Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

?Histeriquear?

Rajoy ha puesto, una vez más, el dedo en la herida abierta, y ha pedido al PP valenciano que no caiga en ?la histeria?, que es precisamente el estado en el que ha estado sumido durante años: una permanente excitación nerviosa salpicada de cambios de humor, exhibicionismos de todo tipo y convulsiones judiciales, incluidas las parálisis falleras y los sofocos de vergüenza ajena. Cuántas generaciones de mujeres tuvieron que sobreponerse a la maledicencia cuando se las acusaba de ese mal supuestamente derivado de su útero ?ya que histeria deriva del griego hystéra: matriz?, y se especulaba que de los hervores de aquel órgano tabú brotaba esa clase de demencia tan vistosa y apasionada. Hasta que empezó a identificarse a los primeros machos histéricos, tan vulnerables como las hembras así etiquetadas. La psicología asegura que los síntomas histéricos son un intento de defensa, una autoprotección, en una situación que no sabemos cómo se resolverá: un estar en guardia, pero a la vez un hacerse notar. Aunque también existe la llamada histeria colectiva, a la que ahora se refiere Rajoy, quien pretende rebajar sus espasmos. Los efectos de la ansiedad se multiplican en las puertas de los juzgados valencianos y rodean a los encausados. No faltan quienes aplauden con los ojos cerrados a sus amigos, como Francisco Camps, que se mostró indignado ante la angustia que estos días viven sus compañeros a golpe de registro e interrogatorio. ?Rita Barberá vive de alquiler y no se ha llevado ni un paquete de rosquilletas?, ha manifestado alto y claro devolviéndole el apoyo que la exalcadesa le brindó cuando lo del sastrecillo valiente: ?No asaltó el Ayuntamiento, sino que ganaba por mayorías absolutas?. Uno de los síntomas más comunes de la histeria es una reacción de inmovilización corporal, como la que tiene preso a Rajoy, y de la que en el PP sólo escapan las voces que se han rebelado, como las del portavoz Casado ??estamos hasta las narices de la corrupción?? o Antón Damborenea, presidente del partido en Vizcaya, quien muy freudianamente aseguró estar ?hasta los cojones?. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
24 de febrero de 2016
Blogs de autor

Un circo en el destierro

La periodista Irene Selser vino a entrevistarme para el diario Milenio de la ciudad de México, con motivo del centenario de la muerte de Rubén Darío. En la conversación, derivamos hacia un tema que me atrajo desde el primer momento: un circo en el destierro, con todos sus acróbatas, malabaristas, contorsionistas, trapecistas, payasos. Y sus animales.

Irene había viajado hasta Camoapa, un poblado del departamento ganadero de Chontales, en persecución de esa historia. Allí se halla en estos días el circo Hermanos Gasca, mientras tanto no levante su carpa para dirigirse a otro poblado según el itinerario que cumple dentro del país a lo largo del año.

Su intención era entrevistar a Renato Fuentes Gasca, el propietario. Pensé al principio que se proponía una nota de color sobre los circos andariegos que desde México se dirigen hacia Centroamérica y la recorren por meses; pero el asunto es otro: el circo Hermanos Gasca se ha quedado encerrado dentro de las fronteras de Nicaragua.

Desde niño una aprende a medir la importancia de los circos por el tamaño de su carpa, y los más humildes no la tienen; sus funciones transcurren a la luz de la luna, y desde fuera, sin necesidad de pagar la modesta entrada, se pueden ver las vueltas de los trapecistas en lo alto de los parales. Pero la mejor medida son los animales. Mientras más exóticos y numerosos, mejor el circo. Los que son pobres contentan al público con perros bailarines, monos sabios, y cabras matemáticas capaz de sumar y restar con las patas.

Y la desgracia del circo Hermanos Gasca son sus animales. Igual que en México, en todos los países centroamericanos se han aprobado leyes que prohíben su presentación en las carpas circenses, conformes con la Declaración Universal de los Derechos del Animal: "las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de animales son incompatibles con la dignidad del animal".

La estricta aplicación de este precepto, ardorosamente defendido por las sociedades protectoras de animales, obliga a clausurar los circos, como ya viene ocurriendo en muchos países, y los zoológicos entran en la prohibición, desde luego exhiben a sus especímenes con fines recreativos.

No deja de resultar paradójico que en países como Guatemala, Honduras y El Salvador, con tasas de homicidio estratosféricas, se cuide con tanto celo y pulcritud la vida e integridad de leones y jirafas, mientras tanto el estado no puede garantizar la de los seres humanos, víctimas constantes de asaltos a balazos y del fuego cruzado entre pandillas rivales y bandas de narcotraficantes.

En Nicaragua se aprobó en 2011 una "Ley para la protección y el bienestar de los animales", que tras una larga discusión terminó por prohibir nada más "la crueldad, el maltrato físico, psíquico y emocional en la doma y prisión de animales...cuya finalidad sea la utilización de ellos en los espectáculos públicos y circos". Por eso es que el circo Hermanos Gasca puede moverse de un lado a otro, como en una isla solitaria. El gobierno, de conducta tan extraña en sus preferencias y animadversiones, esta vez se ha puesto del lado de los circos, y de sus animales.

Fuentes Gasca, "el rey de los payasos", tiene setenta años de edad y se muestra afligido por el destierro que le toca vivir junto con sus animales. Se trata de una pareja de elefantes, cinco tigres criados por él mismo, además de camellos y caballos, a todos los cuales considera parte de su familia, y él mismo vigila su alimentación. Según sus palabras, sus tigres comen como en un restaurante de primera calidad. 

No quiere deshacerse de ellos, y aún si así fuera, en Managua sólo hay un pequeño zoológico, y los zoológicos no aceptan animales de circo, que sólo atienden la voz de sus domadores. En México, al quedar en la orfandad, han tenido que ser sacrificados por decenas.

El Partido Verde de México, que pugnó para que se aprobara la ley, según un manifiesto firmado por intelectuales y académicos "permite mediante concesiones en los lugares donde tiene capacidad de decisión la minería a cielo abierto o la construcción de complejos hoteleros en áreas protegidas...". Malos defensores tienen los animales.

El circo Hermanos Gasca recorre una y otra vez las mismas poblaciones de Nicaragua, pero la novedad se va perdiendo. Son pueblos, además, generalmente pequeños y pobres. Llegará un momento en que tendrá que cerrar la carpa.

Los elefantes son ya muy viejos. Y junto a los demás animales del circo, morirán en el destierro.

Leer más
profile avatar
24 de febrero de 2016
Blogs de autor

Pintor

La exposición que el Museo del Prado dedica a Georges de La Tour es una óptima ocasión para descubrir un artista con dos almas. Alguna gente tiene ese privilegio, dos almas, quizás porque nacen ya como gemelos de sí mismos. Si ustedes observan, por ejemplo, a algunos virtuosos (Richter, Cortot) interpretar las más endiabladas piezas de Chopin, habrán reparado en que su derecha ignora lo que hace la izquierda. Una mano está goteando tristeza mortal mientras la otra da brincos alegres y juveniles en el mismo instante. Dos almas. Esta gente tiene dos almas o por lo menos son capaces de que cada hemisferio cerebral vaya por su lado sin interferir en el otro. Faulkner lo hizo en Las palmeras salvajes.

Pues bien, La Tour es uno de estos elegidos. Hay un La Tour costumbrista que nos pinta a un joven pretencioso desvalijado por unas mozas, aunque él cree que le ha robado la vieja desdentada a la que reclama el dinero. Escena picaresca maravillosamente entendida. Y luego hay otro La Tour con figuras recortadas contra la lumbre de un velón, generalmente solas y melancólicas, aunque a veces tienen una compañía misteriosa a la que los expertos no saben dar nombre. Estas dolientes cavilaciones son el momento más elevado y reflexivo de un siglo, el XVII, en el que comienzan a juntarse y apuntar por el horizonte las negras nubes del nihilismo, la conciencia de que ya no somos hijos de Dios.

En La Tour todo es indescifrable. Nuestra némesis planea funesta sobre los rostros en sombras, pero también nuestra vida lúdica y tontuna gira en torno a estos caballeros estafados por muchachas de fresco pecho. Y no me queda espacio para hablar de sus ciegos, que ven más sin ojos que nosotros con dos

Leer más
profile avatar
23 de febrero de 2016
Blogs de autor

Taxi español

Los taxis recorrían la Castellana agitando pancartas con nervio bronco y haciendo sonar los cláxones como una banda de fiesta mayor. Ante los micrófonos, sus improvisados portavoces se quejaban de la posible liberalización del sector y de la competencia irregular de los Uber, Cabify y compañía, pero también se manifestaban contra la precariedad que les exige trabajar al menos doce horas al día para sacarse un sueldo. De repente, una mujer reclamó respeto por el ?taxi español?, y lo dijo enaltecida. Qué expresión tan de pasodoble, pensé: te conecta al instante con las películas de Martínez Soria e incluso las de Almodóvar, la radio a mil, el escapulario y la estampa, las fotos de los niños disfrazados, el ambientador de pino, el tapete de ganchillo en el respaldo y el estruendo de una de esas radios de aficionado con las que se conectan: pajaritos le llaman al aeropuerto, o paquete a la persona que acaban de recoger en su casa móvil, esa especie de extensión de su tresillo donde se repantigan y resoplan. Porque el taxi español es en verdad una marca registrada, un nombre con apellido, un personaje en sí mismo, cuya hegemonía se ha visto diluida por la llegada de ciudadanos de todas las nacionalidades, emigrantes que se buscan la vida trabajando para el dueño del coche. También están los jóvenes espabilados que lo combinan con otros menesteres y trabajan también para esas aplicaciones que garantizan una mayor asepsia y contra las que ahora se levanta el taxi español. En mi agenda tengo una treintena de teléfonos de taxistas. Basta que le eche una ojeada a cada nombre para regresar a aquel instante de mi vida en que los necesité, y de qué manera. Por supuesto que hubo taxis españoles: a uno de ellos sigo llamándole ?mi Ramón?, aunque ya está jubilado. No conduzco, y cansada de hacer el mismo trayecto a diario con olor a pies y griterío animal, la tarde en que me subí a su taxi ?limpio, educado, ágil y seguro? le pedí su teléfono. Al cabo de cinco largos años, en los que me sacó bajo la lluvia o me fue a comprar Apiretal de madrugada, tras aquel 11 de marzo en que escuchamos enmudecidos la Ser, con lágrimas abortadas mientras pasábamos cerca de Atocha, y muchos tragos de charla de diván, le ayudé a elegir el traje de novia de su hija. También están Marta, en Barcelona, rubia con tacones, o Francesc, un hombre fino que en su taxi ecológico no conoce la impaciencia y pone música de Bach. Louis, de origen portugués, el que atraviesa virtuoso los puentes del Sena, y cuya mujer ha sobrevivido a un cáncer ??ahora que estábamos tan gostosos en París?, me decía durante el tratamiento?. Los usuarios frecuentes de taxi saben de qué les hablo, y de cuánto les debemos los amaxofóbicos, quienes levantamos un muro mental frente al motor y en cambio hemos cruzado las ciudades, de norte a sur, abandonados en sus asientos, la cabeza recostada, dejándonos llevar.

Leer más
profile avatar
22 de febrero de 2016
Blogs de autor

Altos estudios eclesiásticos

A la sola vista de semejante título dan ganas de decirle al lector desprevenido que, aparte de ser una broma privada del autor, el contenido del libro quedaría mejor explicado si en lugar de “eclesiásticos” dijera “lingüísticos”. El problema es que, a lo mejor, con esa precisión el remedio podría ser peor que la enfermedad porque los lingüistas, a qué engañarnos, nunca se han caracterizado por ofrecer unos “productos” (como los llama el propio Rafael Sánchez Ferlosio) amenos e inteligibles para el lector no especializado. En ese caso, y una vez metidos en el farragoso camino del afán aclaratorio, tal vez sería necesario añadir  también que los  presentes ensayos, aun siendo lingüísticos,  no tienen como propósito una investigación científica. Antes que nada Rafael Sánchez Ferlosio es un narrador (o por mejor decir, un gran narrador) y su principal preocupación es la narratividad y, por ende, presta una gran atención a la estructura de la frase y la especulación narrativa. Al fin y al cabo el pensamiento no es lineal y los conceptos no constituyen un continuo, por lo que la realidad también es discontinua y solo encuentra su unidad a través de las rupturas y no en el intento (por lo demás inútil) de ocultarlas. Se trata por tanto de que si el mundo es complejo difícilmente se podrá comprenderlo, o siquiera reflejarlo, con un lenguaje artificiosamente sencillo y lineal.

Pero se equivocará quien busque certezas y principios más fuertes en los Altos estudios eclesiásticos porque la búsqueda va justamente en sentido contrario y el propósito final sería ofrecer “un libro repleto de respetuosas vacilaciones y nuevas proposiciones de  vías de investigación”. O dicho en otras palabras, la propuesta de Rafael Sánchez Ferlosio es una aventura literaria en la que, por remedar la famosa ocurrencia machadiana, lo importante es el camino (“caminante no hay camino…”) y no la feliz arribada a un puerto  determinado. Y al hablar de aventura nadie mejor que el propio Ferlosio puede dar una idea de a qué se refiere. Por ejemplo cuando en la introducción a la segunda parte de Las semanas del jardín, empieza diciendo que han surgido complicaciones en el intento de alcanzar la ciudad de las figuras porque […] “esa ciudad resulta estar tan apretadamente rodeada por las tiendas de los nómadas que parece cada vez más difícil alcanzar sus puertas, e incluso se empieza a recelar si la famosa ciudad no será al fin toda ella más que campamentos junto a campamentos”. Cómo saber si, en el afán por caminar no se ha dejado atrás el objeto de la búsqueda,  o si no estaremos enzarzados en un desesperante callejear sin sentido ni final. Siempre por utilizar los términos en los que se expresa el propio autor, resulta difícil decir si estamos dentro o fuera de la ciudad porque lo que nos hace es la palabra y no podemos percibirnos desde fuera o tomar una perspectiva porque no existe un exterior de la lengua. Lo que buscamos, y el objeto del que nos valemos en esa búsqueda resultan ser la misma cosa.

Y si bien no hay certezas, si caben  las respetuosas (y muy sugerentes) vacilaciones y proposiciones. El grueso de las investigaciones “eclesiásticas” lo constituyen dos ensayos ya clásicos: Uno es Las semanas en el jardín, en el que es especialmente recomendable  el Apéndice II titulado “El caso Manrique”, y el segundo es Memoria e informe sobre Víctor de Aveyron, una investigación acerca de la formación de una conciencia mediante la adquisición del lenguaje. El volumen lo completan unos apartados que bajo  el título de “Antigüedades” y “Diversiones” ofrecen una muestra indispensable para seguir la trayectoria intelectual de Rafael Sánchez Ferlosio.

 

Altos estudios eclesiásticos

Rafael Sánchez Ferlosio

Edición de Ignacio Echeverría

Debate

Leer más
profile avatar
22 de febrero de 2016
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.