fotos/blogs_entradas/amy_winehouse_med.jpgNo creo en Dios, pero creo en Bach. No creo en la iglesia. Ni en la religión. Ni siquiera en la "verdadera". No me siento cristiano, ni mucho menos católico, ni romano. Y, sin embargo, me emocionan las obras del tan católico Messiaen. No creo en la vida futura, pero creo en su "cuarteto para el fin de los tiempos". No tengo pánico, ni me inquieta que más allá de nosotros no pase nada, pero no puedo ignorar un vértigo al escuchar su cuarteto. Tengo que reconocer que hay tardes en que estoy bastante "messiaen". Creo que debo concederme una dosis doble de Amy Winehouse.

Leer más
profile avatar
18 de marzo de 2008
Blogs de autor

El caos creador

Rafael Argullol: Aunque pueda parecer una paradoja, el deseo es una nostalgia.
Delfín Agudelo: Me resulta muy interesante la idea de la nostalgia de la eternidad, y la condición de caída que implica nostalgia. Siempre me ha llamado la atención —y es una pregunta que surge cuando pienso en el Paraíso Perdido de Milton—el momento de la expulsión, el momento en que Eva come de la fruta luego del acto de seducción por parte de la serpiente emplumada. ¿A partir de qué momento surge el amor entre Adán y Eva? Adán también decide comer de la fruta, porque se reconoce como el compañero de Eva por un designio divino: “Lo que tú hagas, también lo haré yo.” Pero hay una ambigüedad: Adán, sin haber comido de la fruta, ¿a quién está amando? ¿A Dios o a su esposa? A partir de ahí, surge la pregunta: ¿en qué momento se anhela el amor que no se ha tenido, así suene a tautología?
Rafael Argullol: En el momento en que entra en acción la conciencia de separación y escisión. Creo que nuestras figuras bíblicas de Adán y Eva responden a la figura del andrógino en otras culturas. Es decir, Adán y Eva eran dos componentes del andrógino como todo ser que vive en el sonambulismo del paraíso o de la edad de oro. Entre Adán y Eva no hay auténtico erotismo en el paraíso. El erotismo se manifiesta en el momento de la expulsión, en que son capaces de reconocer aquellas contradicciones que antes hemos indicado. No hay erotismo si no hay constancia de escisión, de separación. No hay erotismo si no hay constancia de la muerte y del tiempo, porque el erotismo no deja de ser siempre una especie de convocatoria desesperada frente a esa conciencia de la muerte y del tiempo. Por eso te diría que no hay erotismo si no puede haber lenguaje, el juego del lenguaje, el intercambio. Entonces Adán y Eva estaban en la misma condición del andrógino. De hecho, Adán y Eva forman una unidad andrógina antes de ser expulsados del paraíso. Por tanto, no hay auténtico Eros. Para que haya Eros, y eso Heráclito lo veía muy bien, es necesario que haya eris, discordia: para que haya cosmos que haya caos; en ese sentido, es el reconocimiento del caos, una vez has puesto la patita fuera del paraíso, lo que te lleva al erotismo, al sentimiento de lo sagrado y fundamentalmente al amor, que es una palabra desigual que creo que integra todos estos niveles que hemos hablado. Es la consecuencia del lenguaje, del juego de los cuerpos de su tensión violenta, y el amor es la consecuencia de la confrontación entre muerte e inmortalidad.
Pero todo eso no se puede dar antes de la caída, antes de la expulsión. De la misma manera que las almas platónicas antes de caer en el cuerpo no aman, viven en una especie de espacio sideral, asimismo andrógino, o espacio divino andrógino; es como el dios de la Biblia, que no ama, es incapaz de amar. Exige que le amen, pero es incapaz de amar, porque al ser omnipresente y todopoderoso, nunca se ha desglosado de sí mismo, no se ha enajenado de sí mismo, y por tanto no reconoce el sentimiento de separación, por tanto no tiene la nostalgia fundamental que exige el amor y la hospitalidad. No lo tiene, es una especie de monstruosa máquina autogenerante y autoreproductiva, pero incapaz de amar. Los dioses griegos sí eran capaces de amar porque todos ellos estaban dotados de las mismas escisiones de las que estaban los hombres; en ese sentido, sí eran capaces de amar, como es capaz de amar Cristo: la teología cristiana bien lo ha visto, que en cuanto a hijo de Dios, es una especie de escisión unitiva con Dios pero escindido con Dios, que es capaz de sentir la contradicción con Dios—“Padre, padre, ¿por qué me has abandonado?” le dice en la cruz—, que es capaz de sentir sufrimiento y que tiene necesidad de amor. Pero en cambio un ser autosuficiente es incapaz de amar: para que haya amor tiene que haber caída, y tiene que haber castigo.
Leer más
profile avatar
18 de marzo de 2008
Blogs de autor

Cuando ser tildado de mentiroso no ofende

Ahora que han pasado ya las elecciones, quiero volver un momento sobre un aspecto de las mismas, puesto de manifiesto sobre todo en los debates entre los dos candidatos y muy particularmente en el segundo. El candidato opositor había sentido en el primer debate que era bocado sabroso el tema de la inmigración. En consecuencia, en el ulterior combate apuraba el hueso sugiriendo que, dada la incipiente crisis económica, la presencia de centenares de miles de "sin papeles" constituía una amenaza no sólo para la economía sino para la seguridad.

Su rival sorteaba como podía el ataque, más bien escurriendo el bulto y sin atreverse a decir la verdad, a saber: que intentar ganar aun al precio de arrojar a los pies de los caballos a la población más indefensa era simplemente innoble.

El presidente de gobierno no pronunció esa verdad, y quizás si la hubiera pronunciado habría frenado el sentimiento que tenía el aspirante de que con total impunidad podía tachar a su rival de lo que le diera la gana, por ejemplo de ser un mentiroso, de engañar a sus conciudadanos una y otra vez. "El valor de su palabra..." le espetó despectivo Rajoy a Zapatero, pronunciando en otros momentos, frases tan rotundas como: "Usted miente siempre. Usted no dice la verdad nunca..." "Mintió Usted a los españoles... algo que demuestra quién es Usted."

Dado que los sondeos fueron favorables al presidente del gobierno, he de concluir que la audiencia supo apreciar sus modales, y el hecho mismo de que no se descompusiera ante los gravísimos insultos. Pero aquí radica precisamente el problema. ¿Debe una persona, candidato o no a la Presidencia de un gobierno, mantener la sangre fría cuando ante millones de personas es tachado de mentiroso? ¿No tiene más bien la obligación moral de decir que hasta aquí hemos llegado y que su interlocutor ha de retirar sus palabras o rendir cuenta de ellas? ¿No es gravísimo que nos parezca trivial el que un responsable político se deje tachar reiteradamente de mentiroso? ¿No es gravísimo, en suma, que estemos dispuestos a que nos represente alguien que, lo sea o no objetivamente, tolera que le llamen mentiroso? ¿Qué se ha hecho del ideal griego de ciudadanía para que tal cosa ocurra? ¿A qué nivel de nihilismo respecto a nuestra condición hemos podido llegar?

Leer más
profile avatar
18 de marzo de 2008
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.