Basilio Baltasar
Viernes
Hace años, en Irlanda, en un bed and breakfast, al pedir el desayuno, me sirvieron unos granos de café flotando en agua caliente. Debajo de la jarra, en una baldosa, estaba escrita esta leyenda: “No te rías de los que no saben hacer café. Algún día también tú serás viejo”. Por extraño que parezca, eso fue lo que ocurrió. Lo recuerdo ahora leyendo el Diario del anciano averiado, de Salvador Paniker. Tomo nota de lo que dice: “Tengo setenta y cuatro años y me da vueltas la cabeza, pero todavía voy a las fiestas y todavía copulo con mi hembrita”. (He tenido que leer varias veces la cita para comprender el pánico con que el autor va hablando del “problema de la ancianidad”).