Leo Marcha atrás de Patricia Poblete Alday. Primera novela de una autora chilena, Premio Revista de Libros 2005, lo que es algo en Chile. Patricia Poblete es periodista, trabaja para el grupo Mercurio, lo que puede provocar dudas sobre su galardón creado por el mismo grupo. Pero su libro, publicado por la casa editorial "El Mercurio-Aguilar" es bueno y se lee con placer. Tiene fluidez, va hacia adelante y de pronto me encuentro al principio de la segunda parte.
"Hace 10 minutos que entramos a Barcelona, dice el texto, ya me estoy arrepintiendo de haber pasado tanto tiempo en Madrid." Conociendo la relación de amor no compartido entre ambas ciudades no es cualquier planteamiento pronunciarse así a favor de Barcelona. Pero basta con una palabra para destrozar aquella impresión en la página siguiente. "La casa de mi amigo queda en el Rabal..." escribe la novelista. El Raval se escribe con v de vaca y no con b de Barcelona. ¿Qué me pasa? No puedo leer más. Un sólo detalle manchó todo el conjunto de la creación. Me ocurre lo peor que puede ocurrir a un lector: no cree lo que se le cuenta.
Hay una expresión de Stendhal que todos conocemos: dice que es imprescindible poner en una novela "des petits faits vrais" (pequeños datos ciertos). Claro que podemos acumular ejemplos contrarios: desde Swift a Jules Vernes o Asimov, la lista es interminable de los soñadores que consiguieron compartir sus sueños. Pero también, existe una frontera. Si un autor se establece en la geografía real no puede escaparse así después de más de sesenta páginas. Soy capaz de soñar con el Raval o con cualquier barrio pero con el Rabal no. Claro que soy injusto con Patricia Poblete pero es así: un error de ortografía provocó mi marcha atrás.
