Vicente Verdú
A la manera de la corrupción política española (caso Gürtel) que durante meses ocupa una buena parte de periódicos, micrófonos o pantallas, otros países sufren regularmente una tabarra igual. La consecuencia, la paradoja, la ignominia consiste en que estos representantes políticos elegidos para mejorar a la comunidad no hacen sino empeorar las cosas y ofuscar el interés efectivo de la población.
Afortunadamente, los sondeos van indicando una creciente disposición ciudadana hacia la abstención porque votar estos ejemplares no sería sino celebrar sus estafas, su desvergüenza y su improductividad. No se trata de derechas o de izquierdas, en las encuestas recientes, el presidente del Gobierno español, Zapatero y socialista, aparece descalificado por un 61% de la población. ¿Respuesta del partido? Aún quedan dos años y pico para las elecciones y ya se verá después. Pero ya no hay nada que ver puesto que todo queda resuelto y revelado. Aún reduciendo el Gobierno su flagrante incompetencia en la segunda fase del mandato, no tendrían derecho alguno a ser eximidos de la incompetencia en la mitad anterior. Simplemente, si una gestión (¡de dos años!) se desaprueba por más del 60% del electorado lo consecuente es que desaparezca el gestor. No es preciso que dimita, basta con que la ley disponga su cese cuando se llega a este nivel de perjuicio general. No sólo no contribuyen estos tipos a mejorar las circunstancias sino que además actúan empeorándolas ¿en nombre de qué deberíamos por tanto soportar su perniciosa continuidad? En nombre de la democracia se dice. De una democracia caduca y anacrónica será, que no sólo no se aviene con los apremios propios de la situación actual sino que encima opera como el vivero de corrupciones en cadena.
Políticos de cualquier país e ideología son ya declarados culpables de prevaricación o abuso de poder con insólita frecuencia y, además, condenados a menudo por una justicia que hoy dicta una sentencia y mañana la contraria según las presiones que provengan del poder gubernamental. ¿Puede seguir de este modo un mes, un año, una legislatura más? ¿Se necesita algo más para la subversión?