Edmundo Paz Soldán
The Sleep of the Righteous es una velada autobiografía en siete cuentos, cuatro de ellos ambientados en la Alemania pre-unificación y el resto en la unificada. La historia que se cuenta es la de un niño en una desolada ciudad minera cerca de Leipzig, que crece junto a las mujeres de su familia (no hay muchos hombres alrededor: su padre, como el de sus compañeros, ha muerto en la batalla de Stalingrado), y que, poco a poco, va encontrando su identidad como escritor. Las intrincadas frases de Hilbig captan perfectamente la atmósfera de esa ciudad minera en la que la asociación con lo infernal es tanto simbólica como literal: los niños juegan en la calle, en medio de "un depósito infinito de polvo que avanzaba hasta los huecos de las escaleras de las casas y parecía brillar en medio del sol del mediodía", y hay minas en las que en la base del lignito del fondo las cenizas todavía arden y se reflejan las ascuas del "profundo fuego del infierno".
Como un buen escritor en la tradición romántica, Hilbig encuentra equivalencias descriptivas para dar cuenta de los traumas de la historia: esos paisajes devastados de la infancia muestran la descomposición moral de un país que se asoma fragmentado al día después de la segunda guerra mundial. Si la Stasi montó su gran red de espías, era porque los ciudadanos de la Alemania Oriental eran sus cómplices voluntarios, como sugiere "The Afternoon": "lo hacían gratis, solo para mostrar cuánto les importaba la ley y el orden en ese pueblo". Pero en "The Memories", el narrador, ya instalado en la Alemania unificada, tampoco encuentra consuelo, pues si bien el mundo que dejó atrás es "el cólera", el nuevo país es "la plaga". Cuando regresa a la ciudad de la infancia, encuentra las fábricas cerradas y a los hijos de sus conciudadanos mirando al mismo futuro deprimente de siempre.
Hilbig es un escritor realista cuyas tramas adquieren siempre connotaciones alegóricas e insinúan una verdad inquietante que trasciende los hechos, como en "The Memories", que menciona a una deidad del subsuelo como posible responsable de alterar la fisonomía de los trabajadores mineros -el "dios negro… había alterado la sangre en sus venas, por ellas fluía algo más oscuro y más lento"-: ¿es la historia la culpable de su disolución, o es esa deidad maléfica? ¿O son una las dos?
En "The Dark Man", el mejor cuento del libro, el narrador se encuentra con el informante de la Stasi encargado de su caso, el hombre que ha leído todas sus cartas a lo largo de las años y ha impedido que lleguen a manos de su amante: ese hombre es su enemigo, pero al mirarse en el espejo descubre que él se parece mucho al informante. El cuento sugiere que quizás él mismo sea el informante. No hay respuestas fáciles en el mundo opresivo de Hilbig, y nadie se libra de la culpa.
(La Tercera, 26 de junio 2016)