Jean-François Fogel
A veces, los editores franceses nos hacen la vida más feliz. Es lo que ocurre con la publicación de Ecrits sur la littérature de Charles Baudelaire. Es una recopilación donde se encuentran muchos de los “escritos sobre la literatura” del poeta francés. Más de seiscientas páginas por ocho euros: “Le Livre de Poche” ofrece un buen negocio. Y además da para pensar, con unas frases de Beaudelaire que ya citaron tres diarios o revistas. “…Tous les grands poètes deviennent naturellement, fatalement critiques… Il est imposible qu’un poète ne contienne pas un critique”. Traducción en mi castellano afrancesado: “todos los grandes poetas se vuelven naturalmente, inexorablemente, críticos … es imposible que dentro de un poeta no se encuentre un crítico”.
¿Es cierto lo que dice Beaudelaire? Si examinamos la pregunta desde Francia en el siglo XX, contestamos sí al mirar a St John Perse o Paul Valéry. Pero optamos por el no si se trata de René Char, Paul Eluard o Louis Aragon. Todas las generalizaciones son falsas, incluida la de Beaudelaire, y la mía también. Pero creo que no se puede rechazar su planteamiento, difícil, mucho más amplio que los apuntes de un blog: existe un vínculo entre poesía y crítica. Me parece cierto. Basta nombrar a dos gigantes para comprobarlo: Derek Walcott y Joseph Brodsky. Grandes poetas y críticos de excepción: hay que releer lo que el uno publicó sobre Robert Frost y el otro sobre Puchkin y Auden. Son críticas para quitarse el sombrero hasta el fin de su vida.
La naturaleza del eslabón que une las dos disciplinas es sencilla: siempre nos equivocamos sobre el papel de la poesía más allá de la literatura. Apunté en un cuaderno mío la frase que pronunció Brodsky, en 1991, al ser designado “Poet laureat” (literalmente: poeta elegido) por el congreso de EE. UU. Era un artista perseguido, había huido de la Unión Soviética de Brejnev y había cambiado de país y de idioma. Tenía una oportunidad tremenda de hacer una declaración política en el contexto que le rodeaba pero se limitó a hacer un brindis a lo que ocupaba su vida: “Poetry is not a form of entertainment, and in sense not even a form of art, but our anthropological, genetic goal, our linguistic, evolutionnary beacon”. (Poesía no es una forma de ocio, y de una cierta manera tampoco es una forma de arte, es nuestra meta antropológica, genética, el faro lingüístico de nuestra evolución).
Cuando un día empieza con preocupaciones como esta, no hay otro remedio que T.S. Eliot: “On Poetry and Poets”. Es crítica sobre poesía y redondea el círculo donde uno va pensando. Para los que no leen el inglés hay un remedio igual, tan bueno de verdad: Jaime Gil de Biedma. Su libro El pie de la letra empieza con un texto “Función de la poesía y Función de la crítica” dedicado a T.S. Eliot. Hay por lo menos dos razones para releerlo. La primera es lo que dice sobre la relación entre poesía y comunicación. La segunda es que confirma la afirmación de Baudelaire: es imposible que dentro de un poeta no se encuentre un crítico.