

¿Quién manda hoy aquí? ¿Hay algo parecido a un nuevo orden mundial en el que alguien ejerza el papel que antaño tuvieron las superpotencias? ¿Qué está sucediendo con el poder en nuestras sociedades y en el conjunto del globo?
Moisés Naím ha dado respuestas a estas preguntas en sus dos últimos libros. En el primero, 'El fin del poder' (2013), desarrolla la teoría de un mundo en el que el poder es más fácil de adquirir, más difícil de mantener y muy fácil de perder. Y el segundo, Repensar el mundo, publicado este año, ofrece ?11 sorpresas del siglo XXI?, auténticas fotografías o fogonazos sobre novedades de este mundo globalizado en el que el poder se ha hecho más volátil y fragmentado. Naím ?nacido en Venezuela en 1952? no es el único pensador contemporáneo que se ha adentrado?en el análisis de la estructura del poder mundial. Son conocidas las teorías de Ian Bremmer, que parte del formato G de las cumbres con las que se organizan el G-7, G-8 y G-20 para describirnos un mundo G-cero. También las de Charles Kupchan, que definen ?un mundo de nadie? o las de Zbigniew Brzezinski, sobre un ?mundo poshegemónico?. Ninguna ha tenido tanto éxito como la de Naím, cuyo libro 'El fin del poder' fue elegido por Marck Zuckerberg, el fundador de Facebook, como título más destacado del año para inaugurar el club del libro de su red social.
Esta es la primera parte de la transcripción de la conversación que mantuvimos Moisés y yo en Barcelona, el pasado 22 de abril, y que ha publicado la revista F, del Foment de Treball.
--En pocas cosas se comprueban de forma mejor los cambios del poder en el mundo como en las clases medias. Unas, las europeas, sienten que lo pierden, y a las otras, las de los países emergentes, les sucede lo contrario. ¿Son vasos comunicantes?
--Los cambios en las clases medias afectan a la prosperidad, no al poder. En China no puedes decir a la gente que antes era muy pobre y que ahora forma parte de la clase media, que ahora tiene más poder, porque no es así. Tiene más prosperidad. Y desde el punto de vista de la prosperidad, no hay vasos comunicantes en lo que unos ganan los otros lo pierden, sino una situación de win-win en la que todos salen favorecidos.
--Quien pierde prosperidad, aunque sea relativa, tiene la sensación de que también está perdiendo influencia y poder y sobre todo que tiene expectativas de perder todavía más.
--Recientemente tuve una experiencia reveladora en Washington, donde yo vivo. Vino un grupo de jóvenes políticos europeos, todos muy bien formados y con buena educación universitaria. Parte de la visita era para charlar conmigo. Era un grupo muy pesimista. Por casualidad, con pocos días de diferencia estuve en Pekín y desde allí me fui a una fábrica donde la mayoría de los trabajadores eran mujeres jóvenes cuyas familias estaban a miles de kilómetros de distancia y vivían en barracas en condiciones inaceptables. Trabajan duramente y ahorran dinero. Ese fue?el grupo de personas más optimista?con el que me he reunido recientemente. Están seguras de que el futuro les pertenece y que el de sus hijos será mejor que el suyo y el de sus padres. Los líderes políticos, en cambio, estaban convencidos de que sus hijos iban a tener condiciones más precarias. Hay que matizar que estas muchachas viven en un régimen dictatorial y los europeos salen de la cuna de la democracia y la libertad. Son dos contrastes muy importantes, pero ni siquiera las condiciones precarias de estas muchachas les llevan a ser pesimistas.
--Hasta ahora hemos creído que era? el pasado el que condicionaba el presente pero ahora aparentemente parece que sea el futuro el que influye en el presente. ¿Es posible que las expectativas negativas deterioren e incluso neutralicen los efectos favo- rables de las políticas correctas que hagamos ahora?
--Este es uno de los temas esenciales ?del libro de Samuel Huntington Orden político en las sociedades en cambio de 1968, en el que nos describe cómo las expectativas de los ciudadanos crecen más rápidamente que las respuestas que da el Estado en prosperidad y servicios públicos. Hay una brecha entre lo que la gente espera del Estado y lo que el Estado es capaz de ofrecer. Y son las expectativas respecto al futuro las que dominan las políticas actuales.
--Vamos de nuevo a la pregunta sobre el poder que hace usted en sus dos libros. ¿No será en realidad una pregunta occidental de un mundo que se encuentra en declive y con expectativas negativas que se traduce por tanto en una sensación de pérdida irremisible de poder y de influencia?
--No. Los determinantes del poder no son solo las expectativas. El poder ya no es lo que era por tres razones: porque es más difícil de obtener, más difícil de usar y más fácil de perder, y eso ocurre porque las barreras que protegían a los poderosos son ahora más fáciles de saltar. Yo agrupé en tres categorías o revoluciones los factores que están debilitando las protecciones que protegían a los poderosos. Una es la revolución del más. Vivimos en un mundo de proliferación donde hay abundancia de todo, gente, ideas, armas, empresas y grupos políticos y terroristas. Además, todo se mueve más que antes. La segunda es la de la revolución de la movilidad: se mueve la gente, las ideas, los productos y los servicios, mientras que el poder necesita una audiencia fija, un perímetro delimitado, mercados cautivos, de modo que cuando todo es más fluido?se encuentra con mayores dificultades para ejercerlo. La tercera categoría?es la revolución de la mentalidad, con profundos cambios en expectativas, aspiraciones, posibilidades, exigencias, tolerancias e intolerancias. Tenemos estadísticas impresionantes desde hace mucho tiempo sobre estos cambios de mentalidad que erosionan las barreras del poder y las hace más vulnerables. Cuando comparamos las series de encuestas con diez años de diferencia, nos damos cuenta de que ya estamos en un planeta diferente. ¿Y cuál es el país donde más se perciben estas tres revoluciones? China. Esta es la respuesta a la pregunta sobre si se trata de un fenómeno occidental.
--Algunos piensan que estamos ante una especie de refeudalización o regreso a un mundo organizado desde la fragmentación.
--Discrepo de la visión neomedievalista. Creo que es una metáfora insuficiente. Quienes la utilizan tienen como ancla empírica lo que pasó en el medievo en Europa, un fenómeno extraordinariamente local, muy acotado y que afectaba únicamente al territorio donde se producía. Ahora no tan solo es global, sino que además es instantáneo y simultáneo, afecta a todos y a todo el mundo, en todas partes por igual, y tiene una dinámica, una velocidad y unos determinantes que hace muy difícil que aparezcan centros de poder fragmentado permanentes.
--Necesitamos, efectivamente, repensar el mundo. ¿Por qué repensar y no pensar??
--Porque hay buenas ideas que hay que utilizar y cuidar, sí. Al igual que hay otras que desechar, ideas zombis que son las que gustan a quienes practican la necrofilia ideológica, tal y como explico en mi último libro.
--Hay muchas formas de abordar el cambio. ¿Es entonces una cuestión de ideas que hay que repensar y seleccionar? ¿O es una cuestión?de instituciones, es decir, de confianza en los partidos, gobiernos, parlamentarios? En ?El fin del poder? a rma que ?necesitamos recuperar la confianza en el Gobierno y en nuestros dirigentes políticos?. ¿O es un problema de democracia? A fin de cuentas, la democracia es difusión del?poder y la difusión lleva a su vez?a dificultades en el ejercicio de la propia democracia.?
--Yo observo el fenómeno de otra manera, concretamente intento comprender el poder en el mundo actual a partir de las variables que ya he mencionado y que están repertoriadas en las tres revoluciones del más, de la movilidad y de la mentalidad, y eso al final es lo determinante.
--Es decir, que al final el poder es más barato, más abundante, más deteriorable, tiene peor calidad, es más volátil.
--Es un cambio en el que el poder se ha desplazado y en su desplazamiento se ha modificado. En muchos ámbitos el poder está pasando de A a B. Lo que recibe B es más degradado que lo que tenía A. Sirve para entender Podemos o Netflix. El PSOE era un partido político muy importante y ahora está Podemos que le quita votos, pero el poder que obtiene nunca será equivalente al que tuvo el PSOE en su mejor momento. Lo mismo sucede con HBO respecto a Netflix, en este caso el poder pasa de una productora de series televisivas a una empresa que en su origen distribuía DVD por las casas.
--¿Ha cambiado entonces la naturaleza del poder??
--No. La definición del poder es la misma. Sigue siendo la capacidad de conseguir que otros hagan algo o dejen de hacerlo según la voluntad de quien lo ejerce. El poder sigue siendo lo que siempre ha sido. Lo que cambia es cómo lo obtienes, cómo lo defiendes y cuáles son las restricciones que tienes para ejercerlo.
He venido enfatizando la tesis de que la ciencia, concretamente la ciencia entendida como física, sólo puede surgir en base a unos presupuestos que no constituyen universales antropológicos, es decir: tales presupuestos pueden perfectamente estar ausentes de una civilización dada, por esplendorosa y brillante que esta sea. Señalaré un contrapunto: universal antropológico, rasgo inherente a toda sociedad humana (sea arcaica o próxima a nosotros), sí lo es desde luego la música; no cabe una comunidad humana sin música, mientras que sí cabe una comunidad humana sin ciencia (lo cual obviamente no quiere decir sin conocimiento y simbolización).
Por otro lado, aunque con ciertas cautelas, a la hora de delimitar el marco histórico he aceptado la tesis de que el pensamiento jónico es el primero que responde a las premisas que posibilitan la física, y en consecuencia también la metafísica (concebida como esa disciplina que viene tras la física y surge como resultado de aporías internas a la misma). Pues bien, hay quizás razones para extremar tales cautelas, siendo prudencia mínima al respecto matizar la tesis de la manera siguiente:
En la civilización jónica se daría desde luego una suerte de revolución en relación al pasado de los propios griegos (el universo de Anaximandro no es el mundo de Homero, para simplificar), pero no forzosamente una revolución en relación a civilizaciones de hecho geográficamente cercanas. En un libro que lleva por título L' Encre des savants. Réflexions sur la philosophie en Afrique (1), el filósofo senegalés y profesor en la universidad de Columbia, Souleymane Bachir Diane, se alza contra la idea misma del llamado milagro griego, recordando al respecto que el propio Platón en el Timeo señala la deuda del pensamiento griego con la civilización egipcia. El autor reivindica la universalidad de la filosofía en base al hecho de que las interrogaciones elementales relativas al entorno y a nuestro destino se hallan presentes en toda sociedad humana, insistiendo en la equivalencia salva veritate de toda lengua en relación a toda otra lengua. Al respecto es muy de agradecer su crítica de la idea aun imperante (aunque a veces no explicitada en por temor su crudeza la incorrección política) de que lenguas como el alemán y el griego tendrían una suerte de potencialidad innata que las haría mayormente aptas a la expresión de determinaciones conceptuales(2). Pero más allá de esta cuestión lingüística que por mi parte doy por zanjada, persiste un debate a la vez antropológico político y filosófico.
El egiptólogo y filósofo J. Molongwa Bayi Bayi, que realiza una tesis doctoral sobre cuestiones colindantes me pone en la pista de los trabajos de Cheikh Anta Diopp (1923-1896): antropólogo, historiador, egiptólogo, epistemólogo, físico nuclear, químico y... filósofo. Lo que sigue es fruto del intercambio de reflexiones con Molongwa Bayi Bayi al respecto.
Diopp se propone recuperar la filosofía desde las "cenizas de la ciencia" ( idea interesante si se entiende desde las crisis de la ciencia). Sin embargo la matriz de la ciencia no es ubicada por el autor (también senegalés como Bachir Diane) en los mismos parajes que aquí he venido considerando.
En el plano antropológico, Diopp, siguiendo los trabajos de Louis Leakey fija el origen de la humanidad en la región de los grandes lagos, valle del Omo (África oriental), emergiendo homo sapiens hace aproximadamente 150000años. Y desde tal cuna habría que situar el proceso que condujo después a la civilización faraónica. Diopp se opone a las tesis de Levy- Bruhl que tiende a presentar el hombre africano como a-histórico (siguiendo a su juicio -lista problemática- las trazas de Hume, Voltaire, Kant, Hegel y... el propio Marx).
Lo que aquí nos concierne mayormente no es la radicalidad en la denuncia de una ocultación (con ribetes colonialistas) del verdadero peso de la cultura que se forja en África para cristalizar en el valle del Nilo, sino la reivindicación explícita por Diopp de que a estos ancestros deberíamos no sólo el arte, el monoteísmo, la escritura, la medicina, la arquitectura, la agricultura y la matemática, sino también la física (mecánica, astronomía...) y la filosofía (3). Aunque tratándose de esta última disciplina Diopp establece una radical diferencia entre la filosofía idealista, que conservaría aspectos místicos y la filosofía materialista que sería con mayor legitimidad atribuible en exclusividad a los griegos (4). Mas en cualquier caso, en la cultura del valle del Nilo (que tendría en ella misma la base de su devenir histórico) habría que buscar el cordón umbilical de esa actitud del espíritu que caracteriza a la ciencia.
En concreto, para Diopp es en la cultura del valle del Nilo que habrían surgido por un lado la rigurosa separación del mito y del concepto, separación de lo imaginario y la necesidad; por otro lado la conciencia de esta singularidad de constituir un pensamiento regido por la implacable exigencia de la necesidad, constituyendo ambos la condición mínima tanto de un pensamiento científico como de un pensamiento filosófico.
Una de las tesis que Diopp combate es la que intenta encontrar para la cultura del valle Del Nilo filiaciones orientales (5) . Consecuencia de esta diatriba sería un viraje por el cual la antigüedad egipcio-nubia viene a ser estudiada como una civilización propiamente africana(6), lo cual tiene implicaciones, así expresadas por Jesús Molongwa "el antiguo Egipto jugará en relación al África Negra el mismo rol que la civilización greco-latina para la cultura occidental".
Molongwa hace referencia al proyecto político de que África asuma la confrontación que supone intentar alcanzar sus potencialidades, desplegar todo aquello que circunstancias históricas han impedido(7). No obstante en el marco de estas reflexiones, la cuestión que interesa es la de determinar hasta qué grado Jonia es por así decirlo original Y al respecto, Diopp es radical (8): Africa sería la verdadera fuente de lo que hoy, bajo forma de ciencia y de filosofía, tendría vigencia como universal y que -como hemos visto- la historiografía filosófica y científica, tan venerable como escolástica, tiende a atribuir a la herencia griega (9).
La tesis es no sólo consistente sino verosímil y en todo caso los discípulos de Diopp la sostienen con rigor y aun con pasión...Sin embargo: ¿significa ello que es ilegítimo volcarse sobre el mundo griego, y concretamente jónico, en una reflexión que apunta a determinar cuáles son los presupuestos que posibilitan la emergencia de una disciplina a la que (como proyecto general de dar cuenta de la naturaleza y desde Tales de Mileto a Einstein ) designamos como física, y cuáles son las razones por las que la física se convierte por sí misma en metafísica? Retomaré esta pregunta.
(1) Présence Africaine, París, 2013. Ideas análogas son recogidas adimismo en su más reciente Bergson postcolonial. CNRS, Paris 2016
(2) No es necesario al respecto referirse una vez más a las posiciones en ocasiones irritantes de ciertos autores de inspiración heideggeriana. Pero sí es conveniente señalar que ciertos indiscutiblemente grandes como Hegel han tendido a quitar peso al pensamiento árabe y judío en la historia de la filosofía. Los argumentos (a veces meras coartadas) no faltan. Así, del simple hecho que la forma de cópula (S es P) sea la manera usual de expresar en lengua griega la pertenencia de un atributo a un sujeto ha dado pie a algunos a excluir que la problemática ontológica (sintetizada paradigmáticamente en la célebre sentencia de Parménides), sea expresable cabalmente en lenguas (así el árabe) que tienen otra estructura predicativa. Mas allá de este problema concreto, el hecho de que una lengua no-indoeuropea como el Vascuence disponga hoy de excelentes traducciones de algunos de los grandes clásicos (Aristóteles en primer lugar), es un buen indicio de la arbitrariedad que supone el jerarquizar las lenguas en potencial filosófico.
(3) « Le Nègre ignore que ses ancêtres, qui se sont adaptés aux conditions matérielles de la vallée du Nil , sont les plus anciens guides de l'humanité dans la voie de la civilisation; que ce sont eux qui ont créé les Arts, la religion (en particulier le monothéisme), la littérature, les premiers systèmes philosophiques, l'écriture, les sciences exactes (physique, mathématiques, mécanique, astronomie, calendrier...), la médecine, l'architecture, l'agriculture, etc. à une époque ou le reste de la Terre (Asie, Europe: Grèce, Rome...) était plongé dans la barbarie ...» C A DIOP, Alerte sous les tropiques. Articles 1946-1960. Culture et développement en Afrique noire, Paris, Présence Africaine, 2006, pp. 48. Citado por Jesús Molongwa en un trabajo aun no publicado que forma parte del temario de su tesis.
(4) « Si nous considérons l'école idéaliste grecque (Platon, Aristote, les Stoïciens), aucune différence essentielle n'apparaît avec l'Égypte, puisqu'aussi bien il s'agit d'une pensée égyptienne à peine modifié: partout dans la cosmogonie platonicienne et dans la métaphysique aristotélicienne, le mythe cohabite pacifiquement avec le concept. Platon pourrait même être appelé, à juste titre, Platon-le-Mythologue. Mais les choses changent radicalement avec l'école matérialiste grecque; les principes, les lois d'évolution de la nature deviennent des propriétés intrinsèques de la matière, qu'il n'est plus nécessaire de doubler, même symboliquement, d'aucune divinité, ils se suffisent à eux-mêmes. De même toute cause première de nature devine est rejetée; le monde n'a été créé par aucune divinité, la matière a toujours existé »
(5) Uno de los soportes de su tesis sería el descubrimiento de que la genética y la morfología de su propia lengua senegalesa, el Wolof, estarían emparentadas con las del valle del Nilo. Ello pondría en grave aprieto la tesis de cierta egiptología oficial que veía en la faraónica una cultura importada de oriente. Parenté génétique de l'égyptien pharaonique et des langues négro-africaines: processus de sémitisation, Dakar-Ifan, les Nouvelles Éditions Africaines, 1977. Recuérdese que la existencia o no de una comunidad de problemática y enfoque afecta también al lazo entre Grecia y Oriente. Por ejemplo El filósofo francés Frédéric Nef (LA forcé du vide Seuil, Paris 2011) la reivindica, poniendo en paralelo la lógica de los escépticos y la lógica indú, concretamente en pensadores como Nägärguna. Nef se alza además contra la idea de que la "sabiduría" oriental se hallaría determinada por la búsqueda de la salvación mientras que el pensamiento occidental estaría mayormente marcado por exigencias cognoscitivas e insiste en el papel que ha jugado en ciertos de los grandes pensadores (de Platón a Pascal ) la búsqueda de equilibrio en el alma individual.
(6) « Si nous considérons l'école idéaliste grecque (Platon, Aristote, les Stoïciens), aucune différence essentielle n'apparaît avec l'Égypte, puisqu'aussi bien il s'agit d'une pensée égyptienne à peine modifié: partout dans la cosmogonie platonicienne et dans la métaphysique aristotélicienne, le mythe cohabite pacifiquement avec le concept. Platon pourrait même être appelé, à juste titre, Platon-le-Mythologue. Mais les choses changent radicalement avec l'école matérialiste grecque; les principes, les lois d'évolution de la nature deviennent des propriétés intrinsèques de la matière, qu'il n'est plus nécessaire de doubler, même symboliquement, d'aucune divinité, ils se suffisent à eux-mêmes. De même toute cause première de nature devine est rejetée; le monde n'a été créé par aucune divinité, la matière a toujours existé » Diopp. o.c. P.412. Con independencia del grado de veracidad de la tesis de fondo no deja de resultar curioso que se emparente a Aristótles con Platón en el marco de una filosofía idealista.
(7) "La consciencia histórica es el fundamento donde debe apoyarse la cultura africana repensada y renovada, tomando a la cultura faraónica como referencia a la luz de la racionalidad científica contemporánea. En este sentido, reconstruir las teorías científicas y filosóficas de la tradición negroafricana milenarias para fundar un corpus de ciencias humanas africanas contemporáneas es capital. África tiene la necesidad de re-construir su propia escuela" escribe.
(8)« L'Égypte est la mère lointaine de la science et de la culture occidentale (...) Autant la technologie et la science modernes viennent d'Europe, autant, dans l'antiquité, le savoir universel coulait de la vallée du Nil vers le reste du monde, et en particulier vers la Grèce, qui servira de maillon intermédiaire »Ibid., p. 12.
(9) Ibid., pp. 199-200.
The Sleep of the Righteous es una velada autobiografía en siete cuentos, cuatro de ellos ambientados en la Alemania pre-unificación y el resto en la unificada. La historia que se cuenta es la de un niño en una desolada ciudad minera cerca de Leipzig, que crece junto a las mujeres de su familia (no hay muchos hombres alrededor: su padre, como el de sus compañeros, ha muerto en la batalla de Stalingrado), y que, poco a poco, va encontrando su identidad como escritor. Las intrincadas frases de Hilbig captan perfectamente la atmósfera de esa ciudad minera en la que la asociación con lo infernal es tanto simbólica como literal: los niños juegan en la calle, en medio de "un depósito infinito de polvo que avanzaba hasta los huecos de las escaleras de las casas y parecía brillar en medio del sol del mediodía", y hay minas en las que en la base del lignito del fondo las cenizas todavía arden y se reflejan las ascuas del "profundo fuego del infierno".
Como un buen escritor en la tradición romántica, Hilbig encuentra equivalencias descriptivas para dar cuenta de los traumas de la historia: esos paisajes devastados de la infancia muestran la descomposición moral de un país que se asoma fragmentado al día después de la segunda guerra mundial. Si la Stasi montó su gran red de espías, era porque los ciudadanos de la Alemania Oriental eran sus cómplices voluntarios, como sugiere "The Afternoon": "lo hacían gratis, solo para mostrar cuánto les importaba la ley y el orden en ese pueblo". Pero en "The Memories", el narrador, ya instalado en la Alemania unificada, tampoco encuentra consuelo, pues si bien el mundo que dejó atrás es "el cólera", el nuevo país es "la plaga". Cuando regresa a la ciudad de la infancia, encuentra las fábricas cerradas y a los hijos de sus conciudadanos mirando al mismo futuro deprimente de siempre.
Hilbig es un escritor realista cuyas tramas adquieren siempre connotaciones alegóricas e insinúan una verdad inquietante que trasciende los hechos, como en "The Memories", que menciona a una deidad del subsuelo como posible responsable de alterar la fisonomía de los trabajadores mineros -el "dios negro... había alterado la sangre en sus venas, por ellas fluía algo más oscuro y más lento"-: ¿es la historia la culpable de su disolución, o es esa deidad maléfica? ¿O son una las dos?
En "The Dark Man", el mejor cuento del libro, el narrador se encuentra con el informante de la Stasi encargado de su caso, el hombre que ha leído todas sus cartas a lo largo de las años y ha impedido que lleguen a manos de su amante: ese hombre es su enemigo, pero al mirarse en el espejo descubre que él se parece mucho al informante. El cuento sugiere que quizás él mismo sea el informante. No hay respuestas fáciles en el mundo opresivo de Hilbig, y nadie se libra de la culpa.
(La Tercera, 26 de junio 2016)
No sé. Quizá la noticia de que la tribu Bambara atribuya al cerdo el papel de sima, de cavidad que todo lo traga, sea la razón de que se hable tanto de ella. Hasta en la cola del pan oí a un señor contar que había caído a una sima y que tardaron no sé cuánto en rescatarle. Lo cierto es que yo sí caí a una sima ese día aciago en que me convencieron de que el metro era el medio más rápido para acudir a una remota parte de la ciudad donde se hallaban los nuevos estudios de la cadena televisiva municipal BTV. Al salir al exterior quedamos sumidos, un guardia de seguridad y yo, en la oscuridad más absoluta y, zarandeados por un irrefrenable vendaval, rodamos hasta el fondo de un socavón fruto reciente de potentes explosiones. La verdad es que estuve listo en la caída al empujar a mi acompañante de modo que hiciera de colchón pero, esta maniobra, imposibilitó que fueran dos las voces que imploraran ayuda dado que el de Prosegur falleció aplastado por mi peso y envenenado por las emanaciones de gas que se filtraban a traves del lodazal donde quedó empotrado su rostro. Acudió primero una pandilla de chaperos que dio media vuelta al asomarse y comprobar que allí no había negocio. Fueron luego una pareja de jóvenes intelectuales –que también iban a los estudios, precisamente a entrevistarme- los que acudieron y, llenos de reflejos y buen hacer, lanzaron el cabo de una sirga para que me agarrara y pudiera salir del pozo sin mayores contratiempos, quedando la otra persona como consistente pasto para ratas y perros. He de decir que mis dos salvadores, Javier Pérez Andújar y Joan Riambau Möller, resultaron ser dos caballeros, quiero decir que dado mi comatoso estado no me apretaron las tuercas en el interrogatorio televisivo y, acabado el acto, me acompañaron a casa en un taxi que pidió la empresa. Andújar es, además de estupendo novelista, mi actual asesor en cuestión de raza y parsimonia. Riambau editó, de modo exitoso, el Bestiario de Ferrer Lerín.
Mis amigos y amigas, psicólogos y psicoanalistas me dicen que este caos global y nacional, está afectando notablemente a sus pacientes. No se es absoluto protagonista, para bien o para mal, de la vida personal y familiar sino que el entorno crea un paisaje donde se halla cada cual albergado o desechado. Un mundo económico, político y social cuyo desajuste se proyecta sobre el ánimo y la intimidad de las personas. Sería necio pensar en lo contrario, pero ahora la confusión que incide en la vida personal y doméstica se aspira como un aire tóxico. Una suerte de veneno para la felicidad y la confianza. Ojalá se trate de una transición hacia el amanecer de otra época. En eso creo.
Londres, Bruselas y el mundo, por ese orden. No son las amenazas apocalípticas del Proyecto Miedo. Todo va muy rápido de forma que ya se vislumbran los principales efectos. Está en peligro la integridad del Reino Unido. Son inmensas las dudas sobre el futuro de la UE. Y quedará afectada, hasta un grado todavía dificil de calibrar, la relación transatlántica, uno de aquellos tendones de la paz imaginados por Winston Churchill, que todavía hoy aseguran mal que bien el actual equilibrio geopolítico y una cierta hegemonía occidental en la escena internacional.
Respecto a la UE están todos los ingredientes para el contagio: el incremento de las desigualdades como resultado de la Gran Recesión, unas extremas derechas en los umbrales del poder, la crisis de los refugiados, una población asustada ante el incierto futuro del Estado de bienestar y, al final, un prurito nacionalista e identitario enervado por el naufragio de todas las ideologías, una detrás de otra.
La emulación, con la convocatoria de consultas para obtener estatutos especiales de pertenencia a la UE, sería el final. Sobre todo si entrara a subasta la liquidación de la libre circulación de personas, una de las cuatro libertades del mercado único, que es la bandera izada por los partidos xenófobos y populistas. Este es un principio indisociable de la idea europeísta, mucho más que la "unidad cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa" consagrada en los tratados. Ya fue manoseado en el acuerdo entre Cameron y Bruselas, pero ahora los victoriosos dirigentes del Brexit quieren liquidarlo definitivamente en la negociación de divorcio, que imaginan como una nueva relación especial y bilateral entre Londres y una UE de 27 concebida como una mera zona de libre comercio, e integrada por las tres libertades de circulación de mecancías, servicios y capitales a su entera disposición, dejando las fronteras y la inmigración al entero cargo de cada una de las capitales.
Respecto al Reino Unido, el efecto dominó acaba de escenificarse en Bruselas. Un primer ministro británico que asiste por última vez como socio de pleno derecho --en las próximas, el sucesor de Cameron ya irá como negociador del divorcio-- y una primera ministra escocesa que pide amparo a las más altas autoridades de la Comisión y el Parlamento porque no quiere irse de la UE. No tan solo afectará a tres de los cuatro reinos ahora desunidos, sino que también pueden añadirse el Gran Londres e incluso algunas otras ciudades. Es la mejor noticia europea de estos días: unos quieren irse pero otros exigen quedarse.
También sufrirá la relación especial con Estados Unidos y con ella el lazo transatlántico, pues el socio hasta ahora privilegiado tendrá menos fuerza y nula influencia en una UE que se hará más proteccionista. Habrá que ver cómo queda la OTAN, afectada ya de disfunciones en su relación con Turquía y con los socios del este europeo. La pérdida afecta también a los intangibles, como los valores democráticos, una mercancía de venta algo más difícil cuando las urnas desencadenan crisis de tales dimensión. Seguro que para China esta es una lección europea más de los caminos que de ninguna manera hay que tomar.
Por primera vez, un premio Nobel participará de la Feria Internacional de Libro en Lima. Se trata...
La semana pasada resonó en toda Europa el estruendo de una carcajada, la de un dios idiota que se está apoderando del mundo por falta de lecturas. Lo que provocó la hilaridad divina fue constatar que una mayoría de idiotas británicos había elegido lo peor para sus hijos y nietos. Había triunfado una pareja de payasos, Boris y Farage, en el lugar donde durante siglos se había refugiado la racionalidad, la inteligencia, el humor y el sentido común de Europa. Cuando las otras naciones enloquecían e iniciaban cruzadas carniceras, la Gran Bretaña conservaba su sangre fría. Hemos perdido más que un aliado, hemos perdido un modelo.
Sin embargo, durante el fin de semana la sonrisa se le heló en la boca al dios idiota. Frente a lo que vaticinaban las encuestas, Podemos, el partido tercermundista de España, perdió un millón de votos. Sólo obtuvo buenos resultados en las dos regiones más decadentes del país, Cataluña y las provincias vascongadas. Lugares que, como Inglaterra, habían sido modelos culturales y económicos en el pasado, en la actualidad son el último refugio donde parte de la población aún quiere creer las mentiras chavistas: prefiere vivir en el sueño de los engañados antes que despertar a la realidad.
La tercera carcajada está en ciernes y es la peor de todas. Trump visitó Reino Unido para festejar a quienes van a dejar de ser europeos. Es lógico. Trump forma un trío irresistible con la pareja artística de Boris y Farage. También los de Podemos nos querían sacar de la Unión Europea y así lo declararon en Bruselas, aunque ahora lo nieguen. Un propósito consecuente con el nacionalismo religioso de los separatistas catalanes y vascos. Se está formando un elegante club internacional de patriotas en harapos.