Skip to main content
Category

Blogs de autor

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Periodismo, periodistas

No eran doscientos sino 450 los periodistas que cubrieron el Foro Económico Mundial. La mayor parte se instalaron en Davos durante toda la cumbre, pero otra buena proporción llegó y se fue con los gobernantes que acudieron al Foro dentro de una gira oficial por Europa: 60 iban en el cortejo del primer ministro ruso Vladimir Putin, 60 en el del primer ministro japonés Taro Aso y 30 con el primer ministro chino Wen Jiabao. Con tal acompañamiento, cabe imaginar la resonancia de la reunión en sus respectivos países. Hoy quisiera decir algunas cosas sobre la cobertura informativa de esta reunión, los periodistas y el periodismo.

Los medios de comunicación han sido siempre cruciales en la celebración de este tipo de encuentros. Pero en Davos tienen un interés especial, como amplificadores de la reunión y como usuarios de las tecnologías de punta. Siempre hay experimentos en marcha, como ha sido el caso este año de la BBC con su corresponsal Philip Weber, que ha utilizado twitter para escribir nanocrónicas de 15 palabras. La prueba es bastante controvertida. La primera impresión que se desprende de las redes sociales en las que yo mismo he empezado a introducirme, Facebook y Twitter en concreto, es que sirven fundamentalmente para la exposición a veces impúdica de la vida privada y para hurgar sin reparo en la vida de los otros. Mark Zuckerberg, el joven empresario (25 años) de Facebook lo dijo claramente en Davos frente a quienes se preocupaban por la privacidad: el negocio es la privacidad. Me parece muy bien, pero a mí no me interesa. Lo que me interesa, en cambio, es el uso periodístico de estos instrumentos, si acaso es posible, para proporcionar información y análisis a los ciudadanos. Una cuestión para marcarla con un punto de recordatorio. Y sigo.

Si la cumbre está llena de amenidades para los participantes y sobre todo para los empresarios multimillonarios que acuden a exhibir sus éxitos y a observar o espiar los ajenos, para los periodistas es una reunión correosa y difícil, en la que se trabaja con gran intensidad, se necesitan reflejos muy vivos y una gran rapidez a la hora de escribir. En las dos ocasiones en que he acudido a estos encuentros he encontrado que una gran mayoría de los periodistas son personas tan preparadas como sacrificadas, con registro muy amplio de temas y puntos de vista, y por lo normal sin concesiones al vedetismo. Las instituciones internacionales y nacionales no suelen tratar muy bien a este tipo de reporteros y corresponsales, gente áspera y dispuesta a lanzar la pregunta más incómoda a la primera ocasión. Davos no iba a ser una excepción: la sala de prensa se instala al final de un remoto pasillo armado sobre una rampa de garaje que deja sin aliento a quien se acerca, adonde se llega después de atravesar un sótano aislado y blindado como un bunker nuclear.

La mitad de los periodistas llegan distinguidos por una acreditación especial, 'media leaders' se les llama, que da acceso a todas las reuniones del WEF: son los directivos de los periódicos, columnistas o estrellas de los medios audiovisuales, comprometidos a respetar una regla de discreción que impide recoger y citar por su autoría las frases pronunciadas en reuniones cerradas (regla de Chatham House se la denomina desde los años 20, por su invención en dicha mansión londinense, donde tiene su residencia el Royal Institute of Internacional Affaires); pero la otra mitad, el grueso de quienes van a transmitir sus crónicas diarias, los periodistas de a pie mandados por las redacciones para librar la batalla de la información, ven limitado el acceso a muchas reuniones y, lo que es más indelicado, a los actos sociales del foro, como es la fiesta final y el almuerzo al aire libre en una terraza de hotel en la nieve. Tiene su lógica: ¿cómo van a soportar Rupert Murdoch o George Soros que una nube de aguerridos corresponsales les asalte en un momento de relajamiento?

En mi caso me concedieron amablemente una acreditación que me daba acceso libre a todos los actos. Y hoy he querido contar estas cosas, que normalmente no se explican de estas reuniones, porque me parecen interesantes para el público y también como minúsculo homenaje a este oficio, en un momento en el que muchos ponen en duda incluso su futuro. Mi amigo y compañero Juan Cruz está publicando estos días unas muy interesantes entrevistas con periodistas veteranos, en las que se habla sobre el estado del oficio a veces en tono bastante sombrío. La mexicana Alma Guillermoprieto está entre quienes creen que "este oficio se está acabando". Enric González le respondió al día siguiente, lunes, por una vez optimista.

Ya adelanté hace poco que habrá que escribir con frecuencia de periodismo este año. Todo lo que está sucediendo me lo confirma y me conduce a avanzar por mi parte algunas ideas que intentaré desarrollar en días posteriores: éste es un oficio imprescindible; quizás desaparezcan los periódicos en papel, pero los periodistas no debemos rendirnos; el periodismo es más necesario que nunca en esta época de crisis y de cambio; y las nuevas tecnologías, lejos de constituir un obstáculo, deben convertirse en instrumentos eficaces en nuestras manos. No está en juego una cuestión gremial ni el mantenimiento de un viejo oficio que tiene mucho de artesanal; están en juego la democracia y la ciudadanía.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
4 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Del poder de los libros (2)

Hace algunos meses Julia Saltzmann, a quien conocí en las oficinas de Santillana en su carácter de Jefa Editorial de Alfaguara y Taurus Argentina, hizo un viaje a Colombia. Y lo que vio allí en materia de bibliotecas populares la entusiasmó tanto, que cuando regresó irradiaba luz. Su fervor me resultó tan contagioso que le pedí permiso para hablar del asunto en este lugar. Se lo tomó tan en serio que plasmó lo esencial de su experiencia por escrito.

‘Es cierto. Colombia es pobre, Colombia es injusta, Colombia es violenta', escribió Julia, anticipándose a los objetores que nunca faltan. ‘Pero allí, donde menos parece valer la vida, a la pobreza, a la injusticia y a la violencia se las enfrenta con cultura. Esa es la apuesta de las alcaldías de Bogotá y de Medellín, de un sistema de fondos aportados por empresarios y de muchísimas personas que se dedican a la promoción de la lectura, a programas de ediciones populares de distribución gratuita, a construir y mantener bibliotecas y centros culturales. Sin paternalismo, sin condescendencia, sin demagogia. Con convicción, con delicadeza, con respeto y sentido de la belleza. Sabiendo que cultura no es espectáculo y figuración sino nutrición, crecimiento, alegría y poder'.

‘Si puede, vaya y vea', propone Julia. ‘Vea, por ejemplo, cómo en Bogotá una vez por mes aparecen en las estaciones de bus, en las escuelas, en los hospitales, en las oficinas donde se pagan impuestos, hermosos libros que no se compran ni se venden, sino que se toman y se devuelven para que pasen de mano en mano'.
‘Vea cómo en las montañas de Medellín, en cada uno de los puntos cardinales, en medio de las casas precarias que arrasa la lluvia y cuyos techos de chapa calienta por demás el sol, en medio del barro y la confusión, se levantan las bibliotecas públicas más modernas, equipadas, eficientes y hermosas. Diseñadas y construidas por los mejores arquitectos de Colombia y de otras partes del mundo, no son humildes instituciones para pobres, sino edificios orgullosos de estar donde son más necesarios, donde son utilizados, valorados y cuidados. Salas de lectura, de informática, de exposiciones, de cine, ludotecas, auditorios para actos y espectáculos, y también zonas sin utilidad ninguna más que el gozo gratuito del espacio y la luz: fuentes, jardines, espejos de agua, patios y galerías. Espacios para estar, para esperar, para conversar y contemplar, para la reunión y la introspección. Allí va gente de todas las edades a estudiar, a leer el diario, a buscar libros, a navegar por Internet, a reunirse, a jugar. Yo la vi, usando lo que se merecen, aprovechándolo y respetándolo. Vi todo esto, sí, con el corazón conmovido al vislumbrar que tal vez, finalmente, sí era posible un mundo mejor'.

En la Argentina también hay pobreza, injusticia y violencia. Pero no hay bibliotecas populares como las que menciona Julia. ¿Alguien se anima a apostar qué país saldrá primero y mejor del pozo en que lo sumieron?

 



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
4 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Endofobia

  El rechazo a lo diferente, a lo foráneo, tiene una cara contraria igual de discriminatoria y humillante. La rara endofobia que se materializa en excluir al similar, en negarles iguales derechos a los propios compatriotas, es común en las calles de esta Isla. De las impresiones más intensas que me dejó la ciudad de Santiago de Cuba, está -precisamente- la de no poder disfrutar de los mismos servicios que los turistas extranjeros. En una esquina del parque Céspedes se ubica una moderna oficina de la empresa de telecomunicaciones ETECSA, donde mismo se puede pasar un fax que conectarse a Internet. Ahora bien, esto último sólo es posible siempre y cuando usted pruebe que no nació en Cuba o que radica, desde hace años, a cientos de kilómetros de este país. Eso lo supe cuando entré y vi las caras interrogantes de las dependientas mientras miraban mis ropas, para detectar si era una extranjera o una simple nacional.Como soy diestra en el arte de colarme por las rendijas más estrechas, hablé una mezcla tarzanezca de inglés y alemán, por lo que me vendieron una tarjeta para acceder a la red. Desde allí mandé el post del pasado domingo y comprobé como les negaban la conexión a Internet a varios cubanos que entraron. Sin argumentos y con un simple ?el acceso es sólo para turistas? evitaron que mis conciudadanos se sentaran en las vacías computadoras, al final del salón. Uno, especialmente contrariado, protestó. Dijo algo así como ?esto es una falta de respeto? y yo, que no pude seguir fingiéndome germana, le hice una pequeña corrección: ?esto es otra falta de respeto, una más en la ya larga lista?. Un minuto después me pidieron que abandonara el local. Ya mi texto había logrado salir a ese ancho espacio, donde nadie me exige mostrar el pasaporte.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
4 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Banqueiros

Que fazer com estes banqueiros? Conta-se que nos primórdios da banca, aí pelos séculos XVI e XVII, os banqueiros, pelo menos na Europa central, eram no geral calvinistas, gente com um código moral exigente que, durante um tempo, teve o louvável escrúpulo de aplicar à sua profissão. Tempo que terá sido breve, haja vista o infinito poder corruptor do dinheiro. Enfim, a banca mudou muito e sempre para pior. Agora, em plena crise económica e do sistema financeiro mundial, começamos a ter a incómoda sensação de que quem se irá safar melhor da tormenta serão precisamente os senhores banqueiros. Em toda a parte, os governos, seguindo a lógica do absurdo, correram a salvar a banca de apertos de que ela tinha sido, em grande parte, responsável. Milhões de milhões têm saído dos cofres dos Estados (ou do bolso dos contribuintes) para pôr a flutuar centenas de grandes bancos, de modo a retomarem uma das suas principais funções, a creditícia. Parece que há sinais graves de que os banqueiros acenaram com as orelhas, considerando abusivamente que aquele dinheiro, por estar na sua posse, lhes pertence, e, como se isto não fosse já bastante, reagem com frieza à pressão dos governos para que ele seja posto rapidamente em circulação, única maneira de salvar da falência milhares de empresas e do desemprego milhões de trabalhadores. Está claro que os banqueiros não são gente de confiança, a prova é a facilidade com que mordem a mão de quem lhes dá de comer.       



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
4 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Todo o nada

 

Las grúas que se levantaban sobre el páramo español como signo de la rapacidad urbanística permanecen inmóviles en el horizonte mientras el rocío oxida sus pernos y poleas.

Sería prematura una confesión cuya franqueza corroyera nuestros simulacros pero los parados deambulando por la ciudad con las manos en los bolsillos y la ira contenida en su mirada ofendida anuncian el fiasco de nuestras ilusiones.

No sabremos aprovechar la crisis económica para sustituir el viejo modelo de desarrollo depredador y después de esperar con espasmos de impaciencia un nuevo ciclo de expansión, volveremos a las andadas.

La fiesta del consumo hará sonar de nuevo sus cornetas de alocada fogosidad y todos celebraremos haber ganado un poco más de tiempo: la ecuación prosperidad-despilfarro-miseria es la única fórmula de economía social que el mundo ha sabido construir. Eso o nada.

 



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
3 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Un taxi en Cuba

Taxi en Cuba. Fuente: Letras Libres He recibido en mi email varios correos acerca de las largas, y absolutamente previsibles, reacciones de los escritores cubanos en Cuba (como diría Vallejo "perdonen la tristeza") a raíz de la participación de un grupo de avanzada (Halfon, Enrigue y yo) en La Habana, financiado por el Hay Festival y teniendo como anfitriones a Senel Paz y Wendy Guerra (y con el marco fotográfico de Mordzinski). Como dije, todo muy previsible. Pronto daré mi propia versión sobre el tema. Por lo pronto, les dejo con este extraordinario artículo que publicó en enero el autor de Livadia, José Manuel Prieto, en el último número de Letras Libres (dedicado a Cuba, por cierto) que tiene un artículo también del gran Antonio José Ponte y Ernesto Hernández Busto (un trío bastante peliagudo si se han enterado algo leyendo La fiesta vigilada). Les dejo la parte titulada "¿Quién soy yo y por qué voy viajando en ese taxi?" ¿Quién soy yo y por qué voy viajando en ese taxi? Soy, podría decirlo de esta forma y levantar más de una ceja, el más genuino fruto de la Revolución cubana, su más genuino hijo, alguien que de no haberse dado esta, el acontecimiento que explico o intento explicar en este libro, jamás habría venido al mundo (mis padres consideraron posible tener otros dos niños, mi hermana y yo, en la holgura de los primeros años en que todo debe haberles parecido fácil).Un niño modelo que creció en una guerra privada y no menos dolorosa que la que atravesaba el país, resistiéndome a Czerny, a las escalas cromáticas y los estudios para cuatro manos de Béla Bartók, las largas sesiones de piano que debí aprender porque mi madre había querido estudiarlo. Un niño revolucionario enfrascado y poniendo en práctica el sueño pequeñoburgués de una infancia con piano y lecciones de esgrima. Fui luego, cuando crecí y quedó claro que jamás sería concertista, a la mejor escuela del país, a la Eton cubana (para que se me entienda en Inglaterra). Una institución con el simpático y muy evocador nombre de Vladimir Ilich Lenin, líder de la Revolución Mundial. Donde, en el ambiente de seriedad y excelencia académica ?absolutamente cierto, dicho esto sin ironía?, me decidí en el último año de estudios a convertirme en ingeniero en computación, para lo que debí, de la manera más inverosímil y en un viaje que terminó por cambiar totalmente mi vida, yéndome a Rusia. Un largo viaje en barco que, cada vez que pienso en él y lo rememoro, se me antoja más fantástico e imposible: veintiún días del Caribe al Mar Negro, una larga semana en tren luego, a lo más profundo del territorio soviético, una ciudad en su lejana retaguardia, a dos mil (¡) kilómetros de la ya muy lejana Moscú.Mi asombro ante la coloración muy roja de las hojas la tarde que llegué a esa ciudad a fines del verano y donde viviría cinco inviernos (cinco duros inviernos) y donde, de manera insospechable para un hijo del Trópico, aprendí a calcular con facilidad a cuántos grados bajo cero por la escarcha en la ventana. Quise irme el primer año, pensé muchas veces en hacerlo y no me arrepiento de haberme quedado, terminado mis estudios y dejado entrar en mí la vida de todo un país del que el mío era meramente un aliado político, un frío (nunca mejor dicho) aliado político, un país que llegué a amar profundamente, cuya literatura llegué a conocer tan bien y a querer tan bien como la literatura de mi propio país.Menciono esto, o debería explicarle al taxista porque viene a cuento: la vida improbable, el mundo absolutamente nuevo (y exótico) en el que la Revolución cubana colocó a todo el país (y a mí con él). Gústenos o no.Un fruto imposible de la Revolución cubana, lo improbable de un destino del que no sólo no reniego sino que considero una gran suerte: aquella remota ciudad, los duros inviernos, la más profunda y radical experiencia.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
3 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Volver a la novela social

Me han llegado las ediciones críticas que Castalia hace de Los Bravos de Jesús Fernández Santos. Una excelente colección de clásicos y en este caso contemporáneo. Hace más de veinte años murió este escritor que leímos de adolescentes y que ahora nos hace regresar a aquellas lecturas. Hay que elegir muy bien las relecturas, ¡queda tanto por leer!, es decir tan bien como las lecturas. Ante tantas novedades, muchas veces muy seductoras, volver a una lectura del pasado es cómo volver a una región conocida aunque bastante olvidada.

Debía tener catorce o quince años cuando leí Los Bravos, nunca olvidé el clima de la novela aunque el argumento se me fuera borrando con el tiempo. Pero aquél ambiente cerrado, desconfiado, sometido de los habitantes de un pueblo perdido en años de posguerra. Un pueblo de montaña al que llegan dos forasteros que todo lo trastocan, el médico y un viajante que no era lo que parecía. Algo de aquél realismo, de aquél ambiente de vida cerrada, de vida difícil, de mundo aislado se quedó en mi memoria lectora. Han pasado cuarenta años, han pasado muchos libros, muchos olvidos, pero vuelvo a éste libro del realismo en español. Un mundo que tuvo otros escritores a los que seguimos, alguno vivo y tan diferente en sus temas y su estilo, como Sánchez Ferlosio. Otros nunca olvidados como Juan Benet. Y dos tan vivos y necesarios como Juan Marsé o Juan Goytisolo. Hay muchos más nombres, Aldecoa, Ferres, García Hortelano, Caballero Bonald, Luis Goytisolo, Sueiro, Matute, Martín Gaite y otros cuantos narradores que nos contaron el pasado desde la escritura de los niños de la guerra. De aquellos que conocieron la barbarie de una época y lo peor de lo que vino después. Eso por hablar sólo de los narradores, aunque Caballero Bonald haya mantenido su doble vida, triple, de poeta y memorialista. Fueron las lecturas de nuestra juventud. Una lectura que nos llevó a los americanos, Faulkner, Hemingway, Capote, Dos Passos.

Escritores españoles que también nos llevaron a los italianos, a los franceses a otros que nos llegaron sin haber leído el Ulises y sin haber leído a Kafka. Después de ellos, de Joyce y Kafka, todo fue diferente. El realismo fue relegado. Volvimos a él por el realismo sucio, por la novela negra. Hasta que regresamos a Faulkner, a él nunca se le deja.

Hoy, volviendo a Los Bravos, he vuelto a las primeras lecturas "serias". Hoy creo que no hay que ser tan serio. Ni tan frívolo. 



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
3 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Becaria humillada

Muy bonita la broma que ha circulado por Internet en que el Gran Wyoming le echa una bronca a una becaria por interrumpir un momento del ensayo de su programa, que emite la Sexta. Por lo visto se han conseguido varios objetivos: el vídeo ha tenido un gran éxito en YouTube, el programa anoche alcanzó más audiencia de la acostumbrada ante la curiosidad de cómo el Gran Wyoming saldría del embrollo. Y tercera, y al parecer más importante, poner en evidencia a Intereconomía con quien anda a la greña.

            Se me ocurre un cuarto objetivo que también podría haber servido como justificación, denunciar el abuso de poder que corroe a la jerarquía y organización de nuestra sociedad y que va de los más alto a lo más bajo porque siempre puede existir uno más débil a quien machacar, sólo hay que tener ganas. Que levante la mano quien alguna vez no se haya sentido como una "becaria humillada".

            Un dato a tener en cuenta es que para contar esta delicada historia se haya elegido a una becaria y no a un becario (también los hay). Desde el luego, el efecto no habría sido el mismo y no habría conmovido tanto los corazones, quizá porque el becario es menos susceptible de ser vejado, ¿por qué será?, me pregunto.

            Por otro lado, y sin pretender restar mérito al vídeo, cualquiera que haya asistido a una bronca en condiciones, ésta le tiene que parecer descafeinada y blanda, porque cuando la crueldad humana se desata le pasa como al llanto de Federer, que es incontenible. Aunque lo cierto es que las broncas tipo la simulada por el Gran Wyoming, llena de gritos, hostias y cojones, es la versión más primitiva del abuso de poder. El más común no se puede grabar en vídeo, es más sibilino, consiste en cerrarle el paso a alguien en su carrera, en orillarle, en intentar hacerle desaparecer.

            La pregunta es ¿qué puede hacer una becaria ante las maniobras o broncas de un o una déspota?. Pues lo más sencillo es mandarle a la mierda. Porque cuando una puerta se cierra, otra se abre.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
3 de febrero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Cumbres de desconfianza

Davos, como París, no termina nunca. Un día contaré mis visitas al Museo Ernst Ludwig Kirchner, el expresionista alemán cuya última etapa pictórica (de menor calidad, todo hay que decirlo) se identifica con la estación suiza. Otro quizás podría regresar a ‘La Montaña Mágica', a los debates entre Naphta y Settembrini por la Promenade entre el Belvedere y el Casino, la calle ahora abarrotada donde hace exactamente cien años, entre 1908 y 1914, transcurre la acción de esta novela absolutamente fundamental para entender el siglo XX. Otro más, al debate filosófico más famoso de la época de entreguerras, el que sostuvieron el neokantiano Ernst Cassirer y el existencialista Martin Heidegger, en la primavera de 1929, hace 80 años, poco antes de la toma del poder por el nazismo. Hay un hilo secreto que conecta todos estos debates, incluyendo los actuales, en este remoto valle alpino donde el aire es purísimo y se puede conseguir, cuando no quedan turistas ni congresistas, una especial sensación de desconexión del mundo real. Quizás algún día me ocuparé de todo ello.

De momento, quiero tirar de otro hilo que también hace inacabable la historia de Davos: sus debates, los documentos que se elaboran y presentan, y el conjunto de las actividades que rodean al Foro Económico Mundial darían para mantener un blog permanentemente abierto. No lo haré, por supuesto, porque ni me corresponde ni voy a dedicar en exclusiva mi actividad a una institución ajena. Pero sí sacaré todavía algún partido más de algunos papeles y datos de este Davos 2009 tan polémico y sombrío, pero a la vez creativo y sugerente. En concreto de la presentación de un barómetro sobre la confianza en las empresas y los gobiernos presentado bajo los auspicios del Financial Times por la agencia de relaciones públicas Edelman. Veamos.

Edelman viene realizando este barómetro desde hace diez años y lo hace a partir de una encuesta en la que se entrevista durante media hora a casi 4.500 personas con estudios universitarios, rentas altas y consumidores de medios de los países más significativos. Del texto de presentación del estudio se desprende una fuerte caída de confianza en las empresas, los medios y los gobiernos. Esta caída es más fuerte todavía en Estados Unidos, donde la confianza en los negocios ha bajado en un año del 58 por ciento al 38, empezando por la banca (baja del 69 al 36 por ciento) y el automóvil (del 60 al 33 por ciento). En los tres principales países europeos industrializados (Alemania, Reino Unido y Francia), la confianza en los negocios se mantiene para el 36 por ciento de los encuestados, en contraste con China (donde ha subido del 54 al 71 por ciento) o en Brasil (del 61 al 69 por ciento).

Pero ahora viene el capítulo que merece mayor atención para mi gusto. Muchas veces los periodistas nos hacemos eco de la necesidad proclamada por unos y otros de recuperar la confianza para salir de la crisis, pero no nos damos cuenta de dos cosas: que los medios también atraviesan una crisis, en algunos casos tan profunda que algunos la consideran mortal; y que esta crisis también es una crisis de confianza. La caída de la confianza en los semanarios económicos es del 57 al 44 por ciento y en los informes y análisis de bolsa del 56 al 47 por ciento. La confianza en la cobertura de noticias por televisión ha caído del 49 al 36 por ciento y en los periódicos, atención, del 47 al 34 por ciento. Fíjense que sólo la industria del automóvil suscita menos confianza que los diarios.

Pero no nos angustiemos: siempre hay alguien peor. En Estados Unidos sólo un 17 por ciento confía en la información que tiene como fuente al propio CEO de la compañía, mientras que, por el contrario, si se trata de un académico o un experto quien proporciona información al público, entonces hasta un 59 por ciento manifiestan que confían en ella. Recuperar la confianza ha sido la vasta tarea que se han impuesto unos y otros en Davos. Los periodistas deberíamos añadirnos también a esta manifestación de piadosos deseos. Pero a la vez deberíamos empezar por indagar y saber primero el por qué nos sucede esto y luego ver cómo se hace y hacerlo. Se admiten sugerencias.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
3 de febrero de 2009
Blogs de autor

José Luis Ortega Mata

El 24 de marzo de 2001 se dirigía a recoger a un colega al aeropuerto, cuando lo secuestraron. Doce horas después la policía lo encontró a bordo de su automóvil con cuatro balas en la cabeza. Era director del Diario Ojinaga de Matamoros, Tamaulipas, donde publicaba reportajes de denuncia sobre los nexos de la política y el narcotráfico. En el momento de su asesinato había anunciado la publicación de una investigación sobre financiación de campañas políticas por importantes capos del tráfico de drogas. La policía encarceló el 29 de abril a Jesús Manuel Herrera Olivas como autor del crimen, pero lo liberó el 19 de julio por "falta de pruebas", ya que se descubrió que el principal testigo del detenido, Arturo Molina Aguirre estaba en la cárcel el día del asesinato. El crimen nunca fue resuelto.

Leer más
profile avatar
3 de febrero de 2009
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.