El ser humano es un animal que ríe, llora, lee y hace listas, como el domingo recordaba Benjamín Prado en El País Semanal. Nos gusta hacer listas. Es divertido y nos permite poner un poco de orden en nuestra tendencia al caos. A cien escritores españoles les pidieron sus cinco libros de referencia. Los cinco libros que cambiaron su vida. Yo creo que todos los que leímos la encuesta hicimos nuestra propia lista, nuestra particular incursión en nuestro pasado de lectores que se iniciaban en este juego interminable. Yo hago mi lista. Así como vosotros, si así os parece, deberíais hacer la vuestra. No será la mía muy reflexiva, ni muy meditada, será la misma que pensé ayer mismo cuando leía la de los otros. La mía podría ser ésta, aunque también podría ser otra con otros cinco, incluso una tercera, cuarta, quinta....cada día se podrían cambiar algunos de la lista y sin embargo me gustaría que estuvieran éstos:
Al principio fue, Tintín. Así estaría el primero de mi lista como lector. Después vinieron otros de aventuras pintadas, pero sin las historias de Tintín mi vida lectora hubiera sido distinta. Mi otra vida, también.
Un poco después soy un adolescente que quiere vivir aventuras, conocer viajes y piraterías. Soy el que está leyendo La isla del tesoro. Las historias de Stevenson, después vinieron las demás, siempre serán parte de lo mejor de mis recuerdos lectores.
Y llegaron los rusos, algunos españoles- uno como Baroja que todavía viaja conmigo- y apareció Kafka. Primero fue La metamorfosis. Así nos dimos cuenta de que todos podríamos ser Kafka y que el horror, el terror, la angustia o el peligro podrían ser cosas cercanas, cotidianas.
La poesía, que ya había llegado con clásicos españoles del siglo XX, Juan Ramón, Machado, Lorca, Cernuda, se nos hacer más cercana, más nuestra y cotidiana con aquellos que tanto bebieron. Con esos que tanto seguimos leyendo. Primero fue Jaime Gil de Biedma, que nos acercó a Ángel González. Ahí siguen cambiando nuestras vidas.
Un poco tarde, a pesar de nuestra historia alcalaína, nos llegó Don Quijote, nunca nos dejará. Pero con él viajaban Faulkner, Borges, Pessoa, Proust, Rilke, Salinger, Rilke, Cortázar, Nabokov, aunque cómo solo puedo elegir uno. El quinto libro, con la pequeña trampa de que Jaime Gil de Biedma y Ángel González sean sólo uno, sería ese viaje de James Joyce que también nos acercó a la Odisea de Homero. El Ulises de James Joyce fue, después de dos intentos, el más importante de las lecturas que cambiaron nuestra vida de lectores veinteañeros.
Ahora, después de haber pasado la mitad de la vida, seguimos buscando lecturas que nos conmuevan, nos transformen, nos cambien. Y de vez en cuando nos pasa. Pero esa es otra lista.