Vicente Verdú
Curiosamente, en los sueños todo lo que soñamos pertenece al mundo de la imagen, incluido el sonido. O, de otro modo: el sueño sólo es visual y los ruidos, los truenos, las canciones son golpes que se traducen en imágenes que sin estruendo ni melodía convencionales componen la sensación de alboroto o de armonía. La facultad de escuchar queda fuera de la percepción del sueño acaso porque nada nos despierta más que el trueno. Incluso la ensoñación, lo mismo que el sueño, necesita del silencio para poder realizarse. El sonido se produce mediante la visión y esa estampa silenciosa es la que detectamos como acústica.
Cuando a quienes no escuchamos apenas música se nos reprocha la pérdida de ese gozo especial no saben los melómanos que lo musical no pertenece exclusivamente al reino del oído sino que se encuentra también en los colores, los vestidos, lo pintado y lo escrito.