Skip to main content
Category

Blogs de autor

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Un ejército orante

Regates cortos en la partida más larga y estratégica. Un tipo de jugada exasperante cuando las circunstancias reclaman pasos resolutivos y firmes. Así es la política interior israelí en el momento volcánico de las revueltas árabes. Hay una guerra civil que crece en el flanco oriental y un confuso cambio de régimen en el occidental, con directas repercusiones en la seguridad de Israel. El régimen tambaleante de Bachar el Asad retira sus tropas del Golán para sofocar la rebelión interna que crece sin freno. Los cambios en Egipto dan oxígeno a Hamás en Gaza, quiebran la estabilidad en el Sinaí y colocan bajo interrogantes los acuerdos de paz de Camp David.

Benjamín Netanyahu practicó primero el inmovilismo durante tres años, desde marzo de 2009 cuando tomó posesión, dedicado enteramente a destruir la nueva política de paz de Barack Obama para la región. Con el objetivo prácticamente cubierto, se arrancó el pasado mayo en una finta de las que hacen historia. Primero convocó elecciones para septiembre e inmediatamente suspendió la convocatoria para anunciar un gobierno de coalición con el nuevo líder de Kadima, Shaúl Mofaz, con un ambicioso programa de cuatro puntos sobre cuestiones centrales para el futuro: eliminar los privilegios de los religiosos ultraortodoxos ante el servicio militar, cambiar la ley electoral para limitar la fragmentación del Parlamento, dar mayor énfasis a las políticas sociales y reabrir el proceso de paz con los palestinos. El gobierno de más amplia base de la historia de Israel ha sido también uno de los de más breve vida. Apenas diez semanas ha durado una alianza que ha encallado en el primer punto, es decir, la incorporación al servicio militar de los judíos ultraortodoxos y de los árabes con nacionalidad israelí hasta ahora exentos. Tras aquel primer regate, otro movimiento tacticista este martes, por el que se rompe el gobierno recién formado, viene a demostrar la fragilidad y oportunismo de la alianza entre el Likud y Kadima, aunque no impugna la centralidad del programa acordado por Netanyahu y Mofaz, un exmilitar al que se le suponía mayor flexibilidad para negociar con los palestinos y lidiar con el peligro nuclear iraní. La evolución de la comunidad de los judíos llamados haredim o temerosos de Dios significa para el sionismo laico un peligro tan acuciante como la evolución demográfica árabe. Son el 11% de los habitantes de Israel, pero tienen una tasa de natalidad de 6,5 hijos por mujer y unos niveles de pobreza del 59% como solo se registran en países subdesarrollados. En la próxima década, si los árabes constituirán la mitad de la población entre el Mediterráneo y el Jordán, los haredim representarán más de un 17% del total. Todo esto agravado por la marginalidad económica de su población masculina ultraortodoxa, dedicada mayoritariamente al estudio de los textos sagrados judíos y subvencionada por el Estado gracias a la influencia de los partidos religiosos en todos los gobiernos, sean de derechas o de izquierdas. Todos estos datos, además de abundantes testimonios, aparecen en el libro Las tribus de Israel (RBA), de Ana Carbajosa, la corresponsal de este periódico en Israel. Yerach Tucker, portavoz parlamentario del partido religioso Torá y Judaísmo, le ha contado hace dos días los méritos de los ultraortodoxos para aspirar a una vida exenta de las obligaciones que tienen los otros ciudadanos de Israel: ?La nación judía ha sobrevivido al Holocausto, a todo, porque rezábamos. La nación judía no puede sobrevivir sin gente que rece noche y día. Somos un ejército de gente que reza?. La evolución demográfica señala unas prioridades, pero la política israelí vive de su fragmentación actual y de los cortoplacistas intereses de sus poderosas clientelas electorales. El país ha cambiado pero no hay forma de trasladar el cambio a las estructuras. En el momento fundacional en que el gobierno de Ben Gurión eximió del servicio militar a los haredim, el ejército orante de Israel estaba formado por 500 estudiantes. Ahora son 60.000, y siguen creciendo en una especie de mimetismo simétrico respecto a la islamización de los palestinos. Los fundamentalismos avanzan en ambos lados y el espacio para la ciudadanía laica se encoge, en Israel como en el vecindario árabe. De ahí que la doble curva demográfica, la de los ultraortodoxos y la de los árabes, componga una amenaza para el sionismo y por tanto para el futuro democrático de Israel. Sin ciudadanía y sin igualdad puede haber Estado judío, pero lo que no puede haber es Estado democrático.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
19 de julio de 2012
Blogs de autor

¿Fin de la metafísica u otra metafísica?

Es muy posible que la historia de la metafísica, la historia de la disciplina que surge como reflexión conceptual tras la física, la historia de aquello que, desde Aristóteles cuando menos, ha constituido el núcleo de lo que se denomina filosofía, haya llegado con la  Mecánica Cuántica a un punto de inflexión tan radical que de alguna manera sí quepa hablar de final de tal historia. La idea que intento expresar  es relativamente sencilla:

La meta- física  no puede ser lo mismo cuando la física tras la cual se constituye ratifica  los principios rectores de nuestra relación con el orden natural y cuando la física conduce a dudar de la universalidad de tales principios, o más bien: cuando la física puede permitirse hacer abstracción de tales principios.

La metafísica que emerge en el prodigioso edificio de la mecánica cuántica es otra metafísica. Una metafísica para la cual las herramientas conceptuales forjadas en los principios de la metafísica clásica no sirven, Pero forjar unas nuevas supondrá un cambio radical de estrategia, sobre la cual seguiré aquí interrogándome.

 

Leer más
profile avatar
19 de julio de 2012
Blogs de autor

Un rayo de sol

Cuando el avión cierra sus puertas y el asiento de tu lado queda vacío. Cuando en la radio del taxi, una mañana tonta, suena una vieja canción que te gusta y que casi habías olvidado. O cuando vas a pagar, con mala conciencia, y la cajera te dice que esa prenda tiene un 30% de descuento. Cuando alguien que no conoces te saluda, otro lo llama por su nombre, y al despedirte tú lo repites tres veces aunque no sepas quién es. Cuando un día te pruebas unos zapatos que te molestaban y descubres que ya no te duelen. O cuando llenas tu maleta de libros con la esperanza de leerlos todos, aun sabiendo que no lo harás.  Cualquiera de nosotros podría enumerar su particular colección de «momentos de inadvertida felicidad». Así titula Francesco Piccolo un breve libro que ahora publica Anagrama y que hace dos años enamoró a Italia. El autor, guionista del gran Nani Moretti, que ya demostró ser un agudo observador con Escribir es un tic, recoge en su original dietario sin fechas una colección de epifanías que consiguen que la gris realidad resplandezca. Me recuerda a George Perec o Joe Brainard, e incluso trae un eco de las Aguas de março de Jobim y Elis Regina. Piccolo encuentra un buen repertorio de razones que esbozan el sentido de la vida. A veces con cinismo, otras con fineza, o humor absurdo y lúcido, consigue que emerjan sobre el papel esos detalles insignificantes pero capaces de mitigar el angst existencial. He aquí algunos ejemplos del libro que enumeran con audacia lo insospechado e imprevisible que pervive en la cotidianidad: «Los gestos automáticos y rápidos de los farmacéuticos cuando envuelven los medicamentos», «girar la cabeza de golpe cuando se baila un baile latino», «las parejas que llevan muchos años juntas y juegan a las cartas en silencio, por la noche», «cuando mi mujer se pone una camiseta mía», «cuando se murió el canario», «todos los documentales, excepto los dedicados a la gente que cambia de sexo».  Al igual que marcar en la agenda los asuntos pendientes nos ayuda a sentirnos mejor persona, como resguardándonos del atropello del presente, aparte de procurar una liberadora sensación de eficacia, lo infracotidiano -todos aquellos paréntesis, hallazgos, lugares comunes, manías e incluso corazonadas- nos hace buena compañía. Y roza los pliegues de una intimidad que en tiempos tumultuosos parece desenfocada. No son tiempos para grandes esperanzas, pero el pulso de la vida nos tiende a diario un anzuelo: el de identificar esos momentos de felicidad inadvertida que ahora, en plena intemperie nacional, son el mejor agarradero para seguir levantándose de la cama.

(La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
18 de julio de 2012
Blogs de autor

I. Una metamorfosis descarnada

La descarnada metamorfosis de los revolucionarios que se alzan contra la opresión, en lucha por la libertad, y una vez en el poder terminan siendo lo que combatieron, es una vieja propuesta de la literatura desde La comedia humana de Balzac: los antiguos combatientes de las barricadas en la revolución francesa terminan convertidos en prósperos burgueses, dueños de la riqueza que con las armas arrebataron de otras manos. Es como si la ley de la historia fuera ésa, que los ideales sólo pudieran subsistir en tiempos de lucha, y empezaran fatalmente a revertirse, pervertidos por el ejercicio del poder que tiene sus propias reglas, la peor de ellas convertir a los oprimidos en opresores.
Mandar no puede ser un acto temporal, limitado, sino para siempre; ni siquiera hasta la muerte, porque de por medio está la idea de la inmortalidad que obnubila al más cuerdo. Mejor caudillos ungidos por la mano divina que presidentes electos limpiamente por los ciudadanos. Una sola voluntad que lo rija todo, mejor que la voluntad de todos que termina por no regir nada. El fantasma de la anarquía que sólo puede ser disuelto por la mano firme desde el trono imperial, tentación que no fue ajena aún a Bolívar. Es la manera en que Alejo Carpentier nos introduce en el mundo de sus novelas.

Leer más
profile avatar
18 de julio de 2012
Blogs de autor

Heidegger y la subversión cuántica (II)

He insistido ya aquí en que la Mecánica Cuántica ha de ser liberada de su utilización como coartada para actitudes ideológicas tras las que se esconde la quizás inevitable tendencia a salvar el alma. He señalado que el hecho de que las correlaciones cuánticas no autoricen ningún tipo de trasmisión de señal supra-liminar garantiza que esta disciplina  nada en absoluto tiene que ver con la mística y que  su tremendo interés,  más allá del directamente científico, es exclusivamente filosófico.

Mas si algunas veces la Mecánica Cuántica es instrumentalizada ideológicamente  por personas que ni siquiera superficialmente se han acercado a ella, también se da el caso  de verdaderos pensadores que  explicitan suficientemente el encuentro efectivamente mantenido con la disciplina   y el peso que ha tenido  en la elaboración de sus propias reflexiones.

Obviamente entre el Heisenberg que reivindica explícitamente la necesidad de una metafísica entendida como reflexión conceptual posterior a la ciencia natural de la propia época, y el Heidegger que  en el binomio ciencia-técnica ve a la vez el instrumento y la matriz de la actitud espiritual que conduce a la prioridad óntica del cálculo y lo calculable  la diferencia parece
gigantesca. Y sin embargo... muchos son los indicios de que la Mecánica Cuántica no es para Heidegger (no podría serlo) una etapa más  de la  relación del hombre con el mundo bajo las coordenadas de  objetividad, subjetividad, necesidad y universalidad  inherentes a lo que el designa como olvido del ser,  primacía de cuyas consecuencias para Heidegger da cuenta este tremendo párrafo de la Ejercitación:

"Y este dominio de la subjetividad se basa en la obviedad de lo ente y de su ser. En virtud de esta, todo está ya previamente en orden. Una vez que el ser ha quedado olvidado, el paroxismo y el arrebato del hombre ya pueden comenzar. Todos los caminos están abiertos  para explicar todas y cada una de las cosas como propias de la humanidad" [1])

 


[1]             Traducción de Alberto Ciria, edición citada  p. 84 

Leer más
profile avatar
17 de julio de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

El nuevo Tercer Mundo

Durante décadas la pequeña nación fue un paraíso: aquí y allá, los inevitables restos de su antiquísima historia -vagamente recordada por los turistas-, al lado de playas cristalinas, pesquerías extraviadas en el tiempo y blancos hotelitos acodados en farallones. Un buen día, los gobernantes de esta región de cabras y olivares anunciaron que el país se había vuelto rico. El dinero comenzó a fluir a raudales y sus habitantes más despiertos amasaron millones en un suspiro. Hasta que alguien descubrió que sus diligentes administradores habían engañado a todo el mundo: a los bancos que repartieron créditos sin ton ni son, a los jerarcas extranjeros que veraneaban en sus islas y sobre todo a los ciudadanos que por un instante compartieron esa súbita prosperidad. Tras una implacable auditoría, los contables del Norte no sólo descubrieron que sus cifras habían sido maquiladas, sino que el país estaba en quiebra: el paraíso rústico se convirtió en un símbolo del oprobio que no tardaría en azotar al Viejo Continente.

            La crisis -de dinero y de confianza- contaminó a toda la región. Y esta parte del orbe, hasta entonces vista como modelo de progreso y equidad, se reveló como un tosco espejismo. La sucesiva debacle de sus economías exhibió de pronto la ineptitud, la avaricia, la imprevisión y la simple estupidez de sus élites políticas, incapaces de hacer frente al desastre que ellas mismas generaron durante los engañosos años de vacas gordas. Todos los males asociados con el Tercer Mundo -esa turbia categoría tan propia de los setenta y los ochenta- se revelaron propios del Primero.

            En Grecia, donde se originó la tragedia -nunca mejor dicho-, sus gobernantes falsearon las cuentas públicas con un descaro equivalente al de los más turbios políticos africanos. Por su lado, Portugal e Irlanda se endeudaron más allá de sus posibilidades y debieron ser intervenidos por Bruselas en un proceso no muy distinto al que sufrieron hace décadas diversos países de América Latina con los brutales planes de choque del FMI. Poco antes, la diminuta Islandia había hecho aguas por culpa de los gerentes neoliberales que ascendieron al poder de manos de la derecha, como en el México de 1994.

            Y no sólo encallaron los países periféricos: el populismo barato de Silvio Berlusconi hundió la política italiana en una sucesión de episodios cada vez más zafios -baste recordar la desfachatez con que confesó sus orgías con menores- y, al privilegiar sus intereses empresariales sobre el interés público, arruinó a su patria con la misma energía de Menem en Argentina. Mientras tanto, Nicolas Sarkozy se encargaba de desprestigiar la institución presidencial francesa con sus salidas de tono, su tozudez y su frivolidad people.

            Si bien los desmanes se han multiplicado por toda Europa -de las tentaciones autoritarias en Hungría y Rumania a la anarquía belga, pasando por el auge del extremismo en Finlandia, Suecia, Dinamarca o la misma Grecia-, hoy todos los focos rojos se centran en España, cuarta economía de la eurozona. Cuando se inició la crisis, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero menospreció sus señales sólo para luego introducir medidas de ajuste in extremis: su irresponsabilidad provocó el apabullante triunfo del PP en 2011. Desde entonces, Mariano Rajoy ha sido incapaz de afrontar la tormenta de mejor manera. Como su antecesor, no ha hecho sino contradecir todas sus promesas -aumentando impuestos y recortando los servicios públicos-, e incluso ha llegado a escabullirse de la prensa para no explicar sus acciones. Igual que José López Portillo en 1982, basta que Rajoy diga una cosa para que los ciudadanos sepan que hará la contraria. Esta misma semana, la frágil economía española ha sido intervenida por Bruselas.

            Los grandes logros sociales y políticos acometidos por Europa desde el fin de la segunda guerra mundial se hallan en peligro debido a la ineptitud y banalidad de sus políticos, tal como ocurrió en Asia, África y América Latina durante la segunda mitad del siglo xx. La poderosa Alemania que intenta arreglar por la fuerza las maltrechas economías de sus socios recuerda a los arrogantes Estados Unidos que se empeñaron en meter en cintura a sus esquivos aliados latinoamericanos, provocando que éstos perdiesen una década entera de crecimiento.

            Si Europa se convirtió en un ejemplo para el mundo, fue en buena medida gracias a la visión de figuras como Delors, Mitterrand, Kohl o González. Frente a ellos, sus sucesores parecen enanos concentrados en tapar los agujeros desmantelando el estado de bienestar. Sometidos al dictado ideológico que ensalza la austeridad, y desprovistos de la energía para reformular las instituciones europeas, están a punto de convertir la ribera norte del Mediterráneo en un nuevo Tercer Mundo. La única forma de evitarlo es recurrir a la misma fórmula que salvó a la región en el pasado: revertir los torvos nacionalismos que aún perviven y convertir a Europa (sin Gran Bretaña) en una auténtica federación.

 

twitter: @jvolpi



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
16 de julio de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La banda de los cuatro

Para disfrutar al máximo de esta estupenda novela se necesitan tres condiciones, por cierto que bastante relacionadas entre sí. La primera es ser un incondicional de los cómics. Tanto por su estructura como por su desarrollo la novela podría servir de argumento a una interminable serie de historietas. Y no es casual que, años después de su publicación se prestase a ilustrarla Robert Crumb, es decir, uno de los dioses de la contracultura. Como es lógico, Crumb hizo una caracterización divina de los personajes principales y la editorial Berenice ha tenido el acierto de incluirlas en la presente edición.

La segunda condición es sentir una gran simpatía e interés por el movimiento contracultural y de  defensa de la naturaleza que surgió en los años 70 y que desde hace un par de años parece estar resurgiendo con el 15-M, los Indignados y  movimientos como Ocupa Wall Street, ahora ampliado a muchas otras ciudades de Estados Unidos. Sin pretender hacer ahora un análisis comparativo de los métodos y objetivos de quienes protestaban entonces y ahora, uno de los elementos clave en los indignados de entonces era el sentido del humor, que en esta novela está presente desde la primera a la última página y que en cambio está radicalmente ausente en los indignados de ahora. Quizás, como señala Chomsky, la gran diferencia estribe en que los de ahora han perdido toda esperanza y se mueven más por impulso de la desesperación que animados por la esperanza. La tercera y última condición, y ya digo que las tres están muy relacionadas, es tener un alma de friki más o menos explícitamente asumida, probablemente porque esa sea la única vía posible para escapar del desánimo y la falta de esperanza que nos caracteriza. Humor friki. Abstenerse los forofos del realismo social. O del realismo a secas.

Publicada por vez primera en 1975, The Monkey Wrench Gang, desenfadadamente traducida al castellano como La banda de la tenaza, cuenta la guerra imposible que declaran cuatro frikis irredentos contra el entonces todavía llamado desarrollo de la civilización, encarnado aquí por las centrales térmicas y nucleares, las minas, las presas, los puentes, las carreteras, los tendidos de alta tensión y demás artilugios ideados para arruinar la Tierra.

Doc Sarvis, un médico prestigioso con alma de gamberro y su novia, la rotunda, no menos gamberra y muy crumbiana Bonnie Azzbug, se alían con George Washington Hayduke, una especie de oso peludo recién llegado de Vietnam, y con "Seldom Seen" Smith, un guía turístico  fluvial, mormón y casado con tres mujeres, responsables ellas del mote que él sobrelleva con entereza (Seldon Seen significa Visto a duras penas, o algo así).  En tanto que nativo de la región y en tanto que trabajador de la naturaleza, Seldon Seen Smith siente un odio irrenunciable contra la presa del Gran Cañón, esa desgracia humana que además de arruinar para siempre uno de los ríos más hermosos de América (el Colorado) permitió la industrialización del gran desierto del sudoeste, una inmensa soledad en la que surgen aquí y allá rarezas como Las Vegas o Salt Lake City, sede mundial de los mormones. A Smith no le cuesta gran cosa sumar a la causa al doctor Sarvis y su novia porque éstos hace tiempo que recorren las carreteras prendiendo fuego a las vallas publicitarias. Hayduke, en cambio, no sólo se suma de inmediato a la guerra sino que debe ser refrenado todo el tiempo porque es un acérrimo de las armas y de complementos tan contundentes  como la dinamita.

Según vayan ampliando sus objetivos, fundamentalmente los bulldozers pero también todo tipo de instalaciones industriales e infraestructuras, la banda de los cuatro va creándose enemigos cada vez más peligrosos. Hasta que, justo el día de su inauguración, vuelan un puente sobre el Gran Cañón que debería unir Utah y Arizona. Ese es el arranque de la novela y, algo más adelante, el inicio de una delirante persecución por el desierto y en la que  intervienen fuerzas de tierra, mar y aire, o al menos fuerzas fluviales.

El autor, Edward Abbey, trabajó muchos años como ranger del National Park Service y conoce admirablemente los escenarios por los que transcurre la frenética acción. Los lectores de hoy tienen una ventaja sobre los originales, y me refiero al servicio de mapas de Google, que permiten seguir, como a vista de pájaro, las andanzas de esos cuatro terroristas impregnados de humanismo, pues su máxima es causar los máximos destrozos materiales pero sin poner en peligro vidas humanas.

La banda de la tenaza

Edward Abbey

Berenice



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
16 de julio de 2012
Blogs de autor

Progreso, prohibido el paso

El despegue de la clase media en España se inició el día en que un grupo de vecinos se quedaron de pie frente a un televisor viendo cómo matrimoniaban Fabiola y Balduino de Bélgica. «Vamos a empezar a vivir bien», se dijeron los abuelos ante aquel moño enmarcado por una diadema de visón de Paola de Lieja y admirados por los prodigios tecnológicos como el seiscientos o la llegada del paracetamol. Las playas en verano y el boom del turismo, los yogures para criar hijos más sanos, los electrodomésticos ?y las enciclopedias? a plazos, la promesa de un salario decente, de una vivienda digna, de una educación garantizada. A la conjunción de la conquista del espacio público y el sueño de un espacio propio se le llamó progreso. Y en el vocabulario de las llamadas clases populares se introdujo una palabra que antes sólo era privilegio de los pudientes: ocio. Por aquel entonces, Pertegaz cambió el color de los uniformes de las azafatas de Iberia del azul falangista a un afrancesado burdeos. Ya no era imprescindible escuchar Radio Montecarlo para saber qué ocurría en el mundo. Y una primera euforia tradujo el afán en consumo, mientras que el sentido de retribución perdía su inmovilismo, tan antiguo como el libro del Eclesiastés y la «vana recompensa del esfuerzo». No tardó en expandirse la creencia de que la justicia social no tenía marcha atrás. Hoy suenan las trompetas que auguran la ralentización de una sociedad en bancarrota, al tiempo que se constata que el progreso cae de nuevo del lado de los poderosos. Nunca habíamos vivido tan bien, pero la convulsión financiera sólo entiende de endeudamiento insostenible y desuniversalización de derechos básicos. Simon Kuper razonaba hace unos días en un lúcido artículo en Financial Times que «mientras los pioneros socialistas soñaron con conquistar el ocio para los trabajadores, la nueva concepción del progreso está acabando con él: hoy las fiestas son para cerrar negocios, no se pueden entender los cafés sin un portátil y el sexo es una oportunidad de quemar calorías». El pragmatismo atenta contra la esperanza de que la generación de nuestros hijos viva mejor que nosotros. Y las nuevas medidas del Gobierno amenazan el mantenimiento de la clase media, la principal beneficiaria de la construcción del Estado de bienestar ?que impulsó el desarrollo de nuestras sociedades de primera? y que ahora se tambalea. En cambio, emergen en India, Brasil, China o Angola importadores de la occidentalización del término, aunque aún esté por ver la forma que tomará en contacto con su afán de prosperidad y sus características político-económicas. Y lo que es más significativo: de su desarrollo dependerá el nuestro. Para unos, vivimos el «adelgazamiento» de la clase media; para otros, su ocaso. El progreso no se detiene, no, pero a partir de ahora será coto privado.

(La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
16 de julio de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La Europa de posguerra

No es una crisis, es una guerra. Una guerra de nuevo tipo, incruenta, sin pérdidas humanas ni destrucción de ciudades e infraestructuras. Pero guerra al fin: hay unos países que se ven obligados a cambiar Gobiernos, reformar instituciones y modificar su modelo de sociedad sin que exista consenso de sus poblaciones, y a veces ni siquiera entre sus líderes. Si la guerra se explica por el propósito de quien la declara de imponer su voluntad sobre el país atacado, lo que estamos viviendo estos días según esta teoría no es más que el momento álgido de una guerra geoeconómica, en la que los países más débiles, los intervenidos, se ven obligados a entregar su soberanía y cumplir las órdenes de los que los intervienen. Que sea una guerra no da la razón a quienes la pierdan. Al contrario, harán bien los intervenidos en meditar sobre lo que hicieron mal en el pasado que les sitúa ahora en tal trance. Endeudarse por encima de las propias posibilidades, por ejemplo, es una debilidad que se paga muy cara. No solo en una guerra geoeconómica, como está sucediendo ahora, sino incluso ante una amenaza más convencional en la seguridad. Un efecto directo de los recortes es la disminución del presupuesto militar, y por tanto de la seguridad, ante un mundo emergente, geográficamente muy próximo, que no hace más que incrementar su gasto en defensa.

Más cosas que se han hecho mal. No han funcionado las instituciones, empezando por las europeas. Todo tendría el mayor sentido si estos cambios bruscos en la organización de nuestras sociedades fueran resultado de decisiones adoptadas democráticamente en los distintos niveles de gobernanza europea. No es así. Ninguna de las instituciones europeas que mejor encarnan el proyecto comunitario, la Comisión, el Parlamento y el Tribunal, cuentan para nada en el proyecto de unión fiscal, bancaria y quizá política que estamos construyendo. Cuentan mucho más la Cancillería alemana, el Bundestag y el Tribunal Constitucional. Más que quien dicen que cuentan, que son el Consejo Europeo y el Banco Central. De hecho, solo Alemania cuenta. Por el peso de su economía, que significa un tercio de la aportación a las arcas comunitarias. Y por la calidad de sus instituciones, construidas tras la experiencia del nazismo, que obliga a la canciller Merkel a respetar procedimientos, plazos y garantías con un escrupuloso detallismo, en abierto y cruel contraste con la chapuza institucional de otros países. Pero Merkel se equivoca. Las guerras geoeconómicas tienen la consoladora ventaja de que no se cobran el tributo de sangre de centenares de miles de soldados y de civiles. Pero se pierden y se ganan. La está perdiendo España. Y también la está perdiendo Europa, aunque Merkel se crea ganadora, porque el conjunto europeo va a salir más débil de la contienda que está librando con las nuevas potencias emergentes.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
14 de julio de 2012

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Más Faulkner

William Faulkner “Creo que está bien, quizás sea lo bastante buena para que deje de escribir libros, aunque es probable que no lo deje todavía.” Eso es lo que escribe William Faulkner a uno de sus editores luego de enviarle la novela La fábula. Y no, no fue lo bastante buena para que Faulkner deje de escribir. Nada lo fue. Murió escribiendo. En el 50 aniversario de su muerte, Alfaguara ha publicado sus Cartas escogidas y es una delicia. Un campechano, nada que ver con el autor del pomposo discurso del premio Nobel. En un dossier en “El País” nos regalan algunas cartas. Además, comentan la relación de William Faulkner con el cine. Fue autor de varios libretos, en especial para Howard Hawks (El sueño eterno, Tener y no tener, Tierra de faraones, El camino de la gloria y Vivimos hoy), fue amigo de algunos actores como Humphrey Bogart y algunas de sus obras fueron adaptadas al cine, como El largo y cálido verano (1958) de Martin Ritt. Por otra parte, le han pedido a seis escritores en lengua castellana (Ana María Matute, Ana María Moix, Marcos Giralt Torrente, Luis Landero, Juan Gabriel Vásquez y Javier Marías) que den unas palabras claves en el universo Faulkner. Aquí algunas de esas respuestas:  

LOS PERSONAJES Marcos Giralt Torrente El sino de los personajes de Faulkner se siente y se vive, desvalidos, solitarios, criminales, inocentes, marginales, corruptos? Para entenderlos, Marcos Giralt Torrente sugiere imaginar por un momento que Dios existe y que conoce el desino de todas sus criaturas. Los personajes de Faulkner, dice el escritor, están predestinados de la misma manera: ?su pasado o el grupo social al que pertenecen dictan su futuro, pero, como la mayoría ni siquiera es conscientes de ello, la aparente pasividad con que lo aceptan no es elegida, sino apenas una huida hacia adelante (una huida solo de vida) que resulta especialmente fértil a la hora de poner en un primer plano las aristas de la condición humana?. Dos de sus novelas preferidas son El ruido y la furia y Mientras agonizo. EL LADO OSCURO Ana María Matute Más allá del mal emponzoñado que se percibe en las narraciones, para Ana María Matute es el mejor escritor que ha sabido imbricar una atmósfera especial con los odios y amores familiares, sentimientos anudados cuyo influjo contamina todo a su alrededor. ?Describe como nadie el lado oscuro del ser humano, lo turbio e inquietante que puede haber en él?, arrostrado con un lenguaje ?inconfundible por su fuerza y con un torrente que parece que no se acaba nunca?. Para Matute, el escritor ejerce una especie de embrujo sobre el lector al saber mezclar el misterio y la realidad sin llegar a ser fantástico, incluso con las acciones en apariencia vulgares pero que va desvelando poco a poco. Una de sus obras preferidas es Luz de agosto. EL ESTILO Javier Marías La fuerza extraordinaria de Faulkner está en su estilo, afirma Javier Marías. Un estilo que, agrega, lo emparenta con Proust, que ha sido una de sus influencias, y con Henry James. Lo que lo distingue de ambos ?son sus párrafos largos, como si surgiera a borbotones hasta el punto de que es menos respetuoso con la sintaxis que ellos; como si a veces dijera: ‘la sintaxis no me importa’. Incluso lo llegó a decir: ‘Si meto tanto en un solo párrafo es porque no sé si voy a llegar vivir al siguiente’. Esa exuberancia borbotónica da a su estilo una fuerza que atrapa y convierte cada página en una suerte de oleada que atrapa al lector y que nadie jamás, ni antes ni después de él, se aproxima a esa prosa?. Para Marías, se trata de un autor más rupturista que el propio Joyce, ?que es más deliberadamente rupturista, en Faulkner todo parece más natural?. ¿Una obra? Las palmeras salvajes.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
13 de julio de 2012
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.