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Eder. Óleo de Irene Gracia

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Poco alpiste para tanta jaula

Los rumores crecen sobre la posible desaparición del sistema racionado de productos alimentarios. Entre el temor y la espera, algunos aseguran que para comienzos de 2010 ya la cuota de sal y azúcar serán historia pasada y que la liberalización de esos ?y otros? alimentos, se nos viene encima. Quienes se asustan ante tal posibilidad no se imaginan una vida sin el subsidio del Estado, sin las muletas de lo subvencionado. Yo misma nací inscrita en una libreta donde se anotaba cada gramo de lo que debía llevarme a la boca. Si hubiera crecido sólo con lo reglamentado, tendría un cuerpo más enclenque del que exhibo ahora. Por suerte, la vida tiene mayor cantidad de opciones que las cuadrículas donde ?cada mes? el bodeguero marca las mínimas raciones que nos tocan. Un simple cálculo me lleva a pensar que si los 66 millones de libras de arroz que se distribuyen cada mes, por el racionamiento, fueran a parar al mercado libre, los precios de éste último bajarían. Se podría decidir entonces si en lugar del repetitivo cereal se compran papas o verduras y ya nadie exclamaría ?me llevo todo lo que me dan a casa, antes que dejarlo en la bodega?. Además, no existiría la sensación de que nos regalan algo y sobre todo el sentimiento de culpa que nos impide protestar o criticar a quienes garantizan esas pequeñas porciones. El mercado racionado debería quedar para esos que padecen un impedimento físico, psíquico o han quedado desempleados. En fin, debe dirigirse a quienes necesiten de la seguridad social para sobrevivir. Aunque la idea parece simple de decir, el cuello de botella de su aplicación es que los salarios siguen ajustados a los alimentos subvencionados de la ?libreta? y carecen de objetividad ante los precios liberados. Decirle a una familia cubana que a partir de mañana no tendrá las limitadas cantidades y las dudosas calidades que recibe por la bodega, es serrucharle el pedazo de piso sobre el que está parada. El alpiste, además de restringido, es difícil de eliminar, pues erradicarlo sólo puedo hacerse una vez que se abran las puertas de la jaula. De ahí que la noticia que en realidad esperamos no es la del fin del racionamiento, sino la del cese de la minusvalía económica que nos obliga a él, de la expiración de una relación paternalista que nos mantiene como pichones dependientes y? hambrientos.



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25 de agosto de 2009
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Antología francesa (4). Fútbol para intelectuales

La mayor desgracia que le puede pasar a un escritor español es que el día en que se haga la presentación pública de un libro suyo se juegue a la misma hora un partido de fútbol. He pasado por esa prueba, y puedo dar testimonio del sufrimiento, del abandono, de la humillación. En primer lugar está la dificultad de encontrar a otro escritor dispuesto a introducirte en el café o la librería donde suelen hacerse estos actos. Y no porque tu libro le haya parecido un bodrio, y quiera evitar el comprometerse ante los demás con sus elogios. El problema radica en que muchas veces esos actos librescos caen en miércoles, día de la semana muy propicio para los partidos de la Champions League u otros grandes torneos internacionales de fútbol, y por tanto les estás pidiendo el sacrificio de privarse de ver la retransmisión de un, pongamos por caso, Barcelona-Bayern de Munich, Real-Madrid-Arsenal, o Valencia-Olympique de Marsella. Tu amigo no te lo dirá a las claras, por pudor literario. Así que ese día, te comunica con aire compungido que está de viaje en Dinamarca, o su hijo actúa en una función teatral del colegio. Qué mala suerte.

     Cuando por fin encuentras a un semejante que no sigue la liga o la copa, tienes que enfrentarte al malhumor del librero elegido y de los (pocos) amigos íntimos que no han tenido más remedio que venir a escuchar las peroratas sobre tu novela el mismo día y a la misma hora en que Fernando Torres marcará un gol antológico. Una vez, algunos años atrás, mi editor de entonces se vio obligado por las circunstancias a fijar el acto de presentación de una novela mía el día de la semifinal de los Mundiales, a pesar de lo cual no me pareció verle inquieto. Se sentó en un extremo de la mesa, más allá del presentador, y mientras éste y después yo mismo hablábamos del libro, le vi absorto, quizá demasiado absorto para las banalidades elogiosas y los agradecimientos banales que se decían. Acabaron las intervenciones y el escaso público aplaudió, como era de rigor, pero el editor ni aplaudía ni se movía, mirando fijamente al vacío con una mirada de angustia. Tuve miedo de que le hubiera dado un síncope o un ictus, y me acerqué a su sitio, sin que él advirtiera mi llegada. Tenía camuflados en sus orejas unos minúsculos trasmisores (de los que sólo se pueden comprar en las Tiendas del Espía) por los que seguía radiofónicamente el partido, en el que, lo supe después, el Real Madrid, que era su equipo, perdió tres a cero. De ahí su estado casi cataléptico, de ahí su angustia.

    Un fruto nada desdeñable de esta curiosa situación -que ignoro si se da igualmente en los demás países europeos- es la calidad de los artículos periodísticos sobre fútbol y, por ósmosis, supongo, el refinamiento intelectual de algunos jugadores. Aunque el fútbol no está entre mis muchos vicios, leo con agrado a Vila Matas, a Javier Marías, a Ray Loriga o a Javier Cercas cuando escriben de fútbol en la prensa, superando, gracias a su exquisita prosa, la dificultad del universo arcano del que hablan, infinitamente más críptico que sus tramas novelescas. Y hay tradición en esto. Entre los poetas de la generación de García Lorca, hubo encendidas odas a los guardametas (por Rafael Alberti y Miguel Hernández) y al balón de cuero (Gerardo Diego), siguiendo después de la guerra civil esos fervores futbolísticos en la obra de escritores de calidad como Celaya o García Hortelano. Recíprocamente, el argentino Jorge Valdano, que fue un distinguido jugador del Real Madrid y después entrenador de este equipo, arengaba a sus jugadores en los vestuarios con versos de Borges, urdiendo desde el banquillo  -se decía- sus tácticas de juego a partir del esquema de la ‘Divina Comedia' de Dante.

     Una vez coincidí con Pep Guardiola en un programa de televisión en el que no se hablaba de fútbol. El entonces brillante jugador del Barcelona era lector, y bastante fino, y eso me hizo ver algunos partidos suyos en televisión. Luego Guardiola se fue del ‘Barca' y prosiguió una carrera europea menos gloriosa. Pero ahora ha vuelto a su antiguo equipo como entrenador, y está haciendo una temporada triunfal. Hay sin embargo, entre los aficionados ‘culés' una honda preocupación. Guardiola, que fue en su juventud un ‘sex symbol' y sigue siendo un hombre guapo, está, desde que desempeña esa difícil misión, perdiendo pelo. Fue el tema de conversación principal que tuve hace dos semanas con mi editor actual, forofo del ‘Barça'. Le noté más angustiado por esa alopecia que por la crisis del sector editorial.

                               

(Publicado en Libération el 25 de abril de 2009)

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25 de agosto de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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El poder de la información

Hay que tener algún poder, un pequeño poder, incluso poderes secretos, psicológicos o esotéricos, para obtener buena información. Si no se tiene poder alguno, ni siquiera los poderes visionarios del buen analista, entonces hay que robar. Para tener poder. Porque este oficio vive del poder y para el poder, aunque luego se haga el despistado.

El oficio está lleno de ladrones de muchas especies. A gran escala y al detall, carteristas y atracadores, mecheros y trileros, falsificadores y, sobre todo, chantajistas. Entre los ladrones los hay muy respetables, a los que hay que defender a capa y espada. Quienes sutilizan la información, la obtienen de forma elegante y casi leal, siempre legal por supuesto, merecen un respeto, aunque quizás es difícil darles honorablemente el aplauso en público. Normalmente serán objeto de promoción y de premios discretos. Con información, dinero. Con dinero, más dinero e información, mucha más información. Con mucha información y mucho dinero, poder a espuertas. Con mucho poder, toda la información. ¿A ver quien es el guapo que no entra en el juego?



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25 de agosto de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Pronto regreso

Varias cosas me han alejado por unas semanas del Moleskine Literario: un viaje a Medellín para entregar un premio literario del que ya les comentaré más adelante; una enfermedad que me impidió viajar a la Feria del Libro de Panamá; vacaciones de una semana; una mudanza de casa y el no acceso a internet en mi nuevo departamento. Esta semana también se me complica un poco entrar al blog, pero espero que en setiembre pueda seguir adelante como siempre. Un abrazo



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24 de agosto de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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EL tema de la novela

No hay infinidad de temas para una novela. Probablemente diez o doce. Todos las conocemos, todos las hemos vivido, bien sea personalmente o de oídas, porque le ocurrieron a otros, a familiares, a amigos o a amigos de amigos. O las hemos leído en el periódico, en un libro, en una crónica. El amor, la venganza, la amistad, el heroísmo, la renuncia, la traición... no hay pues temas nuevos en la novela, apenas -¡apenas!- distintas e infinitas formas de contar dichas historias. La capacidad de un escritor no radica tanto en la invención de una historia como en la elección de un ángulo novedoso para contar lo que todos ya sabemos. Nos sorprende el detalle, la novedad de las variantes, pero sobre todo la forma en que el novelista dispone su ficción frente al lector. Saber cómo contar una historia, qué elementos descubrir y cuáles ocultar, en qué momento hacerlo, darle veracidad a lo que contamos, saber elegir cuándo la historia nos ha descubierto una veta insospechada y elegir si debemos seguirla o no, hace la diferencia entre, por ejemplo, cualquier historia trivial de adolescentes cuyos padres se oponen al romance entre sus hijos y Romeo y Julieta. La hondura de una novela requiere del novelista -ya lo comentamos anteriormente- sobre todo perseverancia. Pero también saber hacer sus elecciones a la hora de contar la historia. Y si la perseverancia es un esfuerzo muscular, la elección tiene que ver más con cierta intuición para saber elegir a cada momento el camino a seguir. Un novelista nunca tiene todas las respuestas respecto a cómo y por qué escribió de esta o de esta otra manera su novela. Para él también hay asombro y descubrimiento. Por fortuna.



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24 de agosto de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Inaugurados

Finalmente, han inaugurado los dos ascensores de mi edificio, después de un año de montaje y una larga etapa de prueba. El viernes fue la reunión para anunciar las reglas de uso de los dos artefactos, que ya tienen la apariencia de llevar una década en funcionamiento. El encuentro de vecinos derivó en gritos y quejas, pues el enorme bloque de concreto donde vivimos se deteriora cada día y no hay recursos para repararlo. Ni siquiera la buena noticia de no tener que subir por las escaleras puede ocultar la apariencia de ruina reciente que tiene este inmueble modelo yugoslavo. También han aumentado la cantidad de dinero que se recoge por cada familia, para lograr pagar el salario de dos jubilados que vigilaran los ascensores. Como en el interior de la cabina apenas hay espacio para cinco personas, los ?custodios? de los aparatos rusos permanecerán en una silla sentados a la entrada. Algunos aseguran que en lugar de mirar el tablero y los botones, estos ancianos -militantes del PCC- estarán más al tanto de lo que llevamos en las jabas o de quién nos visita. Espero que los guardianes duren unos quince días, hasta que la falta de constancia que caracteriza todo aquí, relaje el asunto de la supervisión. Lo que menos me gusta de todo esto es que se vuelva a aplicar la fórmula de mayor control, disciplina y vigilancia creyendo que con eso se solucionarán los problemas. Personalmente, creo que todo iría mejor si cada vecino sintiera que el edificio le pertenece y que las áreas comunes son también parte de nuestra casa. Sin embargo, años de no poder decidir qué ocurre en ellas, han creado esta sensación de distanciamiento y cierta tendencia a ?depredarlas?. Una vez nos quitaron una esquina para hacer el local de la zona de los CDR y convirtieron el área donde jugaban los niños en una oficina de la OFICODA, sin previo consenso de los que vivimos aquí. Con el tiempo y las sucesivas intromisiones de cuanto organismo estatal necesitaba un fragmento de nuestras espaciosa planta baja, llegamos a la conclusión de que nada de esto es nuestro. Ni siquiera los dos ascensores que hace un par de días acaban de ser inaugurados. P.D: El tema Juanes y su concierto del 20 de septiembre sigue generando mucho debate, de manera que se ha creado un nuevo sitio bajo el nombre de Paz sin Fronteras, donde se localizará toda la información que salga al respecto. Allí tendrán espacio las opiniones de varios bloggers y comentaristas respecto a la visita del cantante colombiano a nuestro país.



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24 de agosto de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Los viajes

Los veranos casados son veranos clausurados. Los veranos solteros y jóvenes, sin embargo, se presentaban como un reverso de la clausura y la ocasión, justificadamente apasionada, de experimentar algún cambio sentimental. Sólo sentimental, acaso. Con muchos menos desplazamientos que ahora o con apenas ninguno. Sin embargo ¿cómo comparar el atractivo de un recorrido por el mundo con el recorrido por otro cuerpo o incluso, en la consecuencia, con un recorrido sin cesar de la emoción?



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24 de agosto de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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El sabor de la mentira

La serie Lie to Me deriva de moldes ya probados (el personaje brillante y asocial a la Dr. House, el equipo de expertos que soluciona varios misterios a la vez al estilo C. S. I.) pero cuenta en su ventaja con un morbo del que sus predecesoras adolescen. Su fundamento teórico –la noción de que todos los que mienten revelan su pensamiento a través de tics, gestos o lo que aquí se llama microexpresiones, esto es expresiones faciales que para el lego suelen pasar desapercibidas- resulta irresistible para la mayoría de nosotros, porque todos mentimos de una u otra manera y en mayor o menor medida –y muy especialmente, porque todos querríamos evitar ser víctimas de la mentira.

         Cada vez que en medio de la serie se explican las microexpresiones a través de imágenes de gente real –y no cualquier gente: Clinton, Bush, O. J. Simpson…-, uno siente un escalofrío que recorre su espalda. ¡Cuánto mejor nos iría si, al igual que el doctor Cal Lightman (Tim Roth, en la serie) pudiésemos descubrir a simple vista cuándo y cómo nos engañan los poderosos!

            El fenómeno de la mentira es fascinante, en tanto el ser humano la ha elevado a la categoría de una de las bellas artes. Hay animales que se pretenden más de lo que son para seducir y reproducirse, y otros que se mimetizan con el entorno para protegerse o alimentarse, pero ninguna criatura viviente ha creado una maraña de engaños tan innecesarios como el hombre.

         Como podría predicarse de prácticamente todos nuestros defectos graves, mentimos porque podemos. Aunque muchos de nuestros congéneres dicen cosas que no son con el mismo objetivo de los animales citados (para seducir y reproducirse, para protegerse y alimentarse), la mentira que nos define es aquella en la que nos embarcamos tan sólo porque suena menos salvaje que la verdad. Mentimos, pues, porque mentir es más fácil que ser honesto, y los hombres solemos privilegiar lo fácil a lo correcto aun cuando sabemos, o al menos intuimos, que la mentira de hoy nos conducirá al atolladero de mañana.

         Dado que hoy nos cuesta más que nunca comprender cuál es el valor intrínseco de la verdad, la existencia de mucha más gente como el doctor Cal Lightman nos vendría bien. Ya que no podemos dejar de mentir por convencimiento, tal vez lo hagamos por el temor a ser descubiertos.

         En este aspecto, como en tantos otros, también somos hijos del rigor.



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24 de agosto de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Certeza

Lo definitivo es la convicción  íntima. Esos periodistas con convicciones íntimas son imbatibles. No hay quien les desmienta.

A veces la convicción  íntima es como una verdad revelada y personal, que nadie más comparte. Tiene que ver, naturalmente, con la inteligencia, la perspicacia, el alto sentido moral? ¿Más virtudes todavía? Esos robespierres no quedan nunca saciados.  Cuidado con elogiarles. Sólo admiten insinuaciones y vasallajes silenciosos. Sin contrapartidas, como mandan las leyes del buen déspota. Consideran que la adulación es un insulto a su inteligencia y la hacen pagar con la guillotina.



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24 de agosto de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

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Algo más que virtual

Desde el pasado quince de agosto comenzó la votación online, para el concurso blogger Una Isla virtual. Los invito a que repasen la lista de los sesenta y seis blogs que compiten por los cuatro premios que se entregarán el 9.9.09. Como verán, la selección es bastante ecuménica y hay sitios digitales de todas las tendencias, que han sido nominados por los lectores o por sus propios autores. Al decir de los miembros del jurado ?entre los que tengo el honor de estar- éste resulta ?un muestrario tan polifónico y variado como la realidad cubana actual, aunque no llega ser un registro preciso de todos los blogs existentes en el país (?) es la representación de un fenómeno que en Cuba está expandiéndose y desarrollándose cada día?.



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22 de agosto de 2009
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El Boomeran(g)
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