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Las personas del verbo

Nosotros y vosotros. El conflicto salta cuando la frontera de la identidad se convierte en la determinante de las relaciones sociales. En el municipio de Salt, en la periferia de Girona, se ha podido ver estos días. ?A mí me robasteis vosotros?, le dice un autóctono a un joven magrebí. ?Erais tres de los tuyos?, remacha. La frontera está trazada. De un lado: nosotros, víctimas de vuestros robos. Del otro: nosotros, víctimas de vuestro racismo. Y sin embargo, unos y otros son víctimas, pero no exactamente de sus mutuas pulsiones excluyentes.

Este suburbio es una olla a presión, a punto de estallar. La crisis económica y el desempleo golpean siempre a los más débiles. Digan lo que digan unos y otros, ellos son los primeros en pagar por la crisis. Y los más débiles son los inmigrantes y sus vecinos humildes, las familias autóctonas obligadas a compartir la franja de viviendas más baratas, los que todavía no han podido subir en la escala social buscando un piso en una zona más acomodada. La búsqueda de un puesto de trabajo o a veces de una minúscula ayuda pública puede suscitar la competencia entre ellos y, como resultado, la reacción racista. Pero también la gestión de la vida de cada día en la comunidad de vecinos. O el incremento de la delincuencia, directamente vinculada al nivel socioeconómico y al paro. Hay problemas de orden público, es evidente. Y también de vivienda, educación, servicios sociales, que han permitido la concentración de la inmigración en determinados barrios, impiden la rápida integración y amenazan con la aparición de guetos comunitarios, aislados y ajenos a las leyes y a la cultura de la sociedad de llegada. Los europeos conocemos de sobra todo esto. Lo extraño es que conociéndolo tan bien y desde hace tantos años no seamos capaces de prever estos estallidos y permitamos lo contrario, que estos conflictos alimenten a una derecha extrema y excluyente. En Francia las ideas racistas y xenófobas de Le Pen llevan avanzado en los barrios humildes desde hace un cuarto de siglo: han devorado al electorado comunista y condicionado la agenda política, hasta obligar al presidente de la República a la ceremonia de la confusión que significa el debate sobre la identidad francesa. En Italia las ideas xenófobas son indisociables del Gobierno de Berlusconi y se han traducido en una panoplia de leyes discriminatorias y culpabilizadoras, que han convertido a los inmigrantes sin papeles en delincuentes. También en la legislación europea ha producido estragos este mal, como demuestra la directiva del retorno, que permite la detención en centros de internamiento de los inmigrantes sin documentación hasta 18 meses sin que sea obligado el control judicial. Hay quien cree que el futuro de España y de Cataluña se juega en el Tribunal Constitucional o en las consultas sobre la independencia. La política y el periodismo suministran abundantes señuelos para que los ciudadanos se angustien por falsos problemas. El futuro de nuestras sociedades se juega en la integración de los inmigrantes. Han llegado para quedarse, ya son imprescindibles para nuestro desarrollo económico y nuestro estado de bienestar, y constituyen el aspecto más próximo y más humano de la nueva realidad de un mundo globalizado. Quien quiera soñar en que las cosas no sean así puede hacerlo, pero seguirá siendo un sueño. Salt no es un síntoma ni un laboratorio. Es el espejo donde debemos mirarnos para observar hacia dónde vamos. En este azogue ahora convulso podemos ver sólo un problema de orden público. Los municipios piden más policía, la policía más contundencia a los jueces, y los jueces se encogen de hombros y aseguran que el castigo a los multireincidentes no es cosa suya sino del Ministerio de Justicia o del gobierno autonómico, que no han creado los registros de quienes cometen faltas en serie para dejarles en la cárcel en aplicación del Código Penal vigente. Nótese que municipio y policía, las autoridades de proximidad, son los que cargan con el peso de la dificultad, mientras que el poder judicial se lava las manos y transfiere la responsabilidad hacia arriba. En realidad estamos, como siempre, ante un problema político: integrar a los inmigrantes es construir un nosotros incluyente que no deje a nadie fuera. Esto es la polis, la democracia, a la que deben someterse todos, jueces incluidos. Lo extraño es que estos temas no lleguen apenas a los parlamentos, ocupados en otras tareas.

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1 de marzo de 2010
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Juan y otros egos

 

Como un barco cansado. Majestuoso y terriblemente humano. Vanidoso y cercano. Comedor de arepas, bebedor de vinos, de cervezas, de whiskys. Todo un símbolo que se escucha en lo que los otros dicen. Un poeta escuchándose a sí mismo, con su memoria viva, nostálgico de la tinta verde y sentado en el lugar dónde una vez lo hizo Alexander von Humboldt. Neruda pisaba por segunda vez  la España franquista, que ya no era la España de su corazón, la primera vez fue en Barcelona para un paseo en compañía del pintor Pepe Caballero y de García Márquez. Ahora pisaba tierra Canaria para comer arepas y para hablar y beber entre amigos. Le esperaban Pérez Minik, Westerdahl, García Cabrera. Le había convencido un joven periodista de perilla y bloc, un simpático e insistente amante de sus versos, de su historia, llamado Juan Cruz.

Juan acaba de publicar un libro único. Nadie como él podría haber contado tantas cosas con tantas personas que nos importan, que hemos admirado, incluso con algunas que hace tiempo dejamos de admirar. Un libro admirable. El mejor "cotilleo cultural" para inmensas minorías, sin tener que levantar ninguna falda que se resista, ni bajar bragueta que no se deje. No creo que hay un periodista que haya visto tanto y, desde luego, ninguno que viva su oficio con tal intensidad desde hace tanto tiempo y sin bajar la curiosidad así que hayan pasado cuarenta años.

Tengo la suerte de ser amigo de Juan Cruz, y de seguir al escritor y al periodista desde que algunos estaban enamorados de la moda juvenil y nosotros no nos habíamos afeitado nuestras jóvenes barbas. Algunas escenas de sus "egos revueltos" las he vivido, otras las he conocido y muchas se me aparecen por primera vez. Por unas u otras razones me parece un libro sin desperdicio.

 Difícil elegir algunas historias en tantas vidas cruzadas. Recomiendo abrirlo por dónde queramos, no hay página en la que no encontremos algo o alguien que nos gusta. O que nos disgusta. Toda clase de egos van desfilando, incluidos los propios egos del autor, que también desayuna los suyos. Uno de los encuentros que prefiero lo tuvo con Francis Bacon. Ese enorme artista, tan complejo, tan impenetrable, tan difícil. Un encuentro que estuvo a punto de frustrarse en la galería Marlborough de Londres. La entrevista fue posible porque dos asmáticos sacaron su Ventolín como dos vaqueros sacan sus pistolas. Una afinidad que hizo hablar al genio silencioso de Bacon. Eso y el amor que el pintor estaba viviendo con un joven madrileño. Muy Bacon eso de sentarse en el único lugar incómodo de la muy agradable galería londinense.

Muchas noches nos encontraríamos con Bacon en Madrid, en esos tiempos en que "El Cock" era nuestro lugar de muchas noches. Un artista cercano y lejano que murió en Madrid. Juan también nos recuerda al pintor muerto en un hospital de Madrid y con un letrero pendiendo de su dedo gordo, desnudo y una identificación: Bacon.

Otro gran momento es el perfil de don Juan de Borbón descubierto en un cine porno de Piccadilly. Esa parte tan humana de éstos Borbones, quizá la misma afición de casi todos los Borbones. Una anécdota que estuvo a punto de robarle el gran contador de anécdotas, el mejor retratista de nuestros escritores, Manuel Vicent. Se recuerdan algunas historias con Vicent como gran ficcionador de la vida cotidiana. Con el mismo Vicent que sigue reuniéndose para escuchar, para intentar hablar, para hacerse un hueco de algún ego entre tantos egos revueltos. Y viajando con Vicent nos regala el mejor de los consejos para viajar. Llevar lo mínimo. Llevar simplemente "el equipaje de un hombre", dos o tres libros de bolsillo y pocas cosas más en una maleta zen. Una lección.

Gran libro de Juan Cruz que además de periodista, algunas veces ha sido un cómplice dispuesto para conseguir cosas tan peculiares como un dentista para John Berger, un oculista para Paul Bowles o unos fisioterapeutas para Vargas Llosa y Rafael Azcona. Juan Cruz dispuesto a ser compañía en una habitación hasta que Cela empezara a roncar. Único periodista del que tengamos que incluir en su currículo que ha sido acompañante hasta mientras orinaran a tres escritores, tres. Cela es otra vez protagonista de una peculiar relación. Al que hay que añadir la petición sorprendente de María Zambrano, Juan se quedó discretamente fuera del baño. Y la ya muy conocida relación a pie de mingitorio con Borges. Al menos se salvó de la petición de Alberti, todo un campeón en meadas.

Un libro de memorias de un memorioso mayor de nuestro republicano reino de las letras. Ya estoy esperando esa continuación anunciada: "Los platos chinos". Pero esa es otra historia.

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28 de febrero de 2010
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Un idioma peregrino

 

Pedro Guerrero (El Mercurio, Santiago de Chile). -¿Qué expectativas tienes de este congreso de la lengua que coincide con los bicentenarios?

Julio Ortega. Irónicamente, cada Congreso de la Lengua ha coincidido con una crisis espectacular. El primero, en Mexico, fue suspendido por la revuelta Zapatista; el de Valladolid, fue diezmado por el ataque a las Torres Gemelas. Este coincide con un nuevo gobierno chileno… O sea que el español demuestra su gran capacidad de adaptación. Es casi un idioma sobreviviente, al que no me extrañaría que Nicanor Parra haya salvado con su poesía de primeros auxilios linguísticos. Las coincidencias con otras celebraciones son también propias de nuestra lengua: celebramos victorias y derrotas con el mismo entusiasmo. Tal vez porque las victorias a veces cuestan más. En todo caso, Chile es más bien parco en celebrar a nadie.
 Neruda agotó el repertorio. En cambio, José Donoso vivió sin que le devolvieran el saludo.


-¿Cómo ves la relación entre independencia nacional e independencia lingüística? ¿Fue un proceso paralelo o anticipador de las luchas de emancipación?



En verdad, el español es la lengua más cómoda para nacer. Imagínate, nacer en el alemán o en el inglés, o peor aun en el francés. Estamos libres de los rigores de la verdad encarnizada del uno, de la primera persona como propiedad privada del otro, y de la lógica del mundo en la sintaxis, del tercero. Estamos hechos de esta materia aleatoria, dúctil, fluida. Es cierto que en América Latina, inversamente a su rotundidad castellana, su intimidad es excesiva, demasiado familiar,  casi incestuosa. Te preguntan por la hora como si te preguntaran por tu vida. Y todo ello lleno de diminutivos, seguramente como un pacto contra la violencia. Pero esta es la única lengua que todos hablamos con acento, y eso es bueno. En todo caso, fuimos primero independientes en el lenguaje y, en consecuencia, políticamente. Es probable que hoy dia seamos menos independientes, como lo demuestra el hecho de que no sabemos acordar de qué deberíamos liberarnos. El lenguaje se nos ha llenado de banalidad y resignación. Si para algo puede servir el bicentanario es para recuperar la promesa de ser más libres en esta lengua.



-¿Después de conseguida esta emancipación, las lenguas "nacionales" llegaron a constituir un obstáculo para la integración y la unidad en vez de facilitarla?    



José María Arguedas, por ejemplo, definió al Perú como el país donde un hombre no puede hablar libremente con otro. Porque la modernidad aumentó la desigualdad, haciendo vertical la comunicación, que deberia ser horizontal. Pero no hay una sola lengua sino la diversidad de su mezcla. Hoy en el mundo andino tenemos varios estados de un español que yo llamo peregrino, porque migra con los migrantes, en mezcla con las lenguas nativas, desbordado y formidable, capaz de decir más. En Chile, por cierto, los migrantes peruanos, sobre todo las mujeres, son otra fase de esa lengua peregrina. Una estudiante mia que investigó el tema descubrió que el periodismo chileno había forjado, con su español estereotipado, la imagen derogativa que de ellas prevalece.



-¿Cuál es el rol que cumplen, según tu ponencia, los diccionarios de regionalismos?



Son unas tumbas magníficas. Por ejemplo, en las crónicas barrocas del siglo XVIII yo encontré unos cien nombres de pájaros nativos del Orinoco, que ese español asombrado había consignado. En una charla en Venezuela, los leí a mis colegas y nadie reconoció un solo nombre. Esos pájaros desaparecieron del lenguaje y, por lo tanto, del paisaje. Probablemente duermen en los diccionarios. Una vez en la Biblioteca Británica  encontré un manuscrito titulado "Vocabulario de una lengua americana desconocida." Me pareció una metáfora digna de esta América. Pero estos congresos son mapas de lo que nos falta: comunicarnos mejor para constituirnos como sujetos plenos, más libres en el lenguaje gracias a la inteligencia de la conversación. En Chile, hay que decirlo, el lenguaje sigue siendo ligeramente claustrofóbico. Cuando escucho Primera Región, Segunda Región, Tercera Región...no puedo evitar cierta asfixia, no de la geografía, sino del habla. Me permito sugerir nombres de pájaros Mapuches para que echen a volar como en un poema de Huidobro, plenos de espacio.
 

 

PD.  El canal hispano de Providence ha transmitido a lo largo del dia (hoy 27 de febrero) imágenes y noticias del violentísimo terremoto de Concepción. No me extraña que el Congreso de la Lengua, con motivo del cual Pedro Guerrero me hizo la entrevista que aquí recupero, se haya tenido que suspender: ante la tragedia uno pierde el habla, incluso en español.  Decía Enrique Lihn, con su truculencia irónica, que los temblores chilenos los firman los poetas.  Uno nerudiano, por ejemplo, era un terremoto casi peruano.  Y es que la poesia chilena saca de  paseo a la geografía, seguía, inspirado: Neruda hizo caminar a los Andes; Gabriela Mistral solía hacer llover;  Gonzalo Rojas (si recuerdo bien) descubría fuentes minerales… Y Zurita reorganizó la topografía. En Chile (que alguien ha llamado un taller literario) hasta los temblores buscan su lugar en el poema.

 

 

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27 de febrero de 2010
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Ganas de gritar

La vida nunca vuelve a la normalidad. No retorna a ese momento antes de la tragedia que ahora ?ilusoriamente- evocamos como un período de calma. Abro la agenda, intento reanudar mi vida, el blog, los mensajes en Twitter? pero nada me sale. Estos últimos días han sido demasiado intensos. Sólo tengo cabeza para repasar el rostro en penumbras de Reina Tamayo frente al necrocomio, donde preparó y vistió a su hijo para el viaje más largo. Después, se me apilan las imágenes del miércoles: detenciones, golpes, violencia, un calabozo con peste a orine que colindaba con otro donde Eugenio Leal y  Ricardo Santiago exigían sus derechos. El resto del tiempo ha sido caminar como un maniquí, mirar sin ver, teclear con furia. Así no hay quien escriba una línea coherente y moderada. Tengo tantas ganas de gritar, pero me quedé ronca el 24 de febrero

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27 de febrero de 2010
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Demasiadas virgenes

 

Sobran vírgenes. Y sobran santos, milagros, éxtasis, santas familias, papas y hasta sobran frailes. Una pena. Un pintor que podría haber sido nuestro Caravaggio, que podía haber sido uno de los grandes holandeses y que se sabe muy bien por dónde habían ido Velásquez, Ribera o Zurbarán. Un pintor esencial del siglo XVII y, una ves más, un español disminuido, acotado, constreñido por la religión. Por aquello que se llamó "Contrarreforma" y que es la marca española de nuestros siglos más ricos en literatura, en pintura, en dominios y en derroches. Hablo de Bartolomé Esteban Murillo, ese pintor sevillano, un genio que estuvo demasiado acotado por sus "obligaciones" de pintor "oficial" del integrismo católico imperante en su época. Todas las iglesias, conventos y órdenes religiosas con poder y dinero querían un Murillo en sus demostraciones de poderío. Era el pintor de moda para los más reaccionarios de los poderosos poderes eclesiásticos. Un enorme pintor que hasta avanzado Mayo se puede ver en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Una exposición sobre el "joven Murillo" dónde hay, más allá de los cuadros religiosos, unas cuántas joyas "civiles". Un gran pintor de los pícaros, los pobres, las prostitutas, las viejas orgullosas, los golfos adolescentes, los chicos de la calle. Un pintor que podría habernos dejado uno de los mejores legados sobre las miserias de la vida cotidiana en la que era la cuarta ciudad más importante del mundo. Sevilla en el siglo de Murillo, con más 130.000 habitantes, era la gran metrópolis después de París, Nápoles y Londres. La fascinante ciudad barroca, la que conoció el paso del oro y la lepra, los esclavos y los poderosos, el mejor arte para unos pocos y la calle para los supervivientes. Ciudad de todos los peligros, todas las diversiones y todas las fugas posibles. Ciudad para llegar de otro mundo o para viajar al otro mundo. Sevilla barroca, cristiana a la fuerza, expulsadora de los "otros", amparadora de los encubiertos. Ciudad que vio crecer a los mejores pintores de su tiempo. Ciudad de Murillo. Aquél gran pintor de la calle que se perdió en hermosas pinturas con demasiadas vírgenes. Ya no hay vírgenes como las de entonces. Tampoco hay pintores como aquellos. Ahora son fotógrafos. Ahora son video artistas sin aquella contrarreforma pero al son de las mentiras del mercado. Y de otras mentiras. Brindo por el Murillo que pudo ser y no fue. Si pueden, no se lo pierdan.

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26 de febrero de 2010
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Revista de Letras, premiación

Edgard recogiendo el premio en Barcelona. Fuente: revista de letras No solo me emociona que votantes de mnuchos países hayan marcado click para votar por mi blog. No me emociona solamente el haber ganado el premio de Revista de Letras, ni las felicitaciones de estos días, ni el compartir el premio con bloggers que admiro como Vicente Luis Mora, ni el e-reader que ya quiero tener en mis manos (y olvidarlo en un taxi, probablemente, como mis libros, mis llaves y mi iphone). Lo que más me emociona es haber compartido este momento con mi hermano Edgard, quien fue a recibir el premio por mí, saliendo de su encierro en una playa a una hora de Barcelona. Te quiero mucho, hermano. Gracias por estar ahí (Y no te bajes puros comics, pues, no seas sapo... ¿y no había otro color de e-reader?). Les dejo aquí una página con fotos de la ceremonia y un video realizado por Canal-L.Además, una carta de Josep. A. Muñoz, director de Revista de Letras:Queridas, queridos,Febrero fue frío, pero en Revista de Letras nos mantuvimos calientes.Como os comentaba en la carta anterior, hemos dedicado unos días del mes de febrero a la novela negra, aprovechando la visita a Barcelona de algunos autores del género. Por nuestra portada fueron desfilando los más interesantes y podemos presumir de haber cubierto la cuota, entrevistando tanto a algunos extranjeros como a los nacionales, grandes olvidados por el resto de medios, más preocupados por ir detrás de las suecas (¿volvió el landismo y no me dí cuenta?) que a por los escritores que escriben en nuestra lengua. Satisfechos quedamos.También disfrutamos de lo lindo sudando la gota gorda con los Premios Revista de Letras. El 20 de febrero, en el acto celebrado en la librería Bertrand, pudimos conocer a algunos de los bloggers nominados. Para los que hacemos la revista, fue un acontecimiento: nuestro primer acto público, que se saldó con una puntación más que decente. Desde luego, y a pesar de las soplapolleces que llegué a decir (lo siento, de Buenafuente nada, mi escuela es Escenas de matrimonio) no hubo altercados ni sonaron las alarmas. Estuvimos bien arropados por Arantxa Mellado, Antonio Quirós y Enric Sierra. Si aún no sabéis quienes son estos fieras, buscad en "google".Desde aquí, una vez más, quiero agradecer a toda la gente que nos acompañó, a los participantes, finalistas y ganadores, a los que "vinieron en nombre de...", amigos, compañeros, colaboradores y personas y/o empresas que nos apoyaron. Creedme, sin vosotros nada de esto hubiera sido posible. Un abrazo a todos.El golpe de efecto de la velada (también conocido desde hace unos días como "efecto Almodóvar"), lo dió el citado Enric Sierra, anunciando la próxima incorporación de RdL a la oferta cultural de LaVanguardia.es.Eso sí, que nadie se frote las manos ni se las lleve a la cabeza. Para mal de muchos, Revista de Letras seguirá siendo libre como el sol cuando amanece. Nos parece un sueño poder estar ahí, en un medio digital de referencia. Es una gran responsabilidad y haremos lo posible para mantenernos a la altura. No será el único acuerdo en el que nos veamos involucrados. En próximos días nos encantará anunciar otro, relacionado con contenidos audiovisuales. Hasta aquí puedo leer.Tras el "febrerillo loco", llega "marzo ventoso". Avanzo que modificaremos ligeramente nuestra home para hacerla más atractiva si cabe (escribo esto y entorno los ojos). Serán pequeños retoques, tranquilos. Y empezaremos a cargar pilas para lo que se avecina en abril: el inevitable "Día del Libro". Este año, pretendemos hacer algo especial para esa celebración. Buscamos cómplices. ¿Quién se ofrece?Cuidado con los bisoñés.Feliz mes de marzo.

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26 de febrero de 2010
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Rezar también ayuda (decálogos literarios)

Tips for writers. Ilustración: Illustration: Andrzej Krauze. Fuente: the guardian No creo en los decálogos literarios. Me parecen absurdos, falsos. Y como diría no sé quién, la décima regla debería decir siempre "No hagas caso a los 9 anteriores", del mismo modo como cuando uno sube a un avión lo primer que te dicen es qué hacer en caso de una catástrofe aérea. Sin embargo, es cierto que decálogos hay muchos y seguirán existiendo. Ezequiel Martínez, en su blog "En Minúscula", me ganó la primicia sobre esta nota en The Guardian titulada Ten rules for writing fiction. Invitaron a participar a autores como Elmore Leonard, Diana Athill, Margaret Atwood, Roddy Doyle, Helen Dunmore, Geoff Dyer, Anne Enright, Richard Ford, Jonathan Franzen, Esther Freud, Neil Gaiman, David Hare, PD James, AL Kennedy. Les dejo aquí las mejores de estas recomendaciones ("cotillón de respuestas" las llama), seleccionadas y traducidas por el querido Ezequiel:No trates de esperar un "lector ideal". Puede haber uno, pero el/ella está leyendo a otro. (Joyce Carol Oates)Reescribe y edita hasta lograr la frase / el párrafo / la página / el capítulo / la historia más feliz. (Annie Proulx)No te rindas. (Ian Rankin)Lo más cercano a una regla es un post-it pegado en la pared frente a mi escritorio que dice "Faire et se taire" (Flaubert), que yo misma traduje como "¡Cállate y sigue adelante con eso". (Helen Simpson)Trabaja en una computadora que no tenga conexión a internet. (Zadie Smith)Nada de sexo, drogas o alcohol mientras estés trabajando. (Colm Tóibín)También puedes hacerlo todo con un whisky. (Anne Enright)Rezar puede funcionar. (Margaret Atwood)Cásate con alguien que ames, que piense que es una buena idea que tú seas escritor. No tengas hijos. (Richard Ford)Escribe en tercera persona a menos que ofrezcas una primera persona cuya voz sea distintiva e irresistible en sí misma. (Jonathan Franzen)Lee mucho y con discriminación. La mala escritura es contagiosa. (PD James)Escribe. (Neil Gaiman)

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26 de febrero de 2010
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BB (Bruno en Barcelona: un diario) (II)

Estas son algunas de las cosas que Bruno F siguió sintiendo, experimentando y descubriendo a partir de la decisión de sus padres de viajar lejos de casa.

 

Barcelona, costumbres alimenticias. Los seres de este sitio tienen las costumbres alimenticias más raras. En la playa, un perro juguetón se devoró su pelota de los Backyardigans: la dejó reducida a flecos. Y durante un paseo por la ciudad, desapareció de su carro el adorado muñequito de Otolo. (O sea Mickey, que para Bruno es Otolo desde que vio un dibujo animado en que el ratón gritaba a los cuatro vientos una fórmula mágica que a sus oídos sonó así: "¡Otolo! ¡Otolo! ¡Otolo!") Desde entonces, Bruno piensa en Barcelona como La Ciudad Que Se Devoró A Otolo.

 

Barcelona, costumbres alimenticias (2). Aunque para ser sinceros, alguna de las cosas que aquí se comen le han deparado placeres que no creía posibles. Días atrás, en un restaurant frente al mar, probó una croqueta de jamón. Tan pronto el sabor tintineó en su lengua, alzó ambos brazos al unísono y empezó a hacer una danza peculiar en su silla. Desde entonces, cada vez que prueba algo igualmente sabroso, o más aun: cada vez que le pasa algo que lo pone feliz, Bruno alza los bracitos y danza de la misma, exultante manera. Desde entonces, la familia se refiere a esa costumbre suya como La Danza de la Croqueta.

 

Palabras nuevas. De las palabras que la gente le va diciendo por donde pasa (porque Bruno es bonito y alegre y simpático y llama la atención sin hacer esfuerzo alguno, a diferencia de Lady Gaga), la que más le gusta es la siguiente: pequeñajo.

 

Bruno Figueras hay tan sólo uno. Una mañana, el titular de un diario llamó su atención. "Figueras se defiende ante el juez de los minoritarios", decía. Al seguir leyendo, le sorprendió comprobar que no se referían a su padre ni a su abuelo, sino a él mismo. El presidente de Hábitat, Bruno Figueras, tuvo que defender ayer ante tres de los accionistas minoritarios de la inmobiliaria... A pesar de lo que la noticia parecía sugerir, la idea de que pudiese existir otro Bruno Figueras ni siquiera pasó por su mente. Todo lo que tenía claro era que nunca había sido presidente de nada; príncipe, con certeza (porque así le dicen ocasionalmente sus padres: mi príncipe), pero nada más. ¡Si ni siquiera sabía lo que significaba la palabra inmobiliaria! Este diario no sabe lo que dice, pensó. Y así fue que aprendió su primera gran lección sobre los medios.

 

El mar. Hasta ahora, toda su experiencia en materia de arena había tenido lugar en las plazas de Buenos Aires. Le alcanzó para entender que no le gustaba nada: tan pronto se le metía en las zapatillas o se pegoteaba en sus manos, Bruno empezaba a hacer gestos de asco y reclamaba auxilio. Pero con la arena de Barcelona es otro rollo, como dicen aquí. Hasta sabe rico, a juzgar por la fruición con que se la mete en la boca. Lo mejor de esta arena, sin embargo, es su proximidad al mar. ¿Y qué es el mar? Esa inmensidad hacia la que Bruno carga como tren cada vez que la tiene cerca, como si no hubiese acción más sensata en este mundo que la de zambullirse.

 

El mar (2). La primera vez que lo tuvo delante le pidió a su padre que lo cargase y se quedó viendo el Mediterráneo con seriedad ajena a sus años. Por fortuna no emitió ningún pronunciamiento filosófico. (A esta altura, su lenguaje oral tiene mucho en común con el de Tarzán. Un pensamiento simple como: "Me gustaría ver a las hijas de Juan Gabriel Vásquez" puede ser formulado así: "¡Vázquez! ¡Nenas! ¡Buscal!") Pero la concentración con se que aplicó a la tarea -guardó un silencio religioso, mientras abría los ojos de modo que se le llenasen de azul- le sugirió a su padre que Bruno no necesitaba que le enseñasen a ver. Muy por el contrario, sabía muy bien lo que estaba mirando -más que su padre, para empezar.

 

(Continuará.)

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26 de febrero de 2010
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IV. Madiba

Igual que Mugabe, Mandela sufrió larga cárcel en castigo por su lucha en contra del régimen racista, porque Sudáfrica y Rhodesia eran los dos modelos de supremacía blanca en el continente africano, hasta que tuvo que ser liberado tras una de las luchas populares más heroicas y trascendentes de que el siglo veinte tuvo memoria, y fue electo en 1994 el primer presidente negro de su país por un período de cinco años. Mandela se encarnó en la conciencia de su pueblo oprimido como un líder natural, el Madiba, más allá de los votos, y pudo hacerse quedado en la presidencia todo el tiempo que hubiera querido, hasta hoy mismo, cuando ha llegado a los 92 años de edad, y habría seguido siendo el líder indiscutido del Congreso Nacional Africano, su partido.

Sin embargo, al término de su período decidió no quedarse un día más, y dio paso a la escogencia de su sucesor, renunciando a la reelección y abandonando el poder en la plenitud de su poder, y de su prestigio mundial. Se apartó con humildad, y en su cuenta no hay abusos de poder, ni actos de corrupción, ni discursos huecos, ni bufonadas, sino la visión de un hombre que quiso construir un país democrático y unido, más allá de las fronteras raciales, buscando la reconciliación con la minoría blanca para tener una sola y gran nación. Un estadista verdadero, que basó su sentido del poder en la ética, y en la lealtad a sus principios, el mismo cuando estaba en la cárcel que cuando estaba en el palacio presidencial.

La historia no recordará a Mugabe sino como un tirano corrupto, de los que hay muchos, que frustró un proyecto de nación y falseó la palabra liberación y la palabra revolución en el más abyecto de los sentidos, por mucho que llene las plazas de estatuas suyas, y las calles de carteles con su rostro. Mientras tanto Mandela es un símbolo universal de lo que podríamos llamar la santidad en la política.

La más valiosa de los figuras mundiales del siglo veinte, una figura ética por sobre todas las cosas, más allá de las estatuas que se alzan en su homenaje, muy a pesar suyo.

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26 de febrero de 2010
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Las corbatas

Las corbatas forman un mundo masculino en el que la mujer nunca debiera inmiscuirse y en absoluto ejercer como sabias de lo que es mejor.

 Hay, desde luego, esposos que se dejan elegir las corbatas por ellas o incluso les ruegan que lo hagan pero estos tipos pertenecen a una especie casi acabada, ignorante de la importancia de la estética en la imagen de los hombres  y de la importancia que conlleva la corbata, expuesta como una banderola de lo que vendrá después.

 Se podría adivinar el gusto o el no gusto de cada caballero a partir de sus corbatas y en consecuencia ¿cómo no tenerlas en consideración?. La tendencia creciente a prescindir de ellas, incluso en fiestas u oficinas, anula un notable factor de identidad y de anticipación  de la propia persona que, gracias a una bonita corbata, desplegaba buenas impresiones en el contacto   social. Y especialmente en aquellos ámbitos -cada vez más amplios- en los que no es lo mismo lo feo que lo bello, lo elegante que lo común, lo exquisito que lo vulgar.

Muchos hombres todavía se ponen la corbata con esmero ante el espejo pero sin añadir a esta acción práctica el haber elegido la corbata con primor  Estas gentes que  ponen poca lo ninguna atención en las corbatas, las usan como obligados instrumentos y a su pesar, son, a menudo, quienes contemplando el lugar del armario donde las corbatas penden sólo reciben de ellas una confusa o nula evocación.

  Las corbatas sin embargo, en la vida de cualquier varón son hitos muy elocuentes de épocas, historias, amores y trabajos  pasados. En el dibujo, el color o el estampado o la  forma de la corbata puede revivirse el tiempo al que se refiere y de qué modo con ella al cuello entrábamos y salíamos de la oficina, íbamos de fiesta o establecíamos relaciones de amor o de dolor. Ninguna prenda textil es en el hombre es más elocuente puesto que ni los trajes, las americanas o los pantalones dicen demasiado de cada uno siendo como son los grandes almacenes y  comercios  en general (de  imaginación muy restringida) quienes en previsión de la abulia viriloide recortan el muestrario y las capacidades de disfrute en la elección.  Quizás tan sólo los zapatos -y los relojes, ahora- se escogen con  atención particular pero aparte de ellos el resto de la colección que forma el vestido masculino es la aburrida colección que decide la mayoría de los  fabricantes.

Cuando no, como se dice, la prenda particular ( desde los calzoncillos a las camisas y las corbtasa)  que escoge la propia esposa que al salir para otra cosa  recuerda que el marido necesita esto o aquello a la manera de uno de sus niños que aún no ha cumplido  la edad para elegir.

Es cierto que la atención del hombre a su aspecto ha crecido ya mucho y que, por ejemplo, el mercado de la cosmética tiene puestas sus mayores expectativas en los productos de toda la gama orientados a ellos pero,  aún así, la corbata continúa siendo un asunto sin redención o emancipación plena. Es, de hecho, muy corriente en encontrar a escritores, pintores y profesionales en general  cuya profesión se relaciona estrechamente con la estética llevar unas corbatas insufribles. Tan birrias en los mayores de cincuenta años que el asunto es de una gravedad tan espectacular como representativa de la ocultación del hombre como espectáculo.

Todo lo que en la mujer ha sido natural y elemental en el aspecto exhicionista, en el hombre -sin importar lo pública que sea su función- ha desdeñado construir su imagen, su presencia social como espectáculo. Las mismas  circunstancias de la presente sociedad del espectáculo han aliviado esta desidia arcana perto no necesariamente pera conducir a la elección de corbatas distinguidas,  bonitas o elegantes. Más aún:  puede decirse que tras la fiebre de la moda y el diseño en los años ochenta y parte de los noventa, las colecciones de los grandes modistos, desde Armani a Valentino de Ralph Lauren a Hugo Boss han acomodado sus novedades a la pobre  exigencia en la demanda y, movidos por el negocio a granel, han dejado medio paralizada la creatividad.

Como consecuencia, cada vez se ha ven ido haciendo más arduo en el siglo XXI la personalización estética mediante la personalidad de una corbata y muchos que incluso portan marcas muy caras han  vuelto a sumirse en el sombrío mundo de hace treinta años o más.

 El reloj de pulsera  ha ocupado, sin duda, el máximo punto de la personalización. El reloj, la joya por excelencia del hombre, ha ganado enorme  interés en  las compras masculinas con y sin encanto. Sólo con motivo de acontecimientos destacados la mujer regala  un reloj al hombre. Sigue ocurriendo así pero se halla en ascenso el orgullo masculino por mostrar su muñeca ceñida y  marcada con un objeto propio y, en parte, a la manera que actualmente se entiende el tatuaje.

 Antes los objetos (y las esposas) caían sobre la indumentaria del hombre. Ahora, el reloj y tanto más cuanto más joven es el caballero, refleja el capricho, la debilidad, la particular esencia masculino/femenina que ahora acompaña al aura del hombre.

Pero ¿la corbata? la corbata continúa blandiéndose entre la coerción social y la menesterosidad del gusto. No es extraño que tantas gentes del mundo masculino hayan celebrado el desuso  de la corbata como una gran liberación. No la liberación de un dogal molesto sino la exoneración de un ejercicio del gusto estético para el que no le formaron ni en la escuela ni en la universidad ni en el master.

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26 de febrero de 2010
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El Boomeran(g)
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