Basilio Baltasar
Martes
Habrá que hacer a los líderes políticos otra concesión: nunca ocultan lo que piensan, siempre dicen la verdad. Nos conviene sostener la quimera de un gobernante incapaz de tergiversar su pensamiento. Por ejemplo: cuando les veamos negar con vehemencia lo que han hecho o prometer solemnemente lo que nunca harán, debemos eximirles de cualquier sospecha e imputar su distorsión moral al dogma de los nuevos tiempos. En la sociedad de la información la lógica de lo incierto sustituye al sentido común. Heisenberg finalmente triunfante sobre Aristóteles. A causa de la velocidad cibernética, los desmentidos preceden al error y los asuntos pierden su encanto en medio de una revuelta cognitiva: los acontecimientos podrán ser y no ser al mismo tiempo. En este enloquecido paradigma sólo un ciudadano obsoleto, voluntariamente recluido en la nostalgia, pedirá certeza allí en donde apenas habrá una retorcida ambigüedad.